Es apenas dos semanas después que mis cansados ojos y oídos
(y mi infectada faringe) me dan tregua para permitirme testificar sobre lo MÁS
GRANDE, que me fue dado presenciar el pasado 18 de octubre en Sevilla, a cuyo
Auditorio Rocío Jurado me desplacé hace casi dos semanas. Lo MÁS GRANDE? Id est:
un concierto de Wilco, señora. Mi aparente mutismo y/o desidia a la hora de
actualizar Estatuas Verdes no me impedirá –ahora que se acerca el 5º
aniversario de un blog que al que solo los más fieles seguís atentos- contaros
que el pasado jueves 18 en Sevilla conocí la canela.
Un concierto de Wilco es como si todos los planetas se
alinearan, como si los edificios altos temblaran, como si yo fuera el hombre
que te quiere. Ya tuve la suerte de verlos en el Territorios 2009, un set mucho
más corto aunque igualmente edificante, pero miento: este concierto último ha
sido infinitamente mejor. Es que Wilco son mejores ahora? Puede que sí, señora, aparte
de que desde entonces han sacado un discazo nuevo (The Whole Love, 2011), el
curioso fenómeno personal que se ha producido en estos años es que yo me he
dedicado a escuchar su música como si la fuesen a prohibir (ya sabéis lo que
puse aquí del Yankee Hotel Foxtrot, 2002).
“Wilco? No los conoce nadie!” –me decían varias personas
cuando les contaba acerca de una ilusión que me duraba desde que compré la
entrada en el mes de julio. “Ya ya ya ya: shshshshsh!!!” –era siempre mi
respuesta, de nada valía que yo explicara que cada vez que vienen a España
salen en el telediario de TVE 1 (y lo que dice Ana Blanco es importante,
verdad?). O que tratara de describir su estatus de critic darlings como
probablemente la banda alternativa más respetada del mundo (con permiso de
Radiohead). A mí me daba igual porque Wilco son, han sido y serán “Nº1 en mi
casa”, por rescatar esa expresión que acuñé en la adolescencia para hablar de
aquellos grupos musicales que me flipan pero que a la peña parecen no
importarles.
Pues así aconteció que, teniendo en mi poder toda la
discografía del grupo de Chicago, habiéndola escuchado intensivamente, habiendo
petado mi perfil de Facebook de fotos de Jeff Tweedy en traje Nudie y con los
arañazos todavía de envidia a los que disfrutaron de su triunfante actuación en
el pasado Primavera Sound de Barcelona, acudí a ver a Wilco. Ah, y también me
había estudiado sus más recientes setlists de los conciertos de Barcelona,
Madrid, Bilbao, y dos en Italia, por ver si averiguaba por dónde irían los
tiros del repertorio sevillano (no llego a los niveles del buen Mojaquero, que
se estudia las letras antes de los conciertos, pero esta vez quería ir
preparado).
Difícil, porque los setlists varían mucho en composición y
extensión, cada concierto es una sorpresa.
El concierto en sí: en inmejorable compañía (bueno, solo me
faltó saludar al buen Fritanga, que andaba por allí también, amén de no menos
de seis miembros del afamado blog literario Estado Crítico), Wilco aparecieron
puntuales a las 22:15. Lo que ofrecieron a continuación durante dos horas fueron
25 bofetadas para la conciencia o 25 cucharadas de jarabe para el alma, según
se prefiera. Al decir de los mayores wilcólogos que conozco (con permiso del
buen Malatesta, de quien confieso me acordé durante todo el concierto), la
banda lo bordó, tocaron cojonudamente, todos dimos gracias por haber coincidido
en el espacio/tiempo con Nels Cline -el Guitarrista que bajó de los Cielos- y
el repertorio nos satisfizo por completo (mejor que el de Madrid, Barcelona y
Bilbao).
El sonido no fue de 10, también hay que decirlo, hubo un
pelín de saturación o no sé si es que yo me encontraba demasiado cerca de los
altavoces, pero la voz de Jeff Tweedy se escuchaba perfectamente, y cuando
tocaban con tres guitarras me parecía estar viendo a Buffalo Springfield
después de ir al gimnasio (en palabras del buen Fran G. Matute, quien también
estaba allí, “Suenan cojonudos!”). Todos hicieron su gracia, no solo Tweedy y
Cline: Glenn Kotche se puso de pie tocando la batería, Pat Sansone tocó hasta
las maracas y Jorgensen y Stirratt también estuvieron estupendos a los teclados
y el bajo, respectivamente. Mi recuerdo del concierto es un frenesí detrás de
otro (para diversión y asombro de mi novia), y el mejor recuerdo con el que
puedo dejaros es plantificar aquí el setlist.
Nunca lo hago (nunca lo he hecho, en verdad), pero nada de
lo que diga o las pinceladas que dé sobre tal o cuál canción podrán ni empezar
a transmitir mis sentimientos al escuchar esta música. Mmmmmmm….. Parafraseando
a vuestro admirado Lopico de Vega, ¡esto es Wilco! Quien lo probó lo sabe...
1. Dawned
On Me
2. War On
War
3. I Might
4. Ashes of
American Flags
5. Born
Alone
6. Spiders
(Kidsmoke)
7.
Misunderstood
8. Art of
Almost
9. Standing
O
10. Via
Chicago
11.
Impossible Germany
12. Jesus,
Etc.
13. Hate It
Here
14.
Handshake Drugs
15. Shouldn’t
Be Ashamed
16. Whole
Love
17. Heavy
Metal Drummer
18. I’m the
Man Who Loves You
BISES:
19:
California Stars
20: You and
I (a dúo con “my good friend Elena”, según Jeff)
21: The
Late Greats
22: Monday
23:
Outtasite (Outta Mind)
24:
Hummingbird
25: A Shot
In the Arm
(Fuente: wilco.net … que servidor no es tan freak!!!)