Cada vez que voy a una boda me pongo tonto. Ya lo expliqué
aquí y aquí, lo que me gusta una boda, y el pasado viernes tuve otra (una de
las cinco previstas para este año; continuamos para bingo). Esto enlaza con mi
gusto por las comedias románticas, cada vez que voy a una boda me creo que
estoy dentro de una de ellas, y así no es de extrañar que las pelis de bodas
sean uno de mis subsubgéneros favoritos.
Pasan los días y no escribo posts, mi vida ha cambiado
tanto, mi cabeza ha cambiado tanto, pero hoy quería aprovechar la oportunidad
de comentar aquí dos pelis que he visto recientemente, muy distintas, pero con
un montón de rasgos en común. Se trata de Si fuera fácil (2012) y El lado bueno
de las cosas (2012), supuestas ¿comedias? ¿románticas? no del todo
convencionales (para empezar no son de bodas). La primera es de Judd Apatow, el
de Lío embarazoso (2007), quien estuvo a punto de ser nombrado Personaje Oro de
este blog. Rey de la comedia gamberra y de los dibujos de pollas, en esta
ocasión Apatow nos viene con una historia mucho más madura, de un matrimonio en
el que los dos cumplen 40 años la misma semana (tienen dos hijas) y se
enfrentan a una crisis vital y de pareja. Pero con toques de humor, claro.
La otra, que es de David O. Russell (el de Extrañas
coincidencias, 2004, y más) viene avalada por el Oscar a la Mejor Actriz que ha
ganado Jennifer Lawrence, en su mejor papel desde Mística en X-Men: primera
generación (2011). También salen Bradley Cooper (el guaperas de Resacón en Las
Vegas, 2009), Robert De Niro, Chris Tucker y un excelente elenco de secundarios
que son la verdadera savia de la peli. Lo mismo ocurre en Si fuera fácil, al
dúo protagónico (Paul Rudd y Leslie Mann) lo arropa el trabajo de Albert
Brooks, Jason Segal, Chris O’Dowd, Megan Fox o John Lithgow, y es cierto para
ambas pelis que muchas de las mejores situaciones y las mejores líneas de
diálogo se las debemos a los personajes secundarios.
La historia de Si fuera fácil es simple, ya la he esbozado,
la de El lado bueno de las cosas también lo es: un chiflado sale de un
manicomio sin estar curado e intenta por todos los medios reconstruir un
matrimonio difunto, mientras vive en el seno de una peculiar familia suburbana.
Por el camino, conoce a una chavala también chifladilla y ambos llegan a
ayudarse el uno al otro de la manera más improbable posible. Pero con toques de
humor, claro. Como veis, ninguna de las dos sinopsis coincide con el esquema
habitual de “chico conoce chica” o “chico mete el rabo en tarta de manzana que había
hecho su madre”, no. Estas Si fuera fácil y El lado bueno de las cosas son
pelis de relaciones del siglo XXI: con un toque dado. Yo las encuadro junto a
500 días juntos (2009) y Happythankyoumoreplease (2011) –sin ser tan buenas
como aquellas- dentro de esas historias actuales de amor tan problemático.
Porque la vida actual es problemática, y eso tal vez se esté reflejando en las
historias que cuenta el cine interesante de Hollywood.
Así es: historias de familias rotas y otras recompuestas, de
difíciles relaciones paternofiliales, de gente tocada por divorcios, de insatisfacción,
de estrecheces económicas en la tierra de la abundancia… puro reflejo de la
crisis de valores que está adobando esa otra bonita crisis económica en la que
llevamos casi un lustro inmersos. Encuentro otras similitudes entre las pelis
de O. Russell y Apatow (más allá de tener traducciones imposibles en sus
títulos): obsesión por la forma física (ciclismo, gimnasia y footing para
intentar no envejecer y/o seguir resultando atractivo), trivialización del sexo
(furcias de la talla de Megan Fox o Jennifer Lawrence, que esconden necesidades
económicas o desequilibrios emocionales), disfuncionales relaciones con los
progenitores (padres chiflados, ausentes o neuróticos e hijos traumatizados),
el poder redentor de la música (el prota de Si fuera fácil dirige un
discográfico mientras que los de El lado bueno de las cosas ensayan para un
concurso de baile), y todo presidido por una ética y una estética muy
tecnológicas, muy 2.0: en ambas pelis figuran prominentemente los dispositivos
de la marca Apple, y más allá del product placement creo que verdaderamente se
trata del signo de los tiempos.
Podría continuar comparando las dos películas, pero no
quiero aburriros, prefiero urgiros a verlas. Quiero sin embargo finalizar con
un paralelismo, o mejor un quiasmo, que he detectado en ambas cintas: su
excesivo metraje y falta de concisión en algunos momentos del guión. No es que
no haya en estas pelis puntos cómicos que funcionan como una maquinaria
precisa, o diálogos brillantes o situaciones muy románticas, es que también hay
un poquito de morralla y escenas que, francamente, podían habernos ahorrado
porque no aportan tanto y lastran lo que de otro modo podrían haber sido dos
películas como sendos tiros. Considero que tanto a El lado bueno de las cosas
como a Si fuera fácil les sobra un cuarto de hora o veinte minutillos, y es
que, como dice mi novia, las pelis de ahora parece que no son nada si no duran
más de dos horas.
Curiosamente, la parte “rollo” de Si fuera fácil está al
final, porque la peli empieza con un ritmazo estupendo, mientras que en El lado
bueno de las cosas ocurre a la inversa (de modo que, buena Rukia, acaba de
verla), lo cual siempre te deja con mejor sabor de boca pero pone a prueba tu
paciencia en los comienzos. Aún así, hecha esta salvedad recomiendo las dos películas,
sobre todo El lado bueno de las cosas, aunque deba admitir que con Si fuera
fácil me reí más (tal vez por resultarme más cercanos sus temas).
A todo esto, Porerror… y la boda del viernes? Pues cojonuda, señora. Todo lo que le diga es poco. Ahora los novios andan por Nueva York y cuentan que también les parece haberse metido dentro de una película.
A todo esto, Porerror… y la boda del viernes? Pues cojonuda, señora. Todo lo que le diga es poco. Ahora los novios andan por Nueva York y cuentan que también les parece haberse metido dentro de una película.
1 comentario:
Saludos desde Nueva York. La peli se llama 'Luna de miel con famosos', y como actores de reparto están Ryan Gosling, Adam Sandler y su buldog. Que no sólo con Porerror se ven famosos.Un abrazo.
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