Están prostituyendo nuestra infancia (Espinete revisited)

Ya lo advirtió Carlos Pumares en relación a la patata frita, que la estaban prostituyendo. Desvirtuando, cambiando su esencia, echando a perder (no debieron regalarme aquel diccionario de sinónimos). Pues ahora, amigos, le está tocando el turno a ciertos mitos de nuestra infancia.

Justo cuando pensábamos (cortesía de la actuación de Mimi en la penúltima gala de OT) que las peores rimas de la historia en lengua española correspondían a la canción “Bailando salsa” de Mecano, aparece Vodafone con su último –y odioso- anuncio y nos espeta: “En un país multicolor/ una tarifa multicolor”. A ver, creo que a mí me lo enseñaron en 2º de Preescolar… “Porerrorito, hijo, mira: gato rima con zapato, no con gato otra vez”.

Pero atentado lírico aparte, el “concepto” del anuncio se basa en la palabra multicolor y en la metáfora que representa a un mercado donde conviven diversas compañías de telefonía móvil, cada una con su color corporativo. Amigos, ¿no lo veis? Han convertido el bello “país multicolor” de Maya, Willy et al. en la sórdida España actual: campo de batalla para Vodafone, MoviStar, Orange, Yoigo, Simyo y demás.

No estoy en contra del uso de canciones famosas o referencias culturales fácilmente reconocibles en publicidad. No me parece mal en principio (aunque recuerdo que a mi profe de Música le dio un infarto al ver que conocíamos el aria de Papageno y Papagena de La flauta mágica por un anuncio del Marca). Pero lo que ha hecho Vodafone con la entrañable sintonía de La abeja Maya es de juzgado de guardia. Una inocente serie infantil de dibujos (creada para ganar dinero) trocada en una sucia tarifa telefónica creada para ganar dinero. ¿Soy el único que se indigna? Ya cuando MoviStar se atrevió a profanar el “Ma quale idea” de Pino D’Angiò (este año vuelven a emitir el anuncio: ¿carecen de alma?) debimos haber sospechado algo.

Orange se ha atrevido con otra memorable canción infantil, esta no comercial sino perteneciente al riquísimo folklore escolar. Me refiero a aquel clásico “Un elefante se balanceaba (Sobre la tela de una araña)”, banda sonora de incontables excursiones en autobús del cole. Una cosa es que, después de ganarle una final de la Eurocopa a Alemania el pueblo soberano (y exaltado) prorrumpa en cántico: “Una alemana me la meneaba en una tienda de campaña…” (versión esta de la letra tampoco ajena a determinados autobuses escolares). Otra cosa es que venga Orange y se apropie del tema para promocionar una tarifa veraniega.

... He dejado la siguiente profanación para la última, por ser la más grave. ¿Habéis visto el anuncio de Dúo de Telefónica en el que sacan a Willy Fog y a Rigodón? ¿Por quééééé…? ¿No era bastante tortura el no acordarse del nombre del malo de la serie? ¿Por qué tienen las rapaces compañías de teléfono que prostituir tan vilmente los recuerdos de nuestra infancia… pisotearlos, mancillarlos, vejarlos (ver nota del primer párrafo)?

Hace más de seis meses servidor de ustedes, desde Estatuas Verdes, se alegró de que por fin estuviera accediendo a la publicidad el imaginario de los 80. Hoy me arrepiento, porque así no lo quería. Yo clamaba por que mi generación tomara el protagonismo de los anuncios, por que desterrásemos de una vez por todas el rancio gol de Marcelino a Rusia, pero hoy me veo obligado a citar a Ortega y Gasset, cuando en su artículo “El error Berenguer” escribió “No es eso, no es eso”. El gol de Marcelino lo borró de la memoria colectiva este domingo Fernando Torres, y el lunes borró el suyo de su propia memoria a base de cubalibres en la azotea de un autobús. ¿Qué me voy a tener que tomar yo, amigos, para olvidar estas atrocidades infanto-publicitarias?