Una compañera de trabajo con muy mala idea me manda un montaje de YouTube: usando de banda sonora un tema de El canto del loco (“Aquellos años locos”), se trata de una sucesión de imágenes de series, programas e iconos infantiles tales como El equipo "A", V, Barrio Sésamo, Naranjito, Parchís, D’Artacan o Candy Candy.
http://es.youtube.com/watch?v=au3QLxlIUYw
Más allá de la canción, que a mí me gusta, me emociona el montaje por su selección de imágenes: me pone los pelos de punta en varios momentos, y no lloro porque no soy de llorar, que si no….
Creo que es inevitable, a medida que la generación que tenemos entre 25 y 35 años vamos alcanzando puestos importantes y cuotas de poder (ya hay bastantes funcionarios, jefes de cosas, directores, empleados fijos…) y vamos teniendo más poder adquisitivo, ya va siendo hora de que los contenidos de las pelis y los programas de televisión nos hagan un poco la pelota a nosotros. Basta ya, por favor, de Massiel en Eurovisión o del gol de Marcelino o de quien sea en no sé qué Eurocopa. Mientras le llega el turno a los que deben nostalgizar sobre Halo 3, Harry Potter o David Beckham, nosotros somos los reyes. De ahí la presencia inusitada de Naranjito, la Bruja Avería y la Nocilla en nuestras pantallas y publicaciones (me remito a dos botones de muestra: la serie Gominolas de Cuatro y el título de la novela Nocilla Dream de Eduardo Fernández-Mallo).
Hace ocho meses fui a ver en Madrid, en el Teatro Gran Vía, una obra titulada Espinete no existe, donde Eduardo Aldán, de la escudería de “El club de la comedia” ponía en solfa todo este rollo nostálgico y desenmascaraba (o deconstruía, como se dice ahora… ¡si Jacques Derrida levantara la cabeza!) entre otras cosas las incongruencias de Espinete. Que si iba en bolas pero dormía en pijama, que si comía arroz a puñados y se le caía por la comisura de los labios, etc…
La obra no dejaba de ser un monólogo extendido con bastante gracia pero que llegaba a cansar, sobre todo desde que uno se daba cuenta de sus trampas. Hay que tener en mente que el público iba muy predispuesto (entregado), yo mismo estaba eufórico de ver una obra supuestamente sobre Espinete. Nada más entrar te regalan un chupachups y claro, en cuanto te sueltan el consabido “¿Cómo están ustedes?”, o te empiezan a hablar de los Sugus, Naranjito, o Campeones pues a ver quién es el guapo al que no se le escapa una sonrisa. Pero el texto era flojito, y también la dramaturgia. Aquello no llegaba a teatro, era en todo caso humor, bastante bueno pero no excelente (y cobrado a 20€, para durar poco más de una hora). Aún así, la obra continúa en cartel y yo la recomiendo para todos aquellos nostálgicos impenitentes de mi generación.
En fin, que mi infancia ya me la conozco. Para conocer la de los chavales de ahora (y un poquito la de los de todas las épocas) recomiendo mucho mejor el montaje C’est la vie! de Bric-a-brac Teatro, infinitamente más lúcido, sorprendente y con una enorme capacidad para emocionar.
Más allá de la canción, que a mí me gusta, me emociona el montaje por su selección de imágenes: me pone los pelos de punta en varios momentos, y no lloro porque no soy de llorar, que si no….
Creo que es inevitable, a medida que la generación que tenemos entre 25 y 35 años vamos alcanzando puestos importantes y cuotas de poder (ya hay bastantes funcionarios, jefes de cosas, directores, empleados fijos…) y vamos teniendo más poder adquisitivo, ya va siendo hora de que los contenidos de las pelis y los programas de televisión nos hagan un poco la pelota a nosotros. Basta ya, por favor, de Massiel en Eurovisión o del gol de Marcelino o de quien sea en no sé qué Eurocopa. Mientras le llega el turno a los que deben nostalgizar sobre Halo 3, Harry Potter o David Beckham, nosotros somos los reyes. De ahí la presencia inusitada de Naranjito, la Bruja Avería y la Nocilla en nuestras pantallas y publicaciones (me remito a dos botones de muestra: la serie Gominolas de Cuatro y el título de la novela Nocilla Dream de Eduardo Fernández-Mallo).
Hace ocho meses fui a ver en Madrid, en el Teatro Gran Vía, una obra titulada Espinete no existe, donde Eduardo Aldán, de la escudería de “El club de la comedia” ponía en solfa todo este rollo nostálgico y desenmascaraba (o deconstruía, como se dice ahora… ¡si Jacques Derrida levantara la cabeza!) entre otras cosas las incongruencias de Espinete. Que si iba en bolas pero dormía en pijama, que si comía arroz a puñados y se le caía por la comisura de los labios, etc…
La obra no dejaba de ser un monólogo extendido con bastante gracia pero que llegaba a cansar, sobre todo desde que uno se daba cuenta de sus trampas. Hay que tener en mente que el público iba muy predispuesto (entregado), yo mismo estaba eufórico de ver una obra supuestamente sobre Espinete. Nada más entrar te regalan un chupachups y claro, en cuanto te sueltan el consabido “¿Cómo están ustedes?”, o te empiezan a hablar de los Sugus, Naranjito, o Campeones pues a ver quién es el guapo al que no se le escapa una sonrisa. Pero el texto era flojito, y también la dramaturgia. Aquello no llegaba a teatro, era en todo caso humor, bastante bueno pero no excelente (y cobrado a 20€, para durar poco más de una hora). Aún así, la obra continúa en cartel y yo la recomiendo para todos aquellos nostálgicos impenitentes de mi generación.
En fin, que mi infancia ya me la conozco. Para conocer la de los chavales de ahora (y un poquito la de los de todas las épocas) recomiendo mucho mejor el montaje C’est la vie! de Bric-a-brac Teatro, infinitamente más lúcido, sorprendente y con una enorme capacidad para emocionar.
5 comentarios:
EL AÑO PASADO TUVE YO UN MOMENTO SIMILAR. EL UNO DE LOS PUNTOS ÁLGIDOS FUE VER ESTO: http://es.youtube.com/watch?v=UgG__CI924s
ME ENCANTABA ESE PROGRAMA, Y SU INTRODUCCIÓN, Y A POCO ME DA ALGO AL VERLA DE NUEVO.
RECOMIENDO OS HAGÁIS CON "Snowflakes are dancing", DISCO DE ISAO TOMITA DE VERSIONES DE DEBUSSY EN PLAN ELECTRÓNICO, DE DONDE VIENE LA SINTONÍA DEL PROGRAMA.
¡Qué chulada de links! Gracias a los dos. Ha sido emocionante. El otro día me mandaron una hoja de Excel con más de cien imágenes de dibujitos animados. Hay que adivinar el nombre de la serie a partir de las imágenes. La he reservado para cuando tenga una horita de relax. Entonces sí que voy a llorar... (los Diminutos, la Aldea del Arce..., demasiado). ;-)
Pues yo solo recuerdo que dentro de Espinete se encontraba una chica que atendía al nombre de Chelo Vivares. Creo que es hasta una pregunta del Trivial...
POR AHÍ LEÍ QUE SE ACABÓ CASANDO CON CHEMA, Y ADEMÁS CREO RECORDAR QUE ELLA ES LA QUE LE PONE VOZ A BART SIMPSON.
Yo también fui a la obra y salí incluso un poco decepcionado...
Pero bueno no estaba tan mal si no tenemos en cuenta lo que costaba..
Un saludo
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