Vivencias polimórficas de un treintañero perplejo.

martes, 29 de diciembre de 2009

¿Qué son los animales?


-“No pegues a los animales, no pegues a los perricos, ellos son tus amigos, no les faltes al respeto.”
(La Hora Chanante)




Cuando una realidad nos desafía y no sabemos bien cómo atacarla, una técnica muy socorrida es la llamada “definición negativa”. Yo no sé lo que es esto, pero sí sé lo que No es, y así me lanzo a decirlo. Muchos ejemplos de esto se encontraron en las historias de los primeros europeos en América, desde Bernal Díaz del Castillo al Capitán John Smith. Hoy me había propuesto hablaros de los animales, esos seres, pero como no sé lo que son, me acerco al tema desde varios ángulos negativos: sepamos primero qué no son. Gracias.


Los animales no son objetos. Las paredes del metro de Madrid están empapeladas de anuncios de determinado circo (¿es ese de Las Ventas, al que ha ido Aznar?) en los que figuran con profusión los animales. Tigres, leones, (“todos quieren ser los campeones”), ligres, elefantes… en sus coloridas estampas llaman por igual a niños y mayores, salvo que también han llamado a no sé qué grupeto ecologista que se ha dedicado a enmoquetar los anuncios con pegatinas que rezan “Los animales no son objetos.” Gracias por recordárnoslo, sobre todo si al lado aparece otro anuncio gigante de los DVD Nevir, utilizando a un león gigante para vender aparatos electrónicos.

Y al otro lado hay un anuncio de un cine absurdo que proyecta una película de ballenas y delfines “en 3D total!”. Más animales como reclamo publicitario. Cuenta la leyenda que ha sido visto un desaprensivo joven (no tan joven) con barba y un bonito abrigo “tuneando” las pegatas ecologistas: “Los animales no son objetos.” “¿Ah, no?”. Y que al día siguiente el diálogo continuaba: los ecologistas habían raspado de las pegatinas los comentarios del joven y su rotulador.


Los animales no son payasos. Acudo al banco a hacer complicadas gestiones y me encuentro en una mesa el colorista calendario de un sindicato con el eslogan “Los animales no son payasos.” Que las imágenes acompañantes movían a la pena está por demás decirlo. Vaya! Y yo que pensaba que los animales eran payasos… Siempre que veía esas escenas recientes de Ángel Cristo domando elefantes no sabía con qué reírme más, si con los paquidermos o con el supuesto domador.

Ya el buen Miliki supo ver, en su seminal “Circo del Arte” que no convenía confundir los conceptos “payasos” y “animales”, y evitó en su espectáculo los proverbiales números de fieras. Él lo vio claro en los 90, pero esto no quita que podamos –en un momento dado- reírnos con los animales, y si no que se lo digan a un colega mío que hace quince días trataba –entre risas flojas- de explicarle a una italiana quién era Félix Rodríguez de la Fuente y en qué consistía su programa.


Los animales no son personas. La frase es una perogrullada, pero parece que conviene traerla a colación. Ya lo dijo Sarah Palin: “Si Dios no quería que comiésemos animales… ¿por qué los hizo de carne?” De carne también era el Maestro de Golpe en la pequeña China (1985) y no nos lo comíamos, podría argumentarse. Imposible olvidar otro alegato pro-animal, el que hizo Chris Peterson en Animales de zoo sobre ruedas (vedlo, por favor!!!). Pero todas estas consideraciones –amigos- se desmoronan cuando alguien pone por delante un buen plato de caña de lomo y otro de gambas, como ha ocurrido hoy.

No ha mucho acudí a otra comida navideña en la cual exigí a la anfitriona que pidiera perdón públicamente a las gambas antes de cocerlas, en homenaje a Avatar (2009) y su efervescente espíritu de Mama Tiera, deudor de San Franciso de Asís. En Avatar los cazadores Na’vi piden perdón a los cervucios que cazan, precisamente por haberlos cazado. No sé vosotros, pero yo lo veo claro: ahí hay un cartel, o un calendario, o lo que sea. Con un supereslogan, “Los animales no son personajes de animación de cine en 3D.”

viernes, 25 de diciembre de 2009

Camino de ida: El libro que todos queremos leer


-“Si hay miseria, que no se note”.
(Carlos Salem)




Decía un anuncio no sé si de condones o de neumáticos (en definitiva: de gomas) que “la potencia sin control no sirve de nada”. Algo parecido se le podría aplicar a esta producción literaria postmodernoide del nocillismo (véase un buen ejemplo), que parece hablar de tú a la peña de la generación de Naranjito, valiéndose de sus mismos códigos. Os pongo un suponer: mi nueva novela trata de que Mayra Gómez-Kemp secuestra el cadáver de Paquirri para llevarlo a dar un último paseo a bordo del Coche Fantástico (todo con banda sonora de Edith Piaf, Torrebruno y Jeff Buckley). Irresistible, ¿eh? Ahora solo me falta escribirla, y que tenga sentido.

Si os digo que Camino de ida (2007) trata de que un funcionario catalán al que su mujer se le acaba de morir emprende –durante un mundial de fútbol- un viaje de autoconocimiento por Marruecos junto a un timador argentino y un hippy que quiere matar a Julio Iglesias (todo con banda sonora de Carlos Gardel) es posible que también os suene irresistible. La buena noticia es que ya está escrito, excelentemente además, por Carlos Salem. Y que este es el libro que todos queremos leer. Al menos yo.


De nada sirven unas premisas superguays (ya sea en lo cultureta o en lo freak) si luego las promesas no se cumplen. Lo que en inglés se llama “deliver”. Es muy fácil trufar una historia con referencias, lo difícil es que estas no sean un pegote, o un ardid para distraernos del humo que se nos trata de vender. Camino de ida es una novela ligera (digámoslo), hoy me ha sorprendido un amigo al calificarla de “negra”, yo no la he visto así, pero por qué no. Yo diría más bien que se trata de una novela de aventuras, pero ¡qué aventurones, amigos!

Los personajes, de bien construidos, resultan entrañables, e imposibles de olvidar. Personajes bien construidos no quiere decir que no tengan algo (o mucho) de arquetipos, sino que están perfectamente caracterizados y cumplen de maravilla su función. La trama es episódica, en cuanto que se vertebra a base de situaciones picarescas con poca relación entre sí, pero sí que hay una supertrama que arranca desde el principio y que persigue a los personajes hasta el mismo final de la novela. Y pese a estar basada en parte en tópicos (mafiosos sudamericanos, el tango, la huída, las casas de putas, el revolucionario cínico, la bohemia hippy) todos ellos en lugar de lastrar la novela le dan alas, de lo bien contada que está.


Hay que decir que con todo, el mayor disfrute de Camino de ida lo he encontrado en el lenguaje (algo muy interesante, tratándose de un artefacto de papel blanco manchado con simbolitos negros). Pienso que Carlos Salem tiene un raro talento para la frase lapidaria, para la cita, para esas líneas que lees y tienes que volver a releer, como si te hubieras tropezado, porque te han dejado sin habla. Como ejemplo pondré dos, que son el mantra de los personajes, “Si hay miseria, que no se note” (toda una declaración ética y estética) y “Todo el camino es de ida”, de donde saca su título la novela. Más allá de la boutade, estas dos afirmaciones informan el credo del libro y sirven para explicarnos muchas cosas.

Es verdad que Camino de ida no es un libro para estudiarse en la Facultad de Filología, pero tampoco lo es para ser vendido en kioscos. Es literatura popular, sólida y solvente (en cuanto a lo que promete y lo que entrega, ya digo). Y decía que es el libro que todos queremos leer porque resulta entretenidísimo, a mí me ha tenido enganchado. Su estructura en capitulitos de 7 u 8 páginas lo hace muy recomendable además en estos tiempos de prisas y de lecturas fragmentadas. Me he reído un montón leyéndolo, y me he hartado de pensar (mis dos actividades favoritas). Y no me enrollo más, como no se enrolló Carlos Salem al escribirlo. Parece que después de todo, hay esperanza en la novela postmoderna: en vez de Nocilla comeremos dulce de leche.

miércoles, 23 de diciembre de 2009

Lo más grande desde el chicle!!!/Se rieron de mí...

-“No descansaré hasta que Conchita sea lectora de Estatuas Verdes.”




Todo el que ha hecho el Camino de Santiago sabe que la etapa más difícil es la de Villafranca del Bierzo a O Cebreiro. Fue en el momento de iniciar la última subida, la parte más difícil de lo difícil, que le conté a mi amigo Kike la novedad: “¿Sabes que acabo de poner en el blog una foto de Conchita diciendo que no descansaré hasta que sea lectora?” Como soy tan guasón mucha gente lo tomaba a broma; la dichosita foto se ha llevado ahí seis meses, parecía que para nada. Pero hoy se ha obrado el mirlo blanco, queridos lectores.

El reto de O Cebreiro se coronó, como se ha coronado este. Cuando puse la foto no lo hice a locas. Hubo quien me preguntó que cómo lo iba a lograr, otra gente pensaba que se trataba de un cachondeo, ya lo he dicho. Hombre, mi blog ya se sabe que tiene un tono jocoso, pero los que me conocéis, siquiera de leerme, sabéis que nunca bromearía con una cosa así. Que me gusta Conchita no es un secreto, que tengo sus discos y canto sus canciones. Antes de que me lo echéis en cara admitiré que la primera vez que la escuché me recordó más de la cuenta a Nena Daconte, pero eso son cosas del pasado.


Estaba seguro de que Conchita iba a dejar una señal en el blog, sabía que el buen Neruda o algún otro de sus patrones iría a interceder. Y también he de confesar que conozco a dos personas que conocen a la cantante en persona, con lo que contaba con esa ayuda. Pero las gestiones anduvieron paradas durante muchas semanas, tanto que no ha más de un mes me entró una pequeña crisis y estuve dudando si quitar la foto y desestimar toda la empresa como una payasada. Hubo quien me dijo que no, que aunque no tuviera esperanza la dejara, que ya era un símbolo de Estatuas Verdes, como una seña más de identidad.

Bien pensado, pero esa no era la intención del manifiesto. Verdad es que dejar la foto ahí no me costaba esfuerzo alguno (nada comparable a, digamos, una huelga de hambre), pero tampoco pretendía que se eternizase. Entonces resolví secretamente –y creo que no se lo conté a nadie, al menos sobrio- que me fijaba el plazo límite de Fin de Año. Si para el 31 de diciembre del 2009 no conseguía prueba documental de la relación entre Conchita y Estatuas Verdes, quitaría la foto y publicaría un post que ya tenía preparado, por título “Desisto del Conchitismo”.


También tenía ya pensado, o fantaseado, o medio escrito, un post en caso contrario, el que se ha dado. Pero la emoción me ha hecho olvidarlo y empezar uno de nuevo, de estos improvisados que se escriben del tirón. No ha media hora que me llegó la foto y ya he tenido llamadas y comentarios en Facebook. El buen Migue me decía “¡Qué guapa sale en la foto!” -¿Cómo te atreves, blasfemo? Sale como ella es…

Sólo me queda agradecer a las personas que han hecho posible este divertido regalo de Navidad, que me llega en un momento difícil pero supone una amplia sonrisa. No voy a desvelar el mecanismo conducente al éxito porque sería destrozar la magia, pero sabed que todo lo rocambolesco que os imaginéis es poco. ¿Qué no haría Porerror para cumplir sus promesas ante vosotros lectores?


Se rieron de mí (la última vez hace 48 horas): “¿De verdad te gusta la música de esa tía…?” La marca del fan es el estoicismo, no era la primera vez que aguantaba un chaparrón a cuenta de Conchita. La ilusión se ha visto recompensada con una divertida foto que excede mis pretensiones más optimistas. A partir de ahora habrá que buscar nuevos retos (tranquilos, que esto no se va a convertir en Caiga Quien Caiga), porque este de Conchita ya está CONSEGUIDO.

Y sí, amigos, Estatuas Verdes, la cuna del sarcasmo y del humor cruel se baja del burro por una vez para hacer una concesión al buenrollismo. Gracias a Almu, a Luis, y sobre todo a Conchita por haberse prestado. Y gracias a todos los que seguís creyendo día a día en este sueño verde de bronce. Ahora voy a descansar.


lunes, 21 de diciembre de 2009

Lotería de Navidad: ¿El gran fraude? 2009


Fiel a mi promesa de dedicarle cada año un post a ese acontecimiento social que es el sorteo de la Lotería de Navidad en España, heme aquí de nuevo este diciembre. La lotería, ¿eh? Es la antesala de la Navidad, ese fenómeno colectivo de hipnosis y encantamiento tan típicamente nuestro y que tanto fascina a los extranjeros. El pasado viernes escuché en Carlos Herrera que el diario económico Financial Times dedicaba un artículo a nuestra querida Lotería de Navipeich.

Había datos sorprendentes: de un lado, que los españoles no somos -ni de lejos- el país más jugador, y aun así nos jugamos en lotería cada año un 1% de nuestro P.I.B., lo mismo que se dedica a I+D+I (impresiona, ahora que han recortado esta cifra y hay protestas y eso). El jueves 17 ya estaba Antena 3 o Telecinco calentando motores sacando un ensayo de los niños de San Ildefonso: que si este año habrá dos tercios de niñas cantoras, que si el chaval que cantó el Gordo el año pasado ahora tiene ricitos... todo fascinante.


Todo fascinante y todo conducente al gran espectáculo colectivo. Ríase usted de cualquier otro sorteo. La web de Telecinco dedicaba el viernes un apartado a la historia del soporte de esta ilusión: los décimos, "haciendo cultura desde aproximadamente los años 60", (como ha dicho Josto Maffeo, el venerable italiano que anuncia los titulares a las 8 de la mañana). Tras el repaso a titulares, Maffeo y el presentador han intercambiado las gracejadas loteras de rigor . ("A ver si nos toca", "No tengo ninguna duda", ja, ja, ja, JA).

Paseando por Cádiz hará cosa de un mes encontré en la Plaza de San Antonio una placa conmemorativa (soy fan de estas cosas, de joven las fotografiaba todas) de que allí se celebró el primer sorteo de la Lotería Nacional tal y como la conocemos hoy, no la Primitiva que se inventó Carlos III. Mucho ha llovido desde el 1812 del primer sorteo, lo único que no ha variado es la ilusión de los españoles por jugar.


Los medios de promoción del Sorteo Especial de Navidad sí que han variado, diría que han caído en picado en los últimos años. Lejos quedan los entrañables anuncios del calvo inglés, con su magia y su bailable música sinfónica. El del año pasado fue un mojón, con unos juguetes gigantes y unos inmigrantes absurdos. La canción la sacaron de un muerto de hambre americano que se postulaba por YouTube. Pupi. Y el anuncio de este año, sinceramente, ¿alguien lo recuerda? Sé que lo he visto pero ahora mismo no soy capaz de conjurar absolutamente nada de sus imágenes o su música.

Así y todo, este sorteo se sabe que no necesita publicidad. Mucho me sorprendería que estas navidades no se hubiese vendido más papel que nunca, a pesar de la crisis (o a lo mejor precisamente por ella). ¿Y tú, Porerror, juegas? Como todos los años, señora. ¿Quién se priva? Juego con mi empresa, con mi madre, intercambio décimos con gente de otras provincias... la semana pasada estuve en la Gran Ciudad y compré un un décimo: ¿mira que si toca en la provincia donde trabajo y yo lo he dejado pasar? Y no creáis que se me olvida la frase clave de este post: lo siento, amigos, pero este año tampoco os va a tocar la lotería.

domingo, 20 de diciembre de 2009

Apocalipsis (Now) en la Aldea Pitufa


-“Macho, cómo me gustaste en esta película que hacías de Pitufo, que estaba también Ricardo Darín. Me encantaste.”
(Joaquín Reyes)

-“La Tierra no pertenece a nadie. Salvo al viento.”
(José Luis Rodríguez Zapatero)





Bueno, bueno, bueno! Amigos, he tardado casi 48 horas en ordenar mis ideas para poder plasmar aquí el caos de sensaciones y pensamientos que me suscitó el viernes el visionado de la peli Avatar (2009: aunque dicen que llevaban doce años haciéndola). Ha sido necesario el coloquio con mis amigos más cinéfilos, y una estricta dieta de mensajes cruzados en Facebook. ¿El veredicto? Id corriendo a ver Avatar, la mejor comedia de todos los tiempos. ¿Ah, que la peli iba en serio? :( …..Glups!

Nunca había visto una película en 3D (técnica que todo el mundo finge que se inventó el año pasado, cuando es algo más antiguo que la tos), y por ver Avatar de esa manera renuncié a verla en inglés. Sin caer en el esnobismo, creo que el doblaje ha sustraído parte del encanto de la cinta, sobre todo en el ridículo acento de los aliens… pero vayamos por partes. Digámoslo ya: ver Avatar en 3D ha sido una de las experiencias más impactantes de toda mi vida cinematográfica (y no porque antes de entrar me regalaran 20 tarros de Bocadelia).


En la pantalla no dejaban de suceder cosas chulísimas, había momentos en que ver la peli era como sumergirse en un cuadro de Dalí o un documental de Cousteau. Esto es lo mínimo que le pedía a una peli que ha tardado 12 años en gestarse, puntera en tecnología y con un presupuesto de 200, 300 ó 400 millones de dólares. Mi mayor miedo eran los muñequicos azules –a los que cariñosamente llamaré “Pitufos”-, los aliens, los Na’vi. Eran mi mayor miedo y tengo que anunciar que son creíbles. Increíblemente creíbles, si me permitís el retruécano. Esto no es una peli de Pixar o esa fantochada de Final Fantasy (2001).

Tampoco es el Gollum moviéndose a pellizcos, no. Esto son criaturazas que por momentos se te olvida que están pintadas. Y lo mismo digo de todo el concepto gráfico de Pandora (el planeta o luna donde se desarrolla la historia): chapeau. Un universo nuevo y autocontenido, en plan saga de Star Wars (1977), que incluye flora, fauna, geología, y unos cacharros científicos y armamentísticos para dejarnos con la boca abierta. James Cameron, el director, ha dicho tener pretensiones de dar con Avatar un campanazo en la ciencia ficción, que según él había caído en un escapismo absurdo por culpa de Star Wars (¿alguien le ha hablado a este hombre de Distrito 9, 2009?)


Y aquí, amigos, comienzan los problemas. La ciencia ficción “seria” nos ha legado obras maestras como 2001: Una odisea en el espacio (1968) o Blade Runner (1981), inolvidables en lo visual (igual que Avatar, give you that) pero también –y aquí está la clave- imprescindibles en lo ideológico. Con qué sutileza nos avisaba Kubrick sobre el origen y el destino de la Humanidad. Cómo metía de rondón Ridley Scott el problema de la naturaleza humana, la identidad y la bioética. Eran todas reflexiones a alto nivel pero elegantísimamente envueltas en papel de regalo. Y por eso nos calaron.

Ahora llega Avatar, donde unos marines malos malos malos con armas poderosas llegan a un planeta de árboles gigantes, habitado por bichos ecologistas. ¿Se podía ser más burdo? (Por cierto, que los Na’vi son la venganza poética de los Pitufos y los congéneres de David el Gnomo, por una vez su estatura dobla a la de los humanos). El tono de la peli es lo que falla, lo que le impide pasar de cuento infantil, lo cual es un problemón para una obra con pretensiones de dar el campanazo no solo en lo artístico sino en lo ideológico. Y encima la historia se toma a sí misma demasiado en serio.


La trama es simple: un marine parapléjico es enviado a un planeta donde se explota un valiosísimo mineral con la misión de conducir un avatar. Es decir, de manejar un muñequico alien, meterse en él en sueños y penetrar en el mundo Pitufo para ganarse su confianza. La misión estaba destinada a su gemelo, pero la toma él (idéntico genéticamente), y representa un importante conflicto de intereses. Por un lado, se trata de un espectacular avance científico y de una oportunidad de tomar contacto con unos aliens, por otro, supone una oportunidad única de recabar información con fines militares para controlar y expulsar a la población Pitufa, abusando de su confianza.

No quiero espoilear más aún la película, pero todos sabéis que en su fondo hay una historia de amor, un dilema moral (“¿Has olvidado para qué equipo juegas?”) y un panfleto ecologista. Esta faceta de Avatar es la que más me costó tragar, será por mis creencias antiecologistas. Todo ese rollo del amor a los árboles, pedir perdón a los animales que se mata para comer, conexiones neuronales con la Madre Tierra, etc, etc. Estoy dispuesto a aceptar de buen grado cosas en una peli que me sean ajenas o contrarias, pero solo si se hace con elegancia y sutileza, y Avatar no lo hace así, sino de forma maniquea e infantiloide.


No puedo demostrar con ejemplos esto que acabo de decir porque no quiero destriparos la experiencia única de ver la película, pero si la veis os acordaréis de mí. El maniqueísmo y la obviedad hacen previsible a la peli, y restan cualquier credibilidad a las crisis éticas de algunos de sus personajes. En concreto me irritó sobremanera el personaje del Coronel malo malo malo, caricatura del militar patriotero, que ofrece cervezas a sus pilotos por acertar misilazos en el blanco.

El Coronel Kilgore de Apocalypse Now (1979) también lo hacía, pero él sin darle importancia, y él bombardeaba un pueblo al son de Wagner porque le apetecía hacer surf. Eso sí que es brutal y sí que da miedo. No este coronel, que parece que va a invadir Irak en nombre de Bush, Jr. y luego se cree un Transformer. Grotesco. Como grotesca es la identificación de los Pitufos con los indios americanos, con sus plumas, sus caballos y sus arcos y flechas. “Esto es una peli de indios y vaqueros” –dijo una de mis acompañantes. Y tenía más razón que una santa.


¿Entonces hay que verla o no, Porerror? Sí, amigos, el balance es que hay que verla, porque se echa un buen rato si uno logra sumergirse en Pandora y consigue apartar de su mente los tópicos y clichés que el guión constantemente le lanza (lo cual resulta imposible en, al menos, media de las casi tres horas que dura la peli.) Verla en 3D supone una experiencia maravillosa. Y además, Macaco (cuya manera de pronunciar el español siguen los Pitufos) nunca va a realizar un videoclip tan espectacular en defensa de la Matre Chiera.

jueves, 17 de diciembre de 2009

Lady Marian, Lady Gaga y Lady Chorrada


El otro día el buen Migue y yo discutíamos en un concierto sobre el concepto de “hombres heridos”, a cuenta de unas lastimeras canciones de (des)amor. El ruido y el alcohol que había ingerido mi interlocutor no me dejaron explicarme bien. Yo intentaba decirle lo que últimamente vengo pensando: que dan igual esas campañas absurdas o esas chorradas pro-mujer que se sacan de la manga los políticos (las políticas, rather). Que los modelos de las chiquitinas de ahora (las mujeres del mañana) no son Teresa de la Vega y Carmen Chacón sino Shakira y Beyoncé.

Lady Marian. Hace varios años me fascinaba el cartel promocional de El rey Arturo (2004), disparatada pero entretenidísima farsa de aventuras pseudohistóricas, en el que se veía a Kiera Knghtley tirando con arco con expresión fiera. Ella era la Reina Ginebra, y el decoro medievalizante de la historia artúrica le permite el papel de adúltera pero no el de guerrera. La peli lo salva diciendo que Ginebra era una picta (tribu de Escocia que se pintaban de azul), y aquellas mujeres llevaban espadas, lanzas, eran aguerridas…


Pienso que en esta época de mujeres trabajadoras, estudiantes en masa y futuro prometedor, simplemente ya no cuela una Ginebra sumisa, absurda y pasiva esperando que la salve sin más el Rey Arturo, Lanzarote o quien quiera que tenga la lanza más larga. No, las chicas son guerreras, y no deben aprender a coser y a bordar viendo a Ginebra, sino a luchar a la par que los hombres y a ser listas. Que así sea. Hoy veo imágenes en el telediario de una nueva versión de Robin Hood con Russell Crowe (¿era necesario?) y Cate Blanchett haciendo de Lady Marian.

Lady Marian siempre ha sido una doncella (= virgen, bien sure) tontona y rubiasca que montaba en un palafrén y que esperaba ruborizada a que Robín de los Bosques robara a los ricos o se quitara las calzas en su noche de boda. Y la querían casar con el Sheriff de Nottingham (quien, personalmente, siempre pensé que molaba mucho más). Por lo entrevisto, ahora Lady Marian es una Juana de Arco redux, con casco militar, que empuña un mandoble y monta un corcel de guerra. El signo de los tiempos, lo llaman. De estos, claro, no de los del siglo XII.


Lady Gaga. Mientras tanto, sigo pensando que la mayor influencia que reciben las jovenzuelas de ahora en cuanto a roles o estereotipos femeninos son las celebrities a quienes admiran y que aparecen en los medios hasta en la sopa. Lady Gaga canta en “Just Dance” que hay que bailar hasta la extenuación (una vez se está pertinentemente borracha) y en “Bad Romance” realiza una apología de las relaciones tormentosas (por decirlo suavemente), que incluyen violencia y me atrevería a decir que maltrato.

Shakira es una “Loba” en el armario, sin empacho de salir a buscar su ración de rabo si lo que tiene en casa no la satisface. Y en “Lo hecho está hecho” nos encontramos a una adicta al adulterio en serie, que celebra el sexo sin amor de una manera ciertamente muy bailable. Katy Perry canta en “I Kissed a Girl” que ha besado a otra tía, que le ha gustado, y que espera que a su novio no le importe. En “Hot ‘n’ Cold” insulta a su novio diciéndole que parece que está premenstrual.


Beyoncé sale en corsé y tacones (esas prendas malvadas que tanto oprimían a las mujeres), pero claro: ella se los pone solo durante 5 minutos en las actuaciones, el tiempo para palotizar al personal y ganar otro millón de dólares, el resto del tiempo va en chándal. En “Single Ladies” preconiza algo tan conservador como el matrimonio. Solo Alesha Dixon parece en este panorama realizar una reclamación justa: se queja (“The Boy Does Nothing”) de que su novio no sabe bailar pero tampoco lava los platos, limpia o friega. Para acto seguido exclamar que “necesito un hombre que tome el control”.

¿Qué coño está pasando aquí? ¿No eran estas cosas –justamente- los pecados y vicios masculinos que había que erradicar? Violencia, trivialización del sexo, promiscuidad, machismo, mentira…


Lady Chorrada. Mis compañeros de trabajo se han enzarzado hoy en una discusión sobre la idoneidad o no de Bibiana Aido como ministra (mi tema favorito después de los Beatles, creo), y lo han hecho con sorprendente objetividad. Alguien ha dicho “Me parece que poniendo a esta chica Zapatero les ha hecho un flaco favor a las mujeres”, y menos mal que ha sido una mujer, porque así esta afirmación puntúa doble. Obviando la segunda persona gramatical que ha usado mi compañera (está claro que ella no se incluye en el concepto de “mujeres” del gobierno), parece que había consenso en que Bibiana tiene menos currículum que Dory la de Buscando a Nemo (2003). No ya para dirigir un ministerio, sino un simple quiosco de horchata.

Si se está consiguiendo -a pasos de caracol- una igualdad social entre hombres y mujeres no es desde luego gracias a las ocurrencias de esta ministra o de otras bastante débiles intelectualmente. (También ha habido ministras muy sabias, y ministros tarugos, dejad de gritarme!) Tampoco, desde luego, gracias a las letras de las canciones de Europa FM ni a las películas, pero todo ayuda. Al menos, hay un debate público y un consenso acerca de que el rol de las mujeres hasta ahora era pupita y se está intentando cambiar eso.


Los hombres, mientras tanto, se la están jugando porque dejan que pase todo sin mover un dedo, sin cambiar realidades que luego les dan en la cara en muchos de los casos o simplemente poniendo una sonrisa paternalista. Nos las están dando todas en el mismo cachete, pues. Que así sea, si es el signo de los tiempos.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

¡Que prohíban fumar, coño!


Ayer salió en el telediario de Antena 3 no sé quién milonguista de la organización "Fumadores para la tolerancia" proclamando que fumar le caía de putísima madre y le apetecía pasar más tiempo fumando. Amigos, hoy os digo yo, en nombre de "Enfermos del pulmón para la supervivencia" que a ver cuándo se prohíbe en España fumar de una pajolera vez por todas! Este bendito gobierno que tanto se mete en la vida de la peña (que si los aires acondicionados habrán de estar a tal o cual temperatura por decreto, que si las hamburguesas engordan, que si los niños deben hacerse pajas) debería, a mi juicio, ser valiente de verdad y llevar hasta las últimas consecuencias la prohibición de aquella tímida Ley Antitabaco que entró en vigor hace cuatro años.

En ocasiones me despierto en mitad de la noche despavorido y recubierto de un sudor lechoso: he tenido otra pesadilla con aquellos apocalípticos anuncios del telediario de Telecinco de diciembre del 2005. "Quedan 8 días". "Quedan 7 días". "Quedan 6 días"... etc. ¿Para qué quedaba ese tiempo? Pues para que hosteleros y gobierno se rieran de nosotros fingiendo que se había prohibido fumar cuando, en la optatividad, el 99% de los locales optaron por continuar dejando que se fumara. Y es de lógica: yo también lo hubiera hecho. Los fumadores contentos, y los que no lo somos, igual que antes (no peor). No he dejado de ir a tomar café desde enero del 2006, pero claro, tampoco he dejado de toser.


No he probado un cigarrillo en mi vida, me da un asco supremo (qué cosa más asquerosa que besar una boca fumadora, además), el humo en lugares cerrados siempre me ha afectado a los ojos cuando llevo lentillas, pero es que desde hace tres años sufro de una dolencia innombrable en los pulmones, que hace que me ponga a toser descontroladamente con los cambios bruscos de temperatura, los olores fuertes, los humos y de entre todos, el número 1 es el tabaco.

No me quiero ni acordar de las comidas de empresa del año pasado. En la de Navidad, que fue el 19 de diciembre, mis compis se la pasaron fumando desde las 3 de la tarde a las 3 de la madrugada. Resultado: el domingo 21 estaba en urgencias con bronquitis aguda. En otra que se hizo en junio, no menos de diez mujeres (lo siento, son las que fuman más) estuvieron fumando en mi mesa mientras comíamos. ¿Cabe concebir asquerosidad mayor? Cuando estoy con gente que fuma lo paso fatal, tengo una pandilla en la que todos me caen de oro puro, pero en invierno no puedo quedar mucho con ellos porque fuman todos como carreteros, y además encadenan los cigarrillos.


Sé que en el 2004 Irlanda fue el primer país en aprobar una restrictiva legislación antitabaco. Otros países siguieron, y -oh, gran injuria- aquí la ley que se hizo no pasó de una parodia, cuando podía haber sido una oportunidad histórica. (Ya digo, aquello parecía el apocalipsis: "Se acabaron los malos humos", "Esta escena tiene los días contados", y los telediarios sacaban a uno apagando una colilla). Resultado: no cambió nada. Ahora en el horizonte se barrunta un endurecimiento de la ley en España, parece que por fin se va a prohibir de verdad fumar en lugares cerrados.

El gremio de hosteleros está que trina, y tienen toda la razón del mundo. Sobre todo los que acometieron reformas costosísimas en sus negocios para adaptarse a la nueva legislación. El gobierno les ha gastado una broma muy pesada, no cabe ninguna duda, pero que la paguen con los políticos, no con mi salud -G.R.A.C.I.A.S.!!! ¿En qué momento pareció buena idea mezclar comida y bebida con tabaco? Según los fumadores, es el máximo placer de los dioses, pero para el resto de los mortales, la mezcla de aromas y sabores (por no decir el ataque de las partículas de humo) es cosa de vomitismo.


"¿Cómo me voy a ir a la calle a fumar, con el frío que hace?" -clamaba un pavo indignado en la tele antesdeayer. Pues yéndote, gilipollas. Te voy a contar una escena. Estados Unidos, exterior día, enero. La nieve no nos deja andar. Los mocos se congelan antes de abandonar las fosas nasales. En las puertas de los negocios, de las universidades, los fumadores se encogen tiritando y fumándose su imperdonable cigarrito. Y dad gracias de que España no tiene el mismo clima que, digamos, Nueva York. Soy un nazi antitabaco, lo sé. Si te pones a fumar a menos de cinco metros de mí en un lugar cerrado te atacaré con uno de mis tres inhaladores.

A ver si de verdad se hace verdad esta noticia-globo sonda con la que nos regalan los noticiarios casi todos los días. A ver si de una vez prohíben fumar en los bares y restaurantes, coño. Yo es lo que le he pedido a los Reyes.

lunes, 14 de diciembre de 2009

Milkito: What's the Story?


-“Buenas tardes. Soy Chevy Chase y usted no lo es.”
(Chevy Chase)




Bueno, bueno, bueno! Por una vez dejaré de lado mi habitual ecuanimidad para entrar de lleno a injuriar a un personaje querido y odiado por todos a partes iguales. Estoy hablando del inefable Milikito a.k.a. Emilio Aragón. Ser hijo de Miliki (credenciales que en cualquier otro asegurarían el Olimpo y el Parnaso, por lo menos) no le ha servido a Milikito para continuar con dignidad la honrosísima estirpe payasil de su padre, tío, etc. No, él no. Él ha dilapidado ese caudal de talento que forzosamente debe correr por sus venas para convertirse en una problemática figura: empresario voraz con careta de buen rollazo.

Creo que habrá unanimidad en valorar que la mejor etapa artística de Milikito fue aquella en la que ejerció de “mudo” en la gloriosísima troupe de Los Payasos de la Tele. A diferencia de esos hedonistas y mecanizados payasos que poblaban los circos del mundo hasta entonces, asustando a los niños con sus grotescas caras pintadas, Los Payasos de la Tele eran geniales: sin pintar, cercanos, risueños, cantaban, hacían creativos juegos de palabras y vestían una divertida camiseta roja idéntica a la que nos poníamos en mi colegio para hacer gimnasia.


Tengo entendido (si hay algún payaso entre los lectores que me corrija) que la figura del “mudo” es crucial en la carrera de tan digna profesión, y supone un periodo de aprendizaje obligatorio por el que todos deben pasar. Así, si un payaso es capaz de hacer reír solo con sus caricas y su comedia física, qué no logrará cuando se líe a soltar chistazos por esa bocaza. Desafortunadamente, el buen Milikito comenzó a hablar, y a cantar, y la camiseta roja de su clan pronto se le quedó pequeña.

La siempre nutritiva Wikipedia define a Emilio como “un actor, humorista, músico, director de orquesta, compositor, ex payaso y empresario audiovisual español, “presidente de la cadena de televisión La Sexta. Y tengo entendido que también inventó el chicle. ¿De payaso mudito a hombre del Renacimiento? Qu’est-ce que c’est cette vision? Ya en 1983 –había abandonado Los Payasos de la Tele dos años antes- Milikito dio muestras de un preclaro talento protagonizando y escribiendo el seminal show de sketches Ni en vivo ni en directo.


¿Quién no recuerda los sketches del dictador de “Menos samba y más traballar”, o al hombre que seguía sin desviarse la infinita línea blanca? ¿Quién no recuerda sus plagios de Chevy Chase o Bill Murray, que Emilio había visto y aprendido en los USA con el Saturday Night Live? El resto de los 80 la carrera del hombre fue un poco “lenta” pero los early nineties le vieron reinventarse como presentador televisivo en Saque bola (seminalérrimo programa de chistes de Canal Sur) o todos los formatos de VIP en Telecinco.

Durante estos años, el buen Milikito no descuidó su faceta musical, editando varios álbumes de notabilísimo éxito. Con su depurado look de gafotas, chaqueta sin corbata y playeras casual Milikito encarnó una suerte de versión ibérica de Huey Lewis, legándonos clásicos de la talla de “Te huelen los pies” o “Cuidado con Paloma, que me han dicho que es de goma”, equidistantes del power pop y la novelty song (sus mayores logros desde la sintonía de La aldea del arce, 1986).


Pero no sería hasta mediados de la pasada década en que Emilio Aragón Jr. alcanzaría el estatus de superestrella nacional, con su máximo logro artístico: el personaje del Dr. Nacho en la entrañable serie Médico de familia (1995-99). ¿Quién no vio el último episodio de la serie? ¿Quién no se palotizaba en esa época con Lydia Bosch? Baste decir que en su momento Médico de familia fue un referente moral de nuestra juventud, nuestra infancia y nuestra senectud, y que consiguió lo hasta entonces impensable: desalojar de nuestros corazones a la recién cancelada serie Farmacia de guardia (1991-95).

Desde entonces, Milikito se ha embarcado en un rosario de proyectos televisivos malogrados, series de mediocre calidad y discreto éxito, dirección de orquesta, composición de ballets, óperas y todo lo que se le ponga a tiro. En 2006 alcanzó el poder omnímodo al erigirse en presidente de La Sexta, en otras palabras, que el Gran Wyoming, Buenafuente, Patricia Conde y el Calvo de la Fórmula 1 (entre otras figuras) han de rendirle pleitesía.


Justo cuando empezábamos a olvidarnos de él, de sus lamentables actuaciones cinematográficas (que la piedad o el pudor me han dictado obviar aquí), justo cuando ya pensábamos en él como un inconcreto hombre en la sombra, va Milikito y se nos descuelga como director de cine. Y no cualquiera, oiga, sino con Pájaros de papel (2009), una ambiciosísima producción sobre cómicos de la posguerra que en el trailer me ha parecido un cruce entre El viaje a ninguna parte (1986) y El viaje a ninguna parte (1986). Además, en su elenco figuran dos de mis actores más execrados: Carmen Machi y Lluis Homar.

A falta de ver la peli, me despacho aquí a gusto injuriándola, no sea que luego resulte que es buena y todo, y me tenga que privar que hablar mal de ella. Aunque no creo que vaya a verla, sinceramente, prefiero quedarme en casa viendo La Sexta y escuchando mis vinilos de Los Payasos de la Tele. ¿Cómo están ustedeeeees!!!

domingo, 13 de diciembre de 2009

Estatuas Verdes encumbra a Pereza


“Estoy en el coche con Luis Ramiro. Él no sabe que voy cargado de chupa chups.” Podría ser el comienzo de una novela pero fue el sugerente mensaje que recibí el pasado viernes a las 9 de la noche, cuyo poder evocador me recordó al principio de Miedo y asco en Las Vegas (1971) de Hunter S. Thompson. (“Estábamos en algún lugar de Barstow, muy cerca del desierto, cuando empezaron a hacer efecto las drogas.”) El mensaje lo enviaba Migue, buen poeta, sobre un cantautor, poeta a su manera también. Yo no sabía que cuatro horas más tarde yo también iría en el mismo coche con los dos, y que en la radio estaría sonando Pereza.

Esta pandilla de amigos son hiperfans de Pereza, siempre que viajo con ellos ponen el disco. Aunque parezca increíble llevo meses barruntando el post de hoy, esperaba facturarlo hará unas semanas, tras verlos en directo, pero una desafortunada cadena de incidentes hizo que no pudiera ir al concierto. Mis amigos sí que fueron, y tengo entendido que estuvieron tan cerca de ellos como para comerles las bocas. El viernes por la noche dentro de aquel coche de madrugada hubo duras palabras dedicadas al grupo canalla de la Alameda de Osuna, mezcladas con elogios. ¿Qué está pasando con Pereza?


Es un hecho universalmente aceptado que todo lo que dice el telediario de Antena 3 es la pura verdad (¿cuántas veces será necesario que veamos a las estatuas vivientes de las Ramblas o la Plaza Mayor?). Hoy han dicho que Pereza son “el grupo del momento”, a cuenta de una actuación suya gratuita por sorpresa en la sala Moby Dick. El timing me ha hecho gracia, ya que precisamente el pasado viernes (seis horas antes de montarme en el coche donde se tarareaban sus temas) me había comprado Aviones (2009), su último disco, que hoy he puesto como Disco de la semana.

Esta tarde acudo a una de esas quedadas de café y guitarras y la anfitriona y guitarrista ha buscado mi complicidad para cantar por Pereza, nuestro común placer culpable. Si hace un tiempo se comentaba aquí la idoneidad o no de que nos guste Sting, ¿qué diremos de este dúo de melenudos? Pereza deben estar pasando por un buen momento (“Ahora que todo va tan bien, que hay dinero y agotamos el papel, que somos portada y de repente estamos buenos y el jefe nos invita a comer.”), pero cada paso que dan hacia el éxito los aleja un poco más de cualquier pretensión de credibilidad indie o de integridad rockera que albergaran.


No voy a discutir esto, sería demasiado largo, solo os digo que me creáis, que Pereza son cada vez más Hombres G y menos Rolling Stones, pero la Buena Nueva que os trae Estatuas Verdes es que eso no debe para nada significar un problema. ¿Que tienen éxito? Genial. ¿Que venden discos? Olé sus santos huevos. ¿Que cultivan una pseudoimagen de chicos malos? Más mamarracha va Alaska y nadie se mete con ella. Y lo que quiero decir con esto es que me gustan Pereza, independientemente de su credo o de su ética, porque ni ellos mismos se toman en realidad demasiado en serio: ese es el rock and roll a mi juicio, divertirse y ganar dinero, no suicidarse y sufrir.

Un ejemplo: Pereza son responsables de una de las frases más desvergonzadas de todo el pop español, a la altura de las peores rimas de Mecano u Hombres G. Está en la canción “Beatles” y dice: “En Barna todos tienen vespa” (escuchad el tema y os impactará más.) Cualquier otro artista sería merecedor del paredón, pero Pereza salen triunfantes por lo mismo que cuando dicen “Lo más rock and roll de por aquí” (“Lady Madrid”) porque están jugando a ser chicos malos y lo saben, y nos lo quieren hacer saber. Por eso no resultan ridículos, porque su máscara nunca llega a convertirse en una piel.


Luego podrán acompañar al Sabina y ponerse la guitarra en bandolera, compartir teclista con Quique González o hacer un dueto con Ariel Rot. A lo mejor mañana graban un tema con Miguel Bosé, si es que les apetece. Para callarnos la boca quedarán sus grabaciones, verdaderos esfuerzos por dignificar la mejor tradición del pop rock comercial español (Ronaldos, La Frontera, Rebeldes…), incorporando elementos de folk rock, guitarras estonianas, rock sureño o pop sesentero. Al que no me crea le invito a escuchar sus dos últimos álbumes, Aproximaciones (2007) y Aviones, y al que no le gusten que no mire.

El viernes pasado en el coche de mi amiga alguien vertió críticas acerca de las letras del grupo, dudas sobre de su autenticidad. Pero aunque enfáticas, quedaron soterradas por otras cuatro voces que cantábamos con gusto –también con un punto de guasa- los temas de Pereza, que para eso tenemos el disco.

viernes, 11 de diciembre de 2009

Cuéntame otra vez qué Beatle era el bueno...


Cambiando de tema, hoy vamos a hablar de los Beatles. Lo fácil hubiera sido hacerlo hace tres días, habida cuenta de que hizo años (29) de que asesinaron a John Lennon. ¿Lo mataron el 8 o el 9 de diciembre, Porerror? Ja, ja, ¡buena pregunta, señora! Esa duda marcó mi preadolescencia. Lo que pasó fue que murió el 8 en USA, y aquí ya era día 9.


La siguiente y perentoria pregunta es esta: ¿qué Beatle era el bueno? (El mejor, se entiende). ¿Importa? No tanto, admito con rubor. Pero si estáis leyendo Estatuas Verdes es que os sobra el tiempo, y qué mejor manera de perderl..., de emplearlo que dirimiendo esta cuestión. ¿Qué Beatle era el bueno? Ringo no, en eso estamos de acuerdo. Pese a que objetivamente se demuestra que era el que más éxito tenía con las chavalas (en las pelis siempre le llegan a él más cartas de fans, y las pelis de los Beatles eran fidedignas, ¿no?).

Pese a que Marge Simpson pintara su retrato, o que fuera el favorito de Summer la de 500 días juntos (2009), es un hecho universalmente aceptado que Ringo Starr no fue el mejor Beatle. Y además le gustaba el country. Y protagonizó The Magic Christian (1969).


¿Fue George? Mmmm... existe una fuerte tentación de adjudicar a George, el Beatle tímido, la etiqueta de "tapado" del grupo, o de talento en la sombra. ¿En la sombra de qué? En la sombra del talentazo del tándem Lennon-McCartney, lo que automáticamente justificaría cualquier mediocridad por su parte. Digámoslo alto y claro: George está de moda. Se hacen discos tributo con sus canciones, se reedita su obra, se le versiona... yo mismo he sido visto llevando chapas de Harrison en noches de Pop y luna llena. ¿George, eh? Es innegable su aportación al grupo, su introducción de la filosofía y sensibilidad orientales que tan de moda estuvieron hace 40 años.

Sus piezas Beatle son exquisitas... a excepción de las que son un rollazo (que cada uno piense en una canción aburrida de George). Tal vez, y haciendo un ejercicio de frivolidad, podamos estirar la realidad como un chicle y aseverar que toda la obra de George, incluso la post-Beatle, queda salvada por el hecho de que tocaba el sitar en "Norwegian Wood". Y además era el Beatle al que mejor le sentaba la barba.


¿Paul acaso? Durante años no tuve ninguna duda, Paul era el Beatle ganador. Vale, no sería tan cool como John Lennon, no se empelotaría, no se casó en Gibraltar, no era pacifista... pero sus melodías son imbatibles, y es bien sabido que la música de Paul ha sido la mayor influencia individual sobre el género del power pop (seguida de cerca por la de Pete Townsend). Paul en los Beatles le dio un baño a John, ahí no transijo. Aunque ahora que no nos oye nadie admitiré que sus letras palidecen frente a las del gafotas. Paul en solitario ya es otra galaxia. Empezó de forma impecable y luego nos ha dejado un par de docenas de temas imperecederos pero no ha sabido conjugar su problemática faceta de apóstol del buen rollo con la de multimillonario.


¿John? Se empelotaba, hacía discos a base de peos y eructos, era pacifista, se casó en Gibraltar... ¿y qué? Si no fue a la cárcel en su momento por perpetrar "Revolution #9", no somos nosotros quiénes para juzgarlo. Su vida entre 1965 y 1980 me parece un catálogo continuo de payasadas, su muerte inflamó el mito pero por supuesto de esto último no tuvo la culpa el chaval. Y no transijo: en los Beatles, John le dio a Paul un buen baño (lo dejaremos en empate, then). ¿Y en solitario? Las canciones de John fueron menos bonicas que las de Paul McCartney pero hacían más daño, y por tanto para John es el trofeo de ganador.

A medida que va pasando el tiempo constato que la obra de John (en solitario) va resistiendo cada vez mejor el escrutinio, mientras que la de Paul se va desmoronando como un pastelón de azúcar. Huelga decir, en todo caso, que si los Beatles fueron lo que fueron es porque la suma de los cuatro daba algo mejor que 1+1+1+1. Conclusión: por más que me duela el admitirlo (me cae mejor McCartney), John era el Beatle bueno. A mí me ha costado 32 años darme cuenta, dejad de gritarme.

martes, 8 de diciembre de 2009

De jardines ajenos


En cierta ocasión, una persona muy especial me prestó un libro del buen Adolfo Bioy Casares titulado De jardines ajenos (1997). La obra –que en su momento no me impresionó demasiado, hay que decirlo- es una colección miscelánea de citas recogidas por el autor a lo largo de su vida, que por algún motivo le habían llamado la atención. La idea no es nada mala, pero sigo pensando que lo mejor que tiene ese libro es su título. Siempre un paso por detrás de los Grandes, llevaba tiempo pensando en componer un post que consistiera exclusivamente en citas de otros, a la manera de los epígrafes que suelo incluir.


Anoche, corto de cambio, intenté pagarle a un taxista de Miciudad con una moneda de 2 libras, lo que el buen hombre no apreció en absoluto. En el canto de dichas monedas puede leerse una cita de Newton que a su vez el grupo Oasis utilizaron para titular su cuarto disco. Esta coincidencia cósmica (además de otras que el pudor o la impaciencia me impiden referir aquí) fue lo que me decidió a daros este post hoy. Y cómo no, comienzo con la cita científico-monetario-britpopera:


“Si soy capaz de ver más allá que nadie, es sólo porque estoy de pie sobre los hombros de gigantes.” (Sir Isaac Newton)

“Tener el valor, sabiendo previamente que vas a ser derrotado, y salir a pelear: eso es la literatura.” (Roberto Bolaño)

“La sabiduría llega cuando no nos sirve para nada, no se puede evitar.” (Fito Páez)

“Era negado para el romanticismo, el flirteo civilizado. Era un seductor de casa de socorro.” (David Trueba)

“La vida es sólo lo que se hace.” (Pablo Neruda)

“Bienaventurados los que catan el fracaso porque reconocerán a sus amigos.” (J.M. Serrat)

“Justo cuando estaba empezando a sentirme bien, tú al teléfono.” (Chris Bell)

“Cría fama y échate a reír.” (Escuchado en un bar de La Palma del Condado, Huelva)

“La muerte y los gin-tonics nos igualan a todos.” (Kike)

“-¿Qué es lo que más os aterra de la pureza?
-La prisa –respondió Guillermo.”
(Umberto Eco)

“Quien no sabe lo que busca tal vez no sepa que lo ha encontrado.” (Luis Manuel Ruiz)

“Después soñé que soñaba.” (Antonio Machado)

“En un mundo podrío y sin ética a las personas sensibles sólo nos queda la estética.” (Ivà)

“¡Inyéctale veneno para que muera con dolor!” (Una amiga aconsejando a otra en un bar de copas)

“Tu corazón, cerrado por reformas, vagando va en la música sin querer contestarme.” (Luis García Montero)

“Las noticias de ayer son el papel para envolver pescado de mañana.” (Elvis Costello)

“Una clara conciencia de lo que ha perdido, es lo que le consuela.” (Jaime Gil de Biedma)

“Era el amanecer, las blindadas vanguardias del Tercer Reich entraban en Praga.” (J.L. Borges)

“Antes muerta que del Betis.” (Escuchado en un bar de tapas de Sevilla)

“Tu sexo es carne de aceituna de un olivo en la carretera.” (Quique González)

“Yo no soy una de esas ilustres amigas tuyas que la comen tan bien.” (Tulsa)

“Río esta vez sin argumento, sin atención apenas.” (Miguel Ángel Barea)

“El frío de la vida le helaba el corazón.” (Boris Vian)

“A veces me pregunto si de dónde, si de padre o de madre o cordillera, heredé los deberes minerales.” (Pablo Neruda)

viernes, 4 de diciembre de 2009

Jon Cryer es mi nuevo dios


Querido Jon:

Ayer acabé de ver La chica de rosa (1986), del admirado John Hughes. Últimamente estoy haciendo como en Las 1.001 noches, veo media peli, me acuesto y al día siguiente termino de ver esa y empiezo otra, que dejo a medias. No recordaba lo buena que era La chica de rosa (no la veía desde que nuestra profe de inglés nos la puso en 1º de BUP), decididamente se eleva de la media de toda la producción “teen” o institutera. Los problemas que aborda, el calado social y la angustia de los personajes no son los típicos de una comediota estándar de buen rollazo. No me extraña que esta peli se considere hoy día “culturamente significativa” (All Music Guide dixit).

Y qué decir de la banda sonora, a mitad de camino entre la new wave y el college rock ochentero, es una delicia. Además, me reconcilia con grupos tecnoides como OMD o New Order (el tecno-pop era bueno, ¿eh?). Pero tú y yo sabemos cuál es la canción de la película, se trata de “Try a Little Tenderness” de Otis Redding, de la que tú haces un cómico playback para llamar la atención de las chicas en esa imposible tienda de discos. Ay, buen Jon! (¿O debería decir Duck Man, que es el apodo de tu personaje?). Te pasas toda La chica de rosa ligando menos que las gatas del Vaticano, sufriendo en silencio las almorranas de tu amor por Molly Ringwald.


Eres el amigo fiel, el paño de lágrimas, el pagafantas que ella no se merecía. En su hora más decisiva haces el sacrificio supremo y la animas a que se vaya con otro, todo por verla feliz. Tú no eres como esos pijeras guaperas rubiales conquistadores que revolotean por el elitista instituto al que tu amiga y tú acudís becados porque provenís de un barrio pobre. Ellos visten con chaquetas de lino en tonos pastel, tú con estrafalarias chaquetas pseudomilitares, zapatos de cowboy y un tupé trasnochado. Pero tú y no ellos, amigo, eres el hombre admirable de la película (sobre todo en lo ético, ya que no en lo estético).

Menos mal que en el cine existe justicia poética y al final te acaba entrando una rubiaza que no te esperabas. Tú y yo sabemos que en la vida real estas cosas no ocurren, pero estamos en una peli de John Hughes, donde la gente soluciona las crisis escuchando a los Smiths, y sabemos también que la peli en última instancia es tuya, buen Duck Man.


Contemplando tu exigua carrera observo, Jon, tu otro papel secundario más sobresaliente: aquel de Bisojo en Hot Shots (1991), el piloto de combate cegato y bonachón relegado a labores de control aéreo debido a su visión defectuosa. Ahí también eres el amigo fiel, el capaz de sacrificarse por los demás. Otro buenazo. Pero esto es Hot Shots y en lugar de Psychedelic Furs suenan The Platters, y ya estamos hablando de otra pelicula.

Estos días leo que te estás forrando con esa sitcom que echa La 2 titulada Dos hombres y medio (2003- ). Confieso que no la veo tan a menudo como debiera debido al papel de tu hermano en la pantalla, el que fue tu colega en Hot Shots Charlie Sheen. Me carga su papel de ligón sabelotodo en esta serie, para eso ya teníamos a Joey de Friends (1994-2003), que ligaba aún más pero con su tontuna nos alegraba la vida. El personaje de Charlie Sheen es un antihéroe, todo le acaba saliendo mal pero no mola tanto porque iba de listillo. Leo que esta serie está cosechando exitazos de audiencia y premios, y que tú te estás forrando, Jon, bribón: te lo tenías merecido.


Es por eso que desde la admiración a tu trabajo hoy me he propuesto fundar una iglesia para poder seguirte como tú te mereces. La Primera Iglesia de Jon Cryer ha de ser una institución forzosamente irrisoria, donde valores como la amistad, el pagafantismo y la miopía ocupen un lugar destacado. Y la música de los Smiths. Aquí y ahora, yo me postulo humildemente como tu presbítero, Jon Cryer, como tu enviado en la Tierra, y me comprometo solemnemente a expandir por las cuatro partes del mundo tu Buena Noticia de humor patoso y bienintencionado.

Sabido es que hay ya trillones de iglesias de temáticas bien bizarras, como las de Elvis Presley, Star Wars o Maradona (pensándolo bien, he ido a coger tres ejemplos de causas nobilísimas y dignísimas de adoración). ¿Por qué no una Iglesia de Jon Cryer? Así sea.
 
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