Vivencias polimórficas de un treintañero perplejo.

jueves, 30 de abril de 2009

Estrellas grandes


Cual especie de Bill Murray rural sabéis que vivo, en cierto modo, atrapado en el tiempo: leer el periódico del día anterior es lo único que me queda. Leo en El País ya no sé si de ayer o anteayer que en el día de ayer o anteayer tocaron en Málaga el mayor grupo musical que ha parido madre, namely Big Star. Casi me da un jama al leer en “El diario independiente de la mañana” los palabros power pop, Badfinger, Alex Chilton, Chris Bell y Raspberries, todos en el mismo párrafo. Y no, amigos, no son los nuevos sabores de helado de Ben & Jerry’s, se trata de mi estilo de música favorito y alguno de sus mayores exponentes.

El mejor grupo del globo ya quedamos en que son los Beatles, pero como debe haber música después de la música y pop después del pop, a la caída de los de Liverpool se alzaron estas bandas que pensaban que los estaban imitando y que en realidad no sonaban en absoluto como ellos, crearon un subgénero nuevo que solo años después fue dado en llamarse power pop. Por eso los grupos actuales de power pop en realidad no suenan como los Beatles, sino como Badfinger, Raspberries y estos señores a los que hoy rendimos tributo: Big Star.

Sabido es que en Estatuas Verdes tiene su casa la hipérbole, pero en esta ocasión las exageraciones no las proporciono yo sino que corren de la cuenta de los críticos de rock. Se ha dicho muchas veces que Big Star han sido el grupo más influyente después de la Velvet Underground, ida de olla por demás, pero lo que sí es cierto es que su impacto y su influencia en la música “alternativa” es simplemente incalculable. Son pieza clave del pop, pero también del grunge, del punk melódico y me atrevería decir que del country alternativo. Para que os hagáis una idea, a esta gente los han versionado Teenage Fanclub, The Posies, Garbage, Wilco, Matthew Sweet o Afghan Whigs. ¿Quiénes son Big Star y qué hicieron?


Simplificando, eran cuatro: Alex Chilton, Chris Bell, Jody Stephens y Andy Hummel. Simplificando aún más, el talentoso Chris Bell se fue tras hacer solo un disco (para grabar otro en solitario y fallecer en 1978), Andy Hummel tambien se fue, y en la actualidad quedan Chilton (ex niño prodigio sesentero con Box Tops), Stephens y el (mejor) 50% de los Posies: Ken Stringfellow y Jon Auer, que tocan con Big Star desde 1993. La discografía de Big Star es exigua y fragmentaria, sacaron en 2005 In Space, que me da miedo escuchar, pero aquí nos quedaremos con sus tres discos canónicos.

#1 Record (1972) es la mezcla perfecta de rabia juvenil, diversión, romanticismo ñoño y energía. Cuando no había Playstations, se ve que la juventud se dedicaba a esas cosas. “Soplo de aire fresco” tal vez sea la frase más repetida en las críticas de este prodigioso álbum. Lo cachondo del tema es que, una vez se fue Bell (en su disco en solitario póstumo también metieron mano otros miembros de Big Star, no os creáis), Chilton y el resto se sacaron de la manga en 1974 Radio City, el que probablemente sea –superquitada de careta- el mejor disco de power pop de todos los tiempos, y uno de los mejores de la historia del rock.


¿Tuvieron éxito, Porerror? Ninguno, señora, como pasa siempre. ¿Poperos à la Beatle en el Memphis de los early seventies? No creo. Pues entonces estos joyones serán inencontrables, ¿no? Auténticas rarezas. Pues mire usted por donde que no: los dos discos #1 Record y Radio City se encuentran fácilmente en CD en formato “2 x1” a menos de nueve euros. ¿Y cómo es que no me ha dado nunca por comprármelos y hacer a este grupo todavía más grande? Pues eso mismo digo yo, señora, a partir de leer este post ya no tiene excusa.

Los planes para un tercer album de Big Star se fueron al garete, pero el material grabado de manera trabajosa y a pellizcos se encuentra fácilmente bajo el título Third o Sister Lovers, que al parecer hubiera sido como se iba a llamar el disco. Estas grabaciones, amén de contener curiosidades como versiones de los Kinks, la Velvet o Nat King Cole, no son meros recortes. La música del “tercer disco que no fue” constituye un testamento acojonantemente vital del proceso creativo de un grupo en descomposición pero que todavía guarda un talento que le rebosa por los cuatro costados (algo así como el Let It Be -1970- de Beatles o el Yankee Hotel Foxtrot -2002- de Wilco).


Me mola que dos de sus alumnos más aventajados, Auer y Stringfellow, hayan retomado la antorcha del grupo y que Big Star sigan bien que mal en la brecha, con mucha dignidad, dando conciertos y grabando cosillas. Tocaron en Málaga el otro día, dicen. Algo había oído anunciado, pero no me había querido ni enterar. Me contaron que para el festival Territorios de Sevilla del año pasado, uno de los programadores consultó a un erudito musical local sobre qué grupo de “dinosaurios” molaría más traer, si a Big Star o a los New York Dolls. Al final se optó por New York Dolls, nunca se lo perdonaré: era como escoger entre champán francés o Casera blanca.

Pero claro, tal vez los New York Dolls resultasen más comerciales. Al fin y al cabo, ¿a Big Star quién los conoce?

miércoles, 29 de abril de 2009

iFreak


"No todo el mundo quiere una máquina que ha sido lavada con lágrimas de unicornio"
-David Webster, directivo de Microsoft, en referencia a los Macs.





Yo Tarzán, tú Chita. He, she, it, they, you, we, I, i, iPod. Tenía algunos reparos a la hora de escribir el post de hoy, porque yo soy así, señora. Pero tras una última conversación esta mañana con el Grillo Solitario me he convencido. Hablemos del universo Apple/Mac o como se llame. Hablemos de la crema de la crema de la frikoideología, una casta, una élite. En inglés se dice “cult” (de ahí viene “la obra de culto”), que quiere decir “secta”.

Porerror, eres un fraude. ¿Cómo tú, que la semana pasada estrenaste iPod, que ya tenías uno desde hace años, te atreves a despotricar contra el universo blanco Apple? Pues por eso mismo. Vamos a ver, yo no estoy en contra de los productos Apple, ni voy a criticar su valía o su utilidad práctica cuando la tengan. Y por supuesto no me voy a privar de adquirirlos o usarlos en cuanto me convenga. Tampoco quiero ofender ni atacar a sus usuarios (sería mongolo: me encuentro entre ellos), pero sí un poquito a sus fans, sobre todo a los más devotos. Y más que nada en este post lo que pretendo es desenmascarar la supuesta mística de la marca blanca de la manzanita.



Como no entiendo nada de ordenadores, técnica ni electrónica, me encuentro absolutamente incapacitado para echar barro a Apple, su hardware, su software, sus pogramas, sus cachitrastos. ¿Qué me queda entonces? Atacar desde mis dos zonas de influencia: la ética y la estética. El novelista yanqui Don DeLillo hablaba de los "rostros en la multitud enmarcados por dos líneas blancas en V": ¡Oh! Empecemos por la estética: el supuesto punto fuerte de esta marca.

¿Quién ha decretado que los ordenadores o aparatos de mp3 blancos sean los más bonitos? ¿Desde cuándo -como no sea desde el Padre Adán- una manzana mordida es un símbolo cojonudo? Si redondear las aristas se considera la cumbre del diseño, si darle pellizquicos a una pantalla es lo más in, then consider me out: desmonten el volumen que me apeo. No voy a negar que la primera vez que, hace diez años, vi unas iMáquinas me quedé impresionado: eran ordenadores sin torre, de color naranja o turquesa. Pero también me quedé impresionado la primera vez que vi un exprimidor eléctrico, y que queréis que os diga, mi portatil HP color negro brillante me resulta infinitamente más bonito que cualquier MacBook.


Admito que me da coraje la imagen corporativa porque trata de hacer lo que todas las coporaciones del planeta: disfrazar su ilimitada ansia de poder y dinero tras unas ínfulas de filantropía y buenrrollismo. Los jipis usan Mac, los hombres malos de la pradera seguimos con Windows y PC. Ya. Y aquí entramos en el terreno de la ética. De esos anuncios con fondo blanco con gente sana y sonriente que exclama “Hazte con un Mac”. Si no habéis visitado la página web de Apple, os lo recomiendo. Descubriréis inquietantes epígrafes como “Anatomía de un Mac” o “¿Tú qué iPod eres?”
Una visita a una Apple Store puede convertirse en la experiencia más traumática desde que os hicieron la revisión médica en el cole con 14 años. Sonrientes dependientes te bombardean con datos frikis sobre cuán maravillosos son sus iPods y sus fundas de plástico que cuestan seis mil pesetas, pero pese a lo práctico del aparato me resisto a creer que valga lo que cuesta (descontado el ramoncinesco pellizco que la SGAE se lleva en concepto de canon).

Tengo un iPod, ya es el segundo que me regalan y la verdad es que se ha convertido en un compañero inseparable de mi día a día, no ando por la calle sin él, lo mismo que antes me pasaba con mis walkmans, discmans y antiguos reproductores de mp3, por otra parte. Este iPod es más práctico para muchas cosas pero menos para otras, y no pasa nada. Tiene función shuffle (o “chufla”, como dice el buen Grillo) pero el acceso a las carpetas es un auténtico infierno. Tiene 120 GB de capacidad pero ¿quién necesita realmente 120 GB de música, si no es para pasearla? Y así sucesivamente.


Me hacen gracia las parodias del universo Apple como aquella del iJam o una reciente que he visto anunciando el iAbaco (“con una tecnología que lleva siglos o milenios de ventaja”). Imitan la estética, la ética, las payasadas Apple. En el fondo sé que están enraizadas en un sentimiento de admiración, igual que me pasa a mí: de amor-odio. No sé si algún día llegaré a ser digno de acceder a tan elevada cofradía como la compuesta por los Macófilos, pero por si acaso tened cuidadín, no sea que un día entréis a ver mi blog y le haya cambiado el nombre por el de Manzanas Blancas.



[Tengo como norma jamás modificar un post a posteriori una vez publicado, pero como la realidad supera a Estatuas Verdes, me acabo de encontrar con la cita del epígrafe (que no estaba esta mañana) en un artículo de Newsweek sobre la guerra entre PC y Mac, a cuenta del nuevo anuncio de Windows. Tengo como norma también no linkar vídeos, pero como hoy es el día de saltarse las normas, no os lo perdáis]

lunes, 27 de abril de 2009

Hitler bebía mucha Fanta


A menudo me pregunta la gente “Porerror, ¿de qué trata tu blog?”. Leed el post de hoy y entenderéis por qué no sé responder. :)





Picture this: una reunión de jerarcas nazis, del estilo de esa que aparece por ejemplo en la peli Valkiria (2008). Todos planeando dominar el mundo y matar a mucha gente alrededor de una mesa. Tienen mapas de Rusia, maletines, dossieres secretos y están bebiendo… ¿Coca-Cola? En la vida, compare! –como dice mi amigo de Jerez. ¿Solución? Que beban Fanta.

Si esto os parece más bizarro aún habéis de saber que pudo pasar perfectamente, todo lo que sale en Estatuas Verdes está basado en rigurosos hechos reales. La historia es muy conocida, pero yo –pese a ser un freak de la 2ª Guerra Mundial- no la sabía. Me entero leyendo el excelente libro titulado Deutsche Soldaten (2008), en el que Agustín Sáiz recopila “Uniformes, equipo y objetos personales del soldado alemán, 1939-1945”. Me lo ha regalado un amigo y es la leche, en él me entero de que la Coca-Cola era muy popular en la Alemania de pre-guerra [t]anto el Führer como el Ministro del Aire eran grandes aficionados al refresco”. Por lo visto, Coca-Cola patrocinó con gran éxito las Olimpiadas de Munich 1936, y para 1939 ya había 43 plantas embotelladoras en Alemania.



Al cortarle los USA el suministro a Alemania, los teutones se quedaron sin el “ingrediente secreto” de la Coca-Cola, y tuvieron que (bajo el paraguas de The Coca-Cola Company en todo momento) inventarse una bebida nueva, no yanqui, para que la bebieran los alemanes. En 1942, un tal Max Keith desarrolló un refresco a base de extractos de frutas llamado Fanta (de “fantasia: la de Dios, ¿eh?). La Fanta la conocemos y bebemos todos, en España es especialmente popular, ¿acaso somos todos nazis? En los USA la Fanta es muy difícil de encontrar, en parte porque hay millones de alternativas de refrescos de sabores, y en parte por la leyenda urbana de que la inventaron los nazis. Esto último no es cierto, pero sí que tiene su origen en ese periodo, como se acaba de explicar.

Me río con lo de que Fanta sea nazi, porque hace poco estuve bicheando un fanzine online que descubrí en el blog de Fran Nixon, el título del fanzine es Hitler de pequeño leía mucho, y es una especie de sátira indignada contra la lectura. ¿Contra la lectura, Porerror? No es contra la lectura en general sino contra sus excesos y algunos usos indiscriminados que de ella se hacen. En este sentido, el fanzine está más cerca de El Quijote (que también era contra la lectura) que de Joseph Goebbels (Ministro de Propaganda nazi, famoso por decir que cada vez que escuchaba la palabra “cultura” se echaba mano a la pistola por si acaso). Me fijo en el título: si Hitler leía, leer debe ser malísimo, porque Hitler ya quedamos en que era malísimo. Otra vez el argumento de la Ley de Godwin, un clásico de Estatuas Verdes.



Los que dicen que la Fanta es nazi se sirven del mismito argumento ridículo, pero hete aquí que en las últimas semanas me he enterado de otro supuesto sambenito que le han colgado a la pobre Fanta. ¿Sabéis lo que es un pagafantas? Os aseguro que en el Sur no se usa el término, pero se conoce el concepto. Aunque visto lo visto por Internet y YouTube en particular a veces se utiliza pagafantas como sinónimo genérico de “pardillo” o “gilipollas”, la mejor definición de “pagafantas” es el tío que está colado por una chavala con la que no tiene ninguna posibilidad pero él continúa quedando con ella una y otra vez en plan de amigos con la esperanza de que ella le quiera, y acaba convirtiéndose en una especie de patético confidente.

La cosa ha llamado mi atención ante el próximo estreno de una película titulada Pagafantas (2009), de Borja Cobeaga, en la que un chaval está enamorado de un pibón que no le hace caso salvo “como amigo”. Me ha interesado porque ya sabéis que me chiflan las comediotas adolescentes, y porque en la peli salen los chanantes Julián López y Ernesto Sevilla, aunque al bueno de Gorka Otxoa –el protagonista- no lo soporto. Me ha hecho gracia el concepto (para el que no tenía nombre), ¿a quién no le ha pasado alguna vez verse en una situación igual, y ha aprendido a base de palos, sea pagando Fantas o pilicrines a una tía que no te hacía ni puto caso? Lo cierto es que no estoy tan seguro de que esto ocurra al revés, que las niñas le aguanten eso a los tíos, me gustaría saber vuestras opiniones.


El nota que se queda prendado así de una chavala será un pagafantas, pero puede consolarse pensando que ella es directamente una nazi (si hacemos caso a la rumorología que mencionaba al principio). Yo me he tomado este tema muy en serio, llevo varios días bebiendo Fanta de naranja (hacía años…) para documentarme para el post. Me he acordado del buen Munilla, si él levantara la cabeza…! Y pensando en Fanta, Munilla y la Segunda Guerra Mundial me ha sobrevenido una terrible duda: ...la Fanta Zero, ¿qué la inventaron, los japoneses en 1941 para bombardear Pearl Harbor?

domingo, 26 de abril de 2009

Reencuentros


Este ha sido para mí un fin de semana de ausencias y reencuentros. Ausencias por la gente importante que no ha estado a mi lado, algunos (ley de muerte) no podrán ya nunca estarlo. Otros por otras leyes, hay otras circunstancias: no os aburro. Me centro en los reencuentros.

Quisiera destacar a quien sí he visto, ha sido todo muy raro, como un sueño. No es cosa ahora de ponernos tristes, pero creo que la tarde del domingo y vosotros lectores me perdonaréis que incida un poco en la nostalgia. Amigos de la infancia –la más tierna- los compis de pupitre, rodilleras de pana, soldaditos de plástico verde de las Fuerzas Armadas alemanas, las risas, los bocatas… recuerdos comunes de profesores tonantes que no veían más allá de sus narices y pretendían controlar una clase de preadolescentes a base de pastillitas Juanola.

He visto a gente de esa época, y de un poquito más allá: la adolescencia. “Mis amigos de verdad”, los llamo en plan jocoso, en realidad tengo varios juegos de amigos de verdad, nunca me fallan. Lo cierto es que me han faltado pocos, aunque gente importante, pero ya habrá ocasión. A los que he visto los veo más o menos a menudo, no con tanta frecuencia como ellos o yo quisiéramos, pero pienso que con los tiempos que corren, mantener una (o dos) pandillas desde el insti es toda una hazaña.


Quedé también con un amigo antiguo, pero de los modernos: modernito. Es un buen compi de carrera al que la vida lleva por una vía paralela, debemos hacer auténticos esfuerzos por cruzarnos, mas siempre se consigue. Baste mirar a otros de aquella época de los que nunca sé nada, o un dato al año, para notar lo enorme de este logro.

También tuve ocasión de ver a gente con la que hablo mucho en estos medios: Messenger, blog, e-mail o por el Facebook, pero que en persona están -pese a vivir en mi misma ciudad- más lejos. He visto al amigo con el que quedo siempre, o bien a hacer deporte o a hacernos confidencias. He visto a esos amigos cuya principal forma de comunicación es quedar para comer (para algo está el gimnasio de Cosica), mejor dicho, para atracarse de comer. Otros son más de café, y de comprar discos, incluso los hay de bailoteo y gin-tonics.

He visto a mucha gente y doy las gracias, con algunos he hablado solo por teléfono, o me los he encontrado por la calle. A dos de mis mejores amigos (que veo poco) sé que los recuperaré esta semana. Y si por fin me da por acudir a esa famosa Feria de Sevilla, no han de faltarme otros amigos y conocidos cuya presencia allí es insoslayable. A todo el mundo gracias, las relaciones se van construyendo (y destruyendo) poquito a poco, de modo que conozco su importancia. Este fin de semana también he oído hablar de dos reuniones familiares y he sido testigo (cuasi partícipe) de otra muy bonita. Por eso sé lo que digo y lo que hablo, amigos, gracias: sois mi segunda familia.

jueves, 23 de abril de 2009

Magia cristiana


Imaginad a un inocente chico de 14 años, recién llegado a fan de los Beatles. Por su cumple le echan el Diccionario de los Beatles (1992) de Jordi Sierra i Fabra, durante meses –casi años- será su libro de cabecera, de ahí lo aprende todo. En ese libro aprende, por ejemplo, que existió un grupo llamado Badfinger que hacía música bonita apadrinada por los Beatles (todavía no conoce el término power pop). Aprende que Badfinger tuvieron un Top 5 con el tema de Paul McCartney “Come and Get It”, escrita para una peli de 1969 titulada The Magic Christian.

Aprende que The Magic Christian la protagonizan Peter Sellers y Ringo Starr, que en ella sale Raquel Welch semi-en-bolas blandiendo un látigo… pasan los años y el muchacho no vuelve a oír hablar de esta película: ¿la habrá soñado? El chico se hace mayor, agota a los Beatles y se hace fan de Badfinger, se compra toda su discografía por Amazon.com, ve muchas pelis de Peter Sellers, lee libros de Terry Southern, visita Londres, come perritos calientes, le ponen multas de tráfico, viaja en barco… hasta que se convierte en un joven despierto y alegre, que en el día de su trigésimo primer cumpleaños recibe como regalo algo que ya había olvidado: el DVD de la peli The Magic Christian.


Solo que en español su título es Si quieres ser millonario no malgastes el tiempo trabajando. Al chico siempre le había escamado que, habiendo de por medio nombres tan enormes (Peter Sellers, Ringo Starr, Badfinger, guión de Terry Southern y los Monty Python), esta peli no fuera más conocida. Queda con el amigo que se la regaló, con otro que es experto en criptozoología, ven la peli y entonces comprende. Comprende no la peli, claro, sino por qué no es famosa.

Atención, pregunta: ¿Cuál de estas secuencias aparecen en The Magic Christian?

a) Yul Brinner travesti haciendo un baile
b) Peter Sellers recortando un Rembrandt
c) Ringo Starr junto a una piscina de mierda

Ojalá pudiera deciros que ninguna, pero la respuesta correcta es TODAS LAS ANTERIORES. Lluvia de ideas: negros fornidos, caretas de gorrino, sacos de dormir, caza menor con artillería antiaérea, un Hamlet maricón, un guardia de tráfico comiéndose una multa, Raquel Welch fustigando a Drácula (¿o era a King Kong?)… ¿Despropósito? ¿Genialidad? Sin lugar a dudas despropósito, amigos.

Sabido es que uno aguanta lo inaguantable y en pos de una supuesta amplitud de miras culturales se justifica lo injustificable. Pero The Magic Christian, episódico bochorno ajeno con pretensiones satirizantes en lo económico y en lo social, es como si tu sobrino de 5 años te contara -a la vez- Barbarella (1968), El sentido de la vida (1983) y Casino Royale (1967).


Lo que más me turba es que detrás de todo esto se encuentra la mente de Terry Southern, guionista de Teléfono Rojo… (1964), nuevo-periodista y autor de ficción alabado hasta el ditirambo por Norman Mailer, Hunter Thompson, Kurt Vonnegut, William Burroughs, Joseph Heller o Gore Vidal. Y es que al parecer The Magic Christian era una novela suya de culto de 1959, agudísima sátira anticapitalista que se contaba entre los libros favoritos de Peter Sellers (dicen que se la regaló a Kubrick), quien no paró hasta verla llevada al cine. Del libro nada digo porque no lo conozco, pero la peli: simplemente no cuela.

Lo lamento, sacar una película sin pies ni cabeza no es una sátira anticapitalista, por mucho que en ella aparezcan carteles de Mao y billetes de banco mojados en pipí. La actuación de Sellers es mediocre, la de Ringo inexistente, y el rosario de cameos (la Welch, el Brinner, Roman Polanski, Christopher Lee, Richard Attenborough, John Cleese, Graham Chapman, John Lennon…) no basta para enderezar un guión que, por decirlo piadosamente, “hace aguas” (igual que el trasantlántico que da nombre al engendro).


Ya sabéis que yo soy muchísimo de los años sesenta, mi década, ¿eh? Además me encantan las sátiras, el pop, las comedias corales… pero no me gusta que me tomen el pelo. Casino Royale, obra maestra. ¿Qué tal, Pussycat? (1965), todavía me estoy riendo. Teléfono Rojo…, la de Dios en vinagre. Pero el Magia Cristiana me da pesadillas desde que vi la peli. Los 60, ¿eh? ¿Es que acaso todo estaba permitido?

miércoles, 22 de abril de 2009

Iconografías bizarras


La pasada Semana Santa tuve la suerte de volver a París (a ver si os creíais que lo de las “estatuas verdes” se me ocurrió en mi casa leyendo a Neruda -¿qué glamour habría en eso?), fueron seis días de intensísimo pateo cultural. Fui con una persona cuya identidad quedará en el anonimato por su deseo expreso de que no se difundan sus viajes, pero baste decir que es alguien con quien, además de llevarme muy bien, comparto bastantes intereses culturales, y aprendo mucho.

Esto lo digo porque donde a lo mejor nosotros vemos un simple cruce de bulevares ella detecta una estatua verde de Rodin dedicada a Balzac, y eso siempre mola (me refiero a ver más allá de lo obvio, no a ser un jodido cultureta). En esta ocasión lo primero que visitamos fueron los Jardines de Luxemburgo, cercanos a nuestro hotel, pero por la parte del Observatorio. Pues hete aquí, que en el pico de estos jardines, que dan al Boulevard Saint-Michel, se encuentra una fontana o fuente absolutamente tremebunda, un vestigio más de glorias francesas pasadas, que pese a lo aparentemente convencional ha capturado mi imaginación desde entonces.

Una fuente más, unas estatuas de bronce oxidadas, pero cuya contemplación me causó un impacto tremendo. En cuanto la vi mi mente procesó que algo no iba bien. La expresión “error de Dios” comenzó enseguida a formarse en mi entendimiento, y de pronto caí en la cuenta de qué tenía la fuente para turbarme tanto: eran los animales. “Extraño comportamiento animal” fue otra de las expresiones de las que pude echar mano, y es que, aunque no soy experto en criptozoología –tengo amigos que sí-, hasta yo sé que las tortugas gigantes no escupen chorros de agua.


Pero no acaba ahí la bizarrada: si os fijáis en las fotos que he puesto, de la fuente emergen –desbocados- unos turbadorísimos “caballos de mar”, criaturas mitológico-imposibles que están huyendo despavoridos acaso de la mente febril que los ideó, o del taller donde se fraguaron tan pesadillescas criaturas. Estos caballos de mar (los llamo así por literalidad, por imposibilidad de darles otro nombre) son mitad jamelgo mitad sardina, una suerte de sirenos equinos que, definitivamente, no estaban en el Plan de Dios, ni en el del Big Bang (no me se ofenda ningún ateo). Recuerdo entonces lo que un compi de trabajo me contó de que en la fuente de la romana Piazza Navona, Bernini coloca en África un simple caballo bañándose en el Nilo, y lo hace pasar por un “hipopótamo”.

La respuesta a esta cajada la da la ignorancia o la mucha sabiduría: la etimología griega de hipopótamo nos remite a un “caballo de río”, y el buen Bernini, que en su pajolera vida había visto un hipopótamo dijo “¿Sí? Pues toma caballo en un río!” Quiero creer que la fuente parisina del Observatorio se erigió (1874) cuando ya se conocían los caballitos de mar, ¿no? Pero molaba más remitirse a Homero, Eurípides y todo el cuento. Este divertimento zoológico no pasaría de ahí si no fuese por el resto de la fuente: guirnaldas, cenefas y cornucopias y en lo alto, cuatro mujeres desnudas sosteniendo el Orbe. Lo que las mozas sostienen es el Universo entero, esférico, perfecto, la bola del centro es nada menos que la Tierra. A la esfera no le faltan sus signos del zodiaco, en fin, todo el panorama celestial tal y como precisamente NO se observaba ya desde el Observatorio de París, edificio de enfrente.


Las cuatro hembras en bolas no son otras que las “4 partes del mundo” (¿acaso hay otras?): Europa, Asia, África y América. En bolas pero con decoro, ¿eh? Europa es una belleza clásica de raza blanca (como no las había ni en la Grecia clásica), Asia una chinorri, África una Beyoncé y América una piel roja muy despendolada. Conmovedor, ¿no? Fotografío la fuente compulsivamente, como queriendo llevármela a mi patio de Cosica, mientras reflexiono en la bizarría y la complejidad de las convenciones de esa época medio clasicona que va desde la segunda mitad del siglo XVIII al primer tercio del XX. ¿Os habéis fijado? Tías en bolas a porrillo, y tíos también, hieráticos, sin ninguna intención palotística. Pero están ahí, y están en bolas, mientras la sociedad occidental (generadora de estos engendros escultóricos) iba involucionando hacia mentalidades cada vez más puritanas en lo sexual.

Por otra parte, el machismo y etnocentrismo de la escultura de estas épocas resulta, si se me permite, hasta entrañable. Los continentes son mujeres, ¿por qué? Me aventuro a dar dos explicaciones. Primero porque son más bonitas de mirar: curiosamente, en estas representaciones escultóricas, la chorba blanca o europea va siempre un pelín más recatada (pañito o así) que esas zorras indias, asiáticas o africanas, que al fin y al cabo van desnudas en su países de origen, ¿no? Segundo, por su simbolismo de fertilidad: ay! la de cereales, textiles, frutas, ganado, madera y minerales (las minas son úteros gigantes, ¿verdad?) que “nos dieron” a los europeos Asia, África y América entre la mitad del siglo XVIII y la del XX…. Con el Colonialismo hemos topado.


La contemplación de la fuente del Observatorio me retrotrae a otra contemplación anonadada de otro monumento al descaro, este sí que con clara intención celebratoria del Imperialismo, directamente. Me refiero al Albert Memorial de los londinenses Kensington Gardens. Se trata de un templete mandado erigir en 1872 por la Reina/Emperatriz Victoria en honor a su marido alemán muerto, y que Wikipedia describe mucho mejor que yo: “En el monumento hay nada menos que 169 esculturas de personajes representativos de los continentes africano, asiático, europeo y americano […] así como alegorías de la agricultura, artesanía, ingeniería y comercio”.


¿He oído lo que he oído? Agricultura (algodón de Egipto), artesanía (desindustrialización de la India), ingeniería (ferrocarriles de África Oriental y Occidental) y comercio (Bolsa de Londres). En cuanto a los “personajes representativos”, sí: negros zumbones, maharajás indolentes, odaliscas, fumadores de opio, putillas exóticas… salvo en “Europa”, donde hay dignísimas reinas de pelo recogido que no enseñan las tetas. En este sentido franceses e ingleses fueron iguales, y nosotros no porque no pudimos. Ya sabía yo que tanta estatua tan digna escondía una historia oculta de sangre, sudor y explotación. Ya sabía yo que a una tortuga de bronce no la pones tú a dos patas escupiendo chorros de agua así como así…

martes, 21 de abril de 2009

"Respetando a las mujeres con Philip Roth"


Hola, amigos. Buenas noches y bienvenidos a una entrega más de “Respetando a las mujeres con…”. Tras contar en nuestro plató con invitados como Rocco Siffredi, John Holmes, Silvio Berlusconi, Judd Apatow o Terry Southern, hoy le toca el turno al ínclito escritor norteamericano Philip Roth. Hablemos de penes. Hablemos de libros. Hablemos de libros y de penes, un aplauso para Philip Roth!

-P: Después de leer su famosísima novela El mal de Portnoy (1969), estudiada en cientos de universidades, me ha quedado una duda: ¿a qué raza o religión pertenece?

-R: Me ofende sobremanera que utilice las palabras “religión” y “Philip Roth” en una misma frase, don Porerror. De sobra sabe que Dios no existe, todas las religiones son una patraña y además Jesucristo vestía (y se peinaba) como un hortera. En cuanto a raza, soy judío, aunque a lo mejor en el libro no lo digo lo suficiente.

-P: ¿Piensa que su personaje protagonista (Alex Portnoy), con su continua referencia a su miembro viril y al autoerotismo puede en algún momento correr el riesgo de alienar a sus lectoras femeninas?

-R: Al contrario, tengo más que comprobado que al bello sexo, al que dicho sea de paso yo respeto como el que más, no hay cosa que más le guste que un buen rabo. Corría el año 1967 y me dije “¿Sobre qué puedo escribir que llame la atención, ahora que Vietnam, la pederastia, los viajes en el tiempo y San Francisco ya están cogidos?” Entonces me acordé de “mi hermanito pequeño” y pensé que lo más sensato era conjugar judaísmo y sexo. Mire si no a Woody Allen…. y él es famoso, ¿no?


-P: Qué duda cabe. Volviendo al tema del judaísmo, ¿de verdad cree seriamente (como hace su personaje) que los judíos de la segunda mitad del siglo XX en USA son una minoría oprimida comparable a los, digamos, negros e hispanos?

-R: ¡Cómo se nota que a usted le dejaban comer cerdo de pequeño! Y que no ha tenido que aguantar las sucias miradas de los nazis y sus crueles burlas y violencias…

-P: Bueno, usted y su personaje tampoco, habiendo crecido en la Nueva Jersey de los años 40-50…

-R: Ba, ba, ba! Comete usted el mismo error que todos los gentiles: pensar que pertenece a un “pueblo elegido”.

-P: ¿No es precisamente en eso en lo que se basa todo el judaísmo?

-R: Ah, mais ça c’est très different! Es que nosotros lo somos.

-P: Comprendo. Hablemos de su polla (hablando de todo un poco), tras leer El mal de Portnoy confieso que me han entrado ganas de hacerme maricón…. ¿tanto le gusta el manubrio?

-R: ¿A usted no? (risas)

-P: No veía tantos rabos desde que el nota de Supersalidos (2007) me enseñó su cuaderno. ¿Sabe?, su libro me ha recordado a un personaje de Patricio Fernández al que operan de fimosis y se vuelve un obseso de su propio pene.

-R: ¿Insinúa usted que la circuncisión, rito sagrado de la bella tradición judía –a la que por cierto odio, detesto, execro y abomino- es solo una broma?

-P: En modo alguno… y dígame, ¿es cierto que fue su madre quien le regaló su primer diccionario de sinónimos?

-R: Eso es rigurosamente cierto, todavía lo conservo. De hecho, de ahí aprendí los aproximadamente 78 nombres diferentes que utilizo en mi novela para referirme al miembro viril, incluyendo los términos judíos en yiddish.


-P: ¿Se reconoce en la frase “el Raskolnikov de las pajas”? (utilizada por el protagonista, Alex Portnoy).

-R: No me gusta caer en la falacia biografista [pensar que porque un escritor diga algo en un libro es verdad en su vida real], pero admito que El mal de Portnoy contiene ciertas dosis autobiográficas, sí.

-P: ¿Por ejemplo en escenas como cuando el protagonista mete el churro en un filete de hígado de ternera, en una manzana, en unas cortinas, en un calcetín o en otro filete de hígado de ternera?

-R: Cada cual es libre de pensar lo que quiera.

-P: Respecto al tema mujeres, ¿piensa que el personaje de la Mona podría resultar un poquitín ofensivo cuatro décadas más tarde?

-R: No entiendo su pregunta, ¿por qué?

-P: Teniendo en cuenta que es una mujer con la que Portnoy mantiene una relación, a la que conoció proponiéndole sexo en plena calle pero a la que humilla por haberse prostituido años atrás, para acto seguido obligarla a mantener varios menage à trois. Por no hablar de que su mote “La Mona” le viene por su afición a comer plátanos…

-R: Eso es incierto, el mote le viene de una camiseta que ella tenía, en la que se veía la cara de un mono.

-P: ¿Quiere que cuente la escena entera en la que la Mona se gana el mote?

-R: Sería desvelar todo el encanto de la novela. Me remito al hecho de que a las mujeres de hoy en día, mis libros falologocéntricos les encantan.


-P: Me consta que es así: todas las personas que me han recomendado libros suyos son mujeres. Una última pregunta, señor Roth. El personaje de Portnoy, pajillero obseso sexual con problemas de complejo de Edipo que sin embargo es un gran filántropo, parece querer vengarse de su supuesta marginación (en cuanto que judío) zumbándose a lo que para él representa la América limpia: jovencitas de Nueva Inglaterra, bellezas sureñas, pijas protestantes… ¿hay algo simbólico o metafórico en esto?

-R: No descubre usted la pólvora con ese análisis, ni descubre nada: recuerde que es el propio Portnoy quien llega a esa conclusión al final del libro.

-P: Bueno, señor Roth, con esto nos despedimos, no sin antes comentar que, pese a sus múltiples payasadas, El mal de Portnoy es una buena novela, que se lee con una facilidad pasmosa. Si me permite el chiste (y el homenaje a Cela), “literatura para leer con una sola mano”.

-R: Siempre envidié al bueno de Camilo José por aquello de la palangana, yo intenté lograr algo parecido con los filetes de hígado, pero no cuajó. Muchas gracias a ustedes por invitarme a su programa… Esto.... ¿sabe si hay un cuarto de baño cerca? ¿No tendrá por ahí un kleenex por casualidad...?

lunes, 20 de abril de 2009

Explico algunas cosas


“Cosica es una familia”
-Juanma, futuro alcalde de Cosica





Hoy le robo el título al buen Migue (otro bloguero perezoso), quien a su vez se lo robó a Pablo Neruda, el padrino de Estatuas Verdes. El buen Neruda dejó escritas unas memorias que por famoso título llevaban Confieso que he vivido (1974). ¿Me atreveré a hacer el chiste más manido de la historia y decir yo ahora aquí (a modo de homenaje) “Confieso que he bebido”? Pues ya lo acabo de decir, aunque en el título del post no me he atrevido a ponerlo para no resultar demasiado destroyer.

Por petición popular (y esta vez es verdad) vuelven las estatuas más famosas de la blogosfera. He recibido amenazas de varios tipos por parte de mis lectores, acerca del silencio de Porerror. Unos mensajes eran más o menos conciliadores, otros eran en plan “Escribe, cabrón!”, en fin, el motivo de llevar tantos días sin poner un post ha sido una mezcla de ocio y trabajo. La verdad es que durante la Semana Santa he estado por ahí, en un viaje que me ha dado materia para varios posts que ya irán apareciendo. Por ahora baste decir que he visto muuuuuuy de cerca las “estatuas verdes sobre el techo de Notre Dame” (Una emosión…. una cosa….. ya me entendéis…).


Luego, el curro me ha dado bastantes quebraderos de cabeza: ya sabéis, reuniones, burocracia, sandeces varias a las que ha habido que añadir la organización de un viaje de trabajo que el jueves pasado me llevó al extranjero, nada menos que a Gibraltar. Por cierto que, ¿os acordáis del documental frikanco aquel sobre la 2ª Guerra Mundial a cuyo rodaje asistí hace un año? Pues no veáis cómo están allí las tiendas vendiéndolo en DVD…

A medio camino entre el ocio y el neg-ocio se encuentra el pueblo de Cosica, como bien sabéis. ¡Porerror! ¿Cómo es que ya nunca hablas de Cosica? Pues a lo mejor es porque me he integrado aquí, señora, y ya no tengo nada jocoso ni gracioso que decir. JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJJAJJA!!!!!!!! ¿Se imagináis? Es solo que ya no hace frío, y ya el critiqueo ha perdido su encanto, porque estoy a gusto. Salvo que este fin de semana pasado el frío ha vuelto, y yo vuelvo a escribir del pueblo. Coincidiendo con las fiestas patronales, este viernes, sábado y domingo se ha obrado un auténtico mirlo blanco: me he quedado aquí, he renunciado a volverme a Miciudad.


Las fiestas de Cosica funcionan tal que así: un día se traen a la Virgen de una ermita cercana al pueblo, a la semana se celebra aquí gran procesión con gran jolgorio y a la siguiente se vuelven a llevar a la Virgen hasta el año que viene. Como en toda España, amigo. No lo pongo en duda, pero es que yo siempre he sido más de semáforo y paso de cebra que de romería en burro, señora. Pues este finde pasado ha sido el de la procesión y el jolgorio, un par de compis de trabajo tenían previsto quedarse y me han metido el veneno en el cuerpo. Entre mis amigos la convocatoria no ha tenido mucho éxito (por no decir ninguno), pero estos compañeros se han traído cada uno un pandillón.

Así que no nos ha faltado jolgorio, cante por flamenqueo, por carnavales o por rock alternativo, disquisiciones sobre Fernando Alonso o Stanley Kubrick, y hemos acabado con las existencias de ginebra Tanqueray del pueblo. Parecía que ginebra solo bebía yo… pero solo lo parecía. La carne de cochino negro (para vosotros, “cerdo ibérico”) me sale ahora por las orejas, y he comprobado con agrado que mis desvelos por Cosica y todo mi cariño han sido recompensados con creces. Numerosos clientes y proveedores del trabajo me han reconocido y saludado, con gesto de aprobación al comprobar cómo Porerror se había quedado a ver a su Virgen, ¡y nada menos que de chaqueta y corbata!


Como comprenderéis, fotos del finde no puedo poner (imaginaos si no: esto se convertiría en la nueva Taormina y perdería su encanto) pero si os digo los nombres Luis García Berlanga y Paco Martínez Soria creo que podéis haceros una idea bastante buena. Ah, Amanece que no es poco (1988) es otra película que vendría muy bien para entender estas fiestas, y también Blow (2001), ya que digamos que las “lonchas” más solicitadas en Cosica estos días no eran precisamente las de chopped

Mi única droga es la carne de cochino negro (bueno, y la ginebra), la fiesta era lo bastante divertida por sí sola, y tengo que admitir que me ha gustado mucho quedarme. He andado un poco estresado: ya sabéis, planchar una camisa, sacarle brillo a los zapatos “duros”, alternar con unos y con otros… nada más os doy el dato de que la procesión del domingo pasa ante la puerta de mi casa… demasiada responsabilidad. Por eso perdonad si en estos días alguno me habéis llamado y no os he cogido el teléfono.

Hoy, después del subidón de ayer, en que hay que admitir que había más gente de la que nuestro exiguo casco urbano podía admitir, Cosica volvía a parecer un pueblo fantasma. No he conseguido esta mañana ni que me pongan en un bar una tostada. Porque hoy, tras el fiestón de ayer, en Cosica era fiesta local y no se trabajaba. ¿O qué pensabais? ¡Hasta ahí podía haber llegado la broma!

domingo, 5 de abril de 2009

South Pop Festival 2009: El concierto de los raros


“Todos los raros fuimos al concierto”
-Love of Lesbian



Hasta Sevilla me desplazo para asistir a la segunda jornada del South Pop Festival ’09. Compruebo que este pequeño pero ambicioso festival se anuncia mucho en Radio 3, y ellos son indies, ¿no? Por eso me decido a ir. El cartel era bastante apetecible: Pelle Carlberg, Pleasant Dreams, Christina Rosenvinge, Russian Red y Kurt Wagner. Como en la canción de Love of Lesbian, todos los raros fuimos al concierto; salvo que en esa canción, los que iban al concierto media hora antes invadían el metro, y en Sevilla, el dizque metro que han inaugurado no paraba ni remotamente cerca y hubo que ir andando.

El buen Pelle Carlberg empezó con no más de 80 personas en la sala (eran las 19:45), para cuando terminó 40 minutos y ocho canciones después, ya había más de 300. El sueco (ex del grupo Edson) nos dejó su buen humor y sus temazos indie tipo Belle & Sebastian pero con optimismo: “Because I’m Worth It”, “Pamplona”, “Clever Girls Like Clever Boys”, “1983”, “I Love You, You Imbecile” y sobre todo, su himno anti-Ryanair “Fly Me to the Moon”. Casi todas iban precedidas de una jugosa anécdota, y es de agradecer que el sueco y su multiinstrumentista acompañante dieran tan buen show ante un público tan improbable.


Después vinieron los castellonenses Pleasant Dreams, para mí la auténtica sorpresa de la noche (no los conocía). Sabido es que no escucho pop español cantado en inglés, pero para mi agrado estos cantan en español. La actuación de Pleasant Dreams fue muy divertida, se notaba que tenían ganas de agradar. Su único disco Podría ser hoy (2008) cuenta con temazos de indie-folk rock como “Camino de vuelta”, “Aunque no sirva de nada” o “El último verano que pasamos juntos”, también aprovecharon para estrenar dos canciones nuevas.

Dicen que Pleasant Dreams se parecen a La Buena Vida (de hecho, para uno de los temas subió al escenario Pedro Martín: bajista de LBV) pero yo no acabo de verlo. A mí me recordaron más bien a un cruce entre Lori Meyers y Gorky’s Zygotic Mynci. Melodías sugerentes, coritos, guitarras jangly, temas de amor… incluso hicieron de celestinos entre dos del público: vale, a lo mejor no es muy profesional pero moló demasiado. Nunca cayeron en lo ñoño, porque cuando parecía que iban a irse de melosos siempre tenían algún detalle (instrumento inesperado, algo en las letras) que los redimía. Seguiremos muy de cerca la carrera de esta gente.



Para ver a Christina Rosenvinge, la superviviente del pop español, la sala estaba a rebosar. Pese a mi proverbial mala leche, dejaré atrás los tópicos de Alex y Cristina, Ray Loriga, su amistad con Viggo Mortensen… (pero no te privas de sacarlo a relucir, ¿eh, Porerror? Señora, que esto es Estatuas Verdes)… anoche Christina se presentó cuan frágil es, muy arreglada con un vestidito, y se puso al piano, a la eléctrica y a la acústica con la intención de emocionar. En mi caso lo logró al 80%, ya que tiene el mismo handicap que J de Los Planetas: no se la entiende cuando canta. Una pena, porque sé que las letras son muy buenas.

“No sé qué os apetece esta noche” –dijo Christina antes de empezar. “Si nos lo pides con esa voz…” –contestó una del público. Su banda (la misma que luego sacó Russian Red) sonó impecablemente, y ella nos dejó más de una docena de temas. Su último disco, Tu labio superior (2008), es excelente, y me reconcilia con ella porque ya sabéis que yo, cantantes españoles en inglés…. “Tu boca”, “La distancia adecuada”, “Nadie como tú”, “Negro cinturón”… La que más me gusta y más me gustó ayer fue “Anoche (El puñal y la memoria)”, con su penitenciario ritmo á la Johnny Cash.



Después le tocó el turno a Russian Red, la chica de moda del indie español, y la sala se llenó aún más si cabe (bueno, no cabe, porque la sala ya estaba a tope de peña). Resulta que Russian Red, a la que precede su leyenda (solo 23 años, su nombre está sacado de un lápiz de labios, la entrevistó Pablo Motos…) es una cantante española que canta en inglés. Ejem, ejem! Pero –oh, maravilla- a esta sí le doy el aprobado, por la sencilla razón de que, eso: canta en inglés (a diferencia de los idiomas inventados en los que cantan, digamos, Dover o Sunday Drivers).

El repertorio de Russian Red –con diferencia la artista más esperada de la noche- giró en torno a su único disco I Love Your Glasses (2008), pero mis espías me informan de que deslizó más de una y más de dos canciones nuevas (yo es que tengo mal oído y las confundo todas un poquillo). No faltaron “Take Me Home” (la que abrió el concierto), “Nice Thick Feathers”, “Gone, Play On” y por supuestísimo “Cigarettes”, su himno indie trocado en mainstream gracias a su adopción por las pijas fumadoras y la aparición en la triunfadora peli del año pasado Camino.


La actuación de Russian Red estuvo muy bien, y fue todo lo cálida que puede ser la actuación de una popera lánguida onda Feist (¿por qué la Rosenvinge, auténtica reina del hielo, trasmitió más?). El que subió al escenario pasada la media noche, Kurt Wagner (ex de Lambchop), declaró ser un “auténtico creyente de la nueva sensación Russian Red”, todo un piropo dirigido a la chica, que se había quedado a admirar la actuación de su maestro. Entiendo que Kurt Wagner es un gran nombre de la escena indie mundial, y todo lo que vuesas mercedes dispongan, pero a mí me aburrió soberanamente.

Con deciros que lo mejor de su concierto fue que el nota sacó un tendedero e iba colgando la letra de cada canción que terminaba de cantar… pues más de una docena cantó el tío. Muy correcto, anecdotista y entregado, pero los bostezos a esa hora y los claros entre el público ya habían hecho mella. Seguro que el buen Wagner merecía algo mejor, pero a mí su estilo de cantautor depre me produjo el más inconsolable de los sopores. Menos mal que salió a hacer un bis (el único artista, a la pobre Russian Red ni la dejaron pese a que el público estaba rabiando: cuestiones de horario), y en el bis cantó “I Threw It All Away” de Bob Dylan. Y tras Kurt Wagner, aquí pop y después gloria… en Sevilla, a Sábado de Pasión: Gloria Bendita.





(Fotitos cortesía de mi novia... gracias)

viernes, 3 de abril de 2009

Previously on Lost...


(Contiene una mijinina de spoiler, más que nada porque si no no podría ni decir ni "mu". Pero tranquis que no desvelo ni cuento absolutamente nada de la serie, ¿eh?)




¿Nombres de filósofos? Locke, Hume, Rousseau, "Ecko"... ¿Vinilos de Mama Cass? ¿Yogur helado? ¿El barco de Penny? ¿Estaciones DHARMA? Chicos, me dais jaqueca. Y es que, aunque no lo parezca, las cosas que aparecen en Perdidos (2004- ) son lo más bizarro desde aquella serie de TV en la que se veía un oso polar en la jungla. Ah, que eso también ocurrió en Perdidos.

Nos hemos acostumbrado a dar por bueno lo inverosímil, a que jueguen con nosotros, que nos engañen y además nos guste. Es lo que hace la serie Perdidos, más conocida como "lo mejor desde el chicle". Como si de una peli de Chamalaman hipertrofiada se tratara, el programa dinamita todas nuestras expectativas, cambiándonos una y otra vez las reglas del juego a mitad de la partida. ¿Qué diantres estamos viendo? ¿Una serie de acción? ¿Una de fantasmas? ¿Un drama? ¿Comedia? ¿Ciencia ficción? ¿Dónde está Walt, alguien se acuerda? (Yo no).


Cada episodio supone un enrevesamiento mayor, y cada temporada (hablo de las 4 primeras) plantea más interrogantes de los que soluciona, pero es que mola tanto... ¿Qué nos están contando? Yo qué sé, pero me encanta verlo. A estas alturas supone ya un tópico aludir al nivel de calidad cinematográfico que esta serie posee. La manera de rodarse, los costes de producción, el trabajo actoral y el nivel de los guiones la acercan más a la gran pantalla que a la chiquitica. ¿Es para tanto, Porerror?, me preguntan todos los que no la han visto. Mi respuesta es indefectiblemente "Sí, para tanto y para más".

¡Uuuuff!, qué pereza! Engancharse ahora a una serie que va ya por la quinta temporada, con decenas de episodios, con un gordo comiendo pollo frito, un calvo con puñales, una embarazada con acento australiano... Pues si no la quieres ver no la veas, a mí también me daba perezona hasta que me puse y ya no pude parar. Y en cuanto a la extensión o enrevesamiento de la trama, más larga y complicada es la Biblia y continúa siendo el libro más leído del mundo.

Dicho esto, he de admitir que una vez finalizada la 4ª temporada ha habido tantos twists, giros, escorzos, trompos, volteretas y detentes horizontales, es tal la cantidad de info que atesoramos acerca de la isla y los personajes, que pasados varios meses desde que terminé de verla se me había olvidado mucho. ¿Cómo puede dar tanto de sí la historia de 80 jipis en una isla desierta? Eso mismo me pregunto yo, señora, ji ji ji ji ji ji ji ji ji...


En Estados Unidos la 5ª temporada ya está well underway (dicen que habrá 6): llevan diez episodios. No siendo muy amigo de pasarme la semana sufriendo a la espera de una nueva entrega de suspense de mi serie favorita, he preferido aguardar a que pasaran varios capítulos para poderlos así ver del tirón. Y eso pese a tener amigos que llevaban meses urgiéndome a que me pusiera a verla. De manera que esta semana he empezado con la 5ª, y dice el refrán que "no hay quinto malo". He de admitir que para ponerme a verla me ha sido necesario un pequeño esfuerzo de documentación previo (leer en Wikipedia la sinopsis de toda la 4ª temporada, ver el episodio cero "Destiny Calls"), pero esto ya está en marcha.

Y ya han empezado las sorpresas. Considero que este inicio de temporada es más flojo que los 4 anteriores ("el menos efectista de todos", según el buen Fran G. Matute), pero así y todo la cosa promete mogollón. También hay que decir que el final de la 4ª nos dejaba un misteriazo de narices, y que los principios de la 2ª, 3ª y 4ª temporadas habían sido absolutamente a-maz-ing (por usar esa jerga friki de los fans). Como de la 5ª solo llevo dos episodios, poco más os tengo que contar, salvo que ya estoy tardando en seguir viendo otro nuevo esta tarde. En otras palabras, amigos, que tengo que regresar a la isla.

jueves, 2 de abril de 2009

El desafío: Fran vs. Nixon


El nuevo y recién salido álbum de Francisco Nixon, El perro es mío (2009), bien podría ser considerado el acontecimiento discográfico del año en el territorio indie. Se me hace difícil escribir este post porque se me acumulan las cosas que decir sobre el disco. Trataré de ser lo más objetivo y preciso que pueda en mis apreciaciones, sin dejarme llevar por mis gustos.

A la mierda: ¡discazo! ¡El mejor disco del año en español! Pero vayamos por partes. No he leído ninguna crítica del disco en la prensa especializada ni en la otra (las está habiendo a decenas) porque no me hace falta, y porque no me quería ver influenciado, pero si escuchar un disco tres veces al día desde que me lo dieron es síntoma de algo, ya sabéis mi opinión sobre El perro es mío. Francisco Nixon es el proyecto de Fran Fernández (Australian Blonde, La Costa Brava) arropado por Richi Vicente (Tachenko, La Costa Brava). Muerto Sergio Algora (R.I.P.), el grupo La Costa Brava -en el que los tres militaban- se enfrentaba a un gran desafío: continuar sin Sergio o disolverse, y optaron por lo segundo. Así, las canciones en español de Fran pasaron a pertenecer definitivamente al repertorio de Francisco Nixon. Hasta ahora, el hombre las repartía entre sus dos proyectos, y hay que decir que estilísticamente no existía mucha diferencia.


¿Y cuál es el estilo de Fran Fernández? Pues el estilo de los ángeles, copón, el de Brian Wilson, el de David Crosby, el de Lennon/McCartney, el de Neil Young. Eso son palabras mayores, Porerror. Es que Fran es un popero de pro, señora. Otras de sus coordenadas son el sunshine pop, el folk rock sesentero, y el (buen) pop español de todas la épocas. Sabemos que él favorece también estilos como el Brill Building (Burt Bacharach y demás), el indie lo-fi o el tropicalismo. De todas partes toma un poco sabiamente, para cocer una poción de belleza en forma de sus canciones.

Poperos bonitos no escasean en España, ahí están Lori Meyers, Deluxe o Love of Lesbian, pero lo que realmente hace especial a Francisco Nixon son la calidad y la altura de sus letras, las de Fran y las de Richi. Encontramos en estas canciones la expresión íntima de un hombre sentimental, en el mejor sentido de la palabra, que dialoga de tú a tú con los temores, deseos, esperanzas y anhelos de las mujeres. También hay sitio para los cabreos, ¿eh? Pero siempre desde un punto de vista ingenioso y de exquisita elegancia. Por eso me fastidia tanto que recientemente las feminazis hayan tildado a Fran de machista, cuando el hombre es lo opuesto a Philip Roth, para que nos entendamos.

En este disco El perro es mío nos topamos de bruces con dos clásicos instantáneos del indie patrio: "Inditex" y "Erasmus borrachas". Solo los títulos ya causan sonrisa, lo sé, pero Francisco Nixon no va buscando el efecto novelty, sino la reflexión a través de lo cotidiano. Ejemplo de las letras: "Trabajas en Inditex, más guapa no puedes ser"; "Erasmus borrachas que llevan sandalias y tú vas corriendo el primero a mirarlas". Anteayer hablaba aquí de coloquialidad en las letras, el buen Migue comentó que las letras indie suelen ser pupita, la buena Karmen nos dejó un trocito de "Inditex" para argumentar lo contrario. En sus letras, Fran Fernández no es coloquial, pero sí trata de resultar familiar, y creo que lo hace estupendamente bien (conviene recordar que estamos ante el hombre que compuso "Adoro a las pijas de mi ciudad").


A Fran lo escolta Richi, que ya dio muestras de talento en otros discos, y que aquí es responsable de tres temazos: "Museo Británico" (sobre cualquier cosa menos el Museo Británico), "Notre Dame" (sobre cualquier cosa menos la catedral de Notre Dame) y "Reactor nº4" (sobre la tragedia de Chernobil). Las melodías de Richi son un poco parecidas entre sí (ahora que no nos oye nadie) pero sus letras son absolutamente impactantes. El nota se mueve en un surrealismo que no recordábamos desde los felices tiempos de El Niño Gusano. Se monta unas historias de amor que ya ya...: "puedo invitarte a dormir en mosaicos del Museo Británico"... "dos pelícanos van de la mano ante la autoridad a confesar/ que me vieron amarte en el zoo, y aquello estuvo mal"...

El perro es mío (qué odioso título, ¿no? Me gustaba infinitamente más "Erasmus borrachas", que era como se iba a llamar antes de que el sello Siesta exigiera el cambio) cuenta con otras cancionzazas más, es un disco redondo. Ahí está "Brackets", de la que todo el mundo está hablando ("Estás preciosa con brackets/ aunque tú creas que no"), "Mereces toda mi atención" (Caetano Veloso en casa de The Hollies), las evocadoras "Nombres y teléfonos", "Traficando"... En definitiva, un disco para disfrutar, para ponérselo y cerrar los ojos. Cínicos y pesimistas, abstenerse, y también los que ya no creáis en el amor.
 
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