Vivencias polimórficas de un treintañero perplejo.

viernes, 16 de enero de 2009

Los Nenes


Por fin cae el primer libro del 2009. En puridad habría que decir que me lo empecé a leer el 22 de diciembre del 2008 pero, ¿quién lleva las cuentas? Hasta ahora ha durado, y no por ser largo, y no por ser aburrido. Pero las Navidades, las distracciones y mi aparente apatía lectora han hecho que en los últimos tres meses haya dejado dos libros a la mitad y solo me haya leído enteros otros tres más bien cortitos. También he picoteado de media docena de antologías de poesía, pero eso es otro tema del que otro día daré cuenta.

El libro que me acabo de terminar se llama Los Nenes (2008), y es obra del chileno Patricio Fernández. Yo no conocía al autor ni al libro, pero su título me llamó poderosamente la atención. “Los nenes”. En mi provincia a los niños se les llama “chavales”, en la de la izquierda, “chiquillos”. En la de arriba de la de la izquierda se les llama “muchachos” y en la de la derecha se les llama “nenes”. Si sois dialectólogos ya os he dicho dónde vivo. Pero estos Nenes a los que el título del libro hace referencia no son precisamente niños chicos. Se trata más bien de una pandilla de cuarentones que se juntan para rememorar su vida en común y continuar, a base de comilonas, quedadas y tertulias los vínculos que los unen.


La trama del libro es sencilla: en el año en que se detuvo a Pinochet (1998), el narrador (un tal Patricio Fernández) evoca un viaje a Buenos Aires al que fue en compañía de un amigo que iba allí en busca de un antiguo amor, con la vaga esperanza de reavivar la llama. El encuentro no es como se esperaba, y trae consecuencias que el narrador nos va desgranando, hasta el punto de convertirse de testigo del asunto en un actor más. Paralelamente, hay otra “historia” que se nos presenta entrelazada: en el año en que murió Pinochet (2006), la pandilla de Patricio Fernández se reúne, habla, bebe, come, bebe, se insulta, escucha discos de los Rolling Stones, habla de literatura, bebe, cocina, bebe, bebe…

Lo sé, la trama es más floja que la de un episodio de Scooby-Doo, y aparentemente poquísimo interesante. ¿Ayuda algo si digo que la pandilla de Nenes a cuyas comilonas/bebilonas somos invitados son todos escritores, editores, artistas, pintores y culturetas pedantes? Y sin embargo, el libro se lee como el agua, amigos, por una bonita magia que creo que hago bien en denominar “literatura”. Un tema nada interesante, una historia ramplona, pero… una exquisita manera de contar, un divertidísimo empleo del lenguaje y una serie de intuiciones (deslizadas como opiniones del narrador) que resultan de lo más instructivas.


El libro, claro, va más allá de la superficie anecdotaria. La horquilla de tiempo en que se desarrolla (1998-2006) marca el fin de Pinochet, una figura que para bien o para mal es el sello de una importante etapa de la historia reciente de Chile. Los chilenos, adivino, sabrán extraer de este libro muchísimo más jugo, y encontrar en él claves asaz cercanas. Pero el libro, con poder ser leído como una especie de “examen de conciencia” de una generación intelectual izquierdista chilena, no peca de específico o localista. Al contrario, se lee estupendamente como un canto a la amistad, una acertada descripción de las relaciones de grupo, y también encierra valiosas perlas de sabiduría acerca del amor. En este sentido, la ágil, desenfadada pero nunca “canalla” prosa de Patricio Fernández resulta crucial para el éxito de Los Nenes como experiencia de lectura.

Curiosamente, el autor tenía 4 años cuando dio el golpe Pinochet, por lo que su ejercicio de memoria histórica no es el acostumbrado. Nada de Plaza de la Moneda, Víctor Jara o el Estadio Nacional aquí. Hay un personaje algo mayor, un escritor izquierdista que vive como un millonario (como buen escritor izquierdista) que sí encarna la voz de esa generación. La del golpe, la del exilio, la del dolor, la de los atropellos… pero incluso este personaje presenta una visión ecuánime, es capaz de reírse del izquierdismo revolucionario de los años 60 y 70 (tomando distancia irónica) y es el único que va a la capilla ardiente de Pinochet para ver su fiambre en persona. Va medio de incógnito, y lleno de vergüenza, pero acude allí al fin y al cabo, dice que para cerciorarse de que el pavo estaba muerto de veras.


Como Chile me cae de lejos, para mí el país representa solo un territorio mítico al que viajó mi padre cuando yo tenía cinco años, y escuché muchas historias (por cierto, que me trajo de allí una pistola de juguete cojonuda que a mí me daba reparo utilizar por provenir de Chile, la dictadura, ya sabéis…). Pero extrapolo esta novela, una historia de transición política, de trincheras ideológicas, de memoria histórica, a nuestra realidad española. Ojalá pudiera existir en España un libro tan bien escrito sobre temas tan sensibles, comprometido (el autor es decididamente de izquierdas) pero sin destilar la mala baba de un doberman propia de todos los columnistas de –digamos- El País. Solo un libro bueno, escrito con honestidad y brillantez, que por una vez no sea un panfleto, aunque le busque las cosquillas al pasado trágico.

3 comentarios:

Fran G. Matute dijo...

Me ha gustado mucho este post y creo entender lo que quieres decir con "ojalá pudiera existir en España un libro tan bien escrito sobre temas tan sensibles"...

Aunque has llamado poderosamente mi atención con este libro, el eterno problema de la lectura es que para leer un libro en concreto tienes que sacrificar otros, pero este lo voy a apuntar de veras, a ver si cae la breva...

Porerror dijo...

Gracias por tu comentario, Fran G..

Como dices, leer significa elegir, toda vez que si no lees nada siempre te parece que el mundo está a tus pies pero si te enfrascas con un libro en concreto eres dolorosamente consciente de las decenas de otros libros posibles (hablo de los reales, de los que ya tienes en tus estanterías) que no te estás leyendo por culpa de ese.

Este libro de Los Nenes me entró por el ojo por el título, fíjate qué chorrada, y ayudó a que me lo comprara el hecho de que tiene 175 páginas (con letra grande), el autor es chileno y es actual (el libro se editó en septiembre de 2008) y yo tenía un viaje en avión en ciernes.

Espero que tú encuentres tus motivos para leerlo, porque merece la pena.

Fran G. Matute dijo...

Ah bueno!, si son 175 páginas es fácilmente digerible... A ver si encuentro hueco entre Carver y Zweig...

 
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