Vivencias polimórficas de un treintañero perplejo.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Injuria a la bombona de butano


-“¿Qué delito cometí/ contra vosotros naciendo?”
(Pedro Calderón de la Barca)




“Muerte, muerte, muerte, bombona de butano, muerte!” –Así daría comienzo una hipotética antioda a la bombona de butano que no voy a escribir. La bombona de butano: ¿Error de Dios? Responda y argumente. Hay inventos que han hecho avanzar a la Humanidad, son ideas que han venido para hacernos la vida más fácil. Otros, en cambio, están aquí diríase que para dificultarla. Entre estos cuenta con un lugar egregio la nunca suficientemente denostada bombona o botella de butano.

Famosa es la historia –y sospecho que fraudulenta- del insigne científico británico Sir Isaac Newton, dizque a la sombra de un manzano le cayó un fruto en la mollera y de ahí surgió la idea de la Ley de la Gravitación Universal. Tan increíble como poético, y por tanto, lo apruebo. Otras historias famosas en el ámbito de la ciencia/filosofía: Arquímedes de Siracusa en la bañera diciendo “Eureka!”, Descartes pensando delante de una chimenea…

Otro caso muy famoso de ideeas geniaales nos lo brindó la literatura, con su dichosa magdalenita de Marcel Proust, y su ínclito poder evocador. ¿Y qué decir de esos descubrimientos “casuales”, como los del PVC, la penicilina, el microondas, la sacarina, el LSD o los Rayos-X? Me hubiera gustado ver la cara de todos los responsables de esos inventos/descubrimientos, en el momento de parir aquellas obras. En el momento justo de dar a luz a la criatura, su expresión me la figuro como una mezcla de cara de orgasmo y de la cara que se te queda cuando por fin te das cuenta de que te ha ligado la mayonesa.

Pero antes que todos esos rostros de benefactores de la Humanidad, qué fortunón no daría yo por que me fuera dado contemplar la cara del inventor de la bombona de butano, más que nada para partírsela. Está claro que semejante engendro no puede haber sido fruto de la casualidad o serendipia, sino de la más refinada de las iniquidades. Me lo imagino al andoba ahí, tumbado en una bañera frente a un fuego, que por algún motivo se encuentran debajo de un manzano.


El nota ahí, pegándose una bañazo y pensando a la vez “¿Qué broma les puedo gastar hoy a mis semejantes?” Y eureka, amigos! ¿Por qué no embotellar el gas butano en pesadas e incómodas bombonas que duren poco y que los usuarios se deban encargar de transportar?

No me vengáis con vuestros chistes de butaneros, o de encargos de bombona, ya que os vendré yo con una de las frases favoritas de la Humanidad: “A esa hora estoy trabajando”. Sí, amigos, de buen rollo os diré que el inventor del butano embotellado nos gastó a todos una endiablada y descomunal broma pesada. Él se estaba duchando, con agua calentita, qué duda cabe, y pensó en la risión que supondría que la gente se quedara sin agua a mitad de un duchazo. Preferiblemente si hace 0º grados fuera y se acaban de enjabonar.


Gas Natural ha epitomizado como nadie la odisea del everyman higiénico, esos que como ustedes y yo tenemos la perversa costumbre de asearnos a diario, y estamos mal acostumbrados a hacerlo con agua caliente. “Pues mi abuela tenía que andar cuatrocientos kilómetros a por agua, y se lavaban con una tina que ponían al fuego!” Enhorabuena, señora, pero respóndame a algo: ¿Tengo yo cara de abuela suya? ¿Acaso vivo en el jodido siglo diecinueve? El nunca bien cantado Hombre del Gas Natural (próximamente en su blogosfera) es un referente para tantos de nosotros…

Ayer mismo, para qué remontarme a otras épocas, tuve la inconmensurable fortuna y dicha de experimentar la felicidad de que se me acabara la bombona de butano en medio de mi ducha matinal. Mi mente (y mi cuerpo) no estaban preparados para la inmensa ola de alegría y respeto que me invadió al sentir la purificadora mortaja del agua fría. Ya por la tarde, hube de ir a por una botella nueva, previa entrega de la antigua, que me tocó cargar en mi Toyotita. ¡Oh, albricias! “No nos quedan bombonas”. “Pues pinte una” –fue mi acre respuesta.


Hora y media y un camión de reparto después regresé a la grotesca tienda de bombonas (¿Cómo se llama? ¿Bombonería?). En esta ocasión –gracias sean dadas al hacedor- la afable chica no tuvo cuerpo de negarme el contacto con su rechoncha y anaranjada amiga. “Sírvase usted mismo”. Traducción: “Cargue usted mismo –y meta y saque de su coche para luego entrarla en su casa e instalarla- una jodida bombona de gas de 25 kilogramos. ¿Me dijo usted que estaba apuntado al gimnasio aquí en Cosica, no?”

Ayer mismo, para qué remontarme a otras épocas, tuve esta maravillosa experiencia (y no por primera vez). ¿Para qué remontarme a cuando vivía en el norte de Inglaterra –donde no hace precisamente calor- y podía andar por mi casa en camiseta en diciembre? ¿O a aquella otra época en que, viviendo en Estados Unidos, el agua caliente fluía en invierno cual la leche y la miel en la Tierra Prometida? ¿Para qué, amigos? ¿Para echarme a llorar? Riámonos, pues: no queda otra…

13 comentarios:

Rukia dijo...

me encanta tu entrada porrerror, y además me encanta el nuevo anuncio de gas natural, ese de "smoke on the water" =D

Fran G. Matute dijo...

Jajajaja... qué bueno! Yo también me apunto al club de los anti-bombona de butano, uno de los grandes atrasos de la civilización como bien describes... Y lo del anuncio con "Smoke On The Water" me parece sublime... Ejemplifica casi tan bien como tu entrada el horror de quedarse a media ducha, cosa que, creo, nos ha pasado a todos alguna vez...

El gas, eh? Habría tanto que decir...

Daniel Ruiz García dijo...

Muy bueno, sí señor. Todos los que padecemos el calvario bombonil te entendemos a la perfección. De todas formas, un mal menor: prueba con las bombonas de aluminio.

Anónimo dijo...

QUERIDO PORERROR QUE ACERTADO A LA PAR QUE GRACIOSO TU POST,PERO QUÉ SERÍA DEL PAISAJE URBANO ,SI NO FUERA POR ESAS BOMBONAS QUE SE DIVISAN SOLITARIAS EN LAS TERRAZAS DE LOS BLOQUES DE PISO, ACODADAS AL CESTILLO DE LAS PINZAS DE LA ROPA(ALFILERES PARA MI) Y SOMBREADAS POR UNA BELLA Y DOBLADA ANTENA DE TELEVISIÓN ANALÓGICA.

Rocío dijo...

Estimado porerror,
no ha descubierto usted el engendro hasta llegar a cosica? Yo tuve la suerte de conocerlo desde mi mas tierna infancia. Por eso ahora, cuando alquilo un piso, busco como un rastreator el calentador de agua para ver si emerge de él la magnífica tubería del más. Condición indispensable!
Ya te conté cómo tuve que explicarle a un "alquilador de pisos" de tu ciudad porqué me parecía excesivo el precio de un tercero sin ascensor y con gas butano. El pavo no lo entendía!!! No hacía más que decirme: Qué tendrá que ver, señora.

unbedgen

Rocío dijo...

tubería del gas. Se siente, no?

grabr

Riggy dijo...

Yo nunca he tenido que sufrir a la temida bombona, aunque mi situación actual también es un poco precaria. Básicamente la temperatura de mi ducha mañanera depende de la cantidad de vecinos de tejado (porque vivo en un tejado) que se duchen al mismo tiempo que yo. Esto provoca un simpatiquísimo efecto "ducha escocesa" que me proporciona excelentes efectos tonificadores.

Nando dijo...

¿Bombona de butano? Dicen que fue el mismísimo Murphy el que la inventó...

Sara dijo...

Ay, Porerror. Yo siempre te leo en la sombra, pero ante este post me veo en la obligación de comentar. Yo también sufro muchisisisimo el tema de la bombona de butano, y ahora que veo cuántos compartimos el problema, casi me siento mejor.

Por cierto, añado el post-it a los inventos casuales graciosos.

Anónimo dijo...

Desde el octavo párrafo no he parado de reír. Migue.

Anónimo dijo...

sabes k existe el butanero k te la lleva a tu casa? almendruco. deja de quejarte!

natalia dijo...

Bueno, en fin, llego tarde, pero es imposible no decir algo. Sencillamente, esto es de premio. NADIE había explicado tan bien jamás el calvario del ciudadano buteado. Y yo me pregunto: ¿por qué siempre se acaba cuando estoy enjabonada, el día que decido además lavarme el pelo?¿por qué no cuando lavo una pieza de la vajilla o cuando lleno el cubo de la fregona? Mi toyotita ya tiene el molde de la bombona hecho en su maletero, porque por supuesto, cuando pasa el tío del butano por mi calle yo estoy currando, así que cada 15 das tengo que ir a comprarla, con el lumbago agarrado como una garrapata a mi espalda. Tercermundista. Gracias, gracias,gracias por hablar en nuestro nombre.

Marinita dijo...

Señoras y señores...discrepo.
A mí me encanta la bombona de butano. Y, en especial, "el butanero". Me encanta que me la meta detrás de la puerta para que luego llegue mi marido y me la meta en la cocina. Como dice mi madre "qué sería de nosotros si no fuera por esos ratitos y los que pasamos en el váter..." Saludos, Nata.

 
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