Vivencias polimórficas de un treintañero perplejo.

jueves, 20 de diciembre de 2007

Chicos malos sensibles


En días de color más o menos grisáceo, en los que hace frío y amenaza lluvia recurro a algunos artistas que me ponen de especial buen humor. Últimamente he conseguido (eufemismo por “comprado”) un par de CDs de unos músicos de este género. Se trata de dos CDs que andaba buscando desde hacía meses, uno de Dwight Twilley Band (DTB) y otro de Phil Seymour. Son reediciones recientes, en el caso de la DTB de los álbumes Sincerely (1976) y Twilley Don’t Mind (1977) y en el de Seymour de su debut homónimo de 1980.

Se da la circunstancia de que Phil Seymour también era miembro de la DTB, y de hecho cuando él y Dwight Twilley (los de la foto) lanzaron sus carreras en solitario ambos participaron en las grabaciones del otro. Yo ya tenía el Twilley (1979) y el Scuba Divers (1982) supuestamente de Dwight Twilley en solitario, pero me llevé la sorpresa de que en esos también participa Seymour. Y en el de Seymour en solitario, además de Dwight Twilley aparece Bill Pitcock IV, guitarrista de la DTB. ¡Qué lío, no? El que lo haya entendido que levante la Fender.

Escucho con atención los discos: una vez más me vuelvo a emocionar con las canciones que ya conocía y que me hicieron buscar estos álbumes: “I’m On Fire”, “Precious to Me”, clásicos imprescindibles del power pop. Con el power pop (ese subgénero melódico y guitarrero del rock de finales de los setenta/principios de los ochenta) pasa una cosa curiosísima. Como te guste se convierte en un veneno, siempre quieres más y si te metes dentro lo suficiente pierdes la perspectiva, de modo que gente de segunda o tercera fila (o directamente desconocidos) te parecen grandes figuras de talla incuestionable. Pero en el caso que nos ocupa no exagero, Twilley y Seymour son impresionantes.

Y sin embargo, estos discos no obtuvieron en su día la repercusión esperada por los propios artistas y su sello discográfico. Vamos, que fueron un fracaso. Se adujeron problemas de fechas, de oportunidad de los lanzamientos, de cambios en los gustos del público… “Merecía haber sido un éxito” o “inexplicable que fracasara” deben ser las frases más repetidas en las críticas de los discos de power pop clásico de grupos como Big Star, Badfinger, The Raspberries, Cheap Trick o la saga Twilley/Seymour.

Una amiga vio la foto de estos dos tipos de arriba y los catalogó de “chicos malos sensibles” (whatever that means). “¿Cómo te pueden gustar?”, pregunté yo, pues hasta ahora nunca los había visto como otra cosa que músicos, claro. Y pensando, pensando, he llegado a la conclusión de que mi amiga, en su ingenuidad dio una excelente definición del power pop: malos + sensibles, lo que traducido resulta “rock and roll + Beatles”. Y eso, precisamente, es lo que nos brindan grupos y cantantes como los que recuerdo aquí hoy, canciones preciosísimas, mezcla de pop sesentero británico y rockabilly

Yo con vuestro permiso, diría que son bastante moñas. ¿Os atrevéis a escucharlos?

2 comentarios:

Fran G. Matute dijo...

Moñas es poco... pero !ay¡ ¿quién se resiste a sus encantos?

GRILLO SOLITARIO dijo...

NO SÉ MOÑAS, PERO ESTÉTICA "LOS CHICHOS" 100%

 
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