Vivencias polimórficas de un treintañero perplejo.

martes, 15 de marzo de 2011

A ver cómo lo digo...


-“Eso es como cuando” –dijo el otro- El perro es mío de Francisco Nixon volvió a ser ‘Disco de la semana’ en Estatuas Verdes dos años después.”

Y la verdad es que llevo una semana escuchándolo, lo rescaté de uno de aquellos cajones de mudanza, no, ahora que me acuerdo lo tenía en el coche, sepultado en la guantera. Hay discos de cabecera y discos de guantera (vosotros ya me entendéis) y este es uno de ellos. “Ah, pero yo no lo tengo, Porerror, en su día no lo compré.” Ya, ya, ya, ya, ya, señora - shshshshshsh!: para eso escribo este post. Cierto y verdad es que hará cosa de un año Francisco Nixon, esta vez poniendo en los créditos a “Richi” Vicente, sacó otro mini-CD: Gloria y la belleza sureña (2010), muy meritorio, también molaba un rato. Pero sonaba un pelín a más de lo mismo, si se me permite la crítica, al menos suponía ahondar en una veta ya explotada antes, empezando por el inquietante artwork a cargo de La Corporación.


El perro es mío (2009) fue la obra maestra de este proyecto de Francisco Nixon, que cada vez se parece más a un dúo. Aunque esté feo el decirlo y probablemente vaya al infierno por esto: ellos son los incontestables herederos musicales de El Niño Gusano y La Costa Brava. La solvencia como compositor de Fran Fernández quedaba fuera de toda duda, para mí la auténtica revelación fue Richi. Ya había saboreado las mieles de su preciosa “Amor bajo cero” jugando con la camiseta de La Costa Brava. Inolvidable también el tema “Banderas rojas” del debut de Nixon en 2006, pero en 2009 me dejó K.O.

El mundo de Richi me resulta más inquietante que el de Fran Fernández porque no lo entiendo. Hasta ahí todo bien. Lo inquietante viene porque, no entendiéndolo del todo (él reviste sus letras de un sofisticado… ¿surrealismo? ¿simbolismo?) apela a partes de mi sensibilidad con las que me siento plenamente identificado. Es como cuando algo te gusta pero eres absolutamente incapaz de explicar por qué. Las letras de Richi funcionan a unos niveles muy profundos, arquetípicos, casi: en vano trato de explicarlo. Es como si el buen hombre tuviera el secreto de algo, no me preguntéis de qué, pero él sabe algo sobre la vida y las personas, eso seguro.


En El perro es mío contamos con tres joyas de Richi. “Museo Británico”, “Notre Dame” y “Reactor nº 4”. Esta última (sobre el desastre nuclear de Chernóbil) cobra terrible actualidad en estos momentos, con toda la parla apocalíptica sobre el tsunami-cum-terremoto de Japón y el tan manido “debate nuclear”. Pero son situaciones reales, está pasando, mucha gente ha sufrido, está sufriendo o va a sufrir. Y entonces llega Richi y te lleva a una especie de limbo/placenta en el que el mayor accidente nuclear de la historia se troca, como por ensalmo, en algo lírico.

Y terrible. “Notre Dame” es mi favorita del disco, aparte de que contenga las líneas “hacer canciones sobre el jorobado y las campanas de Notre Dame”, es un poco el himno extraoficial de este blog, por razones obvias de parentesco. Conste que El perro es mío cuenta con monumentos como “Inditex” o “Erasmus borrachas”, que dentro de unas décadas RTVE tendrá que incluir en sus antologías retrospectivas sobre el pop español. Pero lo siento, Fran, en este caso Richi te roba el show, como dicen los anglosajones.


Gloria y la belleza… también contenía junto a temazos de Fran otros joyones del filósofo metido a cantante llamado Ricardo Vicente: al loro con “A cielo raso” (en un universo paralelo sonaría en las discotecas) y “Banderas rojas, final feliz” (Reescribir la Historia?... Finally!) y aquel “San Fernando”, ¡por Dios! (a quién se le ocurrió la idea del vídeo en YouTube con Claudia Cardinale?)... Definitivamente, creo que Fran Fernández hizo bien en poner el nombre de los dos en los créditos del disco.

Leyendo el blog de Francisco Nixon hoy, ha comentado que con lo de Japón no se le quita de la cabeza la canción “Reactor nº 4”: es normal, la conexión era inevitable si conoces el tema. Pocas veces había sentido tan claramente la intromisión vertical de una canción en la horizontal de mi vida. Es como cuando esos profesores de inglés te contaban la colisión entre las líneas temporales del Past Simple y el Past Continuous, es como esas canciones que acaban e inmediatamente las tienes que volver a escuchar, es como ir en un coche escuchando El perro es mío.

6 comentarios:

rizino dijo...

Estoy tremendamente agradecido por la reflexión, sobre todo el tema de la sincronía y diacronía de los textos y la realidad ficción. Lo de los tiempos verbales me ha llegado.
Un abrazo
Richi

Anónimo dijo...

Me incluyo entre los admiradores de las canciones de Ricardo Vicente. Queremos un disco suyo YA! :)

Francisconixon dijo...

Muy chula la reseña. Richi, te lo mereces. http://www.youtube.com/watch?v=cio_bLR_lw8

Riggy dijo...

Y eso que no has dicho nada de cómo se mueve en escena...

rizino dijo...

lo de Michel es mítico...
Bueno, vamos haciendo cosas, en escena ya no soy el que era pero donde hubo habrá...
abrazo grande
richi

Porerror dijo...

Gracias a todos por vuestros comentarios.

Y me uno al coro: nuevo disco YA!! de Richi, de Fran, de ambos juntos (inmejorables -como decía Ruiz-Mateos de sus 6 hijos varones...)

 
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