“Ganarás el pan con el sudor de tu frente” (Libro del Génesis)
“A mi trabajo acudo…” (Antonio Machado)
Primicia mundial: el trabajo dignifica al hombre. A unos más que otros, porque también resulta que a algunos los embrutece. Hoy me voy a ir de Larra y a comentar ese vicio tan español de creerse con derecho a todo por el simple detalle de encontrarse uno realizando su trabajo. Me explico.
Un día cualquiera, te dispones a coger el coche para ir a trabajar. No es que vayas tarde pero cuentas con el tiempo justo, calculando lo que se tarda en recorrer el trayecto hasta tu centro de trabajo. Y tienes una reunión o algo así, o sea que debes ser puntual porque no es que puedas llegar media hora tarde y recuperarla luego. Vas a salir del garaje y –oh sorpresa- tapando la boca del vado te encuentras con una furgoneta gigante de reparto. No puede ser. Esperas un poco como un memo pero caes en la cuenta de que no se va a mover de ahí. De hecho pitas un poco y compruebas que dentro no hay nadie.
Sales de tu coche, miras dentro de la furgoneta: el freno echado. Maravilloso. Rodeas la imponente mole blanca decorada con sus pegatinas de Bimbo, Panrico o Aperitivos Frit-Ravich, estás cabreado, piensas en llamar a la poli, los minutos del reloj van pasando. Ya llegas tarde. Entonces aparece el gilipoyas de turno del repartidor, y antes de que puedas decirle nada e increparle por haber bloqueado un Vado Permanente y hacerte llegar tarde te suelta él a ti: “Es que estoy trabajando”.
Perdone, Vuecencia. Lamento haberme inmiscuido en su trabajo con mi sucio garaje destinado a impedirle a usted aparcar. Le pido mil perdones. A fin de cuentas, yo también iba a mi trabajo, pero ¿qué es eso comparado con sus quehaceres que le obligan a aparcar donde le realmente le sale de las narices?
Otro ejemplo. Vayamos al gremio del Taxi. Son maravillosos, lo que ustedes quieran. No llevan cinturón de seguridad y hablan por sus radios o con sus GPSs porque conducen mejor que el resto de los mortales. De acuerdo. Pero ¿también deben conducir como les dé la gana, cambiándose de carril sorpresivamente o haciendo mil tropelías? “Es que están trabajando”. Ahhhhh…. Pues señora, yo en mi trabajo debo cumplir todas las leyes y normas que regulan nuestra convivencia y que si me salto, me expongo a una denuncia, multa o lo que sea.
De la Policía Municipal ni hablo ya para no meterme en líos, pero sí voy a hablaros de los teleoperadores. Trabajan muchas horas, su salario es de pena y además deben aguantar clientes bordes. Es un trabajo muy malo, lo sé y lo respeto. Pero, ¿en qué manual de marketing viene que la mejor manera de captar clientes y de hacerles gastar dinero (contratando seguros, dándose de alta en servicios, comprando cosas) sea llamarles a la hora de la siesta? Ya, que la siesta no la duerme todo el mundo, pero todo el mundo sí come, gracias, y si está en casa entre 3 y 4 de la tarde… no hace falta ser un genio de las ventas para saber que a la gente no le apetece ser molestada a esas horas. “Oiga, es que estoy haciendo mi trabajo”. Pues yo también hago el mío, ¿sabe usted? He venido de él, acabo de comer y en un breve rato me vuelvo a ir, si a usted le parece bien.
Mucha gente te importuna por la calle, con encuestas, peticiones, entrega de publicidad, periódicos gratuitos. Están en su derecho, igual que yo estoy en el de rechazar amablemente sus ofrecimientos. “Es que están trabajando”. ¿No me digas? ¿Y eso les da carta blanca para enfadarse si yo no quiero perder mi tiempo con las cosas que me ofertan? Yo siempre los despacho con amabilidad, pero parece que eso les da más coraje todavía.
El acabóse de este fenómeno lo encontramos en mi querido mundo del periodismo. Me refiero solamente a los periodistas del corazón, reporterillos, paparazzi y demás. Madre mía, cuántos atropellos no se habrán cometido en nombre del “trabajo” periodístico de esas sanguijuelas. No me extraña que Ramoncín o Pepe Sancho (dos personajes que no me caen especialmente bien) se líen a piñas con ellos. Acosan a los famosos, famosillos y famosotes hasta la extenuación, y encima pretenden que les pongan buena cara y les den carnaza para sus programas. Y si el famoso no abre la boca la noticia es “Fulanito no quiere hacer declaraciones”, y ya tenemos relleno para media hora en varios programas de distintas cadenas de televisión.
Que no se le ocurra a una madre desesperada por tratar de que no graben a sus hijos o a un señor que simplemente no le apetece dar una entrevista pedir que les dejen en paz. “Solo estoy haciendo mi trabajo”. ¿Su trabajo es fastidiar a los demás? ¡Pues váyase al cuerno! Y ya me relajo, que parezco el Pumares.
6 comentarios:
Chapeau. No sé cómo lo haces pero logras que este blog nunca me defraude.
Claro, Alejandretta...
Joder, que elegante eres!!!! Eres capaz de vestir de limpio al gremio que sea y que hasta quede bonito!! Je,je...
Conociendo tu indignación del martes admiro tu contención con según que gremio.
P.D.: como sé que eres mu perfecionista no te molestará que te diga que el término "municipal" se cambió hace años por el de "local".
buenas!
yo creo que la diferencia es que en los primeros casos, lo de "estoy trabajando" lo usan como excusa para salir del paso, mientras que en el ultimo (periodistas) realmente se creen lo que estan diciendo
PUES QUÉ QUIERES QUE TE DIGA, YO CON LOS COMERCIALES CADA VEZ SOY MÁS BORDE. SI "ÉSE ES SU TRABAJO", QUE SE BUSQUEN OTRO, PERO NADIE TIENE DERECHPO A LLAMARME PARA VENDERME ALGO DE LO QUE NO HE PEDIDO INFORMACIÓN. ESO DEBERÍA ESTAR PROHIBIDO. ASÍ DE CLARO.
Y LO DE LOS PAPARAZZI, ESO ES QUE NO TIENE NOMBRE. AUNQUE VOLVEMOS A LO DE SIEMPRE: SI LA GENTE NO COMPRARA BICI ROBADAS, NADIE LAS ROBARÍA.
...Y DE LOS TAXISTAS PREFIERO NO HABLAR, TRAS LA EXPERIENCIA DE HACE NO SÉ SI DOS O TRES AÑOS EN LA FERIA. PERO VAMOS, QUE SÓLO PORQUE TE ROBEN VEINTE EURACOS POR IR AL AEROPUERTO YA MERECEN TODO LO QUE LES PODAMOS DECIR.
A mi me gusta más el celebérrimo "vuelva ustéd mañana"... Eso si que es español...
Por otro lado, algún día narraré mi encontronazo con un vendedor de telefonía móvil en la puerta de mi casa...
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