-“Os garantizo que esta canción me la voy a cargar”.
(Kurt Cobain, antes de interpretar una de David Bowie)
Dijo Borges que dijo Lawrence de Arabia (a este lo leéis vosotros y ya me contáis) que “parecía haber una certeza en la degradación.” La verdad es que mi relación con las versiones de canciones ha sido siempre de amor/odio, porque aunque por principio me encanta una versión, me alegra taco que se versione un tema y me da un montón de morbo si conozco el original, la mayoría de las veces lo cierto es que la versión me resulta decepcionante.
Ya de adolescente me daba coraje cuando Los Manolos atacaban a los Beatles o incluso cuando Freddie Mercury cantaba una en Wembley de manera diferente a como lo hacía en el disco de estudio. Ese soy yo: zopenco, testarudo y con un oído enfrente de otro (o al menos ese era yo en la adolescencia). Paradójicamente, me chifla un disco de versiones, creo que aquí me he hecho eco de los de Matthew Sweet & Susanna Hoffs, hay una cierta paz reconfortante, un cierto “Te lo dije!”, en comprobar cómo una canción ya es clásica y la ha asimilado otro artista.
(Kurt Cobain, antes de interpretar una de David Bowie)
Dijo Borges que dijo Lawrence de Arabia (a este lo leéis vosotros y ya me contáis) que “parecía haber una certeza en la degradación.” La verdad es que mi relación con las versiones de canciones ha sido siempre de amor/odio, porque aunque por principio me encanta una versión, me alegra taco que se versione un tema y me da un montón de morbo si conozco el original, la mayoría de las veces lo cierto es que la versión me resulta decepcionante.
Ya de adolescente me daba coraje cuando Los Manolos atacaban a los Beatles o incluso cuando Freddie Mercury cantaba una en Wembley de manera diferente a como lo hacía en el disco de estudio. Ese soy yo: zopenco, testarudo y con un oído enfrente de otro (o al menos ese era yo en la adolescencia). Paradójicamente, me chifla un disco de versiones, creo que aquí me he hecho eco de los de Matthew Sweet & Susanna Hoffs, hay una cierta paz reconfortante, un cierto “Te lo dije!”, en comprobar cómo una canción ya es clásica y la ha asimilado otro artista.
En general prefiero las llamadas covers, que en inglés quiere decir “versiones fieles al original”. Para oír el original ya estaba el original, podrá argumentarse, pero al que piense así le diría yo que entonces no es necesario escuchar jamás una canción por segunda vez. Con oírla una vez ya estaremos satisfechos, no?, y claro: es que no. Si lo que quiero son versiones creativas o innovadoras acudo al jazz. Si nos movemos dentro de los parámetros del pop-rock, que queréis, a mí me hacen más gracia las versiones en las que encuentro un poco (o un mucho) de lo que hizo que la canción me enganchara in the first place.
Podemos estar con el coronel T.E. Lawrence y aceptar que hay certeza en la degradación, en el caso de las canciones hacer una versión significa apostar por lo seguro pero también degradar el original. Una suerte de paradoja entre la lealtad a los maestros y la traición. En otras palabras, me gustan tanto los Beatles que me los cargo, “matar al padre”, etc. etc. Esto es una cosa y otra alcanzar la desfachatez de lo sublime realizando una versión sin pies ni cabeza con el exclusivo propósito de ganar dinero. Si Judas traicionó a Cristo y lo vendió por treinta monedas de plata (aunque Borges nos dejó tres versiones distintas), últimamente han aparecido en nuestras ondas y en nuestras pantallas tres versiones de canciones que parecen pensadas por el Diablo en persona para destrozar mi paz mental.
Por orden creciente de desfachatez:
3. Lucrecia “Tranquilo sonríe” (2010) vs. Bobby McFerrin “Don’t Worry Be Happy” (1988). Si tenéis estómago tras estas Fiestas, ved el videoclip. El buen Nacho Camino (cuyo criterio musical admiro) me hizo ver un atenuante: “Ahora vienen las Navidades, es una canción para niños…”. Puede que se salve, porque la original no dejaba de ser un tema de humor. Y aun así, en determinadas noches de invierno me despierto tarareando la versión de Lucrecia, envuelto en un sudor frío.
2. Celtas Cortos “Vamos Eileen” (2010) vs. Dexys Midnight Runners “Come On Eileen” (1982). O Valladolid vs. Birmingham, Folk celta de pega vs. Folk celta de pega (creo que esta analogía funcionaría mejor si alguno de los dos grupos hubiera sido de Irlanda o similar)… Lo que indigna es ver a Jesús Cifuentes (“El mejor calvo del candelabro español desde el de la Lotería” –Harvest) cogiendo un tema con tanta garra y haciendo una versión popera, blanda y edulcorada. Es como si todo el almíbar de los batidos del diner donde han rodado el videoclip se hubiera volcado de sopetón en la canción. Aparte de que, el Cifuentes -que fue a Cuba- comiendo hamburguesas... Tendría un pase si fuera El Canto del Loco, pero es Celtas Cortos, gente comprometida, incapaz de venderse y tal, no?
1. Black Eyed Peas “The Time (Dirty Bit)” (2010) vs. Bill Medley & Jennifer Warnes “(I’ve Had) The Time of My Life” (1987). Ya, ya, ya, ya! Vosotros me lo decíais pero yo no quería creeros. Que los Black Eyed Peas son una puta mierda. De “renovadores del hip-hop y salvadores del dance-pop” a “puta mierda” en poco más de 8 años, a eso lo llamo yo malgastar una herencia! Y como alguien me diga que no es una versión sino un mash-up, le doy con el portátil en la chorla. Si hasta la versión de Padre de familia era mejor, por Dios…
4 comentarios:
Pues a mí me gustan los B.E.P. Sab
Jaja... la verdad es que lo has clavado con las versiones seleccionadas... Judás, eh? Imagina si las interpretara Bob Dylan...
ME QUEDO CON VERSIÓN DE "POBRE TERRA GALEGA" TODO UN IMNO DE MI SEGUNDA PATRIA...
PERDÓN HIMNO
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