-“Ah, pero yo era mucho mayor entonces, ahora soy más joven.”
(Bob Dylan)
Una de las personas que más me han influido en la vida es mi difunta abuela materna. Ella tenía un gusto por la frase, el chascarrillo, la palabra aguda, la catchphrase (siempre basada en anécdotas) sin duda heredado, que a su vez transmitió a una parte de la familia. Por ejemplo, para dar un número de teléfono, el 46 era “el año que murió mi padre” (mi bisabuelo murió en 1946) y el 33 era –invariablemente- “la edad de Cristo”. A algunos de mis amigos les fascinaba este remoquete, que yo adopté desde la adolescencia. “ ‘La edad de Cristo’? ” –decían-“Será ‘la edad de Cristo a los treinta y tres años!”
Al igual que vosotros, yo también fui una vez un joven inocente y sediento de música indie española. Fue en esa época cuando me topé con la maravillosa canción de La Costa Brava “Treinta y tres”, cuya letra debería estudiarse en todas las facultades de Filología Hispánica de un Universo Paralelo. Qué lejana la veía entonces, amigos! “Treinta y tres años, madre, madre! Quién será tan carroza?”, y miradme ahora. Todo llega, hasta lo más lejano.
Siempre me fascinó también el hecho de que los médicos –también en un Universo Paralelo, no en el mío, desde luego- requirieran que sus pacientes dijeran el simbólico número. “Saque la lengua y diga treinta y tres”. Otro mantra lingüístico de difícil interpretación para un tierno infante: mi padre solía apellidar el numerito diciendo “Treinta y tres… y una caja de gambas!”, lo cual, a día de hoy, me sigue pareciendo fascinante e inexplicable. Y sabíais que en Uruguay hay una ciudad y un departamento que se llaman Treinta y tres? Yo tampoco, la verdad, pero me he enterado hoy.
Mi padrino me advierte: “A los treinta y tres años también murió José Antonio Primo de Rivera”. G.R.A.C.I.A.S.! Era un dato que no recordaba. Internet nos informa de otros “grandes” que entregaron la cuchara con tan capicúa edad: John Belushi el actor (1982), Eva Braun (1945), Bruce Lee (1973), Eva Cassidy la cantautora (1996), Sam Cooke (1964), Carole Lombard la actriz (1942), Evita Perón (1952), Keith Relf el de los Yardbirds (1976), Ricardo II de Inglaterra (1400), Bon Scott el de AC/DC (1980)… como veis, la lista se eterniza y esto no nos conduce absolutamente a nada, así que la voy a cortar.
Recibo una llamada de una compañera de trabajo que está “cedida” a otra oficina, le digo mi edad y me suelta: “La edad de Cristo!” Tocado y…
...nunca hundido, señores! De hecho, si he escrito este post ha sido para que os riáis un poco conmigo y para exorcizar esos fantasmas. Basta de tragedia y de simbolismo, los 33 son una edad como otra cualquiera (que estoy seguro que vosotros respetáis). Cero nostalgia, aunque sea inevitable mirar un poco atrás y pensar en la gente que se ha quedado en el camino (la gente importante, no esos famosos absurdos). Pero los que seguimos aquí debemos afirmar la vida, de manera que: yo te saludo, trigésimo cuarto año de vida!!!
(Bob Dylan)
Una de las personas que más me han influido en la vida es mi difunta abuela materna. Ella tenía un gusto por la frase, el chascarrillo, la palabra aguda, la catchphrase (siempre basada en anécdotas) sin duda heredado, que a su vez transmitió a una parte de la familia. Por ejemplo, para dar un número de teléfono, el 46 era “el año que murió mi padre” (mi bisabuelo murió en 1946) y el 33 era –invariablemente- “la edad de Cristo”. A algunos de mis amigos les fascinaba este remoquete, que yo adopté desde la adolescencia. “ ‘La edad de Cristo’? ” –decían-“Será ‘la edad de Cristo a los treinta y tres años!”
Al igual que vosotros, yo también fui una vez un joven inocente y sediento de música indie española. Fue en esa época cuando me topé con la maravillosa canción de La Costa Brava “Treinta y tres”, cuya letra debería estudiarse en todas las facultades de Filología Hispánica de un Universo Paralelo. Qué lejana la veía entonces, amigos! “Treinta y tres años, madre, madre! Quién será tan carroza?”, y miradme ahora. Todo llega, hasta lo más lejano.
Siempre me fascinó también el hecho de que los médicos –también en un Universo Paralelo, no en el mío, desde luego- requirieran que sus pacientes dijeran el simbólico número. “Saque la lengua y diga treinta y tres”. Otro mantra lingüístico de difícil interpretación para un tierno infante: mi padre solía apellidar el numerito diciendo “Treinta y tres… y una caja de gambas!”, lo cual, a día de hoy, me sigue pareciendo fascinante e inexplicable. Y sabíais que en Uruguay hay una ciudad y un departamento que se llaman Treinta y tres? Yo tampoco, la verdad, pero me he enterado hoy.
Mi padrino me advierte: “A los treinta y tres años también murió José Antonio Primo de Rivera”. G.R.A.C.I.A.S.! Era un dato que no recordaba. Internet nos informa de otros “grandes” que entregaron la cuchara con tan capicúa edad: John Belushi el actor (1982), Eva Braun (1945), Bruce Lee (1973), Eva Cassidy la cantautora (1996), Sam Cooke (1964), Carole Lombard la actriz (1942), Evita Perón (1952), Keith Relf el de los Yardbirds (1976), Ricardo II de Inglaterra (1400), Bon Scott el de AC/DC (1980)… como veis, la lista se eterniza y esto no nos conduce absolutamente a nada, así que la voy a cortar.
Recibo una llamada de una compañera de trabajo que está “cedida” a otra oficina, le digo mi edad y me suelta: “La edad de Cristo!” Tocado y…
...nunca hundido, señores! De hecho, si he escrito este post ha sido para que os riáis un poco conmigo y para exorcizar esos fantasmas. Basta de tragedia y de simbolismo, los 33 son una edad como otra cualquiera (que estoy seguro que vosotros respetáis). Cero nostalgia, aunque sea inevitable mirar un poco atrás y pensar en la gente que se ha quedado en el camino (la gente importante, no esos famosos absurdos). Pero los que seguimos aquí debemos afirmar la vida, de manera que: yo te saludo, trigésimo cuarto año de vida!!!
8 comentarios:
Felicidades compañero! No se cuántos años tenías cuando te conocí y no voy a hacer la cuenta. Con o sin edad de Cristo siempre me has parecido igual de enrollao.
FELICIDADES CAMARADA!
Felicidades Jose! Vas a durar mas que Cristo, y eso que el era Dios hecho hombre y tal!
PD: yo si se cuantos años tenias cuando te conoci...
Yo llevo unos días bastante sensible con el tema...y encima ayer en el Mercadona la cajera no paraba de soltarme el rollo de unas cremas antiedad con "oro", fuuuu...
A mí ya me tiene mosqueao eso de que los veinteañeros me llamen de usted.¡Y después dicen que los jóvenes de hoy no tienen de educación! ¡Pues entonces lo harán para joderme, los cabrones!
Pues eso, Muchas Felicides para usted, compadre.Je, je, je.
Un simple, mojaquero.
Felicidades Jose.
Un saludo
Ana
33? Pero si queda lo mejor!!! Ya verás, ya. Y yo que espero verlo. Un besito,muchas felicidades.
Pues muchas felicidades (atrasadas, supongo) y a disfrutarlos! 33 es un número que a mí me suena bien, es el número de Larry Bird y el prefijo de Francia.
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