-“La vida es una puta mierda.”
(Triple X)
Existe en la lengua inglesa la afamada expresión “a win-win situation”, para indicar algo que no puede salir mal, en lo que no se puede perder. Superada así la dicotomía de ganar/perder, nos quedamos con Win Win (2011), título de una película que en España se ha traducido como Ganamos todos, contra la que tengo el deber moral de preveniros. Algo debí haber sospechado, ya que la tal es obra (escrita y dirigida por) Tom McCarthy, responsable de la historia de Up (2009), el mayor truño animado desde Fantasía (1940).
¿Es mala Ganamos todos, Porerror? No puede decirse, señora, como ya sabemos gracias a Carlos Pumares, hoy día es imposible que se haga una peli mal porque todos los implicados son profesionales, y hay un presupuesto bien gastado. ¿El problema entonces? Que es más aburrida que ver crecer la hierba o contemplar cómo les salen motitas marrones a los plátanos (que diría Chris Peterson). No puedo decir que la peli sea mala, pero sí aburrida y para mí eso constituye el mayor de los pecados.
La historia es simple: un abogado mediocre (por no decir fracasado) en todos los ámbitos de su vida urde une trama para beneficiarse de un anciano cliente suyo, lo que le acarreará tener que relacionarse con el nieto del viejo y posteriormente su hija, problemáticos especímenes de esa América cutre de muebles de jardín y whisky en vasos de papel que tan bien retrató entre otros Raymond Carver. Pensad “indie” y acertaréis… a medias. Pensad más bien en un quiero-y-no-puedo de Juno (2007), Pequeña Miss Sunshine (2006), Napoleon Dynamite (2004) y cine deportivo sin cafeína.
Familias anodinas, presencia juvenil, pasillos de instituto… podría ser mi peli favorita, pero no: para eso teníamos la serie de TV Freaks and Geeks (1999-2000), aquí lo que predomina es el tonito anodino de la América no televisiva: sin rascacielos, sin glamour, sin playas… solo arquitectura cutre, vehículos anticuados y relaciones agriadas por una vida que al repartir las cartas no nos dio una mano demasiado generosa (por decirlo suavemente). El título de “comedia” indie lo había añadido falsamente mi febril imaginación: apliquemos más bien a Win Win el término melodrama. No voy a negar que, así y todo, existen golpes de humor negro, pero lo que habría sido un excelente telefilme no da la talla a mi juicio como peli de Hollywood.
El elenco no ayuda mucho: un abúlico Paul Giamatti (sus mejores caritas de hombre agobiado desde Entre copas, 2004), Alex Shaffer, un zangolotino a quien dan ganas de matricularlo en un PCPI (de hecho, lo primero que hacen en la peli es llevarlo al instituto), Burt Young (en un papel de persona ligeramente menos desagradable que el cuñado de Rocky Balboa) y otros actores y actrices.
Toda la película conduce a esa sensación anestesiada que es un falso consuelo: lucha, pero poco, el Sueño Americano versión baja en calorías, no te conformes con tu vida (que eso es judío y católico) pero tampoco te creas que la vas a poder cambiar radicalmente. En fin, que si la queréis ver, ya estáis avisados: para mí la experiencia solo puede ser calificada como insatisfactoria, como un beso en la boca con los labios duros, como comer espárragos sin mayonesa, como bañarse sin meter la cabeza debajo del agua, como… you get my meaning, right?
(Triple X)
Existe en la lengua inglesa la afamada expresión “a win-win situation”, para indicar algo que no puede salir mal, en lo que no se puede perder. Superada así la dicotomía de ganar/perder, nos quedamos con Win Win (2011), título de una película que en España se ha traducido como Ganamos todos, contra la que tengo el deber moral de preveniros. Algo debí haber sospechado, ya que la tal es obra (escrita y dirigida por) Tom McCarthy, responsable de la historia de Up (2009), el mayor truño animado desde Fantasía (1940).
¿Es mala Ganamos todos, Porerror? No puede decirse, señora, como ya sabemos gracias a Carlos Pumares, hoy día es imposible que se haga una peli mal porque todos los implicados son profesionales, y hay un presupuesto bien gastado. ¿El problema entonces? Que es más aburrida que ver crecer la hierba o contemplar cómo les salen motitas marrones a los plátanos (que diría Chris Peterson). No puedo decir que la peli sea mala, pero sí aburrida y para mí eso constituye el mayor de los pecados.
La historia es simple: un abogado mediocre (por no decir fracasado) en todos los ámbitos de su vida urde une trama para beneficiarse de un anciano cliente suyo, lo que le acarreará tener que relacionarse con el nieto del viejo y posteriormente su hija, problemáticos especímenes de esa América cutre de muebles de jardín y whisky en vasos de papel que tan bien retrató entre otros Raymond Carver. Pensad “indie” y acertaréis… a medias. Pensad más bien en un quiero-y-no-puedo de Juno (2007), Pequeña Miss Sunshine (2006), Napoleon Dynamite (2004) y cine deportivo sin cafeína.
Familias anodinas, presencia juvenil, pasillos de instituto… podría ser mi peli favorita, pero no: para eso teníamos la serie de TV Freaks and Geeks (1999-2000), aquí lo que predomina es el tonito anodino de la América no televisiva: sin rascacielos, sin glamour, sin playas… solo arquitectura cutre, vehículos anticuados y relaciones agriadas por una vida que al repartir las cartas no nos dio una mano demasiado generosa (por decirlo suavemente). El título de “comedia” indie lo había añadido falsamente mi febril imaginación: apliquemos más bien a Win Win el término melodrama. No voy a negar que, así y todo, existen golpes de humor negro, pero lo que habría sido un excelente telefilme no da la talla a mi juicio como peli de Hollywood.
El elenco no ayuda mucho: un abúlico Paul Giamatti (sus mejores caritas de hombre agobiado desde Entre copas, 2004), Alex Shaffer, un zangolotino a quien dan ganas de matricularlo en un PCPI (de hecho, lo primero que hacen en la peli es llevarlo al instituto), Burt Young (en un papel de persona ligeramente menos desagradable que el cuñado de Rocky Balboa) y otros actores y actrices.
Toda la película conduce a esa sensación anestesiada que es un falso consuelo: lucha, pero poco, el Sueño Americano versión baja en calorías, no te conformes con tu vida (que eso es judío y católico) pero tampoco te creas que la vas a poder cambiar radicalmente. En fin, que si la queréis ver, ya estáis avisados: para mí la experiencia solo puede ser calificada como insatisfactoria, como un beso en la boca con los labios duros, como comer espárragos sin mayonesa, como bañarse sin meter la cabeza debajo del agua, como… you get my meaning, right?
2 comentarios:
Me apena este post, ya que considero a Tom McCarthy uno de los cineastas más singulares de los últimos años. Sus anteriores dos películas como director me encantaron ("The Station Agent" y "The Vistor"), y además de guionista es también actor puntual (fue uno de los personajes clave en la quinta temporada de The Wire, por ejemplo).
Tenía ganas de ver esta peli, pero ahora tengo menos...
P.D.: Por lo menos sale el cuñao de Rocky, ¿no? ;)
Ojo, a lo mejor tú le ves algo a la peli y te gusta, eh?
Yo fui con otras cuatro personas y a todas les encantó. Pero yo le pido a las películas otra cosa.
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