Vivencias polimórficas de un treintañero perplejo.

viernes, 16 de diciembre de 2011

Jonathan Franzen: El rey plúmbeo


-“Al Gore, Al Gore, Al Gore, Al Gore, me robaron las elecciones, cambio climático.” (Muchachada Nui)




A veces lo traigo gordo y a veces lo traigo fino, señora! Y en esta ocasión me toca hablar de uno de los fenómenos editoriales y supuestamente literarios del año en medio mundo. Me refiero a la novela Libertad (2010) de Jonathan Franzen, publicada en 2011 en España y otros países, como Francia. Toda la juventud la lee, es número uno de ventas a ambos lados del Atlántico (esta semana en España todavía ha sido el 6º libro más vendido), los escritores y los libreros me preguntan por él… irresistible la presión mediática.

Esto normalmente me daría igual: también se da mucha caña con El tiempo entre costuras (2009) o los libros “de hielo y fuego” de George R. R. Martin y no soy yo persona de ponerse a leerlos. Ah, pero este de Franzen viene envuelto en un peligroso cebo: la pretensión de calidad literaria, el marchamo de obra de arte por encima de best-seller (los ditirambos se acumulan en todas las publicaciones imaginables), la cualidad de novela americana total, definitoria de una época, ya que no solo reflejo de ella. Irresistible, para un freak filoyanki como servidor. Si además sumamos el prestigio de Jonathan Franzen con su anterior obra Las correcciones (2001), que pasa por ser la novela de la última década…


No he leído Las correcciones, pero voces autorizadas me aseguran que comparte muchos rasgos temáticos y estilísticos con esta de Libertad. Dios nos coja confesados! Todo el mundo alaba Las correcciones, no puedo hablar, pero tomada individualmente, Libertad me ha parecido el mayor ejemplo de “buñuelo de aire” (término acuñado por el gran Manolo Haro) que la mercadotecnia y el poder de la promoción actual puedan concebir. El interés de Libertad como best-seller, como folletín (por no decir “culebrón”) satisfactorio puede quedar ampliamente justificado, si a usted le van ese tipo de novelas, enredos de familia, historias realistas alargadas a base de páginas y más páginas de anécdotas insulsas.

Pero a mí me da la sensación de que lo que Libertad cuenta en más de 600 páginas podía haberse perfectamente resumido en apenas 100. De hecho, los chicos de Muchachada Nui lo resumieron en un sketch de cuatro minutos sobre el cambio climático y les quedó la mar de gracioso. El mensaje de Libertad? Me avengo a encontrarle tres. #1: Si somos libres para elegir cómo vivimos, no podemos culpar a los demás de nada de lo que nos pase (de ahí el leitmotiv libertario que llega al título). #2: El capitalismo es malo y el Hombre Blanco malo se está cargando a Mama Chierra (Macaco estaría orgulloso: sabéis si sabe leer?) #3: La familia es lo primero. Este último mensaje me resulta, de los tres, el más irritante por lo obvio: es algo que ya Pepe Isbert nos dejó claro hace unas cinco décadas.


Y además me inrita porque al terminar de leer la novela le invade a uno una estúpida sensación de bienestar (Fran G. Matute lo llamó “buenrrollismo”) que es frontalmente opuesta al mensaje central que te han estado intentando vender durante todo el libro. Al final resulta que la historia de una familia liberal USA (recordemos que en USA “liberal” = “de izquierdas”, al revés que aquí) encierra el mensaje más absolutamente conservador y reaccionario del mundo: cada oveja con su pareja, a casarse y a procrear, porque fuera de la familia solo hay chaladuras, dolor, injusticia, gente borracha, intentos de suicidio, accidentes de coche, esguinces…

Estilísticamente, no veo el mérito artístico de Libertad por ninguna parte, la verdad. No digo que su historia no me haya interesado a ratos (en 600 páginas da tiempo a tantas cosas…) y que no contenga sus dosis justas de humor o personajes bien dibujados, pero la manera de presentar la historia (y quedamos que de eso iba la literatura, no?) no deja de ser la de un best-seller fácil y cómodo, ordenado cronológicamente, sin ningún riesgo narrativo y escrito en un inglés americano ramplón de principios del siglo XXI.


Los intentos de Franzen por conectar con su época o de “inscribir” esta novela en un contexto me han resultado burdos por lo explícitos. Igual que en esas pelis de la guerra de Vietnam siempre tiene que sonar la Creedence y haber un negro que fuma marihuana, parece que Franzen hubiera querido dejar un testimonio de las últimas décadas USA a base de introducir “a pellizcos” en la vida de una familia media lo que todos estamos hartos de ver en los telediarios: a Clinton se la chupó su becaria, Bush es malo, en Irak no había armas de destrucción masiva, el 11-S, la crisis de las subprime, el country alternativo…

Cuando no está ejerciendo de Gran Cronista de su Época, Jonathan Franzen se lanza a escribir un roman a l’eau de rose, subsección Alta fidelidad. Novela de campus por cojones (se narra el paso por la universidad de dos generaciones de una familia), que no por atributos, salpimentada de referencias absurdas al punk, a Wilco, a Bright Eyes, a White Stripes, a tomar drogas… todo para hacerlo más molón, supongo. En cuanto a la historia de amor que vertebra toda la novela, lo mejor que puedo decir es que resultan meritorios los intentos del autor por mantener el interés de los lectores, pese a narrar episodios tan apasionantes como que la madre cocina un pollo al horno, el padre va al trabajo en bicicleta, la hija es un poco fea y el hijo se folla a su novia escuchando a U2.


Sinceramente, he dedicado a la lectura de este libro casi un mes y ahora me siento como si me hubieran robado el dinero (menos mal que me costó menos de 5 € en Amazon.es). No niego que por momentos no haya habido pasajes que atrajeran mi atención, repito, pero vista en su conjunto, me parece que Libertad tiene solo un papel que jugar dentro de la gran tradición de la novela norteamericana: a su lado, las soporíferas obras de Melville, Hawthorne y Thoreau resultan francamente entretenidas.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Definitivamente...anoto entre los futuros libros a leer Rules of Attraction y entre los "libros pupita" este de Libertad (permíteme la licencia de copiarte lo de pupita, porerror, es que es muy buena la expresión!).

Hablando de Alta Fidelidad, me leí (in english please, mejora mucho) otro libro de su autor hace poco, "About a Boy", en el que está basada la peli, y he de reconoceros que hacía tiempo que no me reía tanto con un libro :)

Saludos!
Silvia

Fran G. Matute dijo...

Ooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooh!

Tomás A.G. dijo...

He cometido un gran error del que me cuido siempre, He leído una reseña del libro que empiezo a leer. Y encima la reseña es muy buena. Joderrrrr.

José Ignacio Lara García-Junco dijo...

Mí no gustar novelas, pero leyéndote casi me entran ganas de leerlas hasta en inglés y todo.

Tío, columna de crítica literaria para ti subito! Eres un jon-jon-jonio.

Guay lo de "freak filoyanki".

PD.

Ah y, una sola cosa, yo creo que lo suyo es "enrita" y no "inrita" (te lo digo con conocimiento de causa, xD).

Organo Gold dijo...

Ya te digo...ami también! jajaja. Muy buen post, un saludo!

Anónimo dijo...

Hola,

Buen post. Veo que tenemos gustos y carácteres parecidos, por lo que me he ahorrado un buen tostón. Por cierto, ¿Qué opinas de Philip Roth? Sería interesante que hicieras una comparativa de Libertad, de Franzen, con alguna de sus grandes novelas, como "La Mancha Humana".

Un saludo y hasta pronto.

Toni M.

 
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