Vivencias polimórficas de un treintañero perplejo.

martes, 3 de marzo de 2009

Bacon y pop

Mi jefe me debía un día libre, de manera que este pasado fin de semana he aprovechado el “puente” para ir a Madrid a intentar distraerme un poco. A la hora de hablar de las múltiples experiencias vividas, he creído ver en todo el finde un par de themes o ejes temáticos improbables en su maridaje pero altamente satisfactorios, a saber: el pop y el bacon (o el Bacon).


Bacon. Uno de mis objetivos al emprender este viaje a Madrid era ver la exposición retrospectiva del pintor inglés Francis Bacon que se desarrolla en el Prado. Un tío mío llama a este pintor “Paco Panceta”, y no le falta algo de razón. Vaya por delante que la exposición es fantástica, muy bien montada, completa y creo que convenientemente explicada. Al verla, entre otras sensaciones, me asaltó una revelación: el arte de Bacon no me gusta tanto como yo pensaba. Conocía una docena de obras, que me encantan, pero vista en su conjunto y a través de las décadas, la producción de Bacon no me ha impresionado tanto.

Hay cosas que Bacon clava, mostrar el horror, pero veo que esa faceta solo (con clavarla) no lo convierte en el artista universal y epítome del siglo XX que yo pensaba que era. Sabido es que la representación de los cuerpos humanos y animales que el pintor hacía muestra la carne (“meat” no “flesh”) de manera horrorosa y charcutera, tanto que sus crucifixiones parecen reses abiertas en canal. El propio Bacon lo dejó dicho: “Efectivamente, todos somos carne comestible. Todos somos canales en potencia”. Carne comestible, Bacon.... Bacon, Bacon, Bacon:.... bacon.


Pop. Otro de mis objetivos era comprar discos, como siempre. Normalmente suelo hacer un tour por ciertas tiendas de disco favoritas, e incluso esta vez llevaba un par de recomendaciones de tiendas nuevas que estaba deseando conocer. Sin embargo, en esta ocasión solo me ha dado lugar a hacer una parada, no ha hecho falta más, en mi tienda favorita de España: Escridiscos. Un par de palabras clave en el oído del dueño y ya tenía en mis manos más CDs de power pop “garantizados” de los que podía pagar. Me los llevé todos, claro.

Otra viñeta pop en Madrid: ir andando por la calle Huertas el viernes noche y recibir los cantos de sirena de los que reparten flyers: “Tómate un chupito gratis... dos copas por 9 euros.... bar de indie rock y britpop.... tómate...” ¡CÓMORL!? ¿He oído lo que he oído? Acepto el flyer y leo el nombre del local, Mi madre era una groupie: Indie, Britpop, Oldies. Casi me mareo, porque en Miciudad esos bares no existen. Si quiero escuchar estos estilos de música me los tengo que poner yo en mi casa. Una vez dentro del garito, el frenesí: Rolling Stones, Kinks, Who, Strokes, Franz Ferdinad, Bloc Party, Killers, Keane, Chemical Brothers, Fatboy Slim, Ramones, The Hives... hasta que el cuerpo aguante.


Bacon (reprise). He dejado para el final la conexión más obvia entre el bacon y el pop, la que encarnaba Elvis Presley. Nadie como él interpretó (ciertos tipos de) pop, nadie como él jaló panceta, a razón de un kilo diario. El buen Presley fue también un gran amante de las hamburguesas, y era comerme una de estas como Dios manda otro de mis objetivos madrileños. La hamburguesa,
tan cara a este blog y a otros, tiene una de sus casas en La Pequeña Bety, local que auna carne y pop. Espoleado por la buena crítica de Fran G. allí me encaminé para ver con sorpresa que los mediodías está cerrado. Pues casi mejor, porque recalé entonces en el cercano Home Burger Bar, amigos, no sé qué pueda decir de este sitio: arte en forma de carne picada, me emocionó como no lograra hacerlo Francis Bacon.

La hamburguesa que me trinqué era perfecta: no digo que sea la mejor ni la peor porque no la comparo con nada. Simplemente esta era como tenía que ser: buen pan, lechuga, tomate, cebolla y pepinillos frescos, sublime carnaca y acompañada de riquísimas patatas fritas y coleslaw. Yo pedí la mía con queso y bacon, of course, y aunque en la carta asomaban rarezas muy atractivas, me decanté por una hamburguesa clásica, en homenaje a los puristas del género. Se me olvidaba, una hamburguesa hay que tomarla con refresco, eso está claro (qué mejor que coca-cola), y ya sabéis que en inglés refresco se dice pop, de manera que aquí se cierra el círculo del pop, el bacon y mi fin de semana.

6 comentarios:

Fran G. Matute dijo...

Gran asociación de ideas: Bacon, Pop, Powerpop... ¿Powerbacon?

A mí el Homeburger no me llamó mucho la atención (en cuanto la hamburguesa en sí) pero el local está muy bien ambientado... Es verdad que yo opté por una burger más "extraña" y a lo mejor la mezcla de sabores no me convenció. Prometo volver a darle una nueva oportunidad.

Y del powerpop qué decir. Ya me contarás que disquitos te has pillado, bribón...

Anónimo dijo...

Jo Jo Jo...Magnifico querido amigo!!!Jose Mari.

Anónimo dijo...

vivo en madrid pero no me gusta mucho escridiscos, los tenderos me caen mal. qué más tiendas te recomendaron? "Babel" entra dentro de esa aristocracia disquera?

El Perro Lunar dijo...

Impresionante el ejercicio del pop y el bacon.

Celebro que disfrutaras del Home Burger Bar, nosotros somos tan asiduos que la semana pasada pedí la de langostinos, por variar.

"Mi madre era una groupie" está muy bien, es casi el único garito que merece la pena por la zona de Huertas, pero vamos, por Malasaña hay varios bares que pinchan esa música.

A ver si en la próxima visita nos pegas un toque!

Anónimo dijo...

La verdad es que a Bacon le pasa lo mismo que a la grasa (aprovechando el tema de las hamburguesas), que en demasía desagrada y satura.

PD: Lo de Paco Panceta es buenísimo.

Karmen dijo...

¡Madre mía! Ahora que vuelves a escribir más asiduamente me quedo atrás sin remedio... Me preguntaba... ¿Harás colección de fotos de hamburguesas? ;-) Por otro lado... ¡qué envidia me das con lo de Escridiscos! Cheers!

 
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