Vivencias polimórficas de un treintañero perplejo.

jueves, 11 de junio de 2009

Batalla mítica entre el bien y el mal


Ya lo dijo el buen Borges: “Tenue rey, sesgo alfil, etc... Como si de una expresión del movimiento perpetuo se tratara, el combate se viene repitiendo eternamente; dos fuerzas antagónicas: Bien y Mal, Luz y Tinieblas, Dios y Satán, Alianza Rebelde e Imperio Galáctico, fichas blancas y negras, PSOE y PP… Como si de una infinita partida de ajedrez, backgammon o go se tratara, esta pelea no tuvo comienzo, nunca tendrá fin, y es móvil, muy fluida y dinámica, como una batalla de blindados entre la Unión Soviética y el Reich.

Lo bonito de esto, de la lucha de contrarios, es que encierra una turbadora paradoja: ambos comparten rasgos comunes, son antagónicos pero se necesitan mutuamente para existir, ya que de lo contrario no tendría sentido una oposición binaria de términos. El buen Ferdinand de Saussure (que tantas tonterías dejó dichas, pero ahora lo cito a mi conveniencia), nos lo dijo muy clarito: en un sistema de signos el significado surge de las oposiciones entre ellos, no de los signos aislados, que no representan nada. Eso lo tenemos bastante asumido en nuestra cultura: La mujer viene de una costilla del hombre (pido perdón a Bibiana por decir esto… a Bibí Andersen, claro está, no va a ser a la otra), Satán es un ángel caído de Dios, Tom Baker y Oliver Aton comenzaron jugando en el mismo equipo…


En ocasiones esta batalla se desarrolla de manera sorda o soterrada, a veces sin embargo toma una expresión violenta delante de nuestros ojos. Así ha ocurrido en la 5ª temporada de una serie de cuyo título no quiero acordarme, en la que un pique centenario entre dos demiurgos con barba de tres días se ha canalizado en una interminable partida de estrategia, pero también ha salido a flote en la pelea a puñetazos más esperada desde los tiempos de las pelis de Bud Spencer y Terence Hill.

En la actualidad, siento que en mi interior se desarrolla a microescala un combate entre opuestos de características similares a las descritas. Es como esas vívidas batallas entre bacterias y linfocitos o entre virus narigones y anticuerpos narigones que de pequeños amenizaban nuestras meriendas del sábado en la serie Érase una vez la vida. Siempre ganaban los buenos, siempre la salud a la enfermedad. Luego la vida pasa y te descubre brutalmente que no siempre es así, ni mucho menos. Que a veces el caballo de los malos es más rápido. Los malos molan (esto es un axioma de Estatuas Verdes) y a veces también ganan.


Siento dentro de mí una lucha intestina y feroz entre impulsos opuestos: el bien y el mal, lo correcto y lo incorrecto, lo cultural y lo salvaje, lo civilizado y lo animal, como una marea de sangre hirviendo que avanzara hasta casi ahogarme por completo pero que en el ultimísimo momento se retira (marea baja!) y vuelve a dejar mi mente en paz por unas horas. Es el combate entre la obligación y la devoción, entre lo inaceptable y lo aceptable, es una confusión bélica entre lo que está bien y lo que me viene bien. Es no saber qué hacer o peor aún, saberlo pero no estar seguro de que deba llevarlo a cabo. Es una turbulencia que me arrastra, me hace perder el equilibrio, estoy nadando –madre-, no sé si boca arriba o boca abajo, floto en ausencia de gravedad como Barbarella, me dejo llevar.

Esta zozobra me impide dormir bien, comer bien, pensar, hablar bien, escoger la música adecuada, lastra mi zancada en la carrera, hace que me deje losetas sin fregar, que no acierte del todo a reducir a segunda en las curvas. La manera más sintética de describir lo que me pasa sería decir que ahora mismo en mi vida estoy hecho un lío. Y para colmo, a veces, por virtud de mi trabajo cara al público me encuentro en situaciones límite que hacen que me hierva la sangre en las sienes, y debo entonces tomar decisiones rápidas, en fracciones de segundo, como un piloto de Fórmula 1, como el artillero de un B-17


…cuando debo enfrentarme no ya a las caras, o a los desplantes de los clientes, sino a determinadas malas contestaciones, a los gritos, a tamaña acumulación de palabras malsonantes, a los insultos, por qué me dices eso si yo no te he hecho nada, por qué no te doy un bofetón ahorita mismo y te reviento la mejilla, ¿por qué? ¿por qué no? y es entonces cuando noto que me sujetan el brazo, para que no lo haga, Jesucristo y todos los Santos, el Rey blanco del ajedrez, el mago Gandalf, Obi Wan Kenobi, Optimus Prime, Josep Guardiola, Hello Kitty, la Madre Teresa y mi abuelita, q.e.p.d., y así, entre todos, logran calmarme… pero han de tirar más fuerte porque vuelven los gritos desaforados, los exabruptos, y los insultos… y siento que se me va la mano, la mano, esa mano… esa hostia que yo te daba…

9 comentarios:

GRILLO SOLITARIO dijo...

PERO ¿TÚ ERES EL BIEN O EL MAL?

ME HA ENCANTADO EL POST, PORERROR. GRACIAS. Y GRACIAS POR EL ENLACE.

PALABRA: biciarsi

Rocío dijo...

Creo que es de los post más personales que ha escrito. GENIAL!
Me temo que la vida es eso. la diatriba entre zanganear delante de la tele o hacer algo de provecho.
Vivir en la comodidad "feliz" o salir a buscar LA FELICIDAD.

Luchar, siempre luchar porerror.

mothomu

Fran G. Matute dijo...

En esos momentos de tensión, querido Porerror, siempre te puedes agarrar a esa máxima entre las máximas: "Me suda el ojjjjjjjj..."

Riggy dijo...

Ay Porerror, qué desazón! Trabajo cara al público, eh? Vaya asunto... A mí me parece válido el consejo de Fran G.Matute, yo es que siempre he tendido a evitar el enfrentamiento físico, porque lo malo de soltar una hostia es que el receptor suele corresponderte, y no ando muy sobrado de argumentos poderosos en el ámbito del cuerpo a cuerpo.

Ya que citas a Guardiola, te sugiero que ensayes su célebre mirada de hielo para mantener a raya a tus clientes: http://www.youtube.com/watch?v=JGZOuwwopSk


PD: Siempre me ha gustado mucho ese cuadro de Goya, sólo superado en mis preferencias por el del perro semihundido, fascinante y malrollero a partes iguales.

GRILLO SOLITARIO dijo...

EN ESTOS MOMENTOS ME ACUERDO DEL COMENTARIO QUE HIZO, NO SÉ SI FRANK MILLER O NEIL GAINMAN SOBRE EL FINAL DE LA SERIE DE CÓMICS DE LA COSA DEL PANTANO DE ALAN MOORE. PEEERO COMO YO NO SOY UN ESPOILER COMO TÚ, ME LO GUARDO. A VER SI LO LEES, QUE MERECE MUCHO LA PENA :- >>

PALABARA: falco

Anónimo dijo...

Como dijo el denostado Benedetti, no te salves. Migue.

Susu dijo...

Oye, grandísimo post. He tenido que releerlo, de lo bueno que me ha parecido la primera vez.

Llego un poco tarde, debido a mis campestres obligaciones laborales, pero no quiero dejar pasar la oportunidad de hablar de Pitingo.

En primer lugar debo agradecerte que te fíes del criterio lunar del buen yo. Es todo un honor. En segundo lugar, me pongo de tu lado en la batalla Pitingo-cool vs. Pitingo-pupa, es decir, ni tanto ni tan calvo. No soy tan experto en flamenco como para aborrecer sus asesinatos musicales, pero tampoco soy tan lego como para pensar que es Camarón reencarnado.

El problema es que soy amigo del concepto de fusión, por lo que, de entrada, me pongo a favor de las que me parecen originales, y la de Pitingo me lo pareció. La parafernalia que ha venido después me ha tocado mucho el pomo de los cajones; pero no más, ni menos, de lo que me lo toca la parafernalia que acompaña al fútbol, (que nunca me ha gustado), o a la Winehouse, (que me gustó mucho, en un principio).

Así que como contribución a la "batalla mítica entre el bien el mal", dejo este ejemplo: batalla entre las ideas iniciales y la parafernalia que las sigue.

Anónimo dijo...

OBRON!!!Josemari.

Anónimo dijo...

Me ha encantado este post,poerror...

Un beso fuerte, Almu.

 
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