Vivencias polimórficas de un treintañero perplejo.

jueves, 23 de junio de 2011

Pitbulliana


-“No hay quien pueda con usted: no he conocido a un tío tan jeta en mi vida”.
(Anuncio de Tinto de Verano La Casera)



Ahora que a Shakira cada vez se le entiende peor lo que canta (he llegado a pensar que ha desarrollado algún tipo de afasia desconocido hasta ahora), es momento de echar un vistazo a otras luminarias surgidas de entre las filas de la música latina. Por esa razón quiero analizar hoy la figura de Pitbull, personaje inquietante donde los haya, “y los hay” –que diría Boris Vian.

Todos bailamos con Pitbull aquel turbulento verano del 2009, todos nos enternecimos ante su insistente manera de llevar gafas de sol en sitio cerrado. Harvest me cuenta que hubo un tiempo en el que no se podía contar hasta 4 en las aulas de los institutos sin que algún gracioso te continuara aquella canción de “I Know You Want Me”. Todos vimos aquel vídeo de los bailes inquietantes y las tipas buenazas que en realidad no lo estaban. Otro chulo venido del Caribe, se lo toleró porque nos pareció un one hit wonder, pero hete aquí que los años pasan pasan y la presencia de este Pitbull en las ondas y en nuestras pantallas se acerca peligrosamente a una posición de hegemonía.



Por si no os habéis dado cuenta, Pitbull suena en la radio FM española más a menudo que Lady Gaga (que ya es decir), basta un somero catálogo de su producción discográfica para helarle la espina dorsal al más pintado. Además del esforzado hit “I Know You Want Me (Calle Ocho)”, que resultó ser una versión ¿rapeada? del tema “75, Brazil Street”, que a su vez era versión de uno de Chicago, este Pitbull nos ha castigado en el plazo de dos años con “temazos”/duetos junto a Usher, Pharrell Williams, Enrique Iglesias, Paulina Rubio, Jennifer López, Shakira, Rihanna y ahora últimamente anda dando candela con el bombazo veraniego “Give Me Everything”, junto a Ne-Yo, Afrojack y Nayer.

Yo, como dicen en el afamado blog literario Estado Crítico cuando reseñan un libro malo, me sacrifico por vosotros procesándolo todo para separaros la paja del grano. Así, durante las últimas semanas me he dedicado en secreto a escuchar compulsivamente canciones de Pitbull (bastaba poner Europa FM) y a revisitar sus eximios videoclips. Analizada la ingente cantidad de material, la conclusión a la que llego es que los 3 principales talentos del ciudadano de Miami universal son tres: paso a analizarlos.



1. Reírse. Muchas han sido las figuras de la música inmortalizadas gracias a su risa, más o menos falsa. Empezando por Mozart (si hemos de dar crédito a Milos Forman y a Tom Hulce) y siguiendo por Sinatra, Elvis, los Beatles o Freddie Mercury. Ciñéndonos al ámbito de la llamada música latina, imposible no recordar las carcajadas forzadas de Paulina Rubio. Pero ningún artista había llevado hasta ahora la risa a destiempo a la categoría de Bella Arte, alcanzando cotas solo soñadas por Loreto Valverde (y su hermana). Tan solo Pitbull ha sido capaz de entreverar tanta y tan falsa carcajadilla extemporánea en calientes ritmos de rap/reggaetón. Minipunto para el equipo de los cachondos mentales.

2. Decir “Dale”. La historia de la caridad, la entrega desinteresada (lo que en inglés se conoce simplemente por giving) es larga. Baste recordad cómo Jesucristo multiplicó los panes y los peces, obras de misericordia como “Dar de comer al hambriento” y “Vestir al desnudo”, o aquella escena de San Martín de Tours (obispo) compartiendo su capa con un pobre, retratada por tantos pintores. La ayuda al prójimo no es solo coto del cristianismo, pero extendernos a otras culturas sería exceder los límites de esta entrada de blog. Aunque no sé si es este concepto de caridad el que inspira al Pitbull más generoso cuando a diestro y siniestro repite su enigmático “Dale”, en todas y cada una de las canciones en las que interviene. Anda que no da nada el nota. Ríase usted de aquella película de Peter Sellers que hacía de cura y se dedicaba a repartir comida entre los pobres.


3. Rapear largas tiradas. El término “tirada” lo tomo prestado de la métrica, como esas tiradas de versos de los cantares de gesta (Porerror siempre atento a utilizar todos los recursos que la comicidad pone a su alcance). Pitbull, el nuevo juglar, poseedor de las llaves de la ciudad de Miami. Pero a poco que uno se fije una migaja, las supuestas tiradas de Pitbull no son tan largas. En realidad, si a las canciones que firma/en las que colabora se les descuentan las partes instrumentales, lo que cantan los otros, las risotadas (1.) y la palabra “Dale” (2.), a Pitbull le queda más bien poquito tiempo para rapear. Apenas unas pinceladitas en Spanglish, esa no-lengua que fascina a todos (menos a mí) y que según el ABC amenaza tanto al español que a estas alturas ya debería haberlo hecho desaparecer. (“Vacunar la carpeta”, etc.)

Por todo lo expuesto debería quedar claro que Pitbull es un personaje si no Pupita, sí uno cuya sola mención basta para hacernos arquear las cejas en Estatuas Verdes. Seguiré tu carrera con mucho cuidadito, Pitbull, I’m a follow your career very carefully, ja, je, ji, jo, ju, jajota. Dale!

1 comentario:

Manolo Haro dijo...

Dale, Porerror, dale. Esto está bien apretao, mijo. El brain te funciona chévere. ¿Podrías decicarle un post a Azul de Christian Castro?

 
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