Vivencias polimórficas de un treintañero perplejo.

martes, 11 de octubre de 2011

La burbuja gintónica


“Bebes gintonics porque está de moda”… esta acusación –la más artera, falsa y maledicente que imaginarse pueda- debemos sufrirla los fans de la ginebra cada vez que nos mandamos un gustazo (digo, un copazo). Esto es debido a que ahora, según parece ser, beber gintonics está de moda en España. I wouldn’t know, está claro, porque lo mío no es fruto de la casualidad ni de la moda. Releo este párrafo y parezco un apóstol de la ginebra: tranquilos, que no me voy a poner a fabricarla clandestinamente en mi casa (como hacían los ingleses en el siglo XVIII) ni a elevarle un altar. Tranquila, mamá, que solo la tomo de vez en cuando.

Pero esas veces hay que cuidarlas (“Santificarás las fiestas”, se lee en el Libro Sagrado), no puede uno ir por ahí bebiendo cualquier cosa irresponsablemente, sin criterio. Digo lo de que no soy el azaroso títere de una moda porque ya aquí dejé constancia hace años de lo que significaba un gintonic para Estatuas Verdes. Se dice “Gin & T”, Porerror. Ya lo sé señora! Pero como escribo en español, seguiré escribiendo gintonic, no sea que la gente se crea que estamos hablando de infusiones de té.


Las paparruchadas acerca de este cóctel se acumulan a diario en la prensa, la publicidad y la hostelería. Que si el verdadero gintonic no lleva hielo (a lo mejor el original no lo llevaba, pero…), que si no lleva limón (la pulpa, al menos) para que el ácido cítrico no reaccione con el carbónico de la tónica y colapse la ciencia, que si hay que acompañarlo con pepino, bayas de enebro, regaliz o pétalos de rosa… BASTA! El esnobismo no conoce límites y, a poco que me hayáis leído ya sabréis que esto me encanta y que lo abrazo con el denodado entusiasmo que me caracteriza.

Dicho esto, y sin tener que ver con nada, os contaré como quien no quiere la cosa que el sábado pasado me encontraba en el Bristol Bar de la calle Almirante (Madrid) y me vi francamente abrumado por la copia de marcas de ginebra diferentes que allí se ofrecían. La primera persona que me habló del sitio fue el buen Nacho Camino (digámoslo), pero credit where it’s due, la encargada de llevarme allí finalmente ha sido la buena Elisa. Elisa se las da de experta en ginebra (que os cuente lo de los pétalos de rosa, lo de los doblones de la Hendricks, etc) y verdaderamente me demostró que controla el tema. Lástima que de café no sepa tanto.


Saboreando un vaso de Martin Miller’s (con hielo, con cáscaras de limón y de naranja) y tónica Schweppes (“Tenemos tal, tenemos cual…”, “Sí, sí!... Usted vaya trayéndome tónica Schweppes, la de toda la vida, la del siglo XVIII, la que está rica”), otro amigo, el buen Carlos, comentaba: “En España está de moda beber gintonics, no?” “Ofú!” –pensé. Desde su póster en blanco y negro Churchill nos miraba severo. La reina Boudica (otra que ambientaba el local), arqueó la ceja, a las riendas de su carro. Entonces se reflexionó allí y la tertulia concluyó que sí, que de un tiempo a esta parte en España se consume una cantidad desmesurada de ginebra, de gintonics, vamos, y que en un momento dado todos parecemos ser gourmets del tema. O sumilleres, o como se diga con las bebidas espirituosas.

No es normal la cantidad de gin clubs que han proliferado en las ciudades españolas, en cualquier bar de pueblo tienen mínimo diez marcas de ginebra. Vas al Carrefour y te abruman las marcas de ginebra Premium y Superpremium. Que si el gintonic perfecto, que si hielo de Speyside, que si el alambique de mi abuelo… Y concluimos que España está aquejada de una burbuja, una fama irreal, que acabará por explotar: primero fue lo de las punto-com, luego la burbuja inmobiliaria, y ahora (“España es el país del mundo donde más ginebra se consume per cápita” –la carta del Bristol Bar dixit) tarde o temprano habrá de estallar la burbuja gintónica. Al tiempo.

6 comentarios:

GRILLO SOLITARIO dijo...

YO LO QUE SÉ ES QUE UNA MÍTICA "CHAMPANERÍA" DE TODA LA VIDA HA CAMBIADO EL CARTEL DE NEÓN POR EL DE "GINTONICS"...

Anónimo dijo...

A mí, que bebo whisky, el gintonic me parece una bebida amanerada, superficial, snob, algo clasista incluso, oportunista y amarga: o sea, prácticamente genial. Migue.

Anónimo dijo...

Hola a todos,

Soy Jorge, tu antiguo compañero de facultad, y debo decirte que experimentaras una sensacion parecida a la que tuviste en el Bristol Bar si acudes al Premier de la calle Jose Luis de Casso o al Lemon que se encuentra en la Florida...aunque el primero se encuentre so far del Lopera Arena y so close del Del Nido Palladium.
No dejes pasar la oportunidad, perraco.

tirso malatesta dijo...

Para ginebra la de Pepe el Muerto. Gran Post que me ha leido el pensamiento. ¡¡Salud!!

El Tesorero dijo...

Confieso q me han entrado ganas de tomarme uno,sin gustarme la ginebra.

Anónimo dijo...

Estoy con el Tesorero...sin gustarme la ginebra, al leer esto me han dado ganas de tomarme uno...

A votre santé!
Silvia

 
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