Vivencias polimórficas de un treintañero perplejo.

martes, 20 de mayo de 2008

Wayfarer



“Caminante no hay camino, sino estelas sobre el mar”.

-Antonio Machado




Ya lo decían grandes del calibre de Machado (Antonio) o Juan Pardo. Este último cantaba “yo… soy… un caminante perdido” en su temazo “La charanga” (1968). Así me sentí yo durante las vacaciones de Semana Santa, en que tragué más sol que todo junto. Fue entones cuando decidí que ya no iba a posponer más la compra de unas (buenas) gafas de sol. Desde entonces lo he pospuesto, claro, hasta ayer mismo que por fin me las merqué.

Últimamente he tenido varios fines de semana de mucho sol en playa y campo, y tengo que decir que lo he pasado bastante mal. Yo no sé si es que me estoy haciendo viejo y estoy desarrollando fotofobia, pero esto es así. El caso es que recordé que hace muchos meses en el programa de Boris hicieron un reportaje sobre unas míticas gafas de sol, el modelo Wayfarer de Ray-Ban. Resulta que este modelo ha alcanzado un estatus icónico gracias a su exposición a los medios en innumerables series de TV y películas, amén de su uso por todo tipo de estrellas, estrellitas y estrellonas.


Valga el ejemplo de Tom Cruise, quien las sacó en Risky Business (1983) y logró que las dichosas gafunis pasasen en un año de 18.000 a más de 300.000 ejemplares vendidos. Nadie sabe qué son las Wayfarer cuando le hablo de ellas; nadie las desconoce cuando se las enseño: he aquí un icono. Aunque estas gafas fueron creadas originalmente en 1953, no fue sino hasta su uso por Audrey Hepburn en aquel Desayuno con diamantes (1962) que se hicieron megafamosas.

Todos las llevaron: Marilyn, Audrey, Bob Dylan, John Lennon… la lista sería aburrida de lo larga y abultada. Y más importante aún: todos se fotografiaron llevándolas. Durante los años setenta cayeron en desgracia, tuvieron un repunte en los 80 (el efecto Risky Business) y volvieron a bajar durante la pasada década (se ve que la peña prefería gafas de sol más pasti, rollo Caiga Quien Caiga o así). Lo gracioso fue que al parecer desde hace unos pocos años ciertas árbitras de la moda (Chloë Sevigny, hermanas Olsen) las han vuelto a poner de fashion hasta el punto de que la casa Ray-Ban ha vuelto a apostar por el modelo, rediseñándolo y vendiéndolo como una imagen, algo más que unas gafas.

Y he aquí donde he picado yo, para que os voy a contar otra cosa. La razón principal de que me haya comprado unas Ray-Ban Wayfarer (negras, que yo no soy Audrey Hepburn ni Mary Kate-Ashley Olsen) es que me gusta su diseño: me parecen chulísimas. La segunda razón es que nunca pasan de moda. Al ser un diseño clásico, pueden no estar a la última, pero su elegancia está garantizada (tampoco estoy para ir comprándome un par de Ray-Ban nuevas cada temporada). La tercera razón, lo admito sin pudor, es la mitomanía.


Yo más que a Kim Novak, Roy Orbison o los Blues Brothers, a quien quisiera parecerme es a Elvis Costello, enorme gafista donde los haya (“y los hay”, que diría Boris Vian). Este personaje “Oro” también las lleva, ¿para que queremos más? También me pone el hecho de que uno de mis escritores favoritos, Bret Easton Ellis, las suele nombrar en varios de sus libros (¿le habrán pagado una mordida los de Ray-Ban?).

Este finde he estado con dos personas que las llevaban, me las he probado y he terminado por decidirme. Joder, el “extranjero” de Camus llegaba al extremo de matar a un tío porque le picaba el sol en los ojos… más vale tener buenas gafas como protección, ¿no? Hay otras gafas míticas; por ejemplo: cuando volvió a Filipinas, el General MacArthur llevaba puestas unas Ray-Ban Aviator (las clásicas gafas de piloto), pero yo soy más de las Wayfarer (que por cierto, significa “caminante”). No hay camino, etc, etc… pero gafas sí.

7 comentarios:

GRILLO SOLITARIO dijo...

YO EST5OY EN LAS MISMAS QUE TÚ: NO ME GUSTA LLEVAR GAFAS DE SOL, PERO CADA VEZ QUE COGÍA CARRETERA EN VERANO ME DECÍA "TENGO QUE COMPRARME UNAS". ASÍ QUE ME FUI AL CORTE INGLÉS, Y ME COMPRÉ UNAS DE TREINTA EUROS, QUE DESCAMBIÉ AL DÍA SIGUIENTE PORQUE SE VEÍA CURVO (ASÍ DE CLARO). ACABÉ EN UNA ÓPTICA COMPRANDO UNAS RAY BAN (PARA ASEGURARME DE QUE FUERAN BUENAS). LAS QUE TE HAS COMPRADO NO ME GUSTAN PARA MÍ PRIMERO PORQUE SON GRANDES, Y YO QUIERO UNAS PEQUEÑAS, SEGUNDO POR LOS DOS "GRANITOS DE ARROZ" QUE TIENEN, Y TERCERO PORQUE ME DA LA IMPRESIÓN DE QUE, AL SER ABIERTAS, EL SOL SE TE CUELA POR LOS LADOS. LAS MÍAS SON ESTILO CQC, SUPONGO. MÁS DISCRETAS, Y, CREO, PROTEGEN MÁS.

PD: SI LAS CAMINANTES ÉSTAS SE VENDIERON COMO CHURROS EN SU DÍA POR TOM CRUISE, NO QUIERO PENSAR LAS AVIADORAS EN LA ÉPOCA TOP GUN...

Anónimo dijo...

QUE TE GUSTA...

Karmen dijo...

Recuerdo a mi madre con ese modelo de gafas desde siempre. La verdad es que no soy muy "fashionista" de las gafas de sol (tengo las mismas Nike desde hace mil años). De todas formas, si la máxima expresión de la elegancia (a.k.a., Audrey Hepburn) las llevaba, las Ray-Ban Caminantes deberían estar santificadas (al menos para mí).
Porerror, genial lo del Extranjero de Camus. Chapó. ;-)

Seño Ana dijo...

...y te quedan genial... no te imagino con otras.

GRILLO SOLITARIO dijo...

POR CIERTO, AYER EN EL CQC REGALARON UNAS DE ÉSTAS CAMINANTES...

Alvaro Vazquez de la Torre dijo...

Por cierto, ya me contarás qué te pareció el último de Easton Ellis. Yo me había leído los anteriores, pero el Lunar Park este pide a gritos sacar un billete a USA y pedirle el reintegro de lo que pagaste al amigo. Vaya morro.

Porerror dijo...

Pues si te digo la verdad, Truman, compré Lunar Park (2005) hace un par de años pero todavía no lo he leído. Incluso esperé a poder hacerme con el libro en inglés y en edición de bolsillo (mis condiciones ideales), pero me da un poco de pereza.

De cualquier modo, tengo con Truman una deuda de gratitud porque él fue quien me enseñó a Bret Easton Ellis y me prestó los dos primeros libros suyos que me leí.

 
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