Le tienen que estar pitando los oídos ahora mismito. Dicen que ocurre cuando alguien está hablando de uno a sus espaldas, ¿no? Pues bien, hoy, en un momento dado en mi trabajo se ha armado un auténtico complot verbal para derrocar a Pitingo de su trono del flamenkito y arrastrar su (ridículo) nombre por el barro. Me gusta la palabra inglesa “barrage”, que significa “bombardeo artillero”, metafóricamente “aluvión”. Pues eso es lo que ha pasado hoy con Pitingo, le ha caído encima la del Pulpo Manotas. Y yo tampoco me he privado de darle caña, vaya.
Burlarse de Pitingo parecía ser el tema principal del orden del día, todo era apto para la chanza: su no-peinado, sus chaquetas imposibles, Pitingo en la Academia OT dispensando consejos, Pitingo haciendo duetos con Beatriz Luengo, Pitingo en el videoclip de Macaco, Pitingo liándola borracho a bordo de un aeroplano (ay, no, que ese era otro personaje…) Mis compañeros no tendrán piedad: “Pitingo es indecente”, brama uno de ellos siempre que sale a relucir su nombre; “Pitingo al paredón (sin juicio)”, es otra frase no ajena a mi ámbito laboral. La última leyenda urbana es que Pitingo iba a dar el mes pasado dos conciertos en la Gran Ciudad que fueron cancelados por falta de venta de entradas. Recuerdo haber leído en la prensa la nota oficial: una excusa a propósito de supuestos problemas de voz en el acompañante coro de gospel.
No sé por qué derroteros avanzó la conversación, en un momento dado se estaba hablando de telebasura, que si culebrones, que si el Jorge Javier y la Esteban, que si gente echada a perder, que si Amy Winehouse (¡Amy vuelve!), que si Melendi… píííííííííííííííííííí! Por cierto que, en un momento dado alguien ha soltado la idea intelectualoide de que la gente que ve culebrones tiene las capacidades cerebrales menguadas, noción por otra parte no ajena al discurso que llevo oyendo treinta años en mi propia casa, pero yo a todos esos cerebrazos exentos de telenovela les recomiendo que hagan examen de conciencia: nadie está libre de engancharse a un culebrón. De hecho, al menos una vez en la vida, yo recomiendo la experiencia (no soy persona de estas series, pero sí que he me he tragado tres).
Otro día hablaré de culebrones, novelas, y alta/baja cultura. Volviendo a Pitingo, he de decir que entre mis compañeros de trabajo este tiene aproximadamente la misma estimación que para mí los personajes Pupita Melendi o Macaco. Pitingo, ese mozo de equipajes trocado en cantaor-fusión, es carne de pupitismo, obvio es: ¿por qué, entonces, nunca lo he incluido en mi lista? Os lo voy a contar. No soporto a Pitingo, el personaje, pero he de confesar que su música no me resulta del todo desagradable (dejad de gritarme!). Para el 90% de la peña Pitingo es su comercialoide disco Soulería (2008). El título en sí es, o una genialidad o de juzgado de guardia, entre el soul, la chulería y un palo de flamenco postmoderno. Sin embargo a mí ya me gustaba su anterior trabajo, Con habichuelas (2006), que compré a raíz de verlo recomendado por el buen Susu en el blog El Perro Lunar.
Sin entender un pimiento de flamenco (eso es así), aquel disco satisfizo mi paladar lego, me pareció una manera agradable de pasar el rato. Pero mal rollazo: hoy, una compañera de trabajo, una pitinguicida, me comenta desde la indignación: “Yo una vez le escuché a Pitingo cantar unos fandangos del Alosno y te digo que en la vida había visto hacerle más daño a los fandangos en menos tiempo”. O sea, que ni para eso sirve la criatura. Para otra ocasión (desde el R&B, el pop y el reggae) dejaremos la crítica de sus versiones de “Killing Me Softly”, “Gwendolyne” o “No Woman, No Cry”.
Y pese a todo el disco Soulería posee para mí unas connotaciones tiernas (que por supuesto siempre negaré en público), es más: ¿qué os parecería si os dijera que soy poseedor de una copia original en CD? El misterio es el siguiente: a mi hermana le gustaba la música de Pitingo, y este disco fue uno de los últimos regalos que le hice. Al morir ella, el CD me lo he quedado yo; nunca lo escucho pero me gusta saber que está ahí. Y por esa razón Pitingo, el mamarracho, el impresentable, nunca será declarado personaje Pupita de Estatuas Verdes.
Burlarse de Pitingo parecía ser el tema principal del orden del día, todo era apto para la chanza: su no-peinado, sus chaquetas imposibles, Pitingo en la Academia OT dispensando consejos, Pitingo haciendo duetos con Beatriz Luengo, Pitingo en el videoclip de Macaco, Pitingo liándola borracho a bordo de un aeroplano (ay, no, que ese era otro personaje…) Mis compañeros no tendrán piedad: “Pitingo es indecente”, brama uno de ellos siempre que sale a relucir su nombre; “Pitingo al paredón (sin juicio)”, es otra frase no ajena a mi ámbito laboral. La última leyenda urbana es que Pitingo iba a dar el mes pasado dos conciertos en la Gran Ciudad que fueron cancelados por falta de venta de entradas. Recuerdo haber leído en la prensa la nota oficial: una excusa a propósito de supuestos problemas de voz en el acompañante coro de gospel.
No sé por qué derroteros avanzó la conversación, en un momento dado se estaba hablando de telebasura, que si culebrones, que si el Jorge Javier y la Esteban, que si gente echada a perder, que si Amy Winehouse (¡Amy vuelve!), que si Melendi… píííííííííííííííííííí! Por cierto que, en un momento dado alguien ha soltado la idea intelectualoide de que la gente que ve culebrones tiene las capacidades cerebrales menguadas, noción por otra parte no ajena al discurso que llevo oyendo treinta años en mi propia casa, pero yo a todos esos cerebrazos exentos de telenovela les recomiendo que hagan examen de conciencia: nadie está libre de engancharse a un culebrón. De hecho, al menos una vez en la vida, yo recomiendo la experiencia (no soy persona de estas series, pero sí que he me he tragado tres).
Otro día hablaré de culebrones, novelas, y alta/baja cultura. Volviendo a Pitingo, he de decir que entre mis compañeros de trabajo este tiene aproximadamente la misma estimación que para mí los personajes Pupita Melendi o Macaco. Pitingo, ese mozo de equipajes trocado en cantaor-fusión, es carne de pupitismo, obvio es: ¿por qué, entonces, nunca lo he incluido en mi lista? Os lo voy a contar. No soporto a Pitingo, el personaje, pero he de confesar que su música no me resulta del todo desagradable (dejad de gritarme!). Para el 90% de la peña Pitingo es su comercialoide disco Soulería (2008). El título en sí es, o una genialidad o de juzgado de guardia, entre el soul, la chulería y un palo de flamenco postmoderno. Sin embargo a mí ya me gustaba su anterior trabajo, Con habichuelas (2006), que compré a raíz de verlo recomendado por el buen Susu en el blog El Perro Lunar.
Sin entender un pimiento de flamenco (eso es así), aquel disco satisfizo mi paladar lego, me pareció una manera agradable de pasar el rato. Pero mal rollazo: hoy, una compañera de trabajo, una pitinguicida, me comenta desde la indignación: “Yo una vez le escuché a Pitingo cantar unos fandangos del Alosno y te digo que en la vida había visto hacerle más daño a los fandangos en menos tiempo”. O sea, que ni para eso sirve la criatura. Para otra ocasión (desde el R&B, el pop y el reggae) dejaremos la crítica de sus versiones de “Killing Me Softly”, “Gwendolyne” o “No Woman, No Cry”.
Y pese a todo el disco Soulería posee para mí unas connotaciones tiernas (que por supuesto siempre negaré en público), es más: ¿qué os parecería si os dijera que soy poseedor de una copia original en CD? El misterio es el siguiente: a mi hermana le gustaba la música de Pitingo, y este disco fue uno de los últimos regalos que le hice. Al morir ella, el CD me lo he quedado yo; nunca lo escucho pero me gusta saber que está ahí. Y por esa razón Pitingo, el mamarracho, el impresentable, nunca será declarado personaje Pupita de Estatuas Verdes.
12 comentarios:
Querido, has esgrimido el argumento impecable para no seguir mofándonos de Pitingo. Pero reconoce que si su música es lejanamente tolerable (?), su peinado no ni muchísimo menos. Por no hablar, en efecto, del genio que le titula los discos.
Nunca he escuchado a Pitingo y apenas sé nada de él, esa valoración le correspondería como bien dices, al buen Susu. No obstante, en lo que a títulos de discos se refiere, aún está lejos del trono de Paulina Rubio con su álbum "Pau latina".
Es curioso como a veces le tenemos cariño a las cosas más insospechadas por causas ajenas a la razón.
PD: Gracias por seguir citando de vez en cuando al blog que menos se actualiza de la blogosfera nacional. "Blogosfera" es una palabra que te llena la boca, eh?
-Luis Manuel Ruiz: Sigamos metiéndonos con Pitingo, por favor!!! Y yo el primero... Con este post solo pretendía hacer una pirueta a base de vivencias personales, pero nunca mover a mis lectores a la lástima o a la conmiseración. Nada de blandezas. Muerte a los indecentes!!!!
-Riggy: Desde el techo de la Catedral de Notre Dame se espera con ansia cada nueva entrega del blog de la Luna, no te quepa duda.
Por otro lado, si tú supieras el juego que ha dado tu comentario del día 2 de abril del 2009, a propósito de que Estatuas Verdes era "un referente de la blogosfera nacional"... He estado a punto de cambiarle el epígrafe al blog y poner eso, que se ha convertido en mi eslogan favorito. De hecho, este verano pensaba hacerme una camiseta con el dominio y tu frase, si usted da el copyright...
Muerte a Pintingo, pero.. los culebrones??? Sabe usted, porerror, la constancia, memoria y capacidad de asociación necesarias para seguir un culebrón venezolano en condiciones (el resto de las nacionalidades juegan en categorias amateur).
- constancia: meses y meses de fidelidad, incluso aunque no pase nada.
- memoria: cuánta información se puede llegar a recibir, por amor de dios. Y con esos nombres taaaan largo es difícil retenerla.
- capcidad de asociación: antes o después TODOS los personajes estan relacionados entre ellos. Y esa relación tiene un significado superior.
hesid
Pues yo, hasta que oí los fandangos, dudaba y dudaba. Pero después de ese crimen y de ver,en las entrevistas, su sonrisa soylaleche le declaro pupa, pupita y pupaza.
MP
a mi pitingo ni fu ni fa. es la primera vez que escucho su nombre y no tengo curiosidad por escuchar su musica.
Eso si, tema culebrones: si no fuera por los culebrones, los programas de corazon, los realities y late nights, vamos, lo que la gente llama telebasura, que es lo que nos queda? Redes, documentales de la dos, el
telediario? Venga ya! El que quiera ir de cultureta que se compre las obras completas de Borges y se encierre en su casa.
La "telebasura" es la unica razon decente por la que la tele, si no existiera, habria que crearla.
¡¡Cómo me mola como se agarra la solapa de la chaquetica cuando este buen hombre se emociona cantando!!...
La verdad es que lo que he escuchado de él ha sido principalmente a través de la radio...pero recomiendo el tema de la BSO de la peli "Cándida", es preciosa y de la que no me acuerdo el título ni nada y no me voy a poner a buscarlo en el internete...joder, que me tengo que poner a currar!
Un beso fuerte, Almu.
Yo lo pondria a ver "Ovejas Asesinas" una y otra vez...una y otra vez...Josemari.
NO ENCONTRAIS CIERTO PARECIDO RAZONABLE A PITINGO CON EL PÁJARO LOCO???
PARA CUANDO UNA DE BERLUSQUINADA PORERROR
Jajaja, dispón de la frase a tu gusto y como consideres más conveniente, que yo sólo veré en ello un motivo de orgullo.
Amy vuelveeee!!!!
Ser tal y como es Pitingo no debe ser fácil. Hay que premiarle por su hecho diferencialmente bizarro. Aporto otro gran título para un disco: " "Cadizfornia" de Antonio Orozco.
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