«Doctor, yo quiero hablar con usted. La cornada es fuerte. Tiene al menos dos trayectorias, una para acá y otra para allá. Abra usted todo lo que tenga que abrir, lo demás está en sus manos. Y tranquilo, doctor».
(Francisco Rivera Pérez -26 de septiembre de 1984)
Amigos: menuda triada bizarra os traigo esta semana! Berlusconi… David Bowie y ahora… P.A.Q.U.I.R.R.I. Entre el estupor y la fascinación contemplo el desenlace de la TV movie que Telecinco ha hecho sobre la vida del torero, coincidiendo con el 25 aniversario de su trágica muerte en Pozoblanco a consecuencia de una cogida. Siempre he defendido que el toreo no es un deporte (¡gracias!), pese a lo que pueda figurar en los libros de texto de español como lengua extranjera. Y también que una corrida no se trata de “el hombre contra el toro”, etc, etc. Se trata de matar toros, de la manera con más arte posible.
De lo anterior se deduce que si muere el hombre, no es que gane el toro, es que algo ha salido espantosamente mal. Esta lección la aprendí desde bien chiquito, ya que guardo el recuerdo de la muerte de Paquirri muy hondo (yo tenía 6 años), no me preguntéis por qué. Sin embargo, de su figura y de su vida anterior no he sabido casi nada, no me ha dado por ahí. Apenas que estuvo casado con Carmina Ordóñez, luego con la Pantoja, y sé los hijos que tuvo (¿quién en España no los conoce, si están hasta en la sopa?).
Por eso me interesaba singularmente este producto televisivo que Telecinco nos proponía; vayan por delante todos los caveats y todas las advertencias que se quiera: ya sabíamos que la miniserie corría el riesgo de ser una fantochada, y de escorarse hacia el lado del morbo, pero lo que no sabíamos era que lo iba a hacer tanto. De la primera parte no voy a hablar, porque no la vi, pero vi la segunda y os aseguro que esto me más que capacita para dar mi opinión sobre el temario. Paquirri (2009) estaba montada a base de flashbacks, con dos tiempos paralelos: de un lado, la vida y milagros del diestro gaditano Francisco Rivera y de otro un pormenorizado (y fantasioso) relato de sus últimas horas con vida, justo antes de la corrida de Pozoblanco.
Como no vi el primer episodio, ignoro el carácter más o menos tormentoso que se daría a su matrimonio de seis años con Carmina Ordóñez, pero por lo que vi ayer –su supuesto tonteo una vez separados- la tesis de la serie es clara: ella fue el verdadero (y único) amor de Paquirri. ¿Dónde deja esto a Isabel Pantoja? “La mujer más famosa de España” –como aptamente la tildó Telecinco en un documental- queda reducida al papel de comparsa, de aprovechada, de entrometida, de aprovechada otra vez. Dan a entender que iba detrás del dinero de Paquirri, cuando ella era una mujer independiente de éxito que lo ganaba bien.
Dan a entender que se entrometió en la relación de noviazgo entre Paquirri y Lolita (aunque también dan a entender que el buen Paquirri era un follarín de primera), y sobre todo que debió aguantar abnegadamente todo tipo de feos y de humillaciones por parte de su marido, que seguía queriendo en realidad a Carmina. Sabidas son las guerras en las que se enzarzaron viuda y ex mujer una vez muerto el diestro por su herencia, pero de ahí a tragarme la tesis que se vio ayer en la serie de Telecinco… dista un mundo. La mayor bastedad: que, minutos antes de morir, antes de su última y fatal corrida en Pozoblanco, el torero llamó llorando a Carmina. ¿Se lo cree alguien?
Verdad que la serie avisaba de que “algunas situaciones y personajes han sido ficcionalizados”, pero también se ufanaba de que “esta serie es el fruto de una investigación periodística”. Ya en el plano artístico, otras fantasmadas que debimos soportar, y que hirieron mi sensibilidad especialmente están relacionadas con el casting de actores. Las dos mujeres del diestro, muy bien (María Ruiz más fea que Carmina y Luz Valdenebro más guapa que la Pantoja), de Paquirri hacía dignamente Antonio Velázquez, pero a todos daba grimita escucharlos hablar.
A lo mejor para uno de Arzúa (provincia de La Coruña) todo sonaba más que correcto, pero os aseguro que a mí los acentos del elenco me rechinaron como su puta madre, hasta el punto que tenía de vez en cuando que hacer zapping para aplacar mi nerviosismo. ¿Carmina Ordóñez no nació en Sevilla? ¿Por qué tenía entonces acento de Zamora, por lo menos? El que hacía de Paquirri hablaba con un acento que era de cualquier parte menos de Barbate (Cádiz), pero lo más duro, amigos… sí… dejad de gritarme… lo más peol fue lo de Isabel Pantoja.
¿Por qué? Why o why? ¿Por qué razón ponen a una Pantoja con acento cordobés? INJURIÓN!!!!!!!! Ahora mismo, el azulejo que la tonadillera tiene conmemorándola en la semitrianera calle de Juan Díaz de Solís (donde nació) debe estar temblando, a punto de caerse.
¡Basta! Empecé hablando de Paquirri y termino hablando del acento de la actriz que hacía de la Pantoja. Pero hay cosas, amigos, por las que no deberíamos pasar. Nunca mais. Veo la serie un poco bastante chocado, pero admito que me quedo hasta que termina, cual Ignatius J. Reilly absorto ante una pantalla de cine. Hoy una amiga, que no vio el final, me pregunta: “¿Cómo acaba la serie?”. Sólo puedo contestarle: “Al final Paquirri muere. Lo mata un toro”.
De lo anterior se deduce que si muere el hombre, no es que gane el toro, es que algo ha salido espantosamente mal. Esta lección la aprendí desde bien chiquito, ya que guardo el recuerdo de la muerte de Paquirri muy hondo (yo tenía 6 años), no me preguntéis por qué. Sin embargo, de su figura y de su vida anterior no he sabido casi nada, no me ha dado por ahí. Apenas que estuvo casado con Carmina Ordóñez, luego con la Pantoja, y sé los hijos que tuvo (¿quién en España no los conoce, si están hasta en la sopa?).
Por eso me interesaba singularmente este producto televisivo que Telecinco nos proponía; vayan por delante todos los caveats y todas las advertencias que se quiera: ya sabíamos que la miniserie corría el riesgo de ser una fantochada, y de escorarse hacia el lado del morbo, pero lo que no sabíamos era que lo iba a hacer tanto. De la primera parte no voy a hablar, porque no la vi, pero vi la segunda y os aseguro que esto me más que capacita para dar mi opinión sobre el temario. Paquirri (2009) estaba montada a base de flashbacks, con dos tiempos paralelos: de un lado, la vida y milagros del diestro gaditano Francisco Rivera y de otro un pormenorizado (y fantasioso) relato de sus últimas horas con vida, justo antes de la corrida de Pozoblanco.
Como no vi el primer episodio, ignoro el carácter más o menos tormentoso que se daría a su matrimonio de seis años con Carmina Ordóñez, pero por lo que vi ayer –su supuesto tonteo una vez separados- la tesis de la serie es clara: ella fue el verdadero (y único) amor de Paquirri. ¿Dónde deja esto a Isabel Pantoja? “La mujer más famosa de España” –como aptamente la tildó Telecinco en un documental- queda reducida al papel de comparsa, de aprovechada, de entrometida, de aprovechada otra vez. Dan a entender que iba detrás del dinero de Paquirri, cuando ella era una mujer independiente de éxito que lo ganaba bien.
Dan a entender que se entrometió en la relación de noviazgo entre Paquirri y Lolita (aunque también dan a entender que el buen Paquirri era un follarín de primera), y sobre todo que debió aguantar abnegadamente todo tipo de feos y de humillaciones por parte de su marido, que seguía queriendo en realidad a Carmina. Sabidas son las guerras en las que se enzarzaron viuda y ex mujer una vez muerto el diestro por su herencia, pero de ahí a tragarme la tesis que se vio ayer en la serie de Telecinco… dista un mundo. La mayor bastedad: que, minutos antes de morir, antes de su última y fatal corrida en Pozoblanco, el torero llamó llorando a Carmina. ¿Se lo cree alguien?
Verdad que la serie avisaba de que “algunas situaciones y personajes han sido ficcionalizados”, pero también se ufanaba de que “esta serie es el fruto de una investigación periodística”. Ya en el plano artístico, otras fantasmadas que debimos soportar, y que hirieron mi sensibilidad especialmente están relacionadas con el casting de actores. Las dos mujeres del diestro, muy bien (María Ruiz más fea que Carmina y Luz Valdenebro más guapa que la Pantoja), de Paquirri hacía dignamente Antonio Velázquez, pero a todos daba grimita escucharlos hablar.
A lo mejor para uno de Arzúa (provincia de La Coruña) todo sonaba más que correcto, pero os aseguro que a mí los acentos del elenco me rechinaron como su puta madre, hasta el punto que tenía de vez en cuando que hacer zapping para aplacar mi nerviosismo. ¿Carmina Ordóñez no nació en Sevilla? ¿Por qué tenía entonces acento de Zamora, por lo menos? El que hacía de Paquirri hablaba con un acento que era de cualquier parte menos de Barbate (Cádiz), pero lo más duro, amigos… sí… dejad de gritarme… lo más peol fue lo de Isabel Pantoja.
¿Por qué? Why o why? ¿Por qué razón ponen a una Pantoja con acento cordobés? INJURIÓN!!!!!!!! Ahora mismo, el azulejo que la tonadillera tiene conmemorándola en la semitrianera calle de Juan Díaz de Solís (donde nació) debe estar temblando, a punto de caerse.
¡Basta! Empecé hablando de Paquirri y termino hablando del acento de la actriz que hacía de la Pantoja. Pero hay cosas, amigos, por las que no deberíamos pasar. Nunca mais. Veo la serie un poco bastante chocado, pero admito que me quedo hasta que termina, cual Ignatius J. Reilly absorto ante una pantalla de cine. Hoy una amiga, que no vio el final, me pregunta: “¿Cómo acaba la serie?”. Sólo puedo contestarle: “Al final Paquirri muere. Lo mata un toro”.
5 comentarios:
Pa qué cuentas el final? Ea, ya no puedo verla.
P.D. Carmina buena. Pantoja mala y cordobesa.
orsub
Detecto en la referencia a Arzúa una reminiscencia de tu experiencia peregrina.
Llevaba tiempo ausente del blog debido a un cambio de residencia (aunque mi nueva ciudad tiene más vida que Cosica, me da la impresión), pero como digo siempre: un gustazo leerse diez entradas del tirón.
De Paquirri poco puedo decir, pero creo que a partir de ahora echaré de menos estos apasionantes telefilms de la tele española que tanto nos divierten y nos instruyen a partes iguales.
Jejeje... buena crónica. Yo no vi la serie (ni se me pasó por la cabeza), pero por lo que cuentas es casi casi lo que me esperaba, desde la primera vez que vi la publicidad de su emisión.
Y bueno, lo de los acentos yo ya voy superándolo, es lo que tenemos los andaluces que como no protestamos (como los catalanes) todo el que quiere nos usa para uso y disfrute sin documentación... en fin, hoy tengo actitud no demasiado positiva, será que es domingo.
Un beso y encantada de volver por aquí.
tampoco le veo yo mucho parecido al actor con Paquirri...
que pena que no haya podido verlo...
lo de los acentos es algo que a mi todavia me hace hervir la sangre...la Pantoja con acento de cordoba?eso es lo que mas me duele, porque ademas la tia, desde que murio su marido en la provincia no ha querido pisarla. Aunque ahora que lo pienso, eso si que no me parece mal ;-)
Pero bueno, ya que no lo pude ver...se llevo ella el dinero de la caja fuerte?
por que la suerte me odia en el Catan?
xxx
lvtc
A MI PLIN SOY ORDOÑEZ DOMÍNGUÍN...
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