“Estoy en el coche con Luis Ramiro. Él no sabe que voy cargado de chupa chups.” Podría ser el comienzo de una novela pero fue el sugerente mensaje que recibí el pasado viernes a las 9 de la noche, cuyo poder evocador me recordó al principio de Miedo y asco en Las Vegas (1971) de Hunter S. Thompson. (“Estábamos en algún lugar de Barstow, muy cerca del desierto, cuando empezaron a hacer efecto las drogas.”) El mensaje lo enviaba Migue, buen poeta, sobre un cantautor, poeta a su manera también. Yo no sabía que cuatro horas más tarde yo también iría en el mismo coche con los dos, y que en la radio estaría sonando Pereza.
Esta pandilla de amigos son hiperfans de Pereza, siempre que viajo con ellos ponen el disco. Aunque parezca increíble llevo meses barruntando el post de hoy, esperaba facturarlo hará unas semanas, tras verlos en directo, pero una desafortunada cadena de incidentes hizo que no pudiera ir al concierto. Mis amigos sí que fueron, y tengo entendido que estuvieron tan cerca de ellos como para comerles las bocas. El viernes por la noche dentro de aquel coche de madrugada hubo duras palabras dedicadas al grupo canalla de la Alameda de Osuna, mezcladas con elogios. ¿Qué está pasando con Pereza?
Es un hecho universalmente aceptado que todo lo que dice el telediario de Antena 3 es la pura verdad (¿cuántas veces será necesario que veamos a las estatuas vivientes de las Ramblas o la Plaza Mayor?). Hoy han dicho que Pereza son “el grupo del momento”, a cuenta de una actuación suya gratuita por sorpresa en la sala Moby Dick. El timing me ha hecho gracia, ya que precisamente el pasado viernes (seis horas antes de montarme en el coche donde se tarareaban sus temas) me había comprado Aviones (2009), su último disco, que hoy he puesto como Disco de la semana.
Esta tarde acudo a una de esas quedadas de café y guitarras y la anfitriona y guitarrista ha buscado mi complicidad para cantar por Pereza, nuestro común placer culpable. Si hace un tiempo se comentaba aquí la idoneidad o no de que nos guste Sting, ¿qué diremos de este dúo de melenudos? Pereza deben estar pasando por un buen momento (“Ahora que todo va tan bien, que hay dinero y agotamos el papel, que somos portada y de repente estamos buenos y el jefe nos invita a comer.”), pero cada paso que dan hacia el éxito los aleja un poco más de cualquier pretensión de credibilidad indie o de integridad rockera que albergaran.
No voy a discutir esto, sería demasiado largo, solo os digo que me creáis, que Pereza son cada vez más Hombres G y menos Rolling Stones, pero la Buena Nueva que os trae Estatuas Verdes es que eso no debe para nada significar un problema. ¿Que tienen éxito? Genial. ¿Que venden discos? Olé sus santos huevos. ¿Que cultivan una pseudoimagen de chicos malos? Más mamarracha va Alaska y nadie se mete con ella. Y lo que quiero decir con esto es que me gustan Pereza, independientemente de su credo o de su ética, porque ni ellos mismos se toman en realidad demasiado en serio: ese es el rock and roll a mi juicio, divertirse y ganar dinero, no suicidarse y sufrir.
Un ejemplo: Pereza son responsables de una de las frases más desvergonzadas de todo el pop español, a la altura de las peores rimas de Mecano u Hombres G. Está en la canción “Beatles” y dice: “En Barna todos tienen vespa” (escuchad el tema y os impactará más.) Cualquier otro artista sería merecedor del paredón, pero Pereza salen triunfantes por lo mismo que cuando dicen “Lo más rock and roll de por aquí” (“Lady Madrid”) porque están jugando a ser chicos malos y lo saben, y nos lo quieren hacer saber. Por eso no resultan ridículos, porque su máscara nunca llega a convertirse en una piel.
Luego podrán acompañar al Sabina y ponerse la guitarra en bandolera, compartir teclista con Quique González o hacer un dueto con Ariel Rot. A lo mejor mañana graban un tema con Miguel Bosé, si es que les apetece. Para callarnos la boca quedarán sus grabaciones, verdaderos esfuerzos por dignificar la mejor tradición del pop rock comercial español (Ronaldos, La Frontera, Rebeldes…), incorporando elementos de folk rock, guitarras estonianas, rock sureño o pop sesentero. Al que no me crea le invito a escuchar sus dos últimos álbumes, Aproximaciones (2007) y Aviones, y al que no le gusten que no mire.
El viernes pasado en el coche de mi amiga alguien vertió críticas acerca de las letras del grupo, dudas sobre de su autenticidad. Pero aunque enfáticas, quedaron soterradas por otras cuatro voces que cantábamos con gusto –también con un punto de guasa- los temas de Pereza, que para eso tenemos el disco.
Esta pandilla de amigos son hiperfans de Pereza, siempre que viajo con ellos ponen el disco. Aunque parezca increíble llevo meses barruntando el post de hoy, esperaba facturarlo hará unas semanas, tras verlos en directo, pero una desafortunada cadena de incidentes hizo que no pudiera ir al concierto. Mis amigos sí que fueron, y tengo entendido que estuvieron tan cerca de ellos como para comerles las bocas. El viernes por la noche dentro de aquel coche de madrugada hubo duras palabras dedicadas al grupo canalla de la Alameda de Osuna, mezcladas con elogios. ¿Qué está pasando con Pereza?
Es un hecho universalmente aceptado que todo lo que dice el telediario de Antena 3 es la pura verdad (¿cuántas veces será necesario que veamos a las estatuas vivientes de las Ramblas o la Plaza Mayor?). Hoy han dicho que Pereza son “el grupo del momento”, a cuenta de una actuación suya gratuita por sorpresa en la sala Moby Dick. El timing me ha hecho gracia, ya que precisamente el pasado viernes (seis horas antes de montarme en el coche donde se tarareaban sus temas) me había comprado Aviones (2009), su último disco, que hoy he puesto como Disco de la semana.
Esta tarde acudo a una de esas quedadas de café y guitarras y la anfitriona y guitarrista ha buscado mi complicidad para cantar por Pereza, nuestro común placer culpable. Si hace un tiempo se comentaba aquí la idoneidad o no de que nos guste Sting, ¿qué diremos de este dúo de melenudos? Pereza deben estar pasando por un buen momento (“Ahora que todo va tan bien, que hay dinero y agotamos el papel, que somos portada y de repente estamos buenos y el jefe nos invita a comer.”), pero cada paso que dan hacia el éxito los aleja un poco más de cualquier pretensión de credibilidad indie o de integridad rockera que albergaran.
No voy a discutir esto, sería demasiado largo, solo os digo que me creáis, que Pereza son cada vez más Hombres G y menos Rolling Stones, pero la Buena Nueva que os trae Estatuas Verdes es que eso no debe para nada significar un problema. ¿Que tienen éxito? Genial. ¿Que venden discos? Olé sus santos huevos. ¿Que cultivan una pseudoimagen de chicos malos? Más mamarracha va Alaska y nadie se mete con ella. Y lo que quiero decir con esto es que me gustan Pereza, independientemente de su credo o de su ética, porque ni ellos mismos se toman en realidad demasiado en serio: ese es el rock and roll a mi juicio, divertirse y ganar dinero, no suicidarse y sufrir.
Un ejemplo: Pereza son responsables de una de las frases más desvergonzadas de todo el pop español, a la altura de las peores rimas de Mecano u Hombres G. Está en la canción “Beatles” y dice: “En Barna todos tienen vespa” (escuchad el tema y os impactará más.) Cualquier otro artista sería merecedor del paredón, pero Pereza salen triunfantes por lo mismo que cuando dicen “Lo más rock and roll de por aquí” (“Lady Madrid”) porque están jugando a ser chicos malos y lo saben, y nos lo quieren hacer saber. Por eso no resultan ridículos, porque su máscara nunca llega a convertirse en una piel.
Luego podrán acompañar al Sabina y ponerse la guitarra en bandolera, compartir teclista con Quique González o hacer un dueto con Ariel Rot. A lo mejor mañana graban un tema con Miguel Bosé, si es que les apetece. Para callarnos la boca quedarán sus grabaciones, verdaderos esfuerzos por dignificar la mejor tradición del pop rock comercial español (Ronaldos, La Frontera, Rebeldes…), incorporando elementos de folk rock, guitarras estonianas, rock sureño o pop sesentero. Al que no me crea le invito a escuchar sus dos últimos álbumes, Aproximaciones (2007) y Aviones, y al que no le gusten que no mire.
El viernes pasado en el coche de mi amiga alguien vertió críticas acerca de las letras del grupo, dudas sobre de su autenticidad. Pero aunque enfáticas, quedaron soterradas por otras cuatro voces que cantábamos con gusto –también con un punto de guasa- los temas de Pereza, que para eso tenemos el disco.
6 comentarios:
Sí señor. Leiva toca la guitarra genial. A mí sus temas sí que me parecen rockeros (versionaron temas de Barricada y Extremoduro). Lo del coche hay que seguir comentándolo, y creo que las gestiones van por buen camino. Crucemos los dedos. Y gracias por lo de poeta. Migue.
Curioso blog (entiéndase aseado, cuidado, trabajado y demás), Sr. Porerror. Precisamente hoy escribía en La Conjura... que los Pereza "de tanto posar, estudiar, pulir y pretender una imagen, cada vez me recuerdan más a los personajes del cine quinqui de Eloy de la Iglesia o José Antonio de la Loma".
Desde luego que no es más que una opinión como otra cualquiera, pero permítame que matice una cosa: El rock & roll consiste en divertirse ganar dinero y encamarse con todo lo que se mueva. No subestimemos el poder de atracción de cualquiera que se suba a un escenario a hacer música.
Salud y buen camino
Leiva y por supuesto los temas de Rubén, aunque sean más "niñatos"...Yo lo reconozco, como una niña de 15 años ando con los Pereza...
Un beso fuerte, La Chica de Tirso.
Ya veo cómo está la peña por aquí con Pereza. "El grupo del momento", ¿eh? ;) Hoy los ha vuelto a sacar Antena 3 (y también a las estatuas vivientes).
Buen Ángel, bienvenido a este blog, he visitado el tuyo y me ha gustado mucho, te añado en los links.
Lo siento, pero creo que Aviones flojea por todos lados, y su actitud cada vez me parece más artificial.
Por decirlo finamente.
Un abrazo.
En El Perro Lunar ya hemos hablado de Pereza un par de veces así que ya sabes: yo empecé así como con cierta vergüenza y ahora ya soy fan sin reparos ni medias tintas. Además conocí a Rubén y me pareció un tío sencillo, humilde y auténtico.
Por cierto, a mí me gustan algunas canciones de Luis Ramiro, pero cuando le vi en concierto me cayó muy mal, no sabría decir por qué.
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