El otro día el buen Migue y yo discutíamos en un concierto sobre el concepto de “hombres heridos”, a cuenta de unas lastimeras canciones de (des)amor. El ruido y el alcohol que había ingerido mi interlocutor no me dejaron explicarme bien. Yo intentaba decirle lo que últimamente vengo pensando: que dan igual esas campañas absurdas o esas chorradas pro-mujer que se sacan de la manga los políticos (las políticas, rather). Que los modelos de las chiquitinas de ahora (las mujeres del mañana) no son Teresa de la Vega y Carmen Chacón sino Shakira y Beyoncé.
Lady Marian. Hace varios años me fascinaba el cartel promocional de El rey Arturo (2004), disparatada pero entretenidísima farsa de aventuras pseudohistóricas, en el que se veía a Kiera Knghtley tirando con arco con expresión fiera. Ella era la Reina Ginebra, y el decoro medievalizante de la historia artúrica le permite el papel de adúltera pero no el de guerrera. La peli lo salva diciendo que Ginebra era una picta (tribu de Escocia que se pintaban de azul), y aquellas mujeres llevaban espadas, lanzas, eran aguerridas…
Pienso que en esta época de mujeres trabajadoras, estudiantes en masa y futuro prometedor, simplemente ya no cuela una Ginebra sumisa, absurda y pasiva esperando que la salve sin más el Rey Arturo, Lanzarote o quien quiera que tenga la lanza más larga. No, las chicas son guerreras, y no deben aprender a coser y a bordar viendo a Ginebra, sino a luchar a la par que los hombres y a ser listas. Que así sea. Hoy veo imágenes en el telediario de una nueva versión de Robin Hood con Russell Crowe (¿era necesario?) y Cate Blanchett haciendo de Lady Marian.
Lady Marian siempre ha sido una doncella (= virgen, bien sure) tontona y rubiasca que montaba en un palafrén y que esperaba ruborizada a que Robín de los Bosques robara a los ricos o se quitara las calzas en su noche de boda. Y la querían casar con el Sheriff de Nottingham (quien, personalmente, siempre pensé que molaba mucho más). Por lo entrevisto, ahora Lady Marian es una Juana de Arco redux, con casco militar, que empuña un mandoble y monta un corcel de guerra. El signo de los tiempos, lo llaman. De estos, claro, no de los del siglo XII.
Lady Gaga. Mientras tanto, sigo pensando que la mayor influencia que reciben las jovenzuelas de ahora en cuanto a roles o estereotipos femeninos son las celebrities a quienes admiran y que aparecen en los medios hasta en la sopa. Lady Gaga canta en “Just Dance” que hay que bailar hasta la extenuación (una vez se está pertinentemente borracha) y en “Bad Romance” realiza una apología de las relaciones tormentosas (por decirlo suavemente), que incluyen violencia y me atrevería a decir que maltrato.
Shakira es una “Loba” en el armario, sin empacho de salir a buscar su ración de rabo si lo que tiene en casa no la satisface. Y en “Lo hecho está hecho” nos encontramos a una adicta al adulterio en serie, que celebra el sexo sin amor de una manera ciertamente muy bailable. Katy Perry canta en “I Kissed a Girl” que ha besado a otra tía, que le ha gustado, y que espera que a su novio no le importe. En “Hot ‘n’ Cold” insulta a su novio diciéndole que parece que está premenstrual.
Beyoncé sale en corsé y tacones (esas prendas malvadas que tanto oprimían a las mujeres), pero claro: ella se los pone solo durante 5 minutos en las actuaciones, el tiempo para palotizar al personal y ganar otro millón de dólares, el resto del tiempo va en chándal. En “Single Ladies” preconiza algo tan conservador como el matrimonio. Solo Alesha Dixon parece en este panorama realizar una reclamación justa: se queja (“The Boy Does Nothing”) de que su novio no sabe bailar pero tampoco lava los platos, limpia o friega. Para acto seguido exclamar que “necesito un hombre que tome el control”.
¿Qué coño está pasando aquí? ¿No eran estas cosas –justamente- los pecados y vicios masculinos que había que erradicar? Violencia, trivialización del sexo, promiscuidad, machismo, mentira…
Lady Chorrada. Mis compañeros de trabajo se han enzarzado hoy en una discusión sobre la idoneidad o no de Bibiana Aido como ministra (mi tema favorito después de los Beatles, creo), y lo han hecho con sorprendente objetividad. Alguien ha dicho “Me parece que poniendo a esta chica Zapatero les ha hecho un flaco favor a las mujeres”, y menos mal que ha sido una mujer, porque así esta afirmación puntúa doble. Obviando la segunda persona gramatical que ha usado mi compañera (está claro que ella no se incluye en el concepto de “mujeres” del gobierno), parece que había consenso en que Bibiana tiene menos currículum que Dory la de Buscando a Nemo (2003). No ya para dirigir un ministerio, sino un simple quiosco de horchata.
Si se está consiguiendo -a pasos de caracol- una igualdad social entre hombres y mujeres no es desde luego gracias a las ocurrencias de esta ministra o de otras bastante débiles intelectualmente. (También ha habido ministras muy sabias, y ministros tarugos, dejad de gritarme!) Tampoco, desde luego, gracias a las letras de las canciones de Europa FM ni a las películas, pero todo ayuda. Al menos, hay un debate público y un consenso acerca de que el rol de las mujeres hasta ahora era pupita y se está intentando cambiar eso.
Los hombres, mientras tanto, se la están jugando porque dejan que pase todo sin mover un dedo, sin cambiar realidades que luego les dan en la cara en muchos de los casos o simplemente poniendo una sonrisa paternalista. Nos las están dando todas en el mismo cachete, pues. Que así sea, si es el signo de los tiempos.
Lady Marian. Hace varios años me fascinaba el cartel promocional de El rey Arturo (2004), disparatada pero entretenidísima farsa de aventuras pseudohistóricas, en el que se veía a Kiera Knghtley tirando con arco con expresión fiera. Ella era la Reina Ginebra, y el decoro medievalizante de la historia artúrica le permite el papel de adúltera pero no el de guerrera. La peli lo salva diciendo que Ginebra era una picta (tribu de Escocia que se pintaban de azul), y aquellas mujeres llevaban espadas, lanzas, eran aguerridas…
Pienso que en esta época de mujeres trabajadoras, estudiantes en masa y futuro prometedor, simplemente ya no cuela una Ginebra sumisa, absurda y pasiva esperando que la salve sin más el Rey Arturo, Lanzarote o quien quiera que tenga la lanza más larga. No, las chicas son guerreras, y no deben aprender a coser y a bordar viendo a Ginebra, sino a luchar a la par que los hombres y a ser listas. Que así sea. Hoy veo imágenes en el telediario de una nueva versión de Robin Hood con Russell Crowe (¿era necesario?) y Cate Blanchett haciendo de Lady Marian.
Lady Marian siempre ha sido una doncella (= virgen, bien sure) tontona y rubiasca que montaba en un palafrén y que esperaba ruborizada a que Robín de los Bosques robara a los ricos o se quitara las calzas en su noche de boda. Y la querían casar con el Sheriff de Nottingham (quien, personalmente, siempre pensé que molaba mucho más). Por lo entrevisto, ahora Lady Marian es una Juana de Arco redux, con casco militar, que empuña un mandoble y monta un corcel de guerra. El signo de los tiempos, lo llaman. De estos, claro, no de los del siglo XII.
Lady Gaga. Mientras tanto, sigo pensando que la mayor influencia que reciben las jovenzuelas de ahora en cuanto a roles o estereotipos femeninos son las celebrities a quienes admiran y que aparecen en los medios hasta en la sopa. Lady Gaga canta en “Just Dance” que hay que bailar hasta la extenuación (una vez se está pertinentemente borracha) y en “Bad Romance” realiza una apología de las relaciones tormentosas (por decirlo suavemente), que incluyen violencia y me atrevería a decir que maltrato.
Shakira es una “Loba” en el armario, sin empacho de salir a buscar su ración de rabo si lo que tiene en casa no la satisface. Y en “Lo hecho está hecho” nos encontramos a una adicta al adulterio en serie, que celebra el sexo sin amor de una manera ciertamente muy bailable. Katy Perry canta en “I Kissed a Girl” que ha besado a otra tía, que le ha gustado, y que espera que a su novio no le importe. En “Hot ‘n’ Cold” insulta a su novio diciéndole que parece que está premenstrual.
Beyoncé sale en corsé y tacones (esas prendas malvadas que tanto oprimían a las mujeres), pero claro: ella se los pone solo durante 5 minutos en las actuaciones, el tiempo para palotizar al personal y ganar otro millón de dólares, el resto del tiempo va en chándal. En “Single Ladies” preconiza algo tan conservador como el matrimonio. Solo Alesha Dixon parece en este panorama realizar una reclamación justa: se queja (“The Boy Does Nothing”) de que su novio no sabe bailar pero tampoco lava los platos, limpia o friega. Para acto seguido exclamar que “necesito un hombre que tome el control”.
¿Qué coño está pasando aquí? ¿No eran estas cosas –justamente- los pecados y vicios masculinos que había que erradicar? Violencia, trivialización del sexo, promiscuidad, machismo, mentira…
Lady Chorrada. Mis compañeros de trabajo se han enzarzado hoy en una discusión sobre la idoneidad o no de Bibiana Aido como ministra (mi tema favorito después de los Beatles, creo), y lo han hecho con sorprendente objetividad. Alguien ha dicho “Me parece que poniendo a esta chica Zapatero les ha hecho un flaco favor a las mujeres”, y menos mal que ha sido una mujer, porque así esta afirmación puntúa doble. Obviando la segunda persona gramatical que ha usado mi compañera (está claro que ella no se incluye en el concepto de “mujeres” del gobierno), parece que había consenso en que Bibiana tiene menos currículum que Dory la de Buscando a Nemo (2003). No ya para dirigir un ministerio, sino un simple quiosco de horchata.
Si se está consiguiendo -a pasos de caracol- una igualdad social entre hombres y mujeres no es desde luego gracias a las ocurrencias de esta ministra o de otras bastante débiles intelectualmente. (También ha habido ministras muy sabias, y ministros tarugos, dejad de gritarme!) Tampoco, desde luego, gracias a las letras de las canciones de Europa FM ni a las películas, pero todo ayuda. Al menos, hay un debate público y un consenso acerca de que el rol de las mujeres hasta ahora era pupita y se está intentando cambiar eso.
Los hombres, mientras tanto, se la están jugando porque dejan que pase todo sin mover un dedo, sin cambiar realidades que luego les dan en la cara en muchos de los casos o simplemente poniendo una sonrisa paternalista. Nos las están dando todas en el mismo cachete, pues. Que así sea, si es el signo de los tiempos.
11 comentarios:
UNA MUJER UN VOTO
DE ESO NI HABLAR...
MUY BIEN DICHO VICTORIA,LA MUJER A COSER Y A CALLAR
Hasta aquí puedo leer.
me alegra que hayas traido esto a la luz. Es un tema interesante y complejo, porque tiene muchos frentes abiertos que se meten en el mismo saco cuando son cosas diferentes.
Yo estoy a favor de todo lo que sea igualdad legal entre ambos sexos, pero lo que hay actualmente es al mismo tiempo que un intento de eso, una cantidad de chorradas e imbecileria tremendisimas, que, como bien apuntas, nos lleva a contradicciones (en el mejor de los casos) curiosas.
de este tema tenemos que hablar en persona, que tengo muchas opiniones.
QUE VENGA LA BOMBI Y NOS EXPLIQUE EL FEMINISMO DE LOS 80
Pensaba que el cartel de "El rey Arturo" te fascinaba por ver a una mujer sin tetas...
EStoy con Kike, se ha popularizado actitudes totalmente absurdas con este tema, pero a la hora de la verdad las cosas no han cambiado tanto como nos pensamos.
Tenemos que hablarlo en persona largo y tendido, que la historia tiene muchos matices.
oncus
Gracias a todos por vuestros comentarios, salvo a la persona que escribe todo en mayúsculas...
¿Leísteis a Reverte hablando de su amigo el empresario gallego? Refleja plenamente lo mamarracha que se está volviendo nuestro país (perdón, paísa).
Tengo una amiga que la han contratado para trabajar en el ministerio de igualdad; es una pena, la chica era bastante maja.
El problema de todo esto (del ministerio, de las asociaciones) es que se entretienen en gilipolleces y dejan de lado las cosas realmente importantes.
Fran G. Matute, yo creo que con lo que alucina del cartel es al ver a una pava con un bikini de cuero. Nunca entendí por qué en la peli no se ponían más ropica para luchar... estaba nevando, no?
Me gustaría hacer una mención especial en la influencia de las adolescentes, aunque no por su actitud putilla, sino por su horroroso look: la gran Amy Winehouse! qué mal le está haciendo a las niñas quinceañeras, que ahora van con esos peinados con bultos y esos ojos pintandos con tizón!
CLP
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