(Extracto de un cuaderno encontrado en un barco fantasma esta pasada Semana Santa. Además del cuaderno, en cubierta solo aparecieron el hueso pelado de una paletilla ibérica y varias decenas de naranjas rodando sin control.)
... el mismo viento que peina la hierba de las orillas es el que despeina mis rizos de tres meses. Entro en el salón/cocina/camarote: voy en un barco. Estoy parado en la exclusa de S. Martin, en algún lugar del Languedoc, en Francia, y voy en un barco.
Dejo sobre la mesa el nutritivo libro que me he traído (la recomendación de un amigo, ya os contaré.) Lo abro por donde tengo marcada la página y me salta a la vista la palabra “semidesnudas.” [Inciso: el marcapáginas es una postal de la bandera británica en la que pone “London”, regalo de otro amigo. Siento que hay una travesura deliciosa en pasear por Francia enseñando la bandera de Gran Bretaña.]
Cuando alguien propone abrir la cuarta ventana me planto. Las “mujeres semidesnudas” de mi novela protestan airadas. Saben que son una incongruencia comparadas con la temperatura exterior. Pero no digo nada, para no ser tenido por loco. Tengo frío, parece que es una condición congénita en mí, pero ninguno de mis seis acompañantes demuestra tenerlo, y ya se sabe: la regla número 1 es no desentonar. El viento otra vez me da un besito en las orejas. Me arrebujo bajo el nórdico como un palomo buchón.
Para calentarme las orejas bajo las alas de mi sombrero. [Inciso 2: el gorro es un chambergo boscoso del Ejército Español. Siento que hay una deliciosa travesura en pasear por Francia enseñando la bandera de España.] Ya que me he cubierto la cabeza, y que el CD-player de a bordo nos tortura con la decimoquinta canción del disco Papito (2007), decido aventurarme ahí fuera.
Total, más frío que dentro no voy a tener. Y a lo mejor descubro algo importante ayudando a la navegación, adujando cabos, que no se encuentra en los libros ni en los cuadernos, algo relacionado con el rozamiento y morder. Por ejemplo. El gorro militar, la radio de a bordo, la niebla, la navegación fluvial, el tono levísimamente melancólico… todo me recuerda a la película Apocalypse Now (1976). Es inevitable. Me incorporo, dejo el edredón y me adentro en el exterior. Espero que no me aparezca un tigre...
Dejo sobre la mesa el nutritivo libro que me he traído (la recomendación de un amigo, ya os contaré.) Lo abro por donde tengo marcada la página y me salta a la vista la palabra “semidesnudas.” [Inciso: el marcapáginas es una postal de la bandera británica en la que pone “London”, regalo de otro amigo. Siento que hay una travesura deliciosa en pasear por Francia enseñando la bandera de Gran Bretaña.]
Cuando alguien propone abrir la cuarta ventana me planto. Las “mujeres semidesnudas” de mi novela protestan airadas. Saben que son una incongruencia comparadas con la temperatura exterior. Pero no digo nada, para no ser tenido por loco. Tengo frío, parece que es una condición congénita en mí, pero ninguno de mis seis acompañantes demuestra tenerlo, y ya se sabe: la regla número 1 es no desentonar. El viento otra vez me da un besito en las orejas. Me arrebujo bajo el nórdico como un palomo buchón.
Para calentarme las orejas bajo las alas de mi sombrero. [Inciso 2: el gorro es un chambergo boscoso del Ejército Español. Siento que hay una deliciosa travesura en pasear por Francia enseñando la bandera de España.] Ya que me he cubierto la cabeza, y que el CD-player de a bordo nos tortura con la decimoquinta canción del disco Papito (2007), decido aventurarme ahí fuera.
Total, más frío que dentro no voy a tener. Y a lo mejor descubro algo importante ayudando a la navegación, adujando cabos, que no se encuentra en los libros ni en los cuadernos, algo relacionado con el rozamiento y morder. Por ejemplo. El gorro militar, la radio de a bordo, la niebla, la navegación fluvial, el tono levísimamente melancólico… todo me recuerda a la película Apocalypse Now (1976). Es inevitable. Me incorporo, dejo el edredón y me adentro en el exterior. Espero que no me aparezca un tigre...
3 comentarios:
Las naranjas que rodaban por cubierta son tan misteriosas como aquella piña que nunca supimos de donde salió???
Jejeje
SNQEV
biennnnnn, un post sobre tu viaje...además descubro atónita que hay dos más, bieeennnn!!!!mjesús
Qué bien te lo montas.
Unas vacaciones cruzando esos canales del sur de Francia, son para gente que se lo monta bien, seguro que hay un cartel que lo pone :)
Porerror casi siempre habla de.
En este post, más literario, o personal, aparecen más sus yos. Y me ha gustado mucho.
Tío, escribes francamente bien.
Un día cualquiera apareceré por Cosica, picaré a la puerta, y charlaremos un buen rato. Y me darás un par de consejos sobre montárselo bien, ea
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