Vivencias polimórficas de un treintañero perplejo.

jueves, 22 de abril de 2010

Oda al kebab


“En el nomne del Padre, que fizo toda cosa

Et de don Ihesuchristo, fijo de la Gloriosa,

Et del Spíritu Sancto, que egual d'ellos posa,

De un manjar exquisito quiero fer una prosa.”


(Gonzalo de Berceo me perdone)




Granada, ¿eh? Las culturas convivieron tanto que los Reyes Católicos le pusieron sitio y la conquistaron. Cinco siglos después, los marroquíes nos la devolvieron mandando a sus hijos a estudiar al antiguo reino nazarí y fundando tiendas donde se venden babuchas, lámparas de hierro e imanes feos. Los que me conocéis sabéis que no soy precisamente Edward Said, que mi interés por lo Oriental es uno o ninguno. Que viajo a los países árabes solo por las civilizaciones antiguas que los poblaron. Pero Granada tiene catedral y, por tanto, merece el máximo respeto.

En mis múltiples viajes, excursiones e incursiones, cada vez que me ha sido necesario reponer fuerzas, pocas soluciones he encontrado tan jugosas, sencillas, elegantes y deliciosas como el tierno y humilde kebab. Sí, sí, sí: ya os escucho reíros… pero envainad vuestro cinismo porque un buen kebab, uno de calidad, es una especie de bocadillo que rivaliza con cualquiera. Si analizamos sus ingredientes básicos (pan, carne, verduras y una salsa) solo podemos llegar a la conclusión de que el invento es la obra de un genio. Y no uno de esos genios modernos como Fernando Alonso sino de uno de verdad, de uno antiguo, de un demiurgo, de un dios.


¡Por supuesto que hay kebabs malos, con mala pinta y sabor, kebabs subestándar dispensados en establecimientos insalubres! Exactamente igual que hamburguesas o tortillas de papas malas. Pero si el sitio es de confianza y los ingredientes frescos, nada puede compararse a la inmensa ola de alegría y respeto a otras culturas que nos invade con el primer muerdo a un kebab. Paralelamente, el kebab lleva haciendo una callada pero importante labor de salud pública (sobre todo en Gran Bretaña): nutriendo y aplacando borrachos desde hace tres décadas.

Debo aclarar acaso que, no siendo un purista de la gastronomía exótica, no estoy muy al tanto de la taxonomía de este platillo exótico, y que entiendo por kebab “er tronchaco de carne, compadre” (bien liado en una sábana o metido en un pan plano con una hendidura.) Estas cosas tienen múltiples nombres según el sitio y los ingredientes: kebab, kebap, kabab, pita, durum, lahmacun, gyros… pero estemos donde estemos, Estambul, Varsovia o Londres, ya sabemos a qué nos estamos refiriendo. Con su carnaca ahí de pollo o ternera (si mixto, ya la locura), con su ensalada, con su quesito si puede ser… incluso con papas fritas en el mejor de los casos. Y con esa misteriosa y fresca salsa blanca pariente del yogur… mmm…


Voy a confesar dos cosas (a lo mejor tres.) 1) En Miciudad, famosa en tantos aspectos por su cocina, todavía no he conseguido comerme un kebab decente. 2) Cuando el mono aprieta, un compi de Cosica y yo hacemos una razia hasta La Gran Ciudad para comernos un kebab. 3) Esta Semana Santa, estando en Toulouse, fui objeto de todo tipo de injurias por mis compañeros de viaje por ir a comerme un kebab. Pero tal es el signo del fan, amigos: el estoicismo.

Recientemente en Granada, Capital Española del kebab (qué más da que su origen sea turco, griego, árabe o pakistaní: es pan con carne y verduras), me ha sido dado el descubrir el mayor templo del kebab, por recomendación de un amigo. No suelo hacer publicidad en Estatuas Verdes, pero ya que hay tantos lectores fans de Granada no puedo callarme, el mundo necesita conocer. Un chinchalillo de aspecto cutre sito en la Calle Almireceros, por nombre Gran Kebab Alhambra. Dios y mi estómago saben de lo que estoy hablando.

10 comentarios:

Fran G. Matute dijo...

¿Estás insinuando que ese kebab que mencionas está más rico que los que hacían en Sheffield en el sitio ese que tú y yo sabemos?Injuria!

Susu dijo...

¿Cómo reírnos? Aplaudir es lo que haremos todos, celebrando una vez más el grandísimo buen gusto de Porerror. Un buen kebab, como bien dices, es toda una bendición de los dioses; de todos sin distinción, desde Alá hasta Zeus.

Yo siempre recordaré con mucho cariño y mucha saliva un kebab de Barcelona, cerca del museo de arte moderno, en el que el kebapero (así llamo yo a estos dispensadores de felicidad) amasaba y horneaba su propio pan de pita. ¡Qué maravilla!

Pérmiteme una sugerencia: intenta alguna vez hacer tu propio kebab en casa. El resultado no es, obviamente, como el de los kebabs de restaurante, pero no es muy difícil y es gratificante.

Anónimo dijo...

uuummmmmmmmmmmmmm y a estas horas (14:38) un buen kebab es lo que me metía yo entre pecho y espalda!!!mjesús

Anónimo dijo...

UN BUEN KEBAB MEZCLADO EL SABOR DE LA BABITA RESECA QUE SE TE QUEDA DESPUÉS DE TOMARTE UN PAR O CUATRO DE CUBATAS....ESO SI ES TOCAR LA GLORIA

Rukia dijo...

kebab...

ahora tengo hambre T_T

por cierto, no habrás descubierto tal vez el secreto para comerse el final del kebab, no? Sí, ese que tienes que desliar del papel de aluminio y pringarte los dedos para catarlo...

Anónimo dijo...

Ayer me tomé uno a tu salud! Jeje! María

Peter Parker dijo...

Porerror, El_Tesorero de El Gallo Verde seguro que coincide con tu opinión sobre este bocadillo. Si paras por Lodz alguna vez (Polonia) debes pasarte por el Kebab House de la calle Pietrokoska.

Un saludo.

Anónimo dijo...

el sábado me comí en Egipto un kebab, uuummmmmmmmmm, de muerte!!!

POR CIERTO, NECESITO UNA ENTRADA YAAAAAAAAAAAAAAA.mejsús

El_Tesorero dijo...

he descubierto este post por casualidad y yo sin comentarlo. y luego me encuentro con que ya me estaban haciendo publicidad. efectivamente el kebab fue alimento de primera necesidad durante mi año de erasmus en polonia, allí es un plato de comer en mesa y mantel, todo un lujo, acompañado de guarnición y todo. lo mejor sin duda el pan, uno plano y cuadrado que se dobla en dos y que sabe como a tostada de pan bimbo de los domingos. y yo, aunque podías pedirlo de cerdo, siempre lo pedía de pollo con salsa de cebolla, o como decíamos en nuestro polinglish: kurzack nie picant, garlick sauce...

sin duda debes peregrinar a polonia, yo no he encontrado unos kebabs como aquellos (y los he buscado).

Nadaya dijo...

Amén (¿para cuando una excursión a Granada con visita a ese templo?)

 
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