Vivencias polimórficas de un treintañero perplejo.

Mostrando entradas con la etiqueta Editorial Cátedra. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Editorial Cátedra. Mostrar todas las entradas

sábado, 12 de abril de 2008

La Generación del 36


“¿Tienen ustedes zapatos del 36?” “Lo siento, señora, pero de antes de la Guerra no nos queda nada”. No veas cómo estamos con la Guerra Civil española. Con Dios me acuesto, con Dios me levanto, la Virgen María, etc, etc. Cada año mínimo tres pelis del tema (ahí estamos esperando Los girasoles ciegos by Azcona), y ya andamos rescatando episodios marginales: que si nosécuántas mujeres fusiladas, que si el abuelo de un escritor fusilado… del número de novelas ya ni hablo, e incluso videojuegos se están haciendo, como ese de Sombras de guerra (2007).

Mientras tanto, no se ha hecho ni una sola película seria que aborde las grandes batallas del conflicto (¿no hay presupuesto? ¿no hay voluntad política porque eso no vende tanto como las fosas de la Memoria Histórica?). ¿Cómo estaría una superproducción (a escala nacional) sobra la Batalla del Ebro o el intento de toma de Madrid? Culos y tetas fijo que saldrían (cine español, ya se sabe), pero igual también salía algo bueno, en plan Salvar al soldado Pérez.

Hoy no quería hablar de cine sino de literatura, de poesía concretamente. Me encanta la literatura de guerra y sobre guerra (ya os lo dije), y sobre todo me gusta la poesía escrita durante los conflictos. El libro al que me refiero se llama La Generación de 1936: Antología poética (Cátedra, 2006), y no es exactamente una colección de poemas de o sobre la guerra ni escritos por soldados, aunque tiene algo de eso. Se trata más bien de un intento serio de poner en el mapa a una generación de creadores agrupados en torno al “desastre total” de la Guerra española como hecho aglutinante.

Ojito con las generaciones. Acrisoladas en España están ya las del 98, del 14, del 27 y del 50. Pero el término “generación” es polémico por sus connotaciones biológicas, y nunca falta quien prefiera los de “promoción” o “grupo poético”. Todo esto me da igual. Para efectos de este post admito la etiqueta “Generación del 36” aunque solo sea porque repara una injusticia histórica. El que quiera un profundo (y bastante pedregoso) ensayo sobre la conveniencia o no de llamar así a este grupo, o de si tal grupo existió siquiera, que se lea la “Introducción” al volumen a cargo de Francisco Ruiz Soriano.

¿Quiénes se incluyen en esta Generación? Pues autores cuyas vidas y obras florecieron en torno a los años de la Guerra Civil. En el bando rojo tenemos a Miguel Hernández, Juan Gil-Albert, Arturo Serrano Plaja, María Zambrano, Rafael Dieste o Germán Bleiberg (represaliados, exiliados, intelectuales republicanos, tenientes del Ejército Popular...). En el bando facha tenemos, por ejemplo a Luis Rosales, Leopoldo Panero, Luis Felipe Vivanco, Dionisio Ridruejo, Agustín de Foxá, Álvaro Cunqueiro o Camilo José Cela (profesores, periodistas, voluntarios de la División Azul, propagandistas del gobierno de Burgos, censores…).

La antología tiene el buen gusto de no trazar trincheras ideológicas, simplemente presenta la producción literaria de estos intelectuales de ambos bandos, jóvenes todos con distintas visiones sobre España, la vida, el trabajo, Dios o el mundo. Desgraciadamente, una de las visiones se impuso sobre la otra de manera muy violenta, y ya que cada uno cargue con su cruz. Es curioso cómo en los primeros tiempos muchos de estos intelectuales luego enfrentados por la Guerra (y se supone que enemigos irreconciliables) fueron amigos y coincidieron en torno a figuras como César Vallejo, Pablo Neruda, José Bergamín o Alberti.

Confieso que el libro no lo he leído entero (son 482 páginas, 41 autores antologados), esta es una obra más para irla desgranando poco a poco que para zampársela de un tirón. Lo compré hace un año y he leído partes, de vez en cuando vuelvo a él y descubro cosas nuevas. Por eso lo recomiendo, porque me parece una buena inversión y como dije antes, la reparación de un hueco que había en la poesía española. No son los chicos del 27, no son los airados comprometidos de los cincuenta. Es la Generación del 36, los “umbríos por la pena”.

domingo, 6 de enero de 2008

Fin de semana poético

Paso el fin de semana leyendo poesía, todo un lujazo en estos tiempos que corren. He aquí algunas reflexiones que tan beatífico estado me ha sugerido:


ESTROFA 1: Goytisolo. Por fin me hice con la antología de Ed. Cátedra del poeta catalán José Agustín Goytisolo, titulada sencillamente Poesía (2001), y que recoge lo mejor de su obra. A este libro le tengo mucho cariño porque me ayudó a sobreponerme a la nostalgia cuando vivía en Estados Unidos, lo saqué de la biblioteca de la universidad y lo leí. Años después regreso a él y me encuentro con muchos poemas muy familiares, sobre todo el que cantaron Rosa León y Paco Ibáñez (“Palabras para Julia”). Admito que a este escritor lo conocí a través de las versiones que Paco Ibáñez hacía de sus poemas en aquel disco Paco Ibáñez en el Olympia (1969). Desde entonces me enganché a él, y a otros autores del llamado “Grupo poético de los 50”, (la palabra “generación” ahora es pupita) como Ángel González, Gil de Biedma, Caballero Bonald y otros mayores pero también cultivadores de poesía social, como Blas de Otero o Gabriel Celaya.

Entre 1955 y 1996, este Goytisolo (recordemos que hay otros dos hermanos, también literatos) publicó veintiún libros de poemas, algunos revisitados y revisados con el paso de los años. Es una lástima que se quitara la vida en 1999, estoy seguro de que aún le quedaba mucho por decir. En una ocasión leí (lo siento, no sé dónde) que estos Goytisolos habían sido considerados “malos catalanes” por el catalanismo oficial y “malos españoles” por el nacionalismo español. Ese es el tipo de gente que me gusta, ya lo dijo Enrique Bunbury (“los nacionalismos qué miedo me dan”). Dejando aparte el tema de su filiación, es innegable que la ciudad de Barcelona y él se deben mucho mutuamente, ahí están su Novísima oda a Barcelona (1993) (escrita en español y en catalán) y varios poemas más para atestiguarlo.

Preciosos los poemas de amor procedentes del libro La noche le es propicia (1992), pero quizás el J.A. Goytisolo más recordado sea el de la conciencia social, de El retorno (1955) y años posteriores. Está claro que por aquel entonces hacía falta en España literatura así, comprometida, aunque yo soy más de “el Arte por el Arte” y “la torre de marfil”. Como antes uní a este poeta una anécdota autobiográfica, quiero terminar recordándole citando precisamente su poema “Americanos”, y decir sobre Goytisolo que “por sus canciones/ me inundó la alegría/ de otros mares”.


ESTROFA 2: Grande. ¡Qué ganas tenía de echarle mano a un libro de Félix Grande! Es un poeta extremeño muy premiado, autor de poesía, novela, ensayo, cuentos… además es flamencólogo y a lo que se ve, un poco guitarrista. Nunca había leído nada de este autor, lo conocí en 2004 cuando le concedieron el Premio Nacional de las Letras. Aprovechando su exposición a los medios, El País de las tentaciones le propuso valorar a los letristas del panorama hip-hop español. Me cayó bien inmediatamente, puesto que hablaba de unos y otros, y decía que muy bien, pero que los únicos que tenían calidad poética eran Tote King y Violadores del Verso (tampoco había que ser Sherlock Holmes, pero bueno).

Por fin me hago con otro libro de Cátedra, una edición conjunta en 1998 de los libros de Félix Grande Blanco Spirituals (1967) y Las rubáiyátas de Horacio Martín (1978) a cargo del también escritor y crítico Manuel Rico. Esto me lleva a una digresión a propósito de los críticos literarios españoles, que a veces no están al día en las referencias de los autores que reseñan, como apunta Vicente Luis Mora en su ensayo La luz nueva (2007). No deja de ser una anécdota, pero en un poema de Félix Grande que nombra la canción “Oh Carol”, una nota al pie nos informa que el tema es de Paul Anka, en vez de Neil Sedaka. Un despiste lo tiene cualquiera, pero ¿qué hubiera pasado si en lugar de a esos dos el editor hubiera confundido a Góngora con Quevedo?

Volviendo a la poesía de Grande, solo he leído el primer libro, el de los “espirituales blancos”, y me parece un estupendo ejemplo de una generación intermedia entre la del 50 anteriormente citada y la posterior de los “Novísimos”. Al ser de 1967, el libro rezuma Guerra Fría, jazz, derechos civiles y cultura pop por los cuatro costados. Muy presentes están la ONU, el presidente Johnson, Vietnam, Kruschev, pero también los Beatles, John Coltrane y Sylvie Vartan. Hay conciencia política y social, hay experiementación formal y nuevos temas (de ahí que sea un sándwich entre las dos generaciones poéticas que dije antes).

Sin duda nos encontramos ante un autor postmoderno, su obra exhibe la técnica del collage, el uso lúdico del lenguaje, el desafío al concepto de “Historia” o la crisis de identidad. La introducción de Manuel Rico está bastante bien, pone en su contexto el libro, y me interesa cómo capta que son “las apoyaturas de índole cultural o artística las que [dan] una entidad poliédrica” a “la voz lírico narrativa” y las que dotan “de densidad, de complejidad intelectual al texto”. Y es que aquí hay música (los ya nombrados más Charlie Parker, Manolo Caracol, Beethoven, Mendelssohn, Juanito Valderrama, Fats Waller…), hay literatura (William Faulkner, Gutierre de Cetina, Esquilo, César Vallejo, Julio Cortázar, Dostoyevski, James Baldwin, Jorge Manrique, Virgilio…), cine (Ava Gardner, Antonioni, Jerry Lewis…), política (como ya se ha dicho), publicidad (“Oda fría a una cajetilla de L&M”)… ¡y todo esto se escribió en España hace más de 40 años, amigos! ¿Por qué no se estudia a este hombre en los colegios, coño!
 
click here to download hit counter code
free hit counter