Vivencias polimórficas de un treintañero perplejo.

viernes, 27 de febrero de 2009

El día de Andalucía


Me manda el buen Harvest este cuento corto así, en crudaco, supongo que para animarme, y me ha parecido oportuno publicarlo hoy.



Al día siguiente era el día de Andalucía, pero caía en sábado.
“Maestro, hoy no haremos na, ¿no?” -preguntaba una cara de pan con una sonrisa orejera de quien se limita a constatar lo obvio.
“¿Y eso?” -el profesor se hizo el nuevo mientras se estaba quitando el abrigo.
“Hoy es el día de Andalucía”.
“¡Hoy no, mañana!” -corrigió una alumna que en clase solo intervenía para interrumpir a los demás.
El profesor echó un vistazo al aula que tenía delante: era un espacio grande, una clase seminueva pero bastante deteriorada. Los tristes fluorescentes y el 70% de bancas libres le daban un aspecto más desolador que de costumbre.
En las ocupadas, once adolescentes de entre quince y dieciséis años se desperezaban, mirando aburridos en el mejor de los casos, o se afanaban en bromas y gritos mañaneros de baja intensidad.
“¿Y qué vamos a hacer hoy?” -fue la pregunta de un joven indolente que había empezado a dibujar un caballo. El caballo era una miniatura, con muchos detalles, pelo negro, crines bien cuidadas, la marca del hierro... detrás iría un carro. ¿Y qué vamos a hacer hoy?
“Pues yo había pensado en hacer Inglés,” -contestó el profesor de Inglés- “si os parece”. Ellos pretendían que él se inmutara, ese era su trabajo. El de él era no inmutarse. “Pero si queréis hacemos Matemáticas, o Química”.
“¡Venga, sí, sí, Matemáticas, que tenemos ejercicios!” La ironía cursa muy mal la enseñanza secundaria. Y además, si él hubiera sido el profesor de Mates los alumnos no hubieran consentido ni en oír hablar de expresiones de segundo grado. Hubieran dicho “¡Inglés!”
Hoy solo once alumnos de casi treinta. “¿Tú sabes por qué hoy no han venido los chiquillos de El Cerro, maestro?”
“No tengo ni la más remota de las ideas”.
“Pues porque hoy no hay clase en el colegio de El Cerro, maestro, por el día de Andalucía, y los chiquillos no han ido al colegio”.
“¿Y no vamos a hacer na por el día de Andalucía?” -interrumpió un alumno nervioso, con cara de ir a comerse el mundo o un bocadillo bien grande.
“¿Eh, maestro, no vamos a hacer na?”
“Pues no sé yo que haya preparada ninguna actividad”.
“¿Qué?”
“Que que yo sepa, hoy no... ¡Noelia, te quieres callar?... que hoy no hay nada previsto”.
“Pues yo he escuchao que nos iban a dar un desayuno”.
“Yo no sé nada, pero es verdad que en algunos institutos se hace”.
“Menos mal... si lo del desayuno es una mierda, maestro. Te dan ahí una mierda pan chiquinino ahí con aceite, que eso está más malo...”
La carcajada fue generalizada pero el profesor no se reía. Apoyado en su mesa con gesto de cansancio, calculaba. Calculaba que hoy la cosa iba de perder el tiempo hablando, de no querer dar clase. Como todos los días, por otra parte. Con el agravante de que mañana era el día de Andalucía y hoy solo habían venido a clase once alumnos.
El profesor pensó rápido, ese era otro de sus trabajos. Tendría suerte si conseguía negociar con ellos un acuerdo: media hora dando clase y trabajando y el resto del tiempo libre para que charlaran/gritaran. Visto lo visto, aquello ya supondría una victoria táctica.
“Pues maestro,” -amenazó el alumno más sonriente del pueblo, con la inexorabilidad que da el saberse en posesión del mango de la sartén- “a mí que no me busquen para cantar el himno ni la bandera, porque yo cuando estén celebrando el día de Andalucía tos los maestros yo voy a estar jugando al fútbol”.
No, si te parece.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Clavado. Migue.

Karmen dijo...

¡Díselo a Harvest, Porerror: Qué poco creíble! Ni que estuviéramos en el Oeste para que los niños dibujen caballos en clase... ;-)

Anónimo dijo...

HIPERREALISMO

Anónimo dijo...

!Qué envidian me dan los vascos y los catalanes¡ Ellos si que saben celebrar los días de su patria. Por eso a ello les va mejor que a nosotros. Y lo del desayuno está muy bien que se haga, porque el aceite es algo de nuestra tierra que se tiene que defender y es muy cardiosaludable (lo oí en el programa ese de tecnópolis en canal sur)Saludos de un colega de Isotopuno.

 
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