Vivencias polimórficas de un treintañero perplejo.

martes, 1 de diciembre de 2009

Me roban el abrigo


-“Hay más hijos de puta que botellines.”
(Dicho popular)




Ignorándolo casi todo acerca del Derecho y las leyes (lo único que conozco es el delito de Injurias a la Corona, que tan buenos ratos me hizo pasar durante la carrera, de cachondeo con mi amigo el leguleyo), siempre me creí la leyenda urbana de que en la turbulenta época de “El Oeste” americano (finales del siglo XIX) la posesión de un caballo resultaba tan vital para la supervivencia que el robo de tales animales estaba penado con la muerte.

Supongo que lo mismo sucederá en los países frioleros de la antigua URSS con el tema de las prendas de abrigo, allí donde la temperatura alcanza los -20 grados centígrados en menos que canta un cosaco. Sabido es que durante la Segunda Guerra Mundial hubo más bajas alemanas a causa del frío y enfermedades relacionadas que por la pólvora soviética (otra leyenda urbana que no me pienso parar a comprobar). Desde aquí mi humilde propuesta: traslademos esta pena a los que roban abrigos en Miciudad en noches como la del sábado pasado.


Interior, noche, un joven con barba en unos grandes almacenes.
-“Buenas, vaya poniéndome el abrigo más gordo que tengan!”
-“Caballero, este abrigo es para gente que vive en la Antártida, por lo menos.”
-“Justo ahí es donde yo vivo: vaya envolviéndomelo.”

Nos os cuento cuánto me costó el abriguito para que no os riáis de mí, pero digamos que era de marca, constaba de abrigo externo más forro polar y que se han dado casos de gente que rompió a sudar con sólo verme con él puesto.

El pasado sábado me apresté a salir con mis “amigos de verdad”, aficionados a las tapas y (modernamente) al rap. Yo, que en mi juventud estuve bastante al día de la escena hip hop, recibí con una mezcla de sorpresa y alegría su propuesta de acudir a un lejano polígono industrial a presenciar un concierto de tan afamado y urbano estilo. Concierto de rap en un mugriento polígono: me disfracé de B-boy con un par de camisetas, deportivas, vaqueros y una sudadera de capucha. Dudé si llevarme el abrigo: ¿me lo irían a robar alguno de esos rufianes aficionados al hip hop? Reflexioné que –al menos durante aquella velada- yo era uno más de ellos, y que a unas malas podía costearme el euro que cuesta el guardarropa.


El concierto fue memorable: notables de la escena local más un par de colabos de nombres a nivel nacional, mucho flow, mucho galleo, más de una frase irrisoria y todo el mundo con sudadera de capucha y gorra de béisbol (Cachis! Se me olvidó ese complemento, y tengo media docena…). Ninguno de los jovenzuelos allí presentes, con sus cervezas, sus drogas ilegales, sus movimientos absurdos de cabeza y de manos y sus sospechosos piercings causó ningún problema ni dio el mínimo atisbo de violencia. Al final del evento recogí del guardarropa mi abrigo intacto, como un campeón.

Como señores, cogemos un taxi hasta el “barrio cool” de Miciudad, vamos a un local de fama lésbica en el que lo único que se ven son pósters de Bowie y de Los Ramones. Pinchaba un DJ moña –celebridad local-, que nos deleitó con Pulp, Guns n’ Roses, R.E.M., Nirvana, The Clash, Rolling Stones, Radio Futura… todo a pedir de boca. El baile, la conversación y los gin tonics fluían a un ritmo adecuado. ¿Mi abrigo? Convenientemente apoyado en una mesa contigua, junto al de otras personas, siempre a la vista.

Juro que cada dos minutos le echaba un vistazo, Señoría! Termina la noche, nos cierran el bar, el DJ nos deleita con la última moñada y nos disponemos a marcharnos del local cuando -¡oh disgusto!- me encuentro con que algún desalmado, algún hijo de puta con piel de moderno-hippy de los que abarrotaban el bar me ha robado mi magnífico y querido abrigo. ¿Cómo así? El misterio: me había dado el cambiazo por una puta mierda de abrigo de titiritaña del mismo color y parecidas hechuras (sobre todo a dos metros de distancia, mal iluminado y con varias copas encima).


¡Canta, oh musa, la cólera de Porerror al descubrir que le han picado su abrigo, su segunda piel, el orgullo de Cosica, su Tesoro! Amigo hijo de puta infraser despreciable ladrón de abrigos ajenos, soy contrario a la pena de muerte pero sinceramente deseo que a partir de ahora te pasen cosas muy malas. Con gusto me tatuaría una cruz a la espalda, me pondría a hacer flexiones y dominadas, me peinaría con gomina y me metería en los bajos de tu coche para hacer de tu vida un infierno sobre este mundo. Aunque solo fuera para hacerte pagar por el frío que me hiciste pasar el domingo a las cinco de la mañana.

Ojalá se te seque la sangre y se te vuelvan los miembros de barro, ojalá que mi abrigo (cual el traje negro de Spiderman) se apodere de ti y te haga la vida imposible. Ojalá que al contacto con mi abrigo, tu piel se chamusque, se te caiga a tiras y Grefusa la comercialice como un nuevo snack de cortezas de cerdo en los bares de los institutos. Ojalá no vuelvas a tener una noche tranquila de sueño en toda tu puta vida, y se te aparezca Freddie Kruger y te obligue a cruzar el Polo Sur en bolas y tirando de un trineo. Ojalá te pase todo eso y más, centuplicado, sabandija inmunda, robaabrigos, rata desalmada, hijo, nieto, bisnieto y tataranieto de seres despreciables. Ojalá.

11 comentarios:

Rukia dijo...

Ese último párrafo es lo mejor que he leído en mucho tiempo. Cágate en ellos porerror, al menos que el mundo conozca tu ira!!

GRILLO SOLITARIO dijo...

¿Y SI LA LADRONA, PERDÓN, EL LADRÓN ESTUVIERA ENTRE TUS "AMIGOS DE VERDAD"? :-P

PALABRA: frear. ENTRE FREÍR Y FREGAR, O ENTRE FRONT Y REAR. NO COMENTO MÁS, QUE ME VAIS A ECHAR DE AQUÍ A PATADAS...

orphangirl dijo...

Solamente te puedo decir ... ¡qué gran putada! Por el frío, por las pelas perdidas ... y quizás, por el valor sentimental (que en mi caso suele ser casi igual de importante que los otros). Así que ya sabes qué pedirte por Reyes ... si es que aguantas en Cosica sin él hasta entonces. Ainssss

Daniel Ruiz García dijo...

Amigo Porerror, debería estar más al quite. El robo de chaqueta en los ambientes alamedescos forma parte del tópico de toda juerga que se precie por esos lares. Yo ya lo padecí hace años, y me he enterado de mucha otra gente a la que le ha pasado lo mismo. Vaya, que es lugar común. Eso sí, la mía fue en la Bruja. Eran otros tiempos, más putas y sordidez, ahora la cosa se ha amariconado un poco con tanto diseño.

Por cierto, un aforismo impagable que alguien estampó en la fachada de "La gallega", el mítico bar de tapas que había en la Alameda, y donde ponían aquellas proverbiales patatas rellenas. Lo apuntalaron entero y acabaron cerrando. Pero me quedé con la frase que habían escrito en la pared, síntesis de todo un espíritu, una auténtica declaración de intenciones: "Arriba La Gallega, abajo modernitos".

Fran G. Matute dijo...

Amigo Porerror: ten por seguro que la persona que accidentalmente se llevó tu abrigo lo estará lamentando tanto como tú.

En Tuciudad, esa prenda de vestir no sirve absolutamente para nada, salvo que tengas una necesidad imperiosa de cambiar de edredón...

Donsergioque dijo...

querido Porerror

leerte ha sido como un "Déjà vu", este mismo sábado en el mismo local de moda con camareras tatuadas y con cortes de pelos bien característicos me robaron mi abrigo negro largo con capucha y tube que irme a casa sin ninguno sólo con mis copas de más como abrigo, pasando "harto frío"...

me parece cortaziana la coincidencia y espero que el rizo no llegue a tal curvatura que el abrigo que te llevaste y ese que nombras como "una puta mierda de abrigo de titiritaña del mismo color y parecidas hechuras" (yo no podría definir mejor mi abrigo) sea el de un servidor. tengo testigos que avalarían estas palabras y estos hechos que se repiten en espiral simétrica a los que cuentas.

habrá que salir de dudas.

sergio

tipiconsla dijo...

Je, je, no se ha hecho con los terroristas, los pedófilos y demás calaña, pero seguro que de aquí a nada ponen pena de muerte para los malditos roba-abrigos.

Anónimo dijo...

HIJO MIO ;ODIO VEO EN TU CARA...

Anónimo dijo...

Por eso quiero mudarme a paises desarrollados como Suecia o Finlandia, donde la peña respeta lo ajeno.
Como muestra un Button. Acabo de cenar en Turku (Finlandia) con una amiga y ha dejado su bicicleta en la puerta del restgaurante SIN CADENA y sin contacto directo visual ni nada.
¡Asín sí!

Anónimo dijo...

MUERTE A LOS ROBA-ABRIGOS!!

El_Tesorero dijo...

Efectivamente Porerror, como cuentas en Polonia están concienciadísimos con los abrigos, allí todos los locales tienen perchas de sobra en las paredes para que cuelgues tu abrigo y te puedas desentender, y nadie nunca te lo va a quitar.

A mí me quitaron el portátil en España en circunstancias similares, con todas las cosas del curro y las fotos de la erasmus, así que imagínate el cabreo (salí en el periódico y todo).

Un abrazo.

 
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