Vivencias polimórficas de un treintañero perplejo.

domingo, 18 de abril de 2010

Tengo la Negra/Or-buar!

(He aquí el último fragmento legible –que no coherente- rescatado de los diarios del barco)


-“Navegar en una Penichette es un placer constante.”
(Eslogan de una postal turística)




…es justo y necesario no cerrar en falso esta minitrilogía fluvial y semanasantera. En mis oídos resuenan las mansas aguas de la exclusa de Negra, cuadragésimo quinta y última de nuestro recorrido náutico-meridional-francés. Mucha agua ha corrido bajo el puente (por copiar el dicho inglés) desde que hace una semana zarpásemos del puerto de Argens-Minervois. Muchas cosas han cambiado pero, en palabras de Litto Nebbia, también os digo que “si algo ha cambiado, eso es nosotros.”

No recuerdo ahora qué griego dijo (estoy en un jodido barco: no tengo Wikipedia) que era imposible bañarse dos veces en el mismo río, porque todo fluye. Pues en verdad os digo que ese sabio había navegado en barco alquilado por el Canal du Midi. Esto del Canal du Midi y toda la red de canales fluviales que recorren Francia es completamente fascinante, pero como no me quiero ir de enciclopedista solo os diré que si os interesa el tema metáis en Google “Riquet” (así me voy de misterioso y es mucho más divertido.)


Mucho ha cambiado, lo que más los tripulantes. No puedo hablar por los demás pero los percibo distintos. Más sabios, más reflexivos, más bronceados, más… “hermosos”. El sol y el viento han castigado nuestras pieles ayer dulces y hoy curtidas. Los callos se acumulan en mis urbanas manos: el efecto de sujetar y anudar cabos. He aprendido a distinguir un tinto de la D.O. de Les Corbières de otro de Minervois. He aprendido a manejar un váter “de tipo marino” (just don’t ask.) Mentiría si dijera que me he tenido que acostumbrar a dormir en una litera de arriba porque eso es algo que me gusta hace años.

He aprendido un montón sobre mí mismo y las personas que me han rodeado durante esta semana de convivencia. He aprendido a conducir un barco. Y he decidido que el año que viene me apunto a francés seguro (si no vivo en Cosica, claro.) He conocido el mágico –y ridículo- mundo de las revistas femeninas tipo Elle: habrá post al respecto, lo prometo.


En mis oídos resuenan los relajantes acordes de piano de una de esas canciones de Cole Porter que cantaba Ella Fitzgerald, complemento ideal a un atardecer meridional de vacaciones. De hecho, me subo a la cubierta con vuestro permiso para seguir leyendo un poco antes de que anochezca. Lejos quedan los momentos de tensión, risa y pavo patrocinados por la música andaluza que os contaba ayer, o por la música gay (otra constante del viaje) de Miguel Bosé, Alejandro Sanz y Freddie Mercury. O por las aristas canallas del Sabina, Extremoduro y Def Con Dos.

Buenas noches, dulces príncipes, voy a tomarme otro sobre de Almax y a leer, como ya he dicho. Con un poco de suerte tal vez pille alguna palabra de ese melodioso y cargante francés que nos lleva acompañando una semana, con su soniquete entre amable e hipócrita. Ya sabéis: “Au revoir!”...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

PUFF!!!!
MENUDO VIAJE TE HAS DEBIDO TIRAR.HACE YA ALGUNO AÑOS YO HICE UNO PARECIDO CON MIS COLEGAS DE AQUEL ENTONCES...ERA GENIAL ESO DE COMER PISTACHOS Y PODER TIRAR LAS CASCARITAS POR LA BORDA...

Anónimo dijo...

deseandito estoy de leer el post dedicado a las revistas femeninas, jajajaj. lo bien que me lo voy a pasar, que me hace falta!!!

tú escuchando a Bosé??!!!jajaja, si al final claudicas, ya verás....lo de Bimba poco a poco, no? ;)

Almax???ainsss tanto alcohol, jajaja.
cómo te lo has pasado!!!mjesús

 
click here to download hit counter code
free hit counter