-“Voilà, la conversation dans le parc!”
(Flight of the Conchords)
Últimamente me ha dado otra vez por escuchar rap. Escucho a todos esos artistas a los que tanto admiráis, ya sabéis: El Chojin, Sho-Hai (de Violadores), Tote King, Yako Muñoz… Son monólogos interminables, a veces he visto raperos en directo y he pensado “Cómo se lo aprenderán de memoria?” También pienso mucho y leo mucho, que no tiene nada que ver (aunque hay gente que se cree que las dos cosas son lo mismo). Pero echo en falta la tertulia, ese noble arte de la conversación.
La conversación, eh? Lo mejor desde Francis Ford Coppola. Chistes aparte, digo que es un arte “caro” en el doble sentido de “querido” y de “costoso”. Porque la buena conversación a varias bandas –que no os digan lo contrario- es muy difícil de obtener. Cuesta mucho esfuerzo (y a veces dinero) sacar un rato para charlar alegremente, es a costa de acostarse más tarde o de dejar cosas para mañana (“procrastinar”, como me dijo un profe de latín). En otras palabras, tener tiempo para ponerse a charlar es un lujo.
Tengo amigos a los que no veo con la frecuencia que quisiera, nuestros horarios y estilos de vida hacen que quedar sea como una hazaña, pero últimamente he tenido varias experiencias buenas de charla con gente (no necesariamente amigos del alma) en el marco de un concierto, en el piso de alguien, a la salida del trabajo, en una firma de libros… Si salgo de trabajar a las 6 de la tarde y me quedo tres horas de cháchara en un bar con compañeros (y bebiendo Coca-Cola!) será que me compensa, que me aporta algo muy bueno.
Y es que cada día valoro más la conversación con gente inteligente, gente despierta, curiosa, que no cae en las obviedades, que no es vocera de ninguna agenda política or otherwise. Especialmente eso: qué alegría más alta hablar con gente que no lleva en la mano un megáfono! En las últimas semanas, varios de mis contertulios me han dicho “Qué pasa, macho, que hablas poco? Estás ensimismado?” Y no era verdad, es solo que estaba escuchando, cada vez me gusta más escuchar, y eso que los que me conocéis bien sabéis que charlo por los codos.
Pero es un placer aprender de gente con criterio, que sabe argumentar, que maneja la dialéctica, gente con ideas y cosas que decir. No es una pedantería. Aunque ahora ha salido un estudio sueco diciendo que la gente culta es más feliz (G.R.A.C.I.A.S.), para disfrutar una tertulia alrededor de cervezas y un platillo de avellanas no es necesario hablar de cosas elevadas. De hecho, como dice un amigo y lector a quien por si acaso no identificaré, cuando los intelectuales se juntan siempre terminan hablando de culos.
Podéis creerme o no, pero ya aspiro a poco más. Se supone que tengo “la vida solucionada” (cuando la vida solucionada solo la tiene un muerto), y mis aspiraciones cada vez se reducen más al plano inmaterial. Gente charlando, riendo, discutiendo, intercambiando ideas y experiencias, quién sabe si emociones. Harvest me cuenta que este domingo volvía de juerga a altas horas de la mañana y vio en una afamada avenida peatonal de Miciudad a cuatro jóvenes partiéndose el rabo: estaban contando chistes y pergeñando otra próxima quedada. Os juro que me encantaría ser uno de ellos.
5 comentarios:
Porerror, gran post. Pocas cosas son tan agradable como una buena charla. La cuestión es que para que haya conversación, debate e intercambio , hay que escuchar, y éso últimamente parece harto complicado. Un antiguo colega nos decía que le encantaba escucharnos mientras se tomaba su cerveza. Él se lo tomaba como un acto de máxima confianza. Poder estar en una conversación sin tener que hablar, sin verte en la necesidad de hacer cualquier comentario chorra, tan solo escuchar...
Completamente en consonancia contigo. Desde que vivo fuera de nuestraciudad echo de menos la charla con algunos amigos y me gustaría tener más variedad de contertulios aquí. Quedar para hablar ... pocas cosas hay mejores que hacer que esa ;)
Amigo Porerror...hacía tiempo ya (demasiado) que no me pasaba por tu blog :(
Gran tema que has tocado aquí. Una buena conversación...ese oscuro objeto de deseo...creo que no puede haber nada más seductor.
Encantada de haber retomado el contacto con tus Estatuas Verdes (seguro que ellas también han tenido alguna que otra interesante conversación a lo largo de estos años!).
Un beso
Silvia
Yes, sir¡ Migue.
Washington Phillips collection: posterior al viaje a Argelia, la obra fue iniciada durante un alto en el restaurante Fournaise. No concuerdan las opiniones de los estudiosos acerca de los personajes retratados: la mujer de la izquierda sería Aline Charigot; la otra, de frente, la modelo Angèle; entre sus amigos están: LhoteLestringez, Caillebote y otros. En esta conversación "piece popular" se suma una luz de "plein air" al sabor de una trasoñada intimidad humana.
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