En estos tiempos en que muchos de mis amigos de Facebook o de esos que veo en el mundo real (o su conjunto intersección) comentan la necesidad de ser más felices, que la vida es pupi o puede serlo y que hay que sobreponerse, llega una peli con un efecto analgésico/estimulante que ríase usted del Bálsamo de Fierabrás. Un peliculón, digámoslo ya, de esos que encantan y que además gusta que gusten. Es una peli de buen rollo, dejad de gritarme, y sin embargo nada tiene de ñoña ni de complaciente. También hay sitio en este mundo para cosas agradables, copón!
Pero los tiempos cambian, el mensaje de Qué bello es vivir (1946) ya no colaría por venir envuelto en un papel celofán muy dulce. Añadamos unas gotas de cinismo postmoderno, de sospecha, de estar-de-vuelta-de-todo, de no saber si casarse y tener hijos es lo correcto o deseable, y tendremos la ideología del buen rollo actual. Pero el mensaje de la peli que hoy os traigo es que la gente sigue teniendo básicamente las mismas aspiraciones de siempre: ser felices, esa es la principal ilusión. Sé que decirlo puede sonar banal en estos tiempos de crisis económicas y Navy SEALs pero es verdad. Y si no, si usted lo que busca es la infelicidad y el mal rollo, usted es gilipollas (desde el respeto).
La película que consigue levantarnos el ánimo es Happythankyoumoreplease (2011), escrita, dirigida y protagonizada por Josh Radnor, eterno veinteañero de 36 años, mundialmente conocido por interpretar el papel de Ted Mosby en la seminal serie Cómo conocí a vuestra madre (2005- ). La buena noticia –y, perdonad el esnobismo, pero esto es relevante- es que ni el personaje de Sam Wexler, ni el tono de Happythankyoumoreplease tienen nada que ver con la afamada serie ni remiten a esta en ningún momento pese a girar la peli en torno a un grupo de amigos neoyorquinos que viven su vida hechos un lío a ritmo de música indie. Lo que encuentro superior de esta peli sobre otras lumbreras indie como Juno (2007) o 500 días juntos (2009) es la falta de pretensión.
Sí, todas las canciones que suenan son asquerosamente modernas y cool, hay referencias semiintelectualoides a Leonard Cohen, Dickens, Flannery O’Connor y Woody Allen pero eso es lo de menos. Los personajes parecen bastante creíbles, ellos viven sus vidas con sus problemas y es agradable asomarse un ratito y cotillear lo que les pasa a esta peña de amigos tan interesantes. Viendo Happythankyoumoreplease me acordaba de esa frase de Lennon “la vida es lo que le pasa a uno mientras está ocupado haciendo otros planes”, pero también de la de Elizabeth Gaskell: “volvamos a la bondad de las cosas sencillas”. Atentos a la falacia, sé que ninguno de vosotros vivís en Nueva York, ni sois escritores ni pintores ni escucháis a Leonard Cohen (quién hará esas cosas?) pero también sé que todos los de mi generación, entre los 25 y los 45, podréis sentiros identificados con esta peli, porque sus arquetipos son universales, lo mismo podía estar ambientada en un barrio español con todo el mundo bebiendo Cruzcampo.
Salvo que si fuera así saldrían muchos culos y tetas, se hablaría de la Guerra Civil y habría una burla a la Iglesia. En Happythankyoumoreplease la burla es a la gente infeliz, a la gente cobarde que no es capaz de dar sin esperar nada a cambio o que busca hacer daño sin reparar en los sentimientos de los otros. Suena ñoño? Ved la peli y ya me contaréis. La historia es simple: un escritor fracasado se encuentra en el metro a un niño huérfano y –a su pesar- decide ayudarlo. Luego están una amiga con una rara enfermedad que tiende a liarse con gilipollas sin apreciar dónde está el cariño verdadero y otra pareja de jóvenes en crisis por temas de trabajo y predictor (ya me entendéis). También pulula por ahí una camarera/cantante de la que se prenda el escritor y ya tenemos la historia montada.
No sabría si destacar más el guión, la sutil sucesión de escenas que va tejiendo una historia moderna pero agradable o los diálogos, verdadero hallazgo el Josh Radnor escritor, por su lucidez, su brillantez cómica y su meritorio romanticismo urbano y descreído. La interpretación de los actores tampoco es moco de pavo, el propio Radnor se sale del pellejo, también la camaleónica Malin Akerman (Matrimonio compulsivo, Watchmen) y la talentosa Kate Mara, que canta y da una fresca réplica al protagonista. Los demás secundarios también muy bien, incluido el niño, y mención aparte merece la banda sonora. Como dato os diré que de tantas y tantas canciones chulas, poperas, indies, melodiosas, de letra cáustica, solo conocí una (como dato de lo fuera de onda que estoy, vamos).
No sé si incluir la frase corred corriendo a verla o ya se infiere del tono de esta crítica, solo os digo que Estatuas Verdes, “donde la hipérbole tiene su casa” vuelve a sacar de paseo sus mejores ditirambos. Peli del año, etc.
Pero los tiempos cambian, el mensaje de Qué bello es vivir (1946) ya no colaría por venir envuelto en un papel celofán muy dulce. Añadamos unas gotas de cinismo postmoderno, de sospecha, de estar-de-vuelta-de-todo, de no saber si casarse y tener hijos es lo correcto o deseable, y tendremos la ideología del buen rollo actual. Pero el mensaje de la peli que hoy os traigo es que la gente sigue teniendo básicamente las mismas aspiraciones de siempre: ser felices, esa es la principal ilusión. Sé que decirlo puede sonar banal en estos tiempos de crisis económicas y Navy SEALs pero es verdad. Y si no, si usted lo que busca es la infelicidad y el mal rollo, usted es gilipollas (desde el respeto).
La película que consigue levantarnos el ánimo es Happythankyoumoreplease (2011), escrita, dirigida y protagonizada por Josh Radnor, eterno veinteañero de 36 años, mundialmente conocido por interpretar el papel de Ted Mosby en la seminal serie Cómo conocí a vuestra madre (2005- ). La buena noticia –y, perdonad el esnobismo, pero esto es relevante- es que ni el personaje de Sam Wexler, ni el tono de Happythankyoumoreplease tienen nada que ver con la afamada serie ni remiten a esta en ningún momento pese a girar la peli en torno a un grupo de amigos neoyorquinos que viven su vida hechos un lío a ritmo de música indie. Lo que encuentro superior de esta peli sobre otras lumbreras indie como Juno (2007) o 500 días juntos (2009) es la falta de pretensión.
Sí, todas las canciones que suenan son asquerosamente modernas y cool, hay referencias semiintelectualoides a Leonard Cohen, Dickens, Flannery O’Connor y Woody Allen pero eso es lo de menos. Los personajes parecen bastante creíbles, ellos viven sus vidas con sus problemas y es agradable asomarse un ratito y cotillear lo que les pasa a esta peña de amigos tan interesantes. Viendo Happythankyoumoreplease me acordaba de esa frase de Lennon “la vida es lo que le pasa a uno mientras está ocupado haciendo otros planes”, pero también de la de Elizabeth Gaskell: “volvamos a la bondad de las cosas sencillas”. Atentos a la falacia, sé que ninguno de vosotros vivís en Nueva York, ni sois escritores ni pintores ni escucháis a Leonard Cohen (quién hará esas cosas?) pero también sé que todos los de mi generación, entre los 25 y los 45, podréis sentiros identificados con esta peli, porque sus arquetipos son universales, lo mismo podía estar ambientada en un barrio español con todo el mundo bebiendo Cruzcampo.
Salvo que si fuera así saldrían muchos culos y tetas, se hablaría de la Guerra Civil y habría una burla a la Iglesia. En Happythankyoumoreplease la burla es a la gente infeliz, a la gente cobarde que no es capaz de dar sin esperar nada a cambio o que busca hacer daño sin reparar en los sentimientos de los otros. Suena ñoño? Ved la peli y ya me contaréis. La historia es simple: un escritor fracasado se encuentra en el metro a un niño huérfano y –a su pesar- decide ayudarlo. Luego están una amiga con una rara enfermedad que tiende a liarse con gilipollas sin apreciar dónde está el cariño verdadero y otra pareja de jóvenes en crisis por temas de trabajo y predictor (ya me entendéis). También pulula por ahí una camarera/cantante de la que se prenda el escritor y ya tenemos la historia montada.
No sabría si destacar más el guión, la sutil sucesión de escenas que va tejiendo una historia moderna pero agradable o los diálogos, verdadero hallazgo el Josh Radnor escritor, por su lucidez, su brillantez cómica y su meritorio romanticismo urbano y descreído. La interpretación de los actores tampoco es moco de pavo, el propio Radnor se sale del pellejo, también la camaleónica Malin Akerman (Matrimonio compulsivo, Watchmen) y la talentosa Kate Mara, que canta y da una fresca réplica al protagonista. Los demás secundarios también muy bien, incluido el niño, y mención aparte merece la banda sonora. Como dato os diré que de tantas y tantas canciones chulas, poperas, indies, melodiosas, de letra cáustica, solo conocí una (como dato de lo fuera de onda que estoy, vamos).
No sé si incluir la frase corred corriendo a verla o ya se infiere del tono de esta crítica, solo os digo que Estatuas Verdes, “donde la hipérbole tiene su casa” vuelve a sacar de paseo sus mejores ditirambos. Peli del año, etc.
5 comentarios:
Porerror lo malo es que a algunos nos ha costado llegar a la conclusión de que lo que mola es ser feliz. O, mejor dicho, qué hay que hacer para ser feliz.
Parece facil pero no lo es, no?
ovuluthe
Semiintelectualoide, ¿eh? Migue.
Coincido plenamente con Por error, es una pelicula muy fresca, que muestra buenos sentimientos sin caer en la ñoñería yankee. El escritor fracasado está muy logrado porque ni él mismo se toma en serio (ojalá todos fueramos así). El Nueva York que muestra es absolutamente personal. Malin Ackerman hace un papel enorme y creo que todos hemos soñado con la novieta del escritor (Kate Mara) en algun momento de nuestra juventud.Yo por lo menos la vi en sueños hace unos años.
Creo que todas los de nuestra generación deberían ir a ver esta peli. No por lo que vayan a aprender o porque sea una peli de calidad, sino porque disfrutarían mucho.Intenté convencer a mis colegas la otra noche de que fueran a verla:sí, la ponen en elAvenida, pero está chula, no la anuncian en la tele pero es guapa, realmente no hay tiros ni asesinatos pero echas hora madia disfrutando. Nada, al final fueron a ver Caperucita Roja, eso sí, tras tildarme de elitista, indi y alternativo. De verdad que me dio pena no poder compartir esa peli con mis amigos, y, sobre todo, que llos se la perdieran.
Un simple mojaquero.
Me alegra enormemente que te gustara el disco. De todo lo demás me abstengo, que no tengo el diccionario a mano y seguro que digo algo inapropiado. Bss.
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