Vivencias polimórficas de un treintañero perplejo.

viernes, 30 de mayo de 2008

Lapido: me lo pido


¿Creéis en la telepatía? Yo tampoco, claro, y sin embargo hoy me ha ocurrido una cosa rayana en lo telepático. Resulta que estaba pensando en mi amigo Olivares, un histórico desde la infancia, preguntándome cómo estaría tras meses sin saber de él. Esta tarde, una vez decidido el tema del post de hoy iba en el coche pensando si sería buena idea nombrar a mi amigo en Estatuas Verdes. En estas llego a mi casa y me encuentro con que el hombre me había llamado dos veces. “Illo, ¿te puedo nombrar en mi blog a propósito de Lapido? Es para hablar de la canción “La vida qué mala es”, tú sabes”.

“¡Coño, claro que sí! Ayer mismo la estuve escuchando…”. Y es que mi colega tenía en la E.G.B. una cinta de varios de sus hermanos en la que venían dos temas que nunca nos cansábamos de escuchar, “Cream” de Prince y el mencionado de 091, grupo que lideró el granadino José Ignacio Lapido. Este Lapido (el nombre va pidiendo continuos juegos de palabras, ¿no os parece?) viene a ser el Neil Young español, algo que se me ha ocurrido hoy mientras revisitaba varios de sus temas para inspirarme para el post. La semejanza viene de que el tipo se mueve en una tradición pop rock de coherencia insobornable (es decir, no se ha vendido). Desgraciadamente, al no haberse vendido, el buen hombre tampoco ha vendido un disco en su puta vida.

El parecido con Neil Young continúa en el plano estilístico: Lapido hace canciones basadas levemente en el rock americano, nunca llega al country ni cae en el mero pop, aunque se pueda pensar al escucharlo (sobre todo sus discos en solitario) que pertenece a la legión del indie pop patrio. Pero incluso si su música de ahora y la del histórico grupo 091 han sido catalogadas como power pop, está claro que Lapido es más un cantautor rockero, a la usanza de Young, Tom Petty o -¿por qué no decirlo?- Quique González y Enrique Urquijo.

Mi romance con la música de Lapido es de última hora, no me voy a poner aquí medallas. Ahora escucho 091 como el que más, pero admito que en su época me parecían unos ruidosos (hasta los Rolling Stones me daban miedo). Su Ladridos del perro mágico (1999) me cogió en una etapa en la que yo no prestaba atención a la música en español, lo escuché en su día y la verdad es que me pareció una horterada (¿en qué estaría yo pensando?). Ha tenido que venir un compañero de trabajo a metérmelo por los ojos y por los oídos (¡ah, la música en el coche!) para que yo me diera cuenta de la calidad de este artista.

Ladridos del perro mágico me parece hoy una obra de arte, con sus medios tiempos de delicioso pop rock. La intro de guitarra del tema “Hablando en sueños” creo que está fabricada directamente en 1966. “Cuando las palabras vuelvan del exilio” nos trae su mejor lírica rockera, y así sucesivamente. En otro tiempo, en otro lugar (2005) es otra cumbre del pop rock español, que además le granjeó la credibilidad indie de la que goza en la actualidad (¿no se coló “La antesala del dolor” en el disco de Lo mejor del 2005 de la snob revista Rockdelux?).


Hace muy poquito que Lapido ha editado un nuevo disco, titulado Cartografía (2008). Una sola escucha me ha bastado para calificarlo como algo fuera de serie. Sus letras han seguido creciendo, inteligentes como pocas en España (como muy pocas) sin caer en el culturetismo. Preciosas melodías y como siempre preponderancia de las guitarras, sean acústicas, eléctricas con o sin distorsión. El tipo tampoco le hace ascos a un buen piano u órgano eléctrico… sobre todos cuando sus medios tiempos rockeros devienen en baladas.

Mi gurú lapidiano, que no se caracteriza por comprarse muchos discos, me comentaba: “Este de Lapido me lo voy a pillar original. No me pesa gastarme el dinero porque sé que es un producto de calidad, independiente, y al tipo este no le voy a piratear el disco”. Dicho y hecho, se fue a la web oficial de Lapido y encargó dos copias, una para él y otra para mí. Qué compra más buena. ¿Mejor disco del año español? Todavía habrá que esperar. De momento, lo que sí es seguro es que mientras Juanes canta eso de “A Dios le pido”, yo seguiré exclamando “Hola, Lapido” y tarareando sus temazos.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Porerror, aunque no tenga que ver con to post de hoy, te comento que ayer leí en el periódico que en unos exámenes de literatura de Oxford habían puesto, para que los alumnos los compararan literariamente, un texto de Raleigh y uno de Amy Wynehouse. Migue.

Anónimo dijo...

Winehouse. Migue.

Porerror dijo...

Gracias, Migue, ya estaba sobre la pista de la noticia. Permanece atento a EstatuasVerdes. ;)

Anónimo dijo...

Porerror, prefiero no dar mi identidad, pero puedo decirte que Lapido y yo nos solemos intercambiar emails de madrugada, y que le le recomendaré este post. Seguro que le mola .Ah! también el del "Chikilicuatre".
Saludos

Anónimo dijo...

Cómo está la educación!

...después de la aparición de la Winehouse en el Rock in Rio de Lisboa, lo de poner un texto suyo en Literatura es de lo más apropiado!

Sé que los artistas tienen estas cosas, y que parece que por que sean buenos (porque la tía lo es), hay que perdonarles y permitirles todo pero Amy, vale que nos avisaras con tu "I´m no good" y el que avisa no es traidor pero, mujer, un poco de respeto!!!

Que en Oxford vuelvan a Dickens, Shakespeare y Orwell...
Dejaré por esta vez que me llaméis retrógrada....pero tengo demasiado buen concepto de la literatura entendida como tal como para mezclar unas cosas con otras.

Silvia

 
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