Amigos: un post corto para contaros que vengo de ver la peor película en lo que llevamos de siglo. ¿Su título? El curioso caso de Benjamin Button (2008) –a partir de ahora la llamaremos Benjamín Buton, para entendernos. El buen Fran G. Matute ya nos advirtió en su soberbia crítica de lo requetemalísima que era esta peli. Pero también decía en su post que Tom Hanks era pupi o algo así, y yo desconfié del muchacho. Nunca lo hiciera. No pretendo hacer una crítica cinematográfica de Benjamín Buton, pero siento que debo escribir sobre la peli porque EL MUNDO DEBE CONOCER.
Decía el gran Carlos Pumares en su programa hace quince años que hoy en día es casi imposible que una peli sea mala. Por definición, si una peli está bien financiada y realizada por profesionales, no estará mal fotografiada, maquillada, iluminada, vestuariada, musicada y –normalmente- actuada. El guión puede ser malo, en el sentido de aburrido, absurdo o inconsistente y la dirección incapaz, porque no logre transmitir lo que se pretende o porque el efecto sea un rollazo o un despropósito. Benjamín Buton es todo esto y mucho más, y ahora entiendo que su comparación con Forrest Gump (1994) no era ociosa. A la sarta de disparates que Fran G. nombró en su paralelismo yo quiero añadir dos: 1) niños con problemas motores y 2) tontos de por vida.
Veo Benjamín Buton y tengo la desagradable impresión de estar siendo la víctima de una broma pesada. A medida que pasa el tiempo mi irritación crece. La película dura poco más de dos horas y media y es triste constatarlo, pero le sobran aproximadamente 150 minutos de metraje. Lo que dura el trailer, exactamente, es lo que da de sí la historia, dizque basaba (levemente) en uno de esos cuentos que F. Scott Fitzgerald se ganaba la vida escribiendo, entre sorbito y sorbito de coca-cola. La peli empieza como un ensueño de época, continúa como una fábula en plan Big Fish (2004) y en algunos momentos nos parece estar viendo Titanic (1997), debido a unos absurdos y constantes saltos narrativos en el tiempo que no aportan nada a la narración, como no sea ralentizarla.
El personaje de Brad Pitt es una mezcla de los de Forrest Gump y Joe Black, con el irritante INRI de que el uno era tontico y el otro el Diablo poseyendo a un humano, pero este no tiene excusa. Benjamín Buton, alias “el niño ciruela pasa”, parece en plena posesión de sus facultades mentales, pero resulta que es mongolo durante toda su vida. Copón!!! ¿Ni tirarte a Cate Blanchett te espabila, nene? ¿Ni ver a los Beatles por la tele?
Una idea que a priori podía estar bien (un hombre que nace viejo y va rejuvenenciendo con el paso del tiempo) se convierte -una vez se gastan en ella más de 160 millones de $- en un rosario de disparates, situaciones fatuas y alegatos falsamente poéticos. Empezamos con Benjamín Buton, continuamos con Cocoon (1985) y para cuando la peli lleva una hora y media en marcha ya no sabemos si estamos viendo Benjamín Buton, Cayo Largo (1948), El graduado (1967) o Matar a un colibrí. Total, que al final la sensación que le queda a uno es que ha visto cómo alguien echaba por la taza de un váter 125 millones de euros y tiraba de la cadena.
No voy a negar que ha habido cosas de la peli que me han agradado: el personaje del pigmeo, la fugaz parte en que Brad Pitt y Cate Blanchett coinciden en edad y son felices… pero esto apenas cubre el 10% de la obra. Y para remate de los tomates todo el pastel se desarrolla en Nueva Orleans, durante el Katrina (just how convenient!). Si querían hacer una peli sobre Nueva Orleans… ¿por qué no rodaron La conjura de los necios? La parte de los necios sí que la han clavado…
Decía el gran Carlos Pumares en su programa hace quince años que hoy en día es casi imposible que una peli sea mala. Por definición, si una peli está bien financiada y realizada por profesionales, no estará mal fotografiada, maquillada, iluminada, vestuariada, musicada y –normalmente- actuada. El guión puede ser malo, en el sentido de aburrido, absurdo o inconsistente y la dirección incapaz, porque no logre transmitir lo que se pretende o porque el efecto sea un rollazo o un despropósito. Benjamín Buton es todo esto y mucho más, y ahora entiendo que su comparación con Forrest Gump (1994) no era ociosa. A la sarta de disparates que Fran G. nombró en su paralelismo yo quiero añadir dos: 1) niños con problemas motores y 2) tontos de por vida.
Veo Benjamín Buton y tengo la desagradable impresión de estar siendo la víctima de una broma pesada. A medida que pasa el tiempo mi irritación crece. La película dura poco más de dos horas y media y es triste constatarlo, pero le sobran aproximadamente 150 minutos de metraje. Lo que dura el trailer, exactamente, es lo que da de sí la historia, dizque basaba (levemente) en uno de esos cuentos que F. Scott Fitzgerald se ganaba la vida escribiendo, entre sorbito y sorbito de coca-cola. La peli empieza como un ensueño de época, continúa como una fábula en plan Big Fish (2004) y en algunos momentos nos parece estar viendo Titanic (1997), debido a unos absurdos y constantes saltos narrativos en el tiempo que no aportan nada a la narración, como no sea ralentizarla.
El personaje de Brad Pitt es una mezcla de los de Forrest Gump y Joe Black, con el irritante INRI de que el uno era tontico y el otro el Diablo poseyendo a un humano, pero este no tiene excusa. Benjamín Buton, alias “el niño ciruela pasa”, parece en plena posesión de sus facultades mentales, pero resulta que es mongolo durante toda su vida. Copón!!! ¿Ni tirarte a Cate Blanchett te espabila, nene? ¿Ni ver a los Beatles por la tele?
Una idea que a priori podía estar bien (un hombre que nace viejo y va rejuvenenciendo con el paso del tiempo) se convierte -una vez se gastan en ella más de 160 millones de $- en un rosario de disparates, situaciones fatuas y alegatos falsamente poéticos. Empezamos con Benjamín Buton, continuamos con Cocoon (1985) y para cuando la peli lleva una hora y media en marcha ya no sabemos si estamos viendo Benjamín Buton, Cayo Largo (1948), El graduado (1967) o Matar a un colibrí. Total, que al final la sensación que le queda a uno es que ha visto cómo alguien echaba por la taza de un váter 125 millones de euros y tiraba de la cadena.
No voy a negar que ha habido cosas de la peli que me han agradado: el personaje del pigmeo, la fugaz parte en que Brad Pitt y Cate Blanchett coinciden en edad y son felices… pero esto apenas cubre el 10% de la obra. Y para remate de los tomates todo el pastel se desarrolla en Nueva Orleans, durante el Katrina (just how convenient!). Si querían hacer una peli sobre Nueva Orleans… ¿por qué no rodaron La conjura de los necios? La parte de los necios sí que la han clavado…
5 comentarios:
"Y se rieron de mí en las Naciones Unidas..."
Uff pues yo hoy fui al cine a verla pero no conseguí entradas, aún así iré la semana que viene.
Yo hablé con un amigo cinéfilo sobre la pelicula, y lo cierto es que a él le pareció buena.
Pero ya se sabe, sobre gustos.....
Un abrazo.
Inmi
YO NO VI CRONICAS MARCIANAS CON GALINDO PARA ESTO...
Pues a mí me gustó...., me pareció una historia original.
María
A mi también me gustó, es más, salí del cine con la sensación de haber pasado una buena tarde, la mar de agustito. Y Cate Blanchett está estupenda (es estupenda).
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