“Si tú respetas, yo respeto. Si tú no respetas, po yo no respeto”. Hasta en eso se equivoca el cómico rapero sevillano el Tito MC. (Otras cosas en las que yerra son, por ejemplo, el hecho de que Los Remedios no es un barrio gangsta o que “el clásico Frank Sinatra” no era negro). Pero eso del Respeto, esa palabra talismán de canis, alumnos de instituto y raperos de poca monta, está de capa caída en lo que a programación televisiva se refiere.
Si Otis Redding o Kiko Veneno levantaran la cabeza! (Otros que en su día le cantaron al Respeto). Pero hoy quisiera hablar precisamente no del respeto sino de the lack of thereof. La falta de respeto rampante a la que las cadenas televisivas nos someten a su sufrido público sin que verdaderamente podamos hacer nada, bien pensado. El botón de muestra que os traigo hoy concierne al reciente estreno en Antena 3 de la serie comédico-aculebronada Somos cómplices (2009), adaptación de la exitosa chilena Cómplices (2006).
La serie (por si no la habéis visto) fue estrenada el pasado martes 15 de septiembre a eso de las 4 de la tarde, viniendo a sustituir al programa de Mariñas y la Patiño, cancelado por su baja audiencia. Pero Somos cómplices no ha sido algo improvisado, desde julio venimos teniendo noticias de la serie, el estreno se anunció a bombo y platillo (en ese modo blitz, saturante, con que nos castigan las televisiones), adobado con el morbosote cameo del septuagenario Larry Hagman: sí, amigos, el que hacía de J.R.
La historia de Somos cómplices es (como se suele decir por aquí) simple: unas timadoras de poca monta se enteran de casualidad de una antigua tragedia familiar, y deciden montar un timo por todo lo alto en plan El golpe (1972), a base de hacer creer a un multimillonario yanqui nacido en España que ellas son su familia biológica. La idea, es que, acongojada por la culpa, la familia yanqui que acogió al bebé vierta una lluvia de millones sobre la supuesta familia de verdad, en compensación.
La trama se complica con el hecho de que el yanqui se presenta en España para conocer a su “familia” antes de tiempo, y lo que era un plan elaborado con actores contratados, etc, se convierte en un frenético slapstick de improvisación, equívocos y falsas identidades (ponen de hermano a un pizzero que pasaba por allí, y en esa onda). A que mola, ¿eh? Pues si os interesa verla, os digo ya que no podéis. Os digo que ya no podéis. La serie se estrenó el pasado martes 15 de septiembre y se canceló el jueves 17, después de solo dos capítulos. Al parecer la audiencia (en torno al 5%) fue la peor de un estreno en toda la historia de Antena 3.
Yo la verdad es que vi los dos episodios emitidos y quedé completamente enganchado. La serie me pareció graciosa, inteligente, culebroncilla pero llevadera, y el trabajo de los actores de lo más meritorio. Además, se rescataba a figuras de segunda fila de la ficción nacional que me gustan mucho, como Cristina Peña y Bruno Squarcia. Sin embargo, está claro que Somos cómplices no contó con el favor del público, pero coño, ni siquiera ha tenido una oportunidad. Según la web La Caja Tonta, “lo cierto es que estaba todo muy mal aprovechado, las interpretaciones no eran nada creíbles y su humor tenía de todo menos gracia”. Yo opino absolutamente lo contrario, pero ya nunca sabré el final de la serie.
La semana anterior, Cuatro estrenaba otra novedad-plato fuerte: Los exitosos Pells, que, irónicamente ha sido un fracaso absoluto, con lo que el chiste queda asegurado. Cancelada tras una semana, creo, el dineral invertido se ha ido al garete por los crueles designios de la caprichosa audiencia. ¿Quién decide estas cosas? Nos encontramos en una era del “aquí” y “ahora” absolutamente implacable, que a mí me resulta descorazonador. No ha mucho comentaba con amigos la desvergüenza de cambiar de día y hora ciertas series, o de emitirlas a base de chorrocientos capítulos seguidos para quitárselas de encima: ha pasado con 24, Eli Stone, Los 4400 o Vientos de agua. ¿Cómo quieren que las series tengan éxito y fidelicen un público, si los espectadores que quieren verlas han de hacer de detectives?
Al final, me quedo sin ver Somos cómplices, cancelada tras dos días sin previo aviso: he aquí la mayor falta de respeto que se le puede tener a los telespectadores, que vemos su jodida cadena, que nos comemos sus largas pausas publicitarias… y que además, estamos esclavos de sus decisiones. Yo no voy a dejar de ver Antena 3 como castigo: si aplicara esta política de veto, en una semana dejaba la tele y me ponía a hacer ganchillo. Seguiré viendo esta cadena, igual que el resto, eso sí –con más penita. Y desde luego, yo respeto sus decisiones (no me quedan más huevos), pero ellos a nosotros no nos respetan ni medio pimiento.
Si Otis Redding o Kiko Veneno levantaran la cabeza! (Otros que en su día le cantaron al Respeto). Pero hoy quisiera hablar precisamente no del respeto sino de the lack of thereof. La falta de respeto rampante a la que las cadenas televisivas nos someten a su sufrido público sin que verdaderamente podamos hacer nada, bien pensado. El botón de muestra que os traigo hoy concierne al reciente estreno en Antena 3 de la serie comédico-aculebronada Somos cómplices (2009), adaptación de la exitosa chilena Cómplices (2006).
La serie (por si no la habéis visto) fue estrenada el pasado martes 15 de septiembre a eso de las 4 de la tarde, viniendo a sustituir al programa de Mariñas y la Patiño, cancelado por su baja audiencia. Pero Somos cómplices no ha sido algo improvisado, desde julio venimos teniendo noticias de la serie, el estreno se anunció a bombo y platillo (en ese modo blitz, saturante, con que nos castigan las televisiones), adobado con el morbosote cameo del septuagenario Larry Hagman: sí, amigos, el que hacía de J.R.
La historia de Somos cómplices es (como se suele decir por aquí) simple: unas timadoras de poca monta se enteran de casualidad de una antigua tragedia familiar, y deciden montar un timo por todo lo alto en plan El golpe (1972), a base de hacer creer a un multimillonario yanqui nacido en España que ellas son su familia biológica. La idea, es que, acongojada por la culpa, la familia yanqui que acogió al bebé vierta una lluvia de millones sobre la supuesta familia de verdad, en compensación.
La trama se complica con el hecho de que el yanqui se presenta en España para conocer a su “familia” antes de tiempo, y lo que era un plan elaborado con actores contratados, etc, se convierte en un frenético slapstick de improvisación, equívocos y falsas identidades (ponen de hermano a un pizzero que pasaba por allí, y en esa onda). A que mola, ¿eh? Pues si os interesa verla, os digo ya que no podéis. Os digo que ya no podéis. La serie se estrenó el pasado martes 15 de septiembre y se canceló el jueves 17, después de solo dos capítulos. Al parecer la audiencia (en torno al 5%) fue la peor de un estreno en toda la historia de Antena 3.
Yo la verdad es que vi los dos episodios emitidos y quedé completamente enganchado. La serie me pareció graciosa, inteligente, culebroncilla pero llevadera, y el trabajo de los actores de lo más meritorio. Además, se rescataba a figuras de segunda fila de la ficción nacional que me gustan mucho, como Cristina Peña y Bruno Squarcia. Sin embargo, está claro que Somos cómplices no contó con el favor del público, pero coño, ni siquiera ha tenido una oportunidad. Según la web La Caja Tonta, “lo cierto es que estaba todo muy mal aprovechado, las interpretaciones no eran nada creíbles y su humor tenía de todo menos gracia”. Yo opino absolutamente lo contrario, pero ya nunca sabré el final de la serie.
La semana anterior, Cuatro estrenaba otra novedad-plato fuerte: Los exitosos Pells, que, irónicamente ha sido un fracaso absoluto, con lo que el chiste queda asegurado. Cancelada tras una semana, creo, el dineral invertido se ha ido al garete por los crueles designios de la caprichosa audiencia. ¿Quién decide estas cosas? Nos encontramos en una era del “aquí” y “ahora” absolutamente implacable, que a mí me resulta descorazonador. No ha mucho comentaba con amigos la desvergüenza de cambiar de día y hora ciertas series, o de emitirlas a base de chorrocientos capítulos seguidos para quitárselas de encima: ha pasado con 24, Eli Stone, Los 4400 o Vientos de agua. ¿Cómo quieren que las series tengan éxito y fidelicen un público, si los espectadores que quieren verlas han de hacer de detectives?
Al final, me quedo sin ver Somos cómplices, cancelada tras dos días sin previo aviso: he aquí la mayor falta de respeto que se le puede tener a los telespectadores, que vemos su jodida cadena, que nos comemos sus largas pausas publicitarias… y que además, estamos esclavos de sus decisiones. Yo no voy a dejar de ver Antena 3 como castigo: si aplicara esta política de veto, en una semana dejaba la tele y me ponía a hacer ganchillo. Seguiré viendo esta cadena, igual que el resto, eso sí –con más penita. Y desde luego, yo respeto sus decisiones (no me quedan más huevos), pero ellos a nosotros no nos respetan ni medio pimiento.
8 comentarios:
¡QUE EL TITO MC SE EQUIVOCA! ¡LO QUE HAY QUE OÍR!
ME HA SORPRENDIDO LO DE LA SERIE. DE TODAS MANERAS, NO TE PREOCUPES, QUE EL PROGRAMA ÉSE DE ENSEÑAR A LOS CHAVALES EL SISTEMA EDUCATIVO DE LOS SESENTA ES DE LOS QUE TE VA A ENCANTAR...
"No me tratas con respeto..." Don Corleone, al principio de El Padrino I
PD, GRACIES POR EL LINK :- >>
el problema que yo veo es que eso lo hacen tambien las cadenas publicas, que se supone que tienen que dar otro tipo de servicios y no depender tanto de las audiencias...
"Ya no diferencio television privada y publica" - Nach
La televisión española es pura basura. Yo lo tengo claro: internet. Es a lo que nos están empujando con los cortes publicitarios, los horarios, las cancelaciones...
Si todo el mundo supiera utilizar el emule, otro gallo cantaría.
PUTOS NAZIS!!!!
SÍ, PUES MÁS VALE QUE APRENDAN RÁPIDO, PORQUE ESTO ES LO QUE SE NOS AVECINA (NUNCA MEJOR DICHO, QUE VIENE DE FRANCIA).
Y EN EFECTO, COMO DICE ANÓNIMO, NAZIS NO FALTAN, Y YA SABEMOS UNOS ORGANIZADOS QUE HABLAN DE DERECHOS DE AUTOR, ETC ETC ETC.
La verdad que es un injurión... Algo parecido ocurrió en USA con "Jericho" y se montó allí una buena y por lo menos consiguieron que terminasen la primera temporada... Luego hay casos sangrantes como "Deadwood" que se ha quedado ahí en el aire...Y lo de Antena 3 con "24" es de Juzgado de Guardia... En fin, que mucho me temo que esto será así siempre...
Lo del fracaso de los Exitosos Pells estaba cantado nada más ver el nombre de la serie y el anuncio en la tele. Daba repeluco!
Silvia
En Francia es que siempre se han tomado las cosas a la tremenda, se cepillaron al rey para poner un emperador...
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