Vivencias polimórficas de un treintañero perplejo.
viernes, 23 de noviembre de 2007
Fernando Fernán-Gómez (1921-2007), in memoriam
Familia, se nos van los mejores. Desde que ayer por la tarde me enteré del fallecimiento de Fernando Fernán-Gómez ando dándole vueltas a la cabeza a cómo escribir sobre él. Creo que voy a dejar lo de gran actor, académico, etc… a los medios de comunicación y aquí me limitaré a hacer un recorrido personal por los momentos y papeles de su carrera que más me han marcado.
Pero antes quisiera constatar que de un tiempo a esta parte están desapareciendo mis auténticos “Grandes” del mundo de la cultura y el entretenimiento, entre ellos Camilo José Cela (2002), Agustín González (2005); en 2006: Rocío Jurado, Rocío Durcal, Joseph Barbera (uno de los padres de Los Picapiedra, Scooby-Doo…) o Ahmet Ertegün (fundador de Atlantic, la compañía de discos de Ray Charles, Otis Redding, Aretha Franklin, Led Zeppelin…). Si sumamos en 2007 a Emma Penella, José Luís de Vilallonga, Francisco Umbral, Luciano Pavarotti, Norman Mailer y ahora Fernán Gómez, la lista se vuelve vertiginosa.
Y todavía quedan por ahí varios actores y literatos españoles de la generación de los años 20 y 30 que no cito aquí para no ser gafe, pero que están al caer.
El último ha sido este hombre pelirrojo de voz tonante, que se consideraba a sí mismo feo, y que ya en lo personal, ha contribuido como pocos a mi gusto por el cine. Su obra literaria admito que la desconozco, solo he visto las adaptaciones, pero prometo subsanar cuanto antes esa falla. Para mí, Fernando Fernán-Gómez era sobre todo un actor (que no es poco), de manera que vaya mi humilde homenaje con un
“Top 10 aportaciones de Fernando Fernán-Gómez”:
1. El marido de Elvira Quintillá en Esa pareja feliz de 1953, con esa escena de la noria.
2. El viaje a ninguna parte de 1986, basada en su propia novela. Ese patriarca de una troupe de cómicos de la legua que se estrellaba en el cine.
3. Ese artista estrafalario de Belle Époque (1992), cuyas hijas calentaban a Jorge Sanz.
4. Su interpretación de un pícaro del Siglo de Oro en la serie El pícaro (1974), que también dirigía. Recuerdo que gracias a ella aprendí el concepto de “picaresca”.
5. El maestro republicano (ahora tan en boga) de La lengua de las mariposas (1999). Todavía me hiela la sangre el final de esa película.
6. Botón de ancla (1948), con ese uniforme y ese aspecto, hacía que hasta molara ser militar.
7. La adaptación de La venganza de don Mendo, que dirigió y en la que actuó en 1961. Ya he dicho que es uno de mis libros favoritos…
8. La película Las bicicletas son para el verano (1984) basada en su obra de teatro. Ni la dirigió ni sale él, pero a él se la debemos.
9. Su papel de “don Anselmo” en Los ladrones van a la oficina (1993-95). ¡Menudo reparto tenía esa serie!
10. El “¡Vaya usted a la mierda!”, su momento más punk, nos hizo recordar que él no necesitaba nuestra admiración. (1998? - no estoy seguro).
Descanse en paz.
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1 comentario:
Yo solo podría añadir: Francisco Umbral, Francisco Umbral... y Francisco Umbral...
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