Vivencias polimórficas de un treintañero perplejo.

viernes, 5 de diciembre de 2008

Leninismo y zambombas


“Deja los libros, que hoy queremos descansar”
-Torrebruno




No, amigos, no me he vuelto loco. Y no, buen Migue, no estaba de resaca esta mañana (lo digo porque anoche no hubo post). Anoche no hubo post por culpa del puro y duro cansancio, casi nunca me puede pero anoche sí. Hoy vengo a hablaros de dos temas tan palpitantes como son el Leninismo y las zambombas.

A menudo en la prensa surge el tema de la educación en España a nivel secundario (los institutos, vamos), también en las tertulias de café surge, y en ciertas cenas. La educación es como el fútbol: todos tenemos nuestras propias ideas sobre ella, y todos sabemos más que los profesionales. Para colmo, como todo el mundo ha tenido una experiencia de paso por el sistema educativo, parece que nos vemos aún más capacitados para tener una fuerte opinión. Lo curioso es que a la consulta del médico también hemos ido todos muchísimas veces y no se nos ocurre ir por ahí sentando cátedra sobre medicina. A casi nadie, por lo menos.


Algún día os contaré por qué, pero tengo bastantes amigos profesores de instituto, entre ellos el buen Harvest (cuya opinión sobre el concierto de Dylan causó tanta polémica aquí), que me nutre de muchas anécdotas. Harvest me ha contado esta semana dos historias que se refieren a los dos extremos de la Educación Secundaria, el escalón más alto y el más bajuno. Me refiero a 1º de la ESO y a 2º de Bachillerato, en el primer curso los niños entran con 12 ó 13 años, del otro salen (con suerte) con 18, aunque pueden estar hasta los 21. A 1º de la ESO se llega sabiendo hacer apenas la “O” con un canuto, de 2º de Bchillerato se debe salir listo para la Universidad (o sea, la “O” con un canuto con mejor caligrafía).

Me cuenta el buen Harvest que le ha tocado en suerte este año una clase de Refuerzo de Lengua Española (pese a no ser esa su especialidad), en la cual hay media docena de niños problemáticos. Estos chiquitines no llegan ni a ser simpáticos, que es lo mínimo que se les pide a los alumnos de estas edades. Hay entre ellos dos de una etnia muy famosa en España cuyo nombre me ha pedido Harvest que no revele para que no se le acuse de “racista”. Estos chicos, de 14 años ya, poseen un nivel académico diagnosticado como de 1º de Primaria (6 años). Baste decir que uno de ellos es sordomudo y, con su edad, muy amigo de ir al instituto en coche (conduciendo él mismo) y que el otro es muy fan de Bruce Lee pero no tanto de Gloria Fuertes. Ah, y también es fan de gritarle a su profesor y tirarle a la cara su cuaderno de trabajo.



Los otros de esa clase son fans de la caza, las motos y coches de gran cilindrada y la imitación de sonidos animales. Pero hay uno que no se porta mal, que no finge disparar a las tórtolas en clase ni llama “hijos de puta” a sus compañeros. Quedito, con muchísimo esfuerzo, realiza sus tareas (de manera desastrosa, pero bueno..) y aún tiene tiempo de hacer de traductor entre Harvest y el simpático alumno sordomudo. Tiene evidentes dificultades cognitivas, de aprendizaje, o como se les llame ahora. En palabras de una profesional especialista en psicopedagogía: “Ese crío es zambombín”. Amigo Zambombín, yo te saludo con respeto. Serás torpe, serás lo que usted quiera, pero con tu actitud de esfuerzo continuo y entrega desinteresada estás dando una lección más alta que cualquiera que pudiera dar tu profe Harvest.

En el extremo opuesto del escalafón educativo, en la supuesta aristocracia (por edad y conocimientos académicos) se hallan los chiquitines de 2º de Bachillerato. A estos se les supone la madurez como el valor a los militares. Pero la realidad es que suelen destacar por su poca vergüenza y su tendencia al fiesterismo. Me cuenta Harvest que este año, los mayores de su instituto, con la milonga del Plan Bolonia han encontrado un filón. Cada dos por cuatro te recogen firmas y te organizan una huelga para faltar por el puto careto bajo el paraguas de la acción reivindicativa. Y luego, vaya usted a quejarse y a dar la materia por dada. Como bien dice Harvest, “¡Coño, yo cuando hago huelga sufro las consecuencias: ese día no cobro, y además lo tengo que anunciar en tiempo y forma!”.



Desde el profesorado progre, parece ser que estas dizque huelgas del alumnado (y la alumnada) son contempladas con ojillos cariñosos. Tiernones, ¡ay! Dicen que los alumnos están en su derecho, que está muy bien que sean jóvenes comprometidos, que despierten sus conciencias políticas. ¿Pues no dicen que los chavales se están afiliando en masa a un sindicato de estudiantes Marxista-Leninista! A mí todo esto me parece muy bien, pero en mi época, en mi año de COU, cuando queríamos faltar se iba a los profesores y se les decía: “Mira, que hoy no nos apetece dar clase. Que nos vamos a tangar”. No estaba bien visto, pero a ver qué haces. Recuerdo que en cierta ocasión nos fuimos a recorrer las calles cantando villancicos (nosotros es que no éramos tan comprometidos como la juventud de ahora). Y pensando en los villancicos: ¡qué bien nos hubiera venido entonces contar con una zambomba… o al menos un zambombín!

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Ah, yo tengo dos refuerzos de lengua, estupendo eufemismo para "corral de cabras", ya que aquí van a parar los que no valen para francés, informática y refuerzo de mates. Ayer tuvimos una reunión (pero por la tarde, ya sabes) para organizar estos refuerzos. Al salir de estas horas de terminología pedagógica le comenté a mis compis: mira, yo sigo viendo a los niños con la flauta; a ver en qué ha cambiado esto en 20 años. Migue.

X dijo...

Mis dos hermanos son profesores también, así que en algunas comidas familiares surge el tema, pues da mucho de sí y efectívamente, como dices tú, es como el fútbol y cada cual tiene su punto de vista.

El mundo ha cambiado desde mis tiempos de colegio, instituto y facultad (aunque no soy tan viejo), y los niños y adolescentes no son lo que éramos. Sin querer sentar cátedra por supuesto, y teniendo en cuenta que yo también tuve algún año "movidito" (supongo que como casi todos), he de decir que me sorprende mucho ciertas cosas que veo a ciertas edades. Creo que hay que mirar con más atención de la puerta de casa hacia dentro, que es donde se debe de educar a un niño.

Saludos

Iso Topuno dijo...

Si es que con esto de la LOGSE que metió el felipismo vamos acada vez a peor. No hace falte entrar en un instituto para ver que la cosa va mal. Para eso ya está Youtube, con todas esas palizas grabadas. Y encima ya no le puedes dar un cachete a un niño, que te meten en la cárcel, y si eres progenitor, te quitan la custodia.

Y de las manifestaciones ni hablo. Menudo complejo de sindicalista que van teniendo los estudiantes.

Con afecto,

Topuno.

Anónimo dijo...

Resulta irónico saber perfectamente cómo está el tema y llevar años preparándome para entrar en ese sistema...es lo que tiene la vocación.
El problema no es de los niñ@s en su totalidad, las personas no nacen de serie con un programa establecido sino que se van moldeando en un entorno y en el tiempo que les ha tocado vivir.
Si el tiempo en el que vivimos da pena y su entorno pasa olímpicamente de ellos ¿Qué vamos a pedir?.
Hay de todo, pero realmente creo que ahora está de moda demonizar a los chic@s de instituto. Yo conozco a much@s, me muevo en esto y tampoco es para ponerlos de delincuentes y cosas por el estilo.
Exigamos nuevas leyes acordes, exigamos a los partidos políticos que al igual que en el norte de Europa, aunan criterios para ayudar a la educación, y no que cada cuantro años cambien los planes educativos, nos mareen a nosotros los aspirantes a profesor@s e interin@s, y encima implanten unos sistemas de acceso al funcionariado educativo totalmente injusto. Accesos donde no se valora la calidad y la preparación del opositor/a sino otra serie de cosas...no hay más que ver el escándalo de hace dos años en Primaria y del 2008 en Secundaria.
Falla todo, falla la política, falla una gran parte del profesorado que entró a dar clases porque es un trabajo "cómodo" y bien remunerado, falla los chic@s que no saben lo que es el esfuerzo, falla la sociedad que solo muestra valores estereotipados y falacias.
Miremos un poco a nuestro alrededor, ¿Dónde están los modelos a seguir? ¿Son esas series que presenta el post en fotografia...?.

En fín, estamos creando monstruos y da miedo pensar que ell@s son los que tendrán que sostener este país dentro de 15-20 años.

Un saludo.

Inmi.

 
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