“Cada día puede ser un gran día, pero hay días más grandes todavía.”
-Quique González
Creo que fue en el post de Bélgica donde anuncié mi intención de escribir un post sobre las bodas. Por petición popular, helo aquí. Bodas, bodas, bodas… ¡habría tanto que decir! Una vez oí decir que el efecto de una boda en una persona (sumando estrés, incomodidades, comilona, cansancio, borrachera y resaca) era comparable al de un vuelo transoceánico con su jet lag y todo. Y que por eso todas las bodas se hacían en sábado.
Me gustaría poder hablar sobre las bodas con desapasionamiento, y una vez lo hice en un relato que tal vez un día os deje leer. Mientras tanto, no puedo por menos que mojarme: bodas, bodas, bodas… la Última Frontera. Ojalá no me gustaran y ojalá no fuera a tantas pero tengo que admitirlo, a mí las bodas me encantan. Tranquilos, que en todas las bodas encuentro a alguien que me afea la conducta y me censura. “¿Cómo pueden gustarte las bodas?” ¿Será porque todo el mundo va elegante, se come y bebe de puta madre, se echa un buen rato de risas con parientes/amigos a los que no se ve a menudo, se baila, se canta, se cuentan chistes y, en general, es una fiesta? Pues yo soy así de pervertido, señora, qué vamos a hacerle: me encanta una boda.
Confesémoslo ya: este fin de semana he tenido una. La anterior fue a mediados de septiembre, pero ya sabía que estaba esta última en el horizonte y he querido esperar a que pasara para escribir el post. Y no, tampoco ha faltado quien, tratando de darme conversación me haya soltado “¡Qué horror las bodas, no?” Y yo he tenido que contradecirla. Criticar las bodas está tan de moda que se ha convertido en un tópico, como quejarse del calor en verano, de la Navidad, de las corridas de toros o del gobierno de Aznar. Pues sí, puesí… Las bodas me molan, otra cosa es que te encajes en un bodorrio que ni te va ni te viene, de gente que no conoces, obligado, por compromiso y demás incomodidades.
En esos casos, señora, el problema lo tiene usted, no las bodas. Decir que las bodas son caca solo porque haya bodas coñazo (e ineludibles) serían como decir que viajar en general es una mierda solo porque usted sea viajante. Además que las bodas ofrecen infinitas oportunidades etnológicas de estudio y observación, para el que quiera verlas. Y si no, fijaos. En todas las bodas SIEMPRE hay un hippy. Por “hippy” me refiero a alguien ataviado inapropiadamente, sea rollo alternativo, rastafari, cani o borroka. Las dos últimas bodas a las que he acudido no han sido una excepción. Chanclas, rastas, trajes estrafalarios… ¿tienen cabida en una boda? Uno por boda, siempre.
Otra cosa curiosísima de las últimas bodas a las que he ido (creo que 10 en tres años) es la tendencia de los curas a irse de locos en la homilía. Ya sabemos que “el Amor todo lo puede, y todo lo perdona” y todo lo que dijo San Pablo, pero es que además últimamente constato que los sacerdotes suelen tener querencia por mostrar cuán enrollados son (en plan obispo de Ávila). Que si “Demos gracias a Dios por Internet y los móviles” (os lo juro), que si “para que un matrimonio tenga éxito es necesario que la pareja se vaya de vacaciones con sus hijos” o que “él no llegue a casa diciendo que se ha liado en la oficina y en realidad venga de haberse liado con otra”…
No hay cosa peor que un cura viejo y rancio dándoselas de “enrollado” (os lo dice uno que es católico y estudió en un colegio de curas). Curiosamente, la única boda “enrollada” de verdad a la que he asistido fue gracias a un sacerdote jesuita joven y brioso, amigo de los novios, tal vez por eso resultó tan emotiva. Este hombre glosó, a modo de homilía, un fragmento del poema “Piedra de sol” de Octavio Paz, y no se privó de recordar a los asistentes que igual la frase “amar es combatir” nos sonaba más por ser el título de un disco de Maná. Pues esta boda moló, y es que hasta en las bodas donde menos “he pintado” he podido encontrar mi sitio y guardar un buen recuerdo. Por ejemplo, gracias a una boda en El Puerto de Santa María tuve oportunidad el pasado año de ver la casa de Rafael.
Otra cosa que me hace muchísima gracia de la gente que critica las bodas es que dicen que son una institución rancia y caduca (puedo llegar a estar de acuerdo, el post trata sobre las celebraciones, no sobre el sacramento/contrato) salvo que se trate de bodas gayer, en cuyo caso es importantísimo que se casen y lo dejen en papeles por escrito. ¿En qué quedamos? Seguro que estos defensores lo que no quieren perderse es el convite/recepción/banquete, como se le llama según se sea de cursi. También escuché decir a uno una vez que en las bodas se pasaba muchísima hambre. Será en las macrobióticas, chulo, o será que no te has sabido dar cuenta de por qué puerta salían los camareros con las bandejas. Fundamental acosar a la camarería en plan batalla naval, en plan Cavite o Santiago de Cuba, para formar una barrera humana y no darles escapatoria.
Luego las comidas/cenas las hay más o menos copiosas o espléndidas, pero os diré que todavía estoy por ver una sola boda en la que se coma mal. Para empezar, porque los novios se preocupan mucho de que sus invitados (compromisos, sí, pero en su mayoría familiares y amigos) lo pasen guay y estén bien comidos. Me encanta ese otro clásico de las bodas: las señoras, que, habiendo leído el menú en las tarjetitas y habiéndose puesto hinchas de alcohol y aperitivos, se jaman todos los platos que les ponen por delante y fingen hacerse las sorprendidas cuando les sirven el solomillo. ¡Haberme avisao! Una carne tan rica y me la voy a tener que dejar… Me he tenido que desabrochar el botón y todo. ¡Aaaaaaay! Me encanta.
Y ¿qué me decís de esos camareros déspotas que continuamente te están enchufando (cual mangueras) en las copas el agua mineral, el blanco, rosado, tinto o cava, para que nunca te quedes sin bebida? Son como fontanas etílicas. ¿Y esa otra gigante polémica de paletillos/gente poco afecta al protocolo?: “¿Cuál es mi pan, el de la izquierda o el de la derecha?”. ¡Ay, amigo! Que no es la primera boda a la que te invitan… Cada vez se ve menos la bizarra escena de los nuevos esposos cortando la tarta nupcial mandoble en mano. Cada vez se ve menos la tarta nupcial, qué narices. Podría seguir hablando del chimpún, con esa música “hecha a base de ritmos latinos, viejos éxitos y canciones de moda mal digeridas”, como leí en alguna parte. Podría seguir hablando de la barra libre, pero es que a esas horas servidor ya no está para nadie. Madre, madre, qué fiestuqui. ¡Cásense, coño! (E invítenme).
Creo que fue en el post de Bélgica donde anuncié mi intención de escribir un post sobre las bodas. Por petición popular, helo aquí. Bodas, bodas, bodas… ¡habría tanto que decir! Una vez oí decir que el efecto de una boda en una persona (sumando estrés, incomodidades, comilona, cansancio, borrachera y resaca) era comparable al de un vuelo transoceánico con su jet lag y todo. Y que por eso todas las bodas se hacían en sábado.
Me gustaría poder hablar sobre las bodas con desapasionamiento, y una vez lo hice en un relato que tal vez un día os deje leer. Mientras tanto, no puedo por menos que mojarme: bodas, bodas, bodas… la Última Frontera. Ojalá no me gustaran y ojalá no fuera a tantas pero tengo que admitirlo, a mí las bodas me encantan. Tranquilos, que en todas las bodas encuentro a alguien que me afea la conducta y me censura. “¿Cómo pueden gustarte las bodas?” ¿Será porque todo el mundo va elegante, se come y bebe de puta madre, se echa un buen rato de risas con parientes/amigos a los que no se ve a menudo, se baila, se canta, se cuentan chistes y, en general, es una fiesta? Pues yo soy así de pervertido, señora, qué vamos a hacerle: me encanta una boda.
Confesémoslo ya: este fin de semana he tenido una. La anterior fue a mediados de septiembre, pero ya sabía que estaba esta última en el horizonte y he querido esperar a que pasara para escribir el post. Y no, tampoco ha faltado quien, tratando de darme conversación me haya soltado “¡Qué horror las bodas, no?” Y yo he tenido que contradecirla. Criticar las bodas está tan de moda que se ha convertido en un tópico, como quejarse del calor en verano, de la Navidad, de las corridas de toros o del gobierno de Aznar. Pues sí, puesí… Las bodas me molan, otra cosa es que te encajes en un bodorrio que ni te va ni te viene, de gente que no conoces, obligado, por compromiso y demás incomodidades.
En esos casos, señora, el problema lo tiene usted, no las bodas. Decir que las bodas son caca solo porque haya bodas coñazo (e ineludibles) serían como decir que viajar en general es una mierda solo porque usted sea viajante. Además que las bodas ofrecen infinitas oportunidades etnológicas de estudio y observación, para el que quiera verlas. Y si no, fijaos. En todas las bodas SIEMPRE hay un hippy. Por “hippy” me refiero a alguien ataviado inapropiadamente, sea rollo alternativo, rastafari, cani o borroka. Las dos últimas bodas a las que he acudido no han sido una excepción. Chanclas, rastas, trajes estrafalarios… ¿tienen cabida en una boda? Uno por boda, siempre.
Otra cosa curiosísima de las últimas bodas a las que he ido (creo que 10 en tres años) es la tendencia de los curas a irse de locos en la homilía. Ya sabemos que “el Amor todo lo puede, y todo lo perdona” y todo lo que dijo San Pablo, pero es que además últimamente constato que los sacerdotes suelen tener querencia por mostrar cuán enrollados son (en plan obispo de Ávila). Que si “Demos gracias a Dios por Internet y los móviles” (os lo juro), que si “para que un matrimonio tenga éxito es necesario que la pareja se vaya de vacaciones con sus hijos” o que “él no llegue a casa diciendo que se ha liado en la oficina y en realidad venga de haberse liado con otra”…
No hay cosa peor que un cura viejo y rancio dándoselas de “enrollado” (os lo dice uno que es católico y estudió en un colegio de curas). Curiosamente, la única boda “enrollada” de verdad a la que he asistido fue gracias a un sacerdote jesuita joven y brioso, amigo de los novios, tal vez por eso resultó tan emotiva. Este hombre glosó, a modo de homilía, un fragmento del poema “Piedra de sol” de Octavio Paz, y no se privó de recordar a los asistentes que igual la frase “amar es combatir” nos sonaba más por ser el título de un disco de Maná. Pues esta boda moló, y es que hasta en las bodas donde menos “he pintado” he podido encontrar mi sitio y guardar un buen recuerdo. Por ejemplo, gracias a una boda en El Puerto de Santa María tuve oportunidad el pasado año de ver la casa de Rafael.
Otra cosa que me hace muchísima gracia de la gente que critica las bodas es que dicen que son una institución rancia y caduca (puedo llegar a estar de acuerdo, el post trata sobre las celebraciones, no sobre el sacramento/contrato) salvo que se trate de bodas gayer, en cuyo caso es importantísimo que se casen y lo dejen en papeles por escrito. ¿En qué quedamos? Seguro que estos defensores lo que no quieren perderse es el convite/recepción/banquete, como se le llama según se sea de cursi. También escuché decir a uno una vez que en las bodas se pasaba muchísima hambre. Será en las macrobióticas, chulo, o será que no te has sabido dar cuenta de por qué puerta salían los camareros con las bandejas. Fundamental acosar a la camarería en plan batalla naval, en plan Cavite o Santiago de Cuba, para formar una barrera humana y no darles escapatoria.
Luego las comidas/cenas las hay más o menos copiosas o espléndidas, pero os diré que todavía estoy por ver una sola boda en la que se coma mal. Para empezar, porque los novios se preocupan mucho de que sus invitados (compromisos, sí, pero en su mayoría familiares y amigos) lo pasen guay y estén bien comidos. Me encanta ese otro clásico de las bodas: las señoras, que, habiendo leído el menú en las tarjetitas y habiéndose puesto hinchas de alcohol y aperitivos, se jaman todos los platos que les ponen por delante y fingen hacerse las sorprendidas cuando les sirven el solomillo. ¡Haberme avisao! Una carne tan rica y me la voy a tener que dejar… Me he tenido que desabrochar el botón y todo. ¡Aaaaaaay! Me encanta.
Y ¿qué me decís de esos camareros déspotas que continuamente te están enchufando (cual mangueras) en las copas el agua mineral, el blanco, rosado, tinto o cava, para que nunca te quedes sin bebida? Son como fontanas etílicas. ¿Y esa otra gigante polémica de paletillos/gente poco afecta al protocolo?: “¿Cuál es mi pan, el de la izquierda o el de la derecha?”. ¡Ay, amigo! Que no es la primera boda a la que te invitan… Cada vez se ve menos la bizarra escena de los nuevos esposos cortando la tarta nupcial mandoble en mano. Cada vez se ve menos la tarta nupcial, qué narices. Podría seguir hablando del chimpún, con esa música “hecha a base de ritmos latinos, viejos éxitos y canciones de moda mal digeridas”, como leí en alguna parte. Podría seguir hablando de la barra libre, pero es que a esas horas servidor ya no está para nadie. Madre, madre, qué fiestuqui. ¡Cásense, coño! (E invítenme).
13 comentarios:
JA,JA...buenísimo el post. Has dado en el clavo, niño.
Por cierto, a ver si alguien que lee este blog le da por echarte cuenta y te invito a mi boda...jejeje.Sab diversificada
BUENO,BUENO CON LAS BODAS HEMOS TOPADO....YO ASISTÍ A UNA EN LA QUE ALGUNO DE MIS AMIGOS ADEMÁS DE ATACAR EN PICADO A LOS CAMAREROS CUAL STUKAS EN LA ESTEPA RUSA,SE PUSIERON CORBATAS EN LA FRENTE Y NOS DELEITARON CON BELLOS BAILES MÁS PROPIOS DE PIRUETAS DE KARETE KIT QUE DE OTRA COSA....
Pues yo agradezco no tener amig@s en edad de casarse porque si tuviera que dar un sobrecito de cuantioso dinero por boda, de los que se dan en estos tiempos...tendría que mendigar por la calle.
Inmi
illoooo.... esto es demasiao.... lo tenía como nuestro gran secreto, pero con este pedazo de post no me puedo resistir a no contarlo ya: ya hemos fijado fecha de boda y dejado la señal en el sitio donde la vamos a celebrar... será 6 meses después de la de mi hermana... ya está!! ya no digo más!! ;-)
Para mí este post es incomentable, y más después del nivel de emoción que alcanzan los comentarios, donde veo que la gente anuncia sus propios casamientos.
Digo que es incomentable porque nací demasiado tarde como para asistir a las bodas de mi familia y a día de hoy ninguno de mis compañeros generacionales está ni siquiera cerca de dar el paso, así que en resumen: no he ido a bodas.
No obstante me ha sorprendido este enfoque, lo tendré en cuenta entre tanto pesimismo generalizado respecto al tema.
Ahora sólo falta que alguien me responda a la cuestión clave: es cierto que en las bodas se liga mucho?
Lamento discrepar frontalmente con este post. En primer lugar, las bodas me parecen una de las imposiciones sociales más desagradables que existen. Para empezar, cuando alguien te invita a su boda ya te ha cazado. Si no vas, tienes que inventar una buena excusa y aun así es más que probable que tengas que hacer un regalo de todas maneras. Y si vas preparate para gastarte un pastón.
Y luego está el evento en sí: mala música, comida hecha para un regimiento (con la dudosa calidad del producto final), ir vestido de forma elegante (que por lo general resulta bastante incómodo más aún cuando el protocolo no es amigo de quitarse la chaqueta so pena de que te tachen como "hortera"), tener que pasartelo bien por huevos ya que de lo contrario siempre puede llegar el novio o la novia y decirte "No te veo bailando, ¿es que no te gusta nuestra boda? ¿no te lo estás pasando bien?"....
Pues claro que no me lo estoy pasando bien jodido imbécil!!!! Estoy aquí aguantando hasta las 6 de la mañana, bebiendo garrafón, rodeado de borrachos a los que no conozco, con un traje lleno de manchas, escuchando a David Bisbal (¿cómo quieres que baile?)... por tí, y encima tengo que soportar que vengas y me toques los huevos?????
Definitivamente, agradezco que nadie me invite jamás a una boda. Prometo hacer regalo anyway con tal de librarme... En mi lugar, podéis llamar a porerror.
¡Qué grande, Porerror! ¿Sabes? Entre familiares, amigas propias, amigos de mi novio, y hermanos de mis amigas... puedo haber asistido ya a la friolera de 20 - 25 bodas (si no más) a lo largo de toda mi vida. Y lo mejor es que no he ido a ninguna de ellas por compromiso.
Dicho lo cual, creo que, a estas alturas, sé discernir bastante bien entre bodas y bodorrios. He acudido a iglesias de todo tipo (catedralicias, modernucias, de colegio, de barrio, de pueblo, de campo, etc.), me he sentado en las mesas más variopintas ("Trujillo", "Santillana del Mar", y más que no recuerdo...), y a bailes de lo más diverso (comprobado: los clásicos de boda que suenan siempre son "I will Survive" y "Follow the Leader"; "Paquito el Chocolatero", por mucho que digan, no suele enganchar a la gente de alta alcurnia).
¿Sabes otra cosa, Porerror? Me encantan las bodas. En la última me gasté casi 500€ (entre traje, abrigo, zapatos, billete de avión, hotel y regalo), pero mereció la pena. ¿Cuándo iba yo a tapear con mis mejores amigas en Santander si no?
De cada boda me suelo quedar con algún detallico curioso: a ver si en la mía conseguimos que el personal no se aburra.
Porerror, aunque en principio estoy de acuerdo con tu argumentación debo llevarte la contraria en algo y decir: YO HE PASADO HAMBRE EN UNA BODA.
Quizás el tema que no se ha tozado ha sido el de las bodas internacionales y ahí fue donde pasé más hambre que ofú. Yo sólo sé desayuné a las 9 de la mañana, la ceremonia era a las 12 y a las 18 yo mendigaba comida en un hotelazo de 5 estrellas. Cuando llegó "el momento" me encontré con pollo y muuuuuchas patatas. Adivináis el país???
P.d. Para grandeza en bodas su experiencia de hace 1 mes y medio. Boda en Bilbao y el Dj nos planta Pasodoble ESPAÑOL. Puesla gente lo bailaron como reyes.
-Enormes comentarios, grandes one more time.
-Sab: A tu boda espero ir, me invitaste cuando no me conocías, o sea que más de dos años después...
-Anónimo Mayúsculas: Tú ya estás callado, que te gusta más una barra libre de quesos que a un cura una limosna. El problema de las bodas es que, claro, si no bebes te aburres (mmmmm... creo que el problema lo tengo yo).
-Inmi: Te entiendo perfectamente. ¿Sabes? Mis amigos tuvieron todos la delicadeza de esperar a que consiguiera trabajo antes de empezar a casarse.
-Anónimo casadero: O "anónima" ;) Creo que sé quién eres, pero tengo varios colegas en edad de merecer. No quiero meter la gamba, de todos modos si en el futuro revelas tu identidad ya diré si lo hube acertado o no (no engaño en esas cosas). Enhorabuena!!!
-Riggy: Te comprendo porque yo me pasé como tú mucho tiempo: 2 bodas en 27 años. Cuando les llegue la hora a tus amigos, te vas a enterar. Respecto a lo de ligar... hay otro tópico que dice que de una boda salen cinco. No sé yo... Yo en las que he ido todavía no he visto tomate.
-Fran G. Matute: Cómo se nota que eres un jovenzuelo impertinente. ¿Cómo puedes venir aquí a destrozar -con tus finos deditos- las ilusiones de tanta y tanta gente? Que sepas que hay bodas en las que no suena nada de Bisbaleo, flamenqueo o reggaetón. "Eres más triste que un pastel de boda bajo la lluvia comido por un sucio y maloliente mendigo llamado Hank que lleva cinco pantalones pero estaría muchísimo más cómodo llevando cinco bañadores", como diría Chris Peterson.
-Karmen: Por los datos que das se nota que eres una expertísima en bodas (y por el repertorio de canciones que nombras). Ya, las bodas salen muy caras, el regalo es lo de menos como encima tengas que desplazarte y pernoctar fuera. Por lo que te has gastado... espero que por lo menos el hotel tuviese Canal +.
-Rocío: Mírate eso de las bodas en el extranjero, en vez de Irlanda (país famoso por las hambrunas) prueba a acudir a bodas en Francia, te aseguro que no pasarás hambre (cóctel masivo y luego cenaza con los íntimos).
A MÍ ME GUSTAN LAS BODAS, CLARO QUE SÍ. ME LO PASO GENIAL, SOBRE TODO CUANDO PASAN DIEZ MINUTOS DESDE QUE SE HA ABIERTO LA BARRA LIBRE.
Y HABLANDO DE LOS CURAS, A MÍ ME TOCÓ LEER EN UNA. Y SALÍ CON MIEDO, PORQUE ME DIERON ANTES A LEER EL TEXTO: "QUE SI EL AMOR... QUE SI ES BONITO... ¡¡QUE SI LA FORNICACIÓN ES MALA!! ¡¿ESO LEERLO DELANTE DE MI FAMILIA?! PARA BIEN O PARA MAL AL SALIR AL ALTAR EL CURA ME DIJO DÓNDE DEBÍA ACABAR, Y ESO NO ENTRABA. LA HUBIERA LIADO PARDA, JEJE.
POR CIERTO, GRACIAS POR EL ENLACE: GRACIAS A ESO TE PERDONO TU DESPISTE DE NO DECIR NADA DE FARRUQUITO, Y SU FALLIDA BODA, QUE IBA A SER ESTE VIERNES.
Y ANHORABUENA POR LAS CUARENTA MIL VISITAS, QUE AÚN NO HAN SUCEDIDO, PERO SÓLO QUEDAN DIECIOCHO.
-Gracias, buen Grillo por tu comentario. Las bodas, ¿eh? a los que nos gustan sabemos por qué (solo diré que en la última había Tanqueray).
-Riggy: Ahora me he acordado que tú fuiste el que demandaste el tema de las bodas en un comentario. Más gente me lo ha dicho luego de palabra. Que no has ido a bodas, claro. Espero que el post te haya resultado lo bastante informativo.
-Fran G. Matute: Gran desfachatez exhibe usted al criticar las bodas. ¿Dónde se celabraban a las que has ido? ¿En polígonos industriales? Me estoy acordando también de que usted ha tenido el honor de compartir bodorrio (y fotos) con Grandes de la política española, o sea que no entiendo de qué se queja...
Como diría Tote, "en las bodas hay días grises", y es que una aprendió a arreglarse a base de ir a bodas. Que si vestidito, que si tacones, que si maquillarse... y al final le coges el gustillo.Yo me lo suelo pasar bien pero reconozco que en general, cuando llega la hora del chimpún, hago tripas corazón con la música porque además yo no suelo beber mucho (papa gorda!) y eso ayuda. Debería cambiar mi estrategia.
Pero también estoy de acuerdo con Fran en algnas cosas. Me llama la atención esas parejas que recuperan su fe cuando deciden casarse por la iglesia y que ponen música que no escuchan solamente por contentar al sector más mayor de los invitados. Ser íntegro y casarte parece complicado.
Pero más ridículome parece el que se casa por lo civil y monta un circo con poemas y cursilerías del pelo para que la ceremonia no sea una "sosada". En fin, este tema da pa largo. Lo mejor será ir a alguna boda juntos y debatir en el terreno, jeje.
Me encanta el post, tiene mucha gracia... me parece fantástico que alguien pueda sentir tal fascinación por las bodas... es como leer ciencia ficción! No obstante, me siento completamente identificada con F.G.M. Las bodas son el colmo de los scripts sociales... son un trap incómodo e interminable. Lo que peor llevo, sin duda, es la música... en las bodas es francamente lamentable... a veces he pensado llevarme mi iPhone y enchufarme los earphones pero quedaría antisocial me temo. La única boda en la que me divertí fue una en Bangalore, India.
Tengo esperanzas de que alguno/a de los que participáis en Estatuas Verdes pongáis buena música en vuestras bodas... Question is: would that still qualify as a wedding?
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