-“Más bajo, poetas, más bajo…”
(León Felipe)
Ayer fui a ver la película que ninguno habéis querido ver este fin de semana, amigos. Me daba una espina regulera pero no me podía quedar sin verla porque sabía que entonces se me iba a saltar la hiel. Estoy hablando de El cónsul de Sodoma (2009), biopic acerca del poeta Jaime Gil de Biedma (1929-1990). Acudí al cine con una llamita de ilusión, pese a que barruntaba que podía estar a punto de presenciar un injurión del catorce y medio. Veredicto: se cumplieron todos mis temores (el menor de ellos no fue ver a Bimba Bosé en bolas, for instance) pero también algunas de mis expectativas. Paso a explicarme.
La historia es simple: arranca en Manila en 1959, donde Jaime Gil de Biedma, señoritingo gayer de la burguesía catalana acude a hacer negocios para la tabaquera de su familia y de paso se pasa por la piedra a todos los chaperos que se le ponen a tiro, y a los que no, él va a buscarlos. Bucle de esta frase, cámbiese Manila por Barcelona, 1959 por otros años y tenemos la misma secuencia iterada cuatro o cinco veces. Ah, y cámbiese “chaperos” en una de las ocasiones por “Bimba Bosé” (mi compañera de fumar porros).
¿Cuál es el truco o el interés de la peli, then? Aparte de ver a Gil de Biedma escuchando a The Communards, escuchando a Felipe González y de ver cómo han ido caracterizando a Jordi Mollá para el papel, que a mi juicio interpreta con corrección… el morbo está en el reverso literario y cultural de la época. Vemos a Gil de Biedma en una disco rodeado de personajes, y la escena no nos dice nada si no sabemos que está en Boccaccio, epicentro de la gauche divine barcelonesa de los 60-70 (yo lo sabía, y aun así no creáis que me dijo mucho).
Vemos a Gil de Biedma con Carlos Barral (el poeta y editor), con Enrique Vila-Matas, con Juan Marsé, asistimos a la gestación de Últimas tardes con Teresa (1966) de este último… los escuchamos criticar a los Nueve Novísimos, todo muy ji ji y muy ja ja. ¿Era el público exclusivamente cultureta, Porerror? Para nada, señora! Me sorprendió encontrar en la sala a más de 30 personas, un domingo a una hora improbable, con 3º y lloviendo, para ver esta película. Y aunque es verdad que había no menos de cinco personas con boina y yo no era uno de ellos (Vaya! Otra vez se me escapa ir bien vestido a un evento cultural), entre el público había de todo.
¿Es acaso esta peli una puta mierda, Porerror, es lo que nos pretendes decir? ¡NO! Mirad, amigos, pese a todo, en mi cabeza cualquier peli sobre Jaime Gil de Biedma es mejor que ninguna peli sobre Jaime Gil de Biedma, y eso siempre hay que aplaudirlo. Leo en una entrevista al director (Sigfrid Monleón) que “le abord[a] como un personaje novelesco; en su propensión al mito.” O yo he visto otra película, o no me di cuenta de nada de esto. También dice el dire que es una película un poco teatral y artificiosa, y ahí le doy la razón –vaya sin ironía-, pareciéndome uno de sus mayores aciertos.
El plano literario se aborda, desde luego, pero como algo accesorio a su vida. Me parece acertado el modo en que se van ilustrando determinadas anécdotas o pasajes de la biografía del poeta mediante algunos de sus textos más famosos (“Pandémica y celeste”, “Contra Jaime Gil de Biedma”, “No volveré a ser joven”…). La tentación de la falacia biografista queda salvada en una elegante escena que no voy a desvelar, en la que queda claro que literatura y vida son dos cosas diferentes. La peli va desgranando a Gil de Biedma el señorito contradictorio, el gayer vicioso, el poeta celebrity que apenas escribió, todo con un halo –eso sí- de tragedia.
El hombre cercado por su propio hedonismo en una época en que además sus tendencias sexuales estaban fatal vistas. Al final, voilà la tragedie, lo destruye su propio “amor”: el poeta murió de SIDA. Por lo demás, si queréis hartaros de ver culos de tíos (y los mejores primeros planos de glandes desde la última de Lars Von Trier) y a Gil de Biedma bailando Pet Shop Boys, esta es vuestra peli. Si no, no dejéis de leer sus libros. Estáis avisados.
(León Felipe)
Ayer fui a ver la película que ninguno habéis querido ver este fin de semana, amigos. Me daba una espina regulera pero no me podía quedar sin verla porque sabía que entonces se me iba a saltar la hiel. Estoy hablando de El cónsul de Sodoma (2009), biopic acerca del poeta Jaime Gil de Biedma (1929-1990). Acudí al cine con una llamita de ilusión, pese a que barruntaba que podía estar a punto de presenciar un injurión del catorce y medio. Veredicto: se cumplieron todos mis temores (el menor de ellos no fue ver a Bimba Bosé en bolas, for instance) pero también algunas de mis expectativas. Paso a explicarme.
La historia es simple: arranca en Manila en 1959, donde Jaime Gil de Biedma, señoritingo gayer de la burguesía catalana acude a hacer negocios para la tabaquera de su familia y de paso se pasa por la piedra a todos los chaperos que se le ponen a tiro, y a los que no, él va a buscarlos. Bucle de esta frase, cámbiese Manila por Barcelona, 1959 por otros años y tenemos la misma secuencia iterada cuatro o cinco veces. Ah, y cámbiese “chaperos” en una de las ocasiones por “Bimba Bosé” (mi compañera de fumar porros).
¿Cuál es el truco o el interés de la peli, then? Aparte de ver a Gil de Biedma escuchando a The Communards, escuchando a Felipe González y de ver cómo han ido caracterizando a Jordi Mollá para el papel, que a mi juicio interpreta con corrección… el morbo está en el reverso literario y cultural de la época. Vemos a Gil de Biedma en una disco rodeado de personajes, y la escena no nos dice nada si no sabemos que está en Boccaccio, epicentro de la gauche divine barcelonesa de los 60-70 (yo lo sabía, y aun así no creáis que me dijo mucho).
Vemos a Gil de Biedma con Carlos Barral (el poeta y editor), con Enrique Vila-Matas, con Juan Marsé, asistimos a la gestación de Últimas tardes con Teresa (1966) de este último… los escuchamos criticar a los Nueve Novísimos, todo muy ji ji y muy ja ja. ¿Era el público exclusivamente cultureta, Porerror? Para nada, señora! Me sorprendió encontrar en la sala a más de 30 personas, un domingo a una hora improbable, con 3º y lloviendo, para ver esta película. Y aunque es verdad que había no menos de cinco personas con boina y yo no era uno de ellos (Vaya! Otra vez se me escapa ir bien vestido a un evento cultural), entre el público había de todo.
¿Es acaso esta peli una puta mierda, Porerror, es lo que nos pretendes decir? ¡NO! Mirad, amigos, pese a todo, en mi cabeza cualquier peli sobre Jaime Gil de Biedma es mejor que ninguna peli sobre Jaime Gil de Biedma, y eso siempre hay que aplaudirlo. Leo en una entrevista al director (Sigfrid Monleón) que “le abord[a] como un personaje novelesco; en su propensión al mito.” O yo he visto otra película, o no me di cuenta de nada de esto. También dice el dire que es una película un poco teatral y artificiosa, y ahí le doy la razón –vaya sin ironía-, pareciéndome uno de sus mayores aciertos.
El plano literario se aborda, desde luego, pero como algo accesorio a su vida. Me parece acertado el modo en que se van ilustrando determinadas anécdotas o pasajes de la biografía del poeta mediante algunos de sus textos más famosos (“Pandémica y celeste”, “Contra Jaime Gil de Biedma”, “No volveré a ser joven”…). La tentación de la falacia biografista queda salvada en una elegante escena que no voy a desvelar, en la que queda claro que literatura y vida son dos cosas diferentes. La peli va desgranando a Gil de Biedma el señorito contradictorio, el gayer vicioso, el poeta celebrity que apenas escribió, todo con un halo –eso sí- de tragedia.
El hombre cercado por su propio hedonismo en una época en que además sus tendencias sexuales estaban fatal vistas. Al final, voilà la tragedie, lo destruye su propio “amor”: el poeta murió de SIDA. Por lo demás, si queréis hartaros de ver culos de tíos (y los mejores primeros planos de glandes desde la última de Lars Von Trier) y a Gil de Biedma bailando Pet Shop Boys, esta es vuestra peli. Si no, no dejéis de leer sus libros. Estáis avisados.
8 comentarios:
Curioso, hace pocas horas me estaba leyendo un libro de Vila-Matas en el que hace mención a un encuentro con Juan Marsé en "Bocaccio". El libro, por cierto, no me está gustando nada.
En cualquier caso, gracias como siempre por hacerme reír leerme hasta el final un post sobre una peli que ni he visto, ni voy a ver.
A mí es que Bimba me enciende bastante las entrañas. Será que soy un pervertido, pero es lo que hay. Y Mollá me parecía un pésimo actor que con el tiempo ha logrado alcanzar la categoría de mediocre.
Qué gran poema 'No volveré a ser joven':
Que la vida iba en serio // uno lo empieza a comprender más tarde // como todos los jóvenes, yo vine // a llevarme la vida por delante.
Dejar huella quería // y marcharme entre aplausos // envejecer, morir, era tan sólo // las dimensiones del teatro.
Pero ha pasado el tiempo // y la verdad desagradable asoma // envejecer, morir // es el único argumento de la obra.
Por cierto, además de Bimba Bosé, también me enciende Bebe. Y muchas enhorabuenas por su éxito con Conchita.
¿Hay desnudo de la actriz Blanca Suarez?
uuuff!! suena todo horroroso! a ver si es verdad que les quitan todas subvenciones al cine español.
El poema del tio ese que ha escrito tu amigo, muy bonito though.
CLP
Ja, ja! Veo que sois todos más depravados que Gil de Biedma... y me encanta!
-Riggy: Tu aliento es ya un clásico de este blog, gracias a ti. Por cierto, cuidadín con leer a Vila-Matas sin la debida receta médica...
-Ángel: Me alegro de verte por aquí, y tomo nota de tu recomendación de restaurante/ginebras para la próxima vez que vaya a Madrid. Por cierto, si te va Bimba Bosé, con esta peli te vas a poner palote.
-Anónimo: No, no hay desnudo de Blanca Suárez pero sale intentando felar a un nota. Por algo se empieza... ;)
-CLP: No vayas a ver esta peli, que te vas a injuriar. Pero lee a Gil de Biedma sí, que mola mogollón!
Querido porerror,
gracias por elimiar una peli de mi lista de posibles. Con tu crítica la has hundido in eternum.
periv
P.D Preciosos los versos que han puesto arriba...
sessnaz
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