En realidad lo que estoy haciendo no se debe hacer (hablar de un libro antes de terminármelo) pero es que estoy tan excitado que no me puedo aguantar más, y como no he puesto aquí nada de los dos últimos que he leído pues lo compenso de esta manera tan gilipollas. Lo que estoy leyendo es Menos que cero (1985), la primera novela del siempre polémico Bret Easton Ellis (1964- ). De modo que para no emitir un juicio del libro que por fuerza sería incompleto (aunque he visto la peli, y eso, según los profesores actuales, vale, ¿no?) hablaré de toda la obra de este escritor, uno de mis favoritos de todos los tiempos.
Si no sabéis quién es Bret Easton Ellis no tengáis temor ni temblor, porque es un autor que “no viene en el libro”. A mí me lo dio a conocer hace 12 años el buen Truman, que puso en mis manos American Psycho (1991). Este novelón, que ha sido calificado de “terror neogótico” por gente muy seria que trabaja en universidades, es la historia de un psicópata asesino que lleva una doble vida como ejecutivo yuppie en la Edad de Oro de Wall Street (los 80). Él está obsesionado con su físico, su imagen, y carece completamente de empatía.
El prota da extrema importancia a las marcas comerciales y lo mismo te hace una disertación sobre la discografía de Huey Lewis & The News, que sobre tipos de colonia, que te cuenta que ha degollado a un niño en un zoo o que se ha follado a dos a la vez por todos los orificios imaginables. Bueno, “lo mismo” no, porque con las dos últimas cosas apenas se apasiona, mientras que el color de una corbata puede ser constitutivo de trauma. Horrible, ¿verdad? Hasta que empiezas a leerlo y de repente miras atrás y te das cuenta de que tiene una cualidad hipnótica que te atrapa, en el libro se narran sucesos espantosos como si tal cosa, pero tú no puedes dejar de mirar.
Confieso que llegué a sentirme mal por disfrutar con esa novela, pero ahí está el trucazo de Bret Easton Ellis, amigos, el crear en una página en blanco con manchitas negras la ilusión de los sentimientos. El tono que emplea en todas las que he leído es objetivo, aparentemente no hay juicio moral más allá del hecho de la selección y secuenciación de los contenidos. Así ocurre en sus novelas de “niñateo”, que rodean al mundo universitario pijo USA, y a los niños ricos de Los Ángeles (siempre en los 80). Criaturas perdidas, con padres divorciados, que los ignoran pero que los llenan de caprichos, y los chiquitines pues claro: salen auténticos monstruos.
En esta línea está Menos que cero, y también Las reglas de la atracción (1987) y Los confidentes (1994), donde violencia, drogas, videoclips, sexo sin amor y derroche de dinero alcanzan proporciones auténticamente nauseabundas, y van configurando un fresco no exento de moraleja, después de todo: el de la cara más fea de la sociedad USA. No en vano la adaptación a la pantalla de Menos que cero se tituló en España Golpe al sueño americano (1987), y no en vano los pocos estudios serios que hay sobre Bret Easton Ellis lo comparan con F. Scott Fitzgerald. Como Fitzgerald, Easton Ellis retrata un mundo completamente vacuo de fiestorros, una generación perdida, de jóvenes disolutos y hedonistas, engrasada por cantidades obscenas de dinero.
Porque pese a la patente falta de implicación de sus narradores, Bret se ha definido a sí mismo como un “moralista” en la prensa. Dejo para el final la que me parece su mejor obra: Glamorama (1998), otro novelón sobre el mundo de los modelos a mediados de los 90. Y más de lo mismo: obsesión por el dinero y el lujo, culto al cuerpo, sexo vacuo, adicciones a sustancias, puntillismo musical, aunque con un curioso twist que no revelaré, pero que sitúa a la obra en un primer plano ideológico al prever el actual escenario post 11-S. Tiene otro libro, Lunar Park (2005), que creo aúna autobiografía y ajuste de cuentas con algunos personajes antiguos (Breat E. E. es mucho de personajes recurrentes), lo tengo comprado pero no lo he leído.
El otro día me enteré de que ya tiene en la rampa de lanzamiento la continuación de Menos que cero, los mismos personajes 25 años después. Se va a llamar Imperial Bedrooms (2010) –título sacado de Elvis Costello, igual que Less Than Zero-, y que todos sus libros han sido adaptados al cine o tienen ya pelis en producción. “Poderoso caballero es Don Dinero”, como bien nos ha enseñado BEE. ¿Ellismanía? No digáis que no os he avisado!
Si no sabéis quién es Bret Easton Ellis no tengáis temor ni temblor, porque es un autor que “no viene en el libro”. A mí me lo dio a conocer hace 12 años el buen Truman, que puso en mis manos American Psycho (1991). Este novelón, que ha sido calificado de “terror neogótico” por gente muy seria que trabaja en universidades, es la historia de un psicópata asesino que lleva una doble vida como ejecutivo yuppie en la Edad de Oro de Wall Street (los 80). Él está obsesionado con su físico, su imagen, y carece completamente de empatía.
El prota da extrema importancia a las marcas comerciales y lo mismo te hace una disertación sobre la discografía de Huey Lewis & The News, que sobre tipos de colonia, que te cuenta que ha degollado a un niño en un zoo o que se ha follado a dos a la vez por todos los orificios imaginables. Bueno, “lo mismo” no, porque con las dos últimas cosas apenas se apasiona, mientras que el color de una corbata puede ser constitutivo de trauma. Horrible, ¿verdad? Hasta que empiezas a leerlo y de repente miras atrás y te das cuenta de que tiene una cualidad hipnótica que te atrapa, en el libro se narran sucesos espantosos como si tal cosa, pero tú no puedes dejar de mirar.
Confieso que llegué a sentirme mal por disfrutar con esa novela, pero ahí está el trucazo de Bret Easton Ellis, amigos, el crear en una página en blanco con manchitas negras la ilusión de los sentimientos. El tono que emplea en todas las que he leído es objetivo, aparentemente no hay juicio moral más allá del hecho de la selección y secuenciación de los contenidos. Así ocurre en sus novelas de “niñateo”, que rodean al mundo universitario pijo USA, y a los niños ricos de Los Ángeles (siempre en los 80). Criaturas perdidas, con padres divorciados, que los ignoran pero que los llenan de caprichos, y los chiquitines pues claro: salen auténticos monstruos.
En esta línea está Menos que cero, y también Las reglas de la atracción (1987) y Los confidentes (1994), donde violencia, drogas, videoclips, sexo sin amor y derroche de dinero alcanzan proporciones auténticamente nauseabundas, y van configurando un fresco no exento de moraleja, después de todo: el de la cara más fea de la sociedad USA. No en vano la adaptación a la pantalla de Menos que cero se tituló en España Golpe al sueño americano (1987), y no en vano los pocos estudios serios que hay sobre Bret Easton Ellis lo comparan con F. Scott Fitzgerald. Como Fitzgerald, Easton Ellis retrata un mundo completamente vacuo de fiestorros, una generación perdida, de jóvenes disolutos y hedonistas, engrasada por cantidades obscenas de dinero.
Porque pese a la patente falta de implicación de sus narradores, Bret se ha definido a sí mismo como un “moralista” en la prensa. Dejo para el final la que me parece su mejor obra: Glamorama (1998), otro novelón sobre el mundo de los modelos a mediados de los 90. Y más de lo mismo: obsesión por el dinero y el lujo, culto al cuerpo, sexo vacuo, adicciones a sustancias, puntillismo musical, aunque con un curioso twist que no revelaré, pero que sitúa a la obra en un primer plano ideológico al prever el actual escenario post 11-S. Tiene otro libro, Lunar Park (2005), que creo aúna autobiografía y ajuste de cuentas con algunos personajes antiguos (Breat E. E. es mucho de personajes recurrentes), lo tengo comprado pero no lo he leído.
El otro día me enteré de que ya tiene en la rampa de lanzamiento la continuación de Menos que cero, los mismos personajes 25 años después. Se va a llamar Imperial Bedrooms (2010) –título sacado de Elvis Costello, igual que Less Than Zero-, y que todos sus libros han sido adaptados al cine o tienen ya pelis en producción. “Poderoso caballero es Don Dinero”, como bien nos ha enseñado BEE. ¿Ellismanía? No digáis que no os he avisado!
5 comentarios:
Yo sólo he leído American Psycho, que me leí casi de un tirón en un precario autobús que cruzaba las montañas marroquíes. Me gustó bastante, y me pareció muy adecuado que alguien que es muy fan de Genesis y menosprecia a Bruce Springsteen fuera un perturbado de ese calibre.
Sin ánimo de contradecir nada de lo magníficamente expuesto, me atrevería a decir que "Menos que cero" es una novela muy sobrevalorada... En cambio, "Las leyes de la atracción",la siempre difícil segunda novela, me parece su obra más lograda y no goza de tanta fama... Imprescindible el chiste sobre Julio Iglesias y Diana Ross... ;)
Leyendo tu post, me han entrado ganas de leerme el libro, porque American Psycho, la peli, me ha encantado. (Claro que estuve un 25% de la peli con los ojos tapados)
Un saludo!
María
antes de nada: el libro siempre mejor que la película, y , por cierto, no,no vale!!!!.
Madre mía y yo sin conocer a este señor????con lo que me gusta a mí leer estas cosas y pasar un mal rato, pero condenada a no poder dejar de mirar. Gracias por presentármelo, me tendrás que aconsejar por dónde empiezo.mjesús
antes de nada: el libro siempre mejor que la película, y , por cierto, no,no vale!!!!.
Madre mía y yo sin conocer a este señor????con lo que me gusta a mí leer estas cosas y pasar un mal rato, pero condenada a no poder dejar de mirar. Gracias por presentármelo, me tendrás que aconsejar por dónde empiezo.mjesús
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