Vivencias polimórficas de un treintañero perplejo.

domingo, 4 de septiembre de 2011

La piel que habito


Tras aproximadamente cuatro minutos tratando de pensar en un juego de palabras ingenioso (que incluyese el título de la última peli de Almodóvar) para bautizar este post, me rindo y entramos en materia. Ayer fui a ver La piel que habito (2011) última entrega del manchego universal, etc. Tenía muchísimas ganas de ver la peli, últimamente me están gustando las que hace Almodóvar, e incluso si no me satisfacen por completo, no puedo evitar pensar que nos encontramos ante un auténtico artista con una visión particular, aunque la mitad de las veces no comulgue con ella. Y –para qué negarlo?- me encanta una chorrada y ando frenesizado detrás de esta peli desde que me encontré a los Hnos. Almodóvar en el teatro en Madrid hace seis meses.

Lo que importa es la peli: me ha parecido buena o muy buena. Visualmente impactante, como nos tiene acostumbrados, lo que más destacaría del conjunto es el trabajo de los actores (férreamente dirigidos por Tito Almo, no me cabe duda). Antonio Banderas está de 10, Elena Anaya obra maestra también, y Marisa Paredes (probablemente la actriz española que más odio tras Pilar Bardem y Carmen Machi) también se sale en el papel que interpreta. Hay otros secundarios que no lo hacen mal, a excepción de Eduard Fernández, quien cada vez que abría la boca subía el pan: me recordaba que estaba viendo una película.


También anda por ahí un Roberto Álamo disfrazado de tigre al que le cabe el Titanic, más hubiera valido que su personaje proppiano hubiera sido mudo. El guión no me parece un prodigio pero sí que sabe mantener la intriga y es interesantísima la manera en que está narrada la historia. De hecho, pienso que con La piel que habito nos encontramos ante un nuevo triunfo de la forma sobre el contenido, hasta el punto de que si llego a saber de qué iba verdaderamente la peli no hubiera ido a verla. Por qué? Por ser la historia más horrible de la que he tenido noticia en los últimos tiempos (y os recuerdo que acabo de leerme Fantasmas).

Seguro que a Chuck Pahlaniuk le encantará esta peli, el problema es que a usted, señora, no le va a gustar. Y Almodóvar no es David Cronenberg (ya ni David Cronenberg es David Cronenberg), sus pelis ya no son underground ni están dirigidas a un público minoritario con amplias tragaderas. Esta peli no, La piel que habito es un producto mainstream, avalado por una impresionante promoción, es la peli que todos los españoles deberían ver este año, salvo que a lo mejor les horripila.


La “fábula” (la historia en sentido lógico y cronológico) me parece la mayor fantochada que ha parido madre, y además muy morbosa, coño. La “trama” (la selección y manipulación de los hechos tal y como el autor nos los presenta) me parece fantástica. Aristóteles vs. Hunter S. Thompson, terror y piedad, miedo y asco en La Mancha, etc, etc. La historia es simple, pero me vais a permitir que no la cuente. Si queréis ver esta peli vais a ir a verla independientemente de lo que diga yo o cualquier crítico. Y ya sabéis lo bastante como para interesaros. Si por el contrario no pensáis ir a verla pero sois fans del blog, espero que todo el mundo pueda disfrutar de un post sin tener pesadillas por la noche.

Mi veredicto entonces? La peli es muy buena, he pasado un rato de cine inolvidable, ahora bien, no se la recomendaría a todo el mundo. Si te gusta el mondo Almodóvar, si te gusta el cine, te paras a analizar los planos, las secuencias, los movimientos de cámara y esas cosas ve a verla. Si solo quieres una cosita española para pasar el rato ni se te ocurra. [Por cierto, buenos Migue y Mojaquero: ya he aislado el sema de las películas españolas: salen tetas. En esta se cumple varias veces.] Los momentos sublimes alternan con otros de vergüencita ajena, como pasaba con Los abrazos rotos (2009), con la ventaja de que La piel… NO es aburrida. Probablemente, la palabra que más afluyó a mis labios mientras estaba viendo La piel que habito fue “bizarría”, lo cual puede molar, pero ya se sabe que no es para todo el mundo, ni siquiera para mí todas las veces.


Dice Almodóvar que esta peli suya es para verla más de una vez, que no lo dice por hacer más caja sino es que la historia gana en matices y riqueza de detalles con un nuevo visionado. No lo pongo en duda, yo mismo salí del cine diciendo “Ay, ojalá viera de nuevo tal o cual escena del principio, ahora que conozco la peli entera, a ver qué me aportaba!”. Motivo para el debate lo hay por arrobas. Os aconsejo que después de verla os vayáis a tomar algo y montéis un cine-fórum. La piel que evito... La piel que he visto... La peli que he-vitto… Solo os diré dos palabras: “Es Pedro”. (Ya lo entenderéis.)

4 comentarios:

Tara dijo...

Tenía ya un poco de miedo por ver qué decías de ella, pero menos mal! Como me incluyo dentro de las que va a ver pelis fijandome en planos, riqueza de imágenes, etc, me ha encantado. Casualmente también he tenido todo el tiempo la palabra "bizarro" en los labios, pero a mí este tipo de cosas son las que me enganchan, qué le vamos a hacer! y sí, también quiero volver a verla, y seguramente me la compraré como dije con Black Swan...
En fin, tengo ganas de uno de esos cine-fórum que dices, últimamente escasean.
P.D.: Luego no te quejes de que no te lee nadie!

Nacho Camino dijo...

Yo, francamente, no he visto ese despliegue visual al que haces referencia, aparte de la excelente fotografía a que nos tiene acostumbrados. Muchos de los planos me han resultado, incluso, de Estrenos TV. De los actores sólo salvo, y con reservas, a la Anaya. Banderas tiene menos matices que una grúa, y lo de Paredes es indescriptible: dice sus frases con una cadencia tan extraña que uno no sabe si está pasada de trankimazines. Tampoco es coherente su frialdad inicial con el dramatismo pasión-de-gavilanes con que nos cuenta la historia de Norma y su madre. A mí me dio la risa.
Pero es que todos los personajes son de cartón-piedra y los apoyan unos diálogos inanes cuando no infames. Estoy de acuerdo en que la historia es artificiosa a más no poder, pero estoy seguro de que alguien como Cronenberg le hubiera sacado más partido. El introducir apuntes de sainete castizo a costa del carotone de su hermano tampoco ayuda, aunque en esos pequeños gags es donde se concentra lo mejor de Almodóvar. Cuando apunta a la tragedia griega da en una comicidad involuntaria, como lo demuestra el hecho de que, en los momentos pretendidamente solemnes o trágicos, el patio de butacas no pudiera contener la risa.

Un último comentario para la música: ¿puede alguien ser tan amable de disparar a ese violinista taaaaan coñazo?

Un abrazo, amigo.

Porerror dijo...

De acuerdo, Nacho, yo le pego un tiro al violinista y tú te encargas de la Buika. Onda Extraños en un tren, hace?

Nacho Camino dijo...

Aaaaah, la Buika.... Cómo lo sabes, amigo, cómo lo sabes...

 
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