Vivencias polimórficas de un treintañero perplejo.

jueves, 15 de septiembre de 2011

A mí también me chupó un pezón Fernando Esteso


-“Esos locos furiosos increíbles…”
(José Agustín Goytisolo)




En el prólogo a su afamada Comedia humana (ciclo de decenas de novelas), el escritor francés Honoré de Balzac afirmaba que quería entrar a describir y analizar las vidas y costumbres de la gente corriente, por oposición a los poderosos y notables, que habían sido hasta el momento el objeto preferente de la literatura. Así se forjó una “vasta catedral narrativa” (cita de Mauro Armiño, traductor de Balzac) cuyas capillas son los episodios novelescos donde se contaba la vida de ambiciosos estudiantes sin blanca, posaderos parisinos, intrigantes damas, avaros impenitentes o señoritas casaderas de provincias.

Fan número uno de la tele (hoy mi novia me lo ha echado en cara), llevo algunas semanas embarcado en la apasionante empresa de ver la serie La que se avecina (2007- ). Dicho así parece tarea fácil, pero en cuanto explique el método que estoy siguiendo se comprenderá que no es tan sencilla la cosa. Esta serie empezó hace 4 años y medio en Telecinco, todo el mundo sabe que es la directa heredera de Aquí no hay quien viva (2003-2006) de Antena 3. Que la sucedió tras un cambio de cadena motivado por razones digamos que no puramente artísticas. Aquí no hay quien viva marcó una época, y no soportó la marcha de Emilio el portero (Fernando Tejero), verdadero personaje revelación de la serie.



Pero también hubo otros cracks que saltaron a la fama en esa serie, por ejemplo Eduardo Gómez, Malena Alterio o José Luis Gil (si no os suenan los nombres, metedlos en Google images). Yo era fan a ultranza de Aquí no hay quien viva, cuando cambió de cadena me dio tantísimo coraje que juré no ver esa injuriosa “adaptación” [Wikipedia dixit] de Telecinco: era una burda copia, una histrionada que nada aportaba puesto que su parecido con la original la convertía más en un producto derivativo que en una creación original. Así pasaron años y no vi ni un solo episodio.

La actual panoplia de canales televisivos digitales favorece el encuentro con productos televisivos orillados, programas que en su día no se vieron, amén de la revisión de clásicos onda Friends (1994-2004), Perdidos (2004-2010) o Los Simpson (1989- ). Como dijo el gran J. A. Goytisolo, “la noche le es propicia”, y henos aquí que durante este verano me sorprendí viendo de soslayo algunas escenas de La que se avecina entre zapping y zapping, apenas capitulillos sueltos, y como quien no quiere la cosa terminé por engancharme. La serie original tendrá próximamente su sexta temporada en Telecinco, pero en la actualidad es posible cazarla –cual mariposa esquiva- en diferentes cadenas a diferentes horas de tarde, noche y madrugada (que yo controle).



De este modo, parte mis calores del verano se han mitigado con el consabido ritual de la Coca-Cola Zero y las pipas, yendo mando a distancia en mano tras los capítulos deslavazados de La que se avecina en La 7, Factoría de Ficción, Telecinco y Paramount Comedy, como iban Helen Hunt tras los tornados en Twister (1996) y John Wayne tras los rinocerontes en ¡Hatari! (1962). Lo que he descubierto es que La que se avecina es en realidad una monumental obra cómica cuya gracia me atrevería decir que supera a Aquí no hay quien viva. En originalidad no la supera, está claro, porque la premisa es calcada: desventuras de una comunidad de vecinos neuróticos que se enfrentan a los problemas y situaciones del día a día.

Los comienzos de La que se avecina fueron discretos, Telecinco la llegó a relegar a la franja late night, pero con el tiempo el programa se fue consolidando, las cifras de audiencia se estabilizaron y empezaron a crecer, gracias a una cada vez más amplia base de fieles devotos, que se partían la raba observando las disparatadas evoluciones del vecindario de Mirador de Montepinar.



Si conocéis la serie, sería ocioso listar aquí a todos los personajes que han desfilado por ella (cada temporada ha traído inevitables cambios, bajas e incorporaciones); si no la conocéis, una lista tal no os diría nada. Yo he ido haciéndome la composición de lugar en plan puzzle. En lugar de ver la serie en orden cronológico, por temporadas (como corresponde), he tenido que ir picoteando los episodios que veía por ahí, algunos radicalmente diferentes (por ejemplo, en un episodio A y B están casados y en otro están divorciados y B vive ahora con C, etc, etc.). Se ha ido configurando así en mi mente, un impresionante fresco cómico, gigante en estatura, en el que he tenido que ir rellenando los huecos que faltaban, aunque de vez en cuando veía algo que ya había deducido que pasaba, claro. Y todavía no lo visto todo ni mucho menos.

La traída a colación de Balzac no tenía como objetivo comparar su Comedia humana con La que se avecina, o a lo mejor sí. Sí, en verdad era eso exactamente. Porque salvando las cuasi infinitas distancias, cada episodio de la serie es una pequeña capilla con sentido completo (como buena sitcom), enmarcada en una grandiosa catedral cómica. En vez de Papá Goriot, Enrique Pastor (concejal de Juventud y Tiempo Libre), Eugénie Grandet es la Cuqui, y así sucesivamente...

1 comentario:

Anónimo dijo...

ME HAN FALTADO REFERECIAS A "HISTORIA DE UNA ESCALERA" Y "A LA COMUNIDAD"....

 
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