Vivencias polimórficas de un treintañero perplejo.

lunes, 12 de septiembre de 2011

Judíos y nazis en París


-“París liberada por sí misma, por su pueblo, con el concurso de los ejércitos de Francia.”
(Charles de Gaulle, 25 de agosto de 1944)





Conozco a una persona francesa cuyos padres murieron en Auschwitz. Cualquiera que haya estado en Auschwitz sabe que después de verlo en directo (bien que 60 ó 70 años después) la concepción que uno tiene sobre la 2ª Guerra Mundial y el Holocausto no vuelve a ser la misma. Si el año pasado el tema de mi verano fue el periodo entreguerras, el de este ha sido sin duda la 2ª Guerra Mundial. No descarto escribir otras cositas sobre el tema, tengo pensadas ideas que no digo porque si no nunca salen. Pero ayer vi una peli francesa sobre los judíos que me gustó mucho, y despertó en mí muchas y muy fuertes emociones.

La llave de Sarah (2010) está basada en una novela homónima de Tatiana de Rosnay que no he leído. No sé cómo será el libro: la peli es la historia de una niña judía francesa en 1942 -y más allá- entrelazada con la de una periodista USA afincada en Francia (Kristin Scott Thomas) en la actualidad. Motivo? No os voy a destripar la peli, pero podéis figuraros que ambas tienen algún nexo en común, y así la historia salta entre pasado y presente y se desarrolla en distintos escenarios, como gustan ahora de hacer las novelas y películas de índole investigativa à la mode.


Cualquier estación de tren de Francia esconde placas conmemorativas de los ferroviarios caídos en la(s) guerra(s) y muy frecuentemente en recuerdo de los deportados judíos franceses. Deportados a los campos de exterminio nazis, me leeréis hacer bromas sobre casi todo, sobre esto no. En la ciudad de Compiègne, famosa por estar cerca de donde se firmaron el Armisticio de la 1ª Guerra Mundial (1918) y la capitulación francesa en la 2ª (1940), la estación de tren cobija varios vagones que fueron utilizados para transportar judíos a los campos. Están repintados, pero hielan la sangre porque aún se ven las ventanas bien tapadas con alambre de espino.

A pocos kilómetros de allí, otro famoso vagón de tren guarda un gran secreto: es una réplica de aquel en donde se firmaron las dos rendiciones anteriormente citadas. Sabido es que la derrota del Reich alemán en la Primera Guerra supuso para ese gran pueblo una humillación en muchos casos insuperable. El afán de revancha presidió muchos de los primeros compases de la Segunda, hasta el punto de que una vez que Hitler tuvo a Francia de rodillas en junio de 1940 (la “Extraña derrota”, ya sabéis), exigió que le trajeran el mismo vagón donde según los franceses “sucumbió el orgullo criminal del Imperio Alemán” 22 años antes, para obligar a Francia a firmar su rendición allí, devolverles la humillación y hacerles tragar quina. El vagón hubo que sacarlo del museo donde se encontraba, y posteriormente fue quemado por los nazis.


Tal vez la frase que más me impactó de toda la peli La llave de Sarah fue una en que se revela una de las verdades más crudas del tratamiento que sufrieron los judíos en la Francia Ocupada. Supongo que conocéis la historia del Velódromo de Invierno, lugar de París donde las autoridades francesas recluyeron, a instancias de las alemanas, a los judíos que iban deteniendo (más de 76.000 fueron deportados de Francia y asesinados). Sobre esto hay muchas pelis y libros, La llave de Sarah viene a unirse a esta tradición.

La familia de Sarah vive en el Marais, céntrico barrio parisino donde los judíos creyeron estar a salvo hasta que durante el verano de 1942 fueron detenidos en una serie de redadas y encerrados en el velódromo, antes de su deportación. No en vano hace seis años hubo en el ayuntamiento de Paris (que está a un minuto de ese barrio) una exposición fotográfica recordatoria de estos sucesos con el título “El Marais: De refugio a trampa”.


Recomiendo a todo el mundo esta película, no ha mucho hablando con amigos comentábamos lo trillado que estaba en la ficción el tema de la Guerra Civil. “Pues anda que el de la Segunda Guerra Mundial…” –terció otro. También se ha explotado mucho, pero qué queréis que os diga, yo cada día lo encuentro más interesante. Los canales National Geographic e Historia nos ofrecen un sinfín de reportajes sobre el conflicto desde los más variados puntos de vista, cada vez sabemos más y se arroja luz sobre más aspectos. La Guerra Civil española (sobre esta también hay reportajes), con perdón, siempre es lo mismo: lo mal que lo pasaron los catalanes y lo importante que fue el maquis.

La Memoria Histórica exige siempre tomar partido, pero pocas dudas pueden quedarnos en el tema del exterminio judío a manos de los nazis. Los nazis lo documentaban todo, y esa fue su perdición. En La llave de Sarah, uno de los personajes se pregunta en un momento dado cómo es que hay tan poco testimonio gráfico sobre la deportación de los judíos en Francia, el Velódromo de Invierno, etc. Y el personaje de Kristin Scott Thomas le responde: “Compadre, porque esto no fueron los alemanes, fueron los propios franceses.” Esa era la frase que os decía que más me ha impresionado de la película, sobre todo habida cuenta de lo que os contaba al principio del post.

5 comentarios:

Mariolaprofe dijo...

Si estás tan guerrero, te recomiendo una obra muy diferente. Hace unos meses leí una que está bastante bien: Seguir viviendo, de Ruth Kluger. Es una judía que sobrevivió a tres campos de concentración, y da una versión muy personal y vehemente de los hechos. Deja de lado a los nazis y relata su relación con el judaísmo, se cuestiona muchas cosas con las que puedes o no estar de acuerdo, pero desde luego no te dejan indiferente. A mí me ha cambiado mi intepretación del holocausto.

Porerror dijo...

Gracias por comentar, Mariolaprofe. Has hecho que vuelva a contestar los comentarios.

Tomo buena nota del libro que me dices, y que conste que yo a los judíos no se lo perdono todo, eh?

Riggy dijo...

Dato real: el día anterior a que publicases este post, yo estaba paseando por el Marais y comentando lo mucho que me impresionaban las placas que recuerdan a los niños deportados a los campos de concentración. Como dicen esas mismas placas con buen criterio: Ne les oublions jamais.

Anónimo dijo...

los franceses y la 2GM habría tanto que decir,del faro de la ilustración europea en los momentos de las tinieblas fascistas...

Los judíos y el nazismo,habría tanto que decir,del pueblo perseguido y convertido en perseguidor...

Anónimo dijo...

ERA YO...

 
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