Fui a ver La red social (2010), que recomiendo vivamente, pero no le haré una crítica porque poco puedo añadir a lo dicho por el buen Fran G. Matute en su blog. Él decía que “dentro de 100 años, cuando alguien quiera enterarse de cómo era el mundo en los primeros años del 2000, no le quedará más remedio que ver esta película. Porque es así.” Permítaseme robar la frase pero aplicándola a otro fenómeno cultural ligeramente distinto.
Octubre 2010. Veo en la tele un anuncio en el que unas jovenzuelas desarrollan una pegadiza canción, coreografiada, y con una letra que invita a la confrontación (si no directamente a dar hostias). Tardo lo que tarda el anuncio en entender qué están tratando de venderme: me siento como una abuela. Resulta que era un anuncio de un juego para la PSP, en concreto uno basado en la telenovela argentina de corte infantojuvenil Patito feo (2007-2008).
Recibo una inquietante llamada al móvil, es Harvest. “Illo, hoy en el patio he escuchado a unas chicas decir Vamos a bailar las divinas!... y me han llamado Antonella… ¿Tú sabes de qué puede ir la cosa?” Si veo una peli sobre un trillonario de veintipocos años que inventa el chicle electro-virtual no siento envidia ni celos: porque es algo que no está a mi alcance, es como ver a Usain Bolt corriendo. Pero ver un anuncio con canciones actuales y no saber ni lo que estoy contemplando… eso hace pupita.
Resulta que Las Divinas no es el título de una película de Simone Signoret o de una novela de Jonathan Littel, no: se trata del apodo de una clique, un grupito exclusivo de niñitas de cole que hacen pandilla celebrando sus virtudes de supuesta belleza, coolness y desprecio a las diferentes. Bueno, desprecio a las feas. Todo esto ocurre en la citada serie Patito feo. Atando cabos Harvest admite haber oído a sus alumnas hablar de la serie desde hace un par de años.
Mis primas mayores confirman el dato: sus hijas son megafans del asunto, solo que ellas no tienen edad de instituto sino entre 6 y 11 años. La sociedad española se haya influenciada por esta especie de híbrido entre el cuento clásico “El patito feo” y Yo soy Betty, la fea (1999-2001). Confieso que esto lo deduzco de la lectura de varias sinopsis en Internet y de la contemplación fascinada de ciertas escenas de la serie en Telecinco y Disney Channel. No veía la serie y no la voy a ver ahora, pero conviene saber “qué canciones toca el diablo”, como dice el dicho inglés.
Las Divinas empiezan siendo malas, ellas valoran valores superficiales, excluyen a las que no entran en su categoría y son –en conjunto- un pésimo ejemplo para nuestra niñez. A estas se contraponen Las Populares (cuya líder es Patricia –hence “Patito”- la feúcha), con un espíritu lúdico y ligeramente friki que ha sido acusado de victimista, por aceptar como normal la situación de acoso/desprecio que sufren a manos de las otras pijas.
Estas series, amigos, y no Harvest y sus compañeros de trabajo profes son las que educan a nuestros niños y adolescentes. ¿Qué pasa, Porerror? ¿Lo vas a criticar? ¿Vas a oponerte a que esto sea así? Pues mire, señora, sí. Pero vamos, que no he escrito este post para eso, sino para advertiros. Y que luego no nos llamemos a sorpresa, porque Las Divinas resultan infinitamente más atractivas como modelo (bien que nefasto) para cualquiera: porque los malos molan.
Octubre 2010. Veo en la tele un anuncio en el que unas jovenzuelas desarrollan una pegadiza canción, coreografiada, y con una letra que invita a la confrontación (si no directamente a dar hostias). Tardo lo que tarda el anuncio en entender qué están tratando de venderme: me siento como una abuela. Resulta que era un anuncio de un juego para la PSP, en concreto uno basado en la telenovela argentina de corte infantojuvenil Patito feo (2007-2008).
Recibo una inquietante llamada al móvil, es Harvest. “Illo, hoy en el patio he escuchado a unas chicas decir Vamos a bailar las divinas!... y me han llamado Antonella… ¿Tú sabes de qué puede ir la cosa?” Si veo una peli sobre un trillonario de veintipocos años que inventa el chicle electro-virtual no siento envidia ni celos: porque es algo que no está a mi alcance, es como ver a Usain Bolt corriendo. Pero ver un anuncio con canciones actuales y no saber ni lo que estoy contemplando… eso hace pupita.
Resulta que Las Divinas no es el título de una película de Simone Signoret o de una novela de Jonathan Littel, no: se trata del apodo de una clique, un grupito exclusivo de niñitas de cole que hacen pandilla celebrando sus virtudes de supuesta belleza, coolness y desprecio a las diferentes. Bueno, desprecio a las feas. Todo esto ocurre en la citada serie Patito feo. Atando cabos Harvest admite haber oído a sus alumnas hablar de la serie desde hace un par de años.
Mis primas mayores confirman el dato: sus hijas son megafans del asunto, solo que ellas no tienen edad de instituto sino entre 6 y 11 años. La sociedad española se haya influenciada por esta especie de híbrido entre el cuento clásico “El patito feo” y Yo soy Betty, la fea (1999-2001). Confieso que esto lo deduzco de la lectura de varias sinopsis en Internet y de la contemplación fascinada de ciertas escenas de la serie en Telecinco y Disney Channel. No veía la serie y no la voy a ver ahora, pero conviene saber “qué canciones toca el diablo”, como dice el dicho inglés.
Las Divinas empiezan siendo malas, ellas valoran valores superficiales, excluyen a las que no entran en su categoría y son –en conjunto- un pésimo ejemplo para nuestra niñez. A estas se contraponen Las Populares (cuya líder es Patricia –hence “Patito”- la feúcha), con un espíritu lúdico y ligeramente friki que ha sido acusado de victimista, por aceptar como normal la situación de acoso/desprecio que sufren a manos de las otras pijas.
Estas series, amigos, y no Harvest y sus compañeros de trabajo profes son las que educan a nuestros niños y adolescentes. ¿Qué pasa, Porerror? ¿Lo vas a criticar? ¿Vas a oponerte a que esto sea así? Pues mire, señora, sí. Pero vamos, que no he escrito este post para eso, sino para advertiros. Y que luego no nos llamemos a sorpresa, porque Las Divinas resultan infinitamente más atractivas como modelo (bien que nefasto) para cualquiera: porque los malos molan.
6 comentarios:
COMO FUTURO PADRE DIRÉ QUE MI/S HIJ@S SÓLO VERÁN TV DONDE SE PRIMEN VALORES SUPERIORES.
como futura madre diré que en mi casa no habrá televisión. De echo,no la veo casi nunca,me produce somnolencia....
Genial, me encanta el análisis que haces. Tomo apunte para la pedagogía sistémica... Carmen.
Señorita Patricia, imagino que es usted joven, y que algún día -es cuestión de tiempo- tendrá la oportunidad de madurar. Sin embargo, no obvie responsabilidades, y no cometa la tiranía insalvable de no poner un televisor en casa. Aunque usted crea que es algo bueno, incluso moderno (tomamos en cuenta el hecho de la somnolencia), sepa que argulle un argumento antiquísimo (¿es usted hippie?). Si su hijo no hará la primera comunión, no le prive de la oportunidad de pertenecer a este mundo. Confío en que esto llegará a buen puerto y que el teclado y las prisas sean los culpables de que, pese a la televisión, el verbo hacer (hecho)se escriba con hache. Migue.
PUES TAL Y COMO ESTÁN LOS ACADÉMICOS ÚLTIMAMENTE, DON MIGUE, PUEDE QUE EN NADA ESCRIBAMOS 'ACER' SIN 'ACHE'...
PD: PALABRA: waryob
Cuánta verdad en esas palabras, porerror.
En mi curso hay a quien le gusta la bendita serie...
Lo peor es que es un 2º de bachillerato...
Qué vergüenza de generación...
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