Los más viejos del lugar se acordarán de un amigo (al que últimamente veo poco, sin motivo aparente), que con quince años acababa de descubrir la canción “For No One” de los Beatles. Indignado, la novieta lo acababa de dejar y comentaba “Esa canción la escribieron los Beatles pensando en mí”. “Sin duda”, le contesté no sin sorna, pero añadí “De todos modos no te vayas a emocionar demasiado, todo el mundo piensa que “For No One” se la escribieron a él…” “No, no, no, no, pero es que tú no entiendes: esa canción la escribió Paul McCartney pensando en mí personalmente!!!” - replicó él mientras me zarandeaba.
Dejando a un lado el detalle de que mi amigo no había nacido en 1966, su friki-reacción ocultaba una gran verdad de los fans: en cualquier momento, sea triste, alegre, íntimo, expansivo, amargo, dulce, salado, ácido o umami, ¿quién no ha pensado que tal o cual canción le estaba retratando? Cuenta la leyenda que Roberta Flack lo pensó cuando escuchó a Don McLean, y que de ahí salió aquello de “Killing me softly with his song”. Por eso me resultaba imprescindible ver una peli que se estrenó el pasado viernes, to wit: Todas las canciones hablan de mí (2010), de Jonás Trueba, sí, hijo de Fernando Trueba y sobrino del Personaje Oro David ídem.
Durante la peli disfruté y me aburrí a partes casi iguales, la verdad es que no la cubriría de gloria pero no puedo dejarla ir de mi cabeza (y hace 48 horas que la vi), lo cual ya es algo. Esa es la razón de que escriba hoy con vuestra venia un pequeño experimento, llevo todo el fin de semana trabajando, he aquí mi(s) crítica(s) sobre la peli, Todas las canciones hablan de mí… y de mí, claro.
Lo peor desde la bombona de butano!
¿Quién se ha creído Jonás Trueba, un chavalín de 29 años, que con un currículum basado en el nepotismo nos presenta su ópera prima? Todas las canciones hablan de mí supone un engaño comenzando por el título mismo, misleading a más no poder. Uno espera que una peli así, vendida como una comedia romántica, sea eso, cómica, romántica (esto sí lo es) y que con ese título el prota sea un enfermo musical, que vea a su chica en el rastro de las letras de canciones… pero solo se nos da un inkling de lo que digo, sí, se le ve una vez sufriendo con un disco, “Pobrecitos mis recuerdos” de Bola de Nieve.
Más le hubiera valido a esta peli intitularse Todos los libros hablan de mí, ya que lo que cimenta el imaginario del prota es la literatura: Filólogo Hispánico, empleado en una librería de viejo, aspirante a poeta, lector compulsivo… la peli nos deja con algunas perlas de Alejandra Pizarnik, Milan Kundera, Carmen Martín Gaite y otros de esos autores que tanto os gustan. Pero lo siento, amigo, voy a darle una noticia: igual que un montón de ladrillos no es una casa, la acumulación de citas culturetoides y la inclusión de canciones de Nacho Vegas no aseguran la profundidad intelectual a una película.
Lo demás: costumbrismo español de bar, cama, más bar, más cama, pandilla de amigos disfuncionales, atardeceres en Madrid y viejóvenes mirándose el ombligo. Dicen que la peli es deudora de la nouvelle vague francesa, que tiene no sé cuáles planos calcados de una de Truffaut (espero que no sea ese de una mesa con los restos del desayuno que el director aguanta varios segundos: creo que las magdalenas ya estaban agotadas como fuente de significado desde Marcel Proust). Si tenéis veintimuchos o treintipocos y no sabéis para dónde tirar con vuestras vidas hacedme caso: corred a verla que lo vais a flipar.
Dejando a un lado el detalle de que mi amigo no había nacido en 1966, su friki-reacción ocultaba una gran verdad de los fans: en cualquier momento, sea triste, alegre, íntimo, expansivo, amargo, dulce, salado, ácido o umami, ¿quién no ha pensado que tal o cual canción le estaba retratando? Cuenta la leyenda que Roberta Flack lo pensó cuando escuchó a Don McLean, y que de ahí salió aquello de “Killing me softly with his song”. Por eso me resultaba imprescindible ver una peli que se estrenó el pasado viernes, to wit: Todas las canciones hablan de mí (2010), de Jonás Trueba, sí, hijo de Fernando Trueba y sobrino del Personaje Oro David ídem.
Durante la peli disfruté y me aburrí a partes casi iguales, la verdad es que no la cubriría de gloria pero no puedo dejarla ir de mi cabeza (y hace 48 horas que la vi), lo cual ya es algo. Esa es la razón de que escriba hoy con vuestra venia un pequeño experimento, llevo todo el fin de semana trabajando, he aquí mi(s) crítica(s) sobre la peli, Todas las canciones hablan de mí… y de mí, claro.
Lo peor desde la bombona de butano!
¿Quién se ha creído Jonás Trueba, un chavalín de 29 años, que con un currículum basado en el nepotismo nos presenta su ópera prima? Todas las canciones hablan de mí supone un engaño comenzando por el título mismo, misleading a más no poder. Uno espera que una peli así, vendida como una comedia romántica, sea eso, cómica, romántica (esto sí lo es) y que con ese título el prota sea un enfermo musical, que vea a su chica en el rastro de las letras de canciones… pero solo se nos da un inkling de lo que digo, sí, se le ve una vez sufriendo con un disco, “Pobrecitos mis recuerdos” de Bola de Nieve.
Más le hubiera valido a esta peli intitularse Todos los libros hablan de mí, ya que lo que cimenta el imaginario del prota es la literatura: Filólogo Hispánico, empleado en una librería de viejo, aspirante a poeta, lector compulsivo… la peli nos deja con algunas perlas de Alejandra Pizarnik, Milan Kundera, Carmen Martín Gaite y otros de esos autores que tanto os gustan. Pero lo siento, amigo, voy a darle una noticia: igual que un montón de ladrillos no es una casa, la acumulación de citas culturetoides y la inclusión de canciones de Nacho Vegas no aseguran la profundidad intelectual a una película.
Lo demás: costumbrismo español de bar, cama, más bar, más cama, pandilla de amigos disfuncionales, atardeceres en Madrid y viejóvenes mirándose el ombligo. Dicen que la peli es deudora de la nouvelle vague francesa, que tiene no sé cuáles planos calcados de una de Truffaut (espero que no sea ese de una mesa con los restos del desayuno que el director aguanta varios segundos: creo que las magdalenas ya estaban agotadas como fuente de significado desde Marcel Proust). Si tenéis veintimuchos o treintipocos y no sabéis para dónde tirar con vuestras vidas hacedme caso: corred a verla que lo vais a flipar.
Lo mejor desde el chicle!
Jonás Trueba, debutante de 29 años, nos presenta su flamante ópera prima, que debe demostrar el doble de cosas por contar con la mixed blessing del apellido familiar (sí, David Trueba hace un cameo, me alegro de que me lo hayáis preguntado). “Cuando le puse el título, tuve miedo de que los espectadores pensaran que esto era lo que no es” –fueron las valientes declaraciones del director acerca de esta peli, y estaba claro: ¿quién necesitaba un Alta fidelidad a la española? Así y todo, la película viene convenientemente puntuada por temazos de Nacho Vegas, Christina Rosenvinge o …ejem… Franco Battiato.
La historia es simple: el prota es un joven licenciado en Hispánicas atrapado en un mundo que se mueve demasiado deprisa para él (las mentes malpensantes dirán que a la peli le falta ritmo, que es L.E.N.T.A.) mientras intenta poner en orden su vida y en especial recuperar a su amor perdido, una chica con la que estuvo viviendo seis años hasta que ella rompió la relación y lo relegó de nuevo a casa de su madre. Ellos se ven, quedan, hablan de libros, y en paralelo asistimos a cómo el prota es incapaz de superar la ruptura, ni siquiera follando con otras culturetas como una ex compi de facul o una niñata que admira sus poemas.
La peli no está contada en orden cronológico, nos presenta escenas que conforman capítulos de esos de letrerito, sí, señora, como Tarantino. Pero Tarantino lo hacía en homenaje a la nouvelle vague francesa, y es precisamente ese el clima que intenta capturar Todas las canciones hablan de mí, ¿he oído Rohmer, Truffaut, Godard? El prota y su mundo de amiguetes disfuncionales, tratando de imponer sentido a su vida, comiendo flá-golosinas, leyendo culturetadas, refugiándose en bares del glorioso “Madrid de los Austrias”. Y luego está ese final, que me muero por revelaros pero nunca lo haría, ese final tan impactante que me dejó los pelos de punta. Si tenéis veintimuchos o treintipocos y no sabéis para dónde tirar con vuestras vidas hacedme caso: corred a verla que lo vais a flipar.
4 comentarios:
Esta peli habla de mi vida. Iré corriendo a verla.
calit
http://bloguionistas.wordpress.com/2010/12/13/entrevista-todas-las-canciones-hablan-de-mi/
Ah, pero qué no ve a su novia en el rastro de letras de canciones )interrogación)
Ahí he dejado de leer tu crítica, amigo porreor, porque no tengo veintimuchos sino veintipocos y no quiero que se me quiten las ganazas de ver la peli, entre otras cosas, porque pese a no dar el perfil soy una amante de vegas y no sé hacia donde se encamina mi vida...
Cuando la haya visto, comentamos jugadas y criticamos a diestro y siniestro
jiji Gracias porerror!!
saludossss
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