Vivencias polimórficas de un treintañero perplejo.

miércoles, 24 de septiembre de 2008

Cuenta cuervos...


¡Uuuuuuuuhhhhhhh! Niños, hubo un tiempo mágico llamado “los años 90” en el que toda la música era buena, menos la de Dover. En aquellos tiempos había grupos de guitarras que eran famosos, sin necesidad de que ninguno de sus componentes sonriera nunca. 1994: recuerdo estar en el Virgin Megastore de Miciudad escuchando “Mr. Jones” y decirle a un colega, muy musical, “¿No conoces a esta gente?”. “Yo soy más del programa de Ramón Trecet” –me contestó.

Recuerdo que durante el mismo año 94 mis compañeros de clase me llamaban excitados si en alguna emisora de radio estaban echando una entrevista a Adam Duritz, esa especie de cantautorzuelo eléctrico con gafas y rastas, de quien se decía que imitaba a Van Morrison. Yo entonces no había escuchado a Van Morrison (pensaba que sería primo de Jim), luego lo he escuchado bastante mucho y la imitación no la veo por ningún sitio (por “imitadores de Van Morrison” solo me viene “Mick Jagger en los 70”).

Sí, amigos, estoy hablando de Counting Crows, aquel grupo californiano que debutó con August and Everything After (1993), discazo producido por T-Bone Burnett que vendió seis millones de copias, los catapultó al estrellato y luego… Como bien recuerda el folleto interior de un recopilatorio de 2003, diez años antes los Counting Crows vendían más discos que Nirvana o Guns N’ Roses, por citar solo a dos compañeros del sello discográfico Geffen. Pero cada nuevo disco suyo (el segundo: Recovering the Satellites, se demoró hasta otoño de 1996) vendió cada vez menos que el anterior.


¿Fracaso? ¿Lento declive? El citado folleto comenta que, nada más lejos, lo que Counting Crows hicieron fue huir del estrellato, cimentando una sólida carrera basada en la honestidad y la insobornabilidad artística, lo que les alejó de los números uno pero les ganó el respeto de la crítica y unos fans incondicionales (aunque fueran menos). Sus modelos, R.E.M., Bruce Springsteen y –otra vez-Van Morrison. Y Dylan, al que tanto admiraban que durante un tiempo dejaron de tocar su exitazo “Mr. Jones” en directo, solo para joder al público que había ido a verles.

Lo cierto es que cuando salió “A Long December”, el primer single de Recovering the Satellites, a mí no me impresionó mucho, tal vez porque por aquella época servidor andaba inmerso en la vorágine britpop, adorando a Oasis, Blur, Elastica, Supergrass o Teenage Fanclub. Y les perdí la pista a Counting Crows. Resurgieron con otro hit ¿inesperado?, un número uno en singles sacado de la BSO de Shrek 2 (2004), el irresistible “Accidentally in Love”. Les perdí la pista, hasta el sábado, que –llevado por la nostalgia -me pillé el recopilatorio del que hablo: Films About Ghosts (2003).

El cuentito que se monta el pavo que redacta lo del folleto está muy bien, casi me lo creo entero. Creámonoslo en un 75%, mejor. Se dice que Counting Crows evitó la comercialidad, y como prueba nunca editaron “Mr. Jones” como sencillo. Pues sería en USA, oiga, porque yo me compré ese single en marzo de 1994. Como insobornables que fueron, se negaron a recortar la duración de un tema para la radio (“Mrs. Potter’s Lullaby”), pero luego no le hicieron ascos a ceder otra canción para un anuncio de Coca-Cola (“American Girls”).


¡Pues claro que sí! Hay que vender, leches. Bromas aparte, y admitiendo que el único clásico que facturaron esta gente fue su disco de debut, tras escuchar el recopilatorio me encuentro con la agradable sorpresa de un grupo increíblemente bueno. Sin paliativos. Antes que toda esa peña con las que se les ha comparado, a mí Counting Crows me recuerdan automáticamente a The Band, por la riqueza y variedad de estilos que controlan; van del rock con raíces al power pop, del rhythm & blues al country-rock, del cantautorismo al rock alternativo. Y van con autoridad, con facilidad y con brillantez.

Verdaderamente esta gente merece que se les dé otra oportunidad. Yo de momento me he propuesto hacerme con todos sus discos, porque seguro que sus album tracks son tan buenos o mejores que sus singles. El talento de Adam Duritz necesita ser reivindicado, aunque es cierto que la crítica nunca les ha dado la espalda. Como producto de una época bien pueden estar pasados, pero vayamos más allá y veámoslos como lo que son: un grupazo de rock. Y punto.

3 comentarios:

mariapán dijo...

...me acabas de teletrasportar a un tiempo remoto en el que todo era...diferente. Esto contigo al ciento por ciento y ...pongo en marcha la ilegalidad y me bajo discografía completa para disfrutar de una música que, tal vez, a mi tambieén se me olvidó... ¡gracias!
Un beso

Fran G. Matute dijo...

Ostia! Por pocas no nos pisamos otra vez el tema... Jajaja... el otro día me pillé ese mismo recopilatorio!!

Que por cierto: ¿Cómo está eso de descubrir 14 años después que los coros de "Mr. Jones" los hacen Gary Louris y Mark Olson de The Jayhawks?

Casualidades de la vida...

Porerror dijo...

-mariapahn: me alegro de que te haya rejuvenecido este post, a mí me pasa constantemente con la música. ¿Te bajaste ya la discografía de esta gente?

-Fran G. Matute: Qué casualidad!! No sabía que te gustara esta gente, pero bien pensado, te deben gustar. Píllate el recopilatorio: yo lo compré en una tienda muy buena llamada Mediamarkt.

Lo de los coros de esa gente.... también tocan en el disco gente de Ben Folds Five o la bnada de Sheryl Crow: al final todo es lo mismo.

 
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