Hoy que actúa en Sevilla Madonna, voy a hablar de Maradona. Aparte de rimar, ambos nombres se parecen mucho, tanto que el personaje Ali G (interpretado por Sacha Baron Cohen, el mismo que hace de Borat) hizo un chiste a su costa en el videoclip de Madonna “Music” (2000), llamando a la rubia Ciccone con el nombre del Pelusa. Ali G tuvo en Gran Bretaña una fama y una repercusión lingüística comparables a las que tuvo aquí Chiquito de la Calzada a mediados de los noventa. No he visto su peli Ali G anda suelto (2002) pero seguro que es peor que Aquí llega Condemor (1996).
Más allá de modas y de personajes del momento, Madonna y Maradona han demostrado su capacidad para durar en lo más alto del candelabro, lo que en inglés se conoce como “staying power”. Ambos saltaron a la fama en los primeros ochenta, tuvieron altibajos en los noventa, a mediados (a lo mejor fue porque Chiquito y Ali G les restaron protagonismo) y ambos han resurgido en el presente siglo con el estatus de dioses.
Hay que decir que Madonna sigue siendo una número uno en lo suyo, mientras que Maradona es un dios (eso es incuestionable) pero vive más bien de las rentas de glorias pasadas y si es un asiduo de la prensa últimamente lo es por motivos extradeportivos: sus problemones de salud, sus estancias en Cuba, su programa de televisión (E-NOR-ME: con sintonía de los Fabulosos Cadillacs), sus tatuajes del Che…
Madonna –digámolso- aunque lo ha petado con sus dos últimos discos, tampoco es ajena a las páginas del colorín, ¿eh? y ha tenido también más que su ración de frikadas: sus infumables libros infantiles, sus conversiones al judaismo y la cábala, su matrimonio-o-no con Guy Ritchie, su adopción en Mali (¿o era Bali?). Más paralelismos entre el Diego y la cantante: aquel jugó en el Sevilla F.C. mientras que “la ambición rubia” (¡qué me gustan los clichés!) está ahora mismo actuando en el Estadio Olímpico de Sevilla, con un lleno de menos de dos tercios, por cierto.
Si cuando se anunció que iba a actuar en Sevilla no faltaron frikis en los telediarios proclamando que Madonna era “más grande que la Virgen del Rocío”, o remedando a su remedo chanante, Maradona, el Diego, el Dies, directamente es Dios. Para algunos, claro. No hay más que ver la de libros y películas que se siguen haciendo sobre su figura, si hasta Calamaro le dedicó una canción, copón. E hizo con él un dueto en otra, una espantosa ranchera (ambas en Honestidad Brutal, 1999).
A mí, que no me gusta nada el fútbol y me chifla la música, tengo que decir que por una curiosa paradoja odio a Madonna pero Maradona me cae fenomenal. Hablo de los personajes, ojito, no de sus respectivos trabajos. La música de Madonna me encanta, me parece la última estrella del pop, que ha llegado donde otros solo soñaron, mientras que el juego futbolístico de Maradona me provoca unos bostezos comparables en extensión a la Bahía de Nápoles.
Distinto es el visionado de ciertas jugadas memorables del Diego convenientemente retransmitidas por comentaristas argentinos, como aquel estupendo gol con “la mano de Dios”. Pocas cosas audiovisuales me producen más placer que cuando narrando otro gol el pavo suelta aquello de “¿De qué planeta viniste, Diego, para dejar por el camino a tantos ingleses?” Sublime. Lo de los argentinos con Maradona es chochera pura, eso está claro, pero, jo, no hacen daño a nadie, y mola tanto…
Curiosamente, otro sitio donde el culto a Maradona raya la chochera es el antes mencionado Nápoles, nada que ver con Barcelona o Sevilla, donde también jugó el hombre y apenas se le recuerda. Es comprensible: a ver, en Barna se hizo drojadicto y cuando fue a Sevilla era un chiste, pero con el Nápoles ganó la UEFA, la Copa de Italia y las dos únicas ligas que tiene el club. Como para no acordarse de él.
Madonna no es tan molona, hay que decirlo, aunque también haya hecho cosas cool como salir en una peli de James Bond (Muere otro día, 2003) o fingir que es inglesa (con esto se equilibra el universo, porque los Rolling Stones llevan fingiendo ser yanquis desde 1964). En cualquier caso, la mujer sigue ahí a sus 50 años, dando caña con sus bailes y sus muslos que son, en palabras de su alterego chanante, “acero pa los barcos”. Seguro que tanto ella como el Pelusa nos deparan todavía fortísimas diversiones.
Más allá de modas y de personajes del momento, Madonna y Maradona han demostrado su capacidad para durar en lo más alto del candelabro, lo que en inglés se conoce como “staying power”. Ambos saltaron a la fama en los primeros ochenta, tuvieron altibajos en los noventa, a mediados (a lo mejor fue porque Chiquito y Ali G les restaron protagonismo) y ambos han resurgido en el presente siglo con el estatus de dioses.
Hay que decir que Madonna sigue siendo una número uno en lo suyo, mientras que Maradona es un dios (eso es incuestionable) pero vive más bien de las rentas de glorias pasadas y si es un asiduo de la prensa últimamente lo es por motivos extradeportivos: sus problemones de salud, sus estancias en Cuba, su programa de televisión (E-NOR-ME: con sintonía de los Fabulosos Cadillacs), sus tatuajes del Che…
Madonna –digámolso- aunque lo ha petado con sus dos últimos discos, tampoco es ajena a las páginas del colorín, ¿eh? y ha tenido también más que su ración de frikadas: sus infumables libros infantiles, sus conversiones al judaismo y la cábala, su matrimonio-o-no con Guy Ritchie, su adopción en Mali (¿o era Bali?). Más paralelismos entre el Diego y la cantante: aquel jugó en el Sevilla F.C. mientras que “la ambición rubia” (¡qué me gustan los clichés!) está ahora mismo actuando en el Estadio Olímpico de Sevilla, con un lleno de menos de dos tercios, por cierto.
Si cuando se anunció que iba a actuar en Sevilla no faltaron frikis en los telediarios proclamando que Madonna era “más grande que la Virgen del Rocío”, o remedando a su remedo chanante, Maradona, el Diego, el Dies, directamente es Dios. Para algunos, claro. No hay más que ver la de libros y películas que se siguen haciendo sobre su figura, si hasta Calamaro le dedicó una canción, copón. E hizo con él un dueto en otra, una espantosa ranchera (ambas en Honestidad Brutal, 1999).
A mí, que no me gusta nada el fútbol y me chifla la música, tengo que decir que por una curiosa paradoja odio a Madonna pero Maradona me cae fenomenal. Hablo de los personajes, ojito, no de sus respectivos trabajos. La música de Madonna me encanta, me parece la última estrella del pop, que ha llegado donde otros solo soñaron, mientras que el juego futbolístico de Maradona me provoca unos bostezos comparables en extensión a la Bahía de Nápoles.
Distinto es el visionado de ciertas jugadas memorables del Diego convenientemente retransmitidas por comentaristas argentinos, como aquel estupendo gol con “la mano de Dios”. Pocas cosas audiovisuales me producen más placer que cuando narrando otro gol el pavo suelta aquello de “¿De qué planeta viniste, Diego, para dejar por el camino a tantos ingleses?” Sublime. Lo de los argentinos con Maradona es chochera pura, eso está claro, pero, jo, no hacen daño a nadie, y mola tanto…
Curiosamente, otro sitio donde el culto a Maradona raya la chochera es el antes mencionado Nápoles, nada que ver con Barcelona o Sevilla, donde también jugó el hombre y apenas se le recuerda. Es comprensible: a ver, en Barna se hizo drojadicto y cuando fue a Sevilla era un chiste, pero con el Nápoles ganó la UEFA, la Copa de Italia y las dos únicas ligas que tiene el club. Como para no acordarse de él.
Madonna no es tan molona, hay que decirlo, aunque también haya hecho cosas cool como salir en una peli de James Bond (Muere otro día, 2003) o fingir que es inglesa (con esto se equilibra el universo, porque los Rolling Stones llevan fingiendo ser yanquis desde 1964). En cualquier caso, la mujer sigue ahí a sus 50 años, dando caña con sus bailes y sus muslos que son, en palabras de su alterego chanante, “acero pa los barcos”. Seguro que tanto ella como el Pelusa nos deparan todavía fortísimas diversiones.
5 comentarios:
ME ENCANTAN TUS PARALELISMOS.
"...qué bueno que viniste", Madonna!
Espectacular el concierto de ayer!
El playback se te perdona...vaaaleeee....pero esa guitarra sin cuerdas, mujer!!! :)
Silvia
guitarra sin cuerdas???? dame más datos!!!!!!!
-Ya lo dijo Calamaro, "Maradona no es una persona cualquiera".... Esperando estoy vuestros comentarios, Nando y Kike...
-¿Alguien más fue al concierto de Madonna y nos puede contar algo?
Creo en Diego.
Futbolista todopoderoso,
Creador de magia y de pasión.
Creo en Pelusa, nuestro D10s, nuestro Señor.
Que fue concebido por obra y gracia de Tota y Don Diego.
Nació en Villa Fiorito,
Padeció bajo el poder de Havelange,
Fue crucificado, muerto y mal tratado.
Suspendido de las canchas.
Le cortaron las piernas.
Pero él volvió y resucitó su hechizo.
Estará dentro de nuestros corazones,
por siempre y en la eternidad.
Creo en el espíritu futbolero,
La santa Iglesia Maradoniana,
El gol a los ingleses,
La zurda mágica,
La eterna gambeta endiablada,
Y en un Diego eterno.
Diego
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