Vivencias polimórficas de un treintañero perplejo.

jueves, 24 de julio de 2008

Expiación: L.I.B.R.A.Z.O.


Paro un momento de mis obligaciones para escribir este post. Estoy tirando a la basura todos mis libros para dejarle sitio al último que me he leído. Expiación (2001), señores. Se estudiará en las universidades.

Decía don Aristóteles en su Poética que la diferencia entre la historia y la literatura era que mientras la primera trata de “las cosas tal y como fueron”, la segunda se encarga de las cosas “como debieron haber sido”. Esto es la típica fantasmada clásica, pero creo que todavía hoy podemos extraer una lección de estas palabras. Expiación es una novela, si no histórica sí ambientada en el pasado. La escribe un señor hoy figurando que quien la escribe es una señora hoy contando lo que le pasó más de sesenta años atrás.


Ya cuando vi la película me quedé flipado, y no quisiera repetirme aquí. La novela tiene (como la peli) cuatro partes: 1) los líos infantiles/románticos del verano de 1935 en Inglaterra, 2) la peripecia de un soldado durante la retirada británica de Francia en la primavera de 1940, 3) la experiencia de una enfermera estudiante en Londres en la misma época y 4) una coda en que la enfermera, convertida en anciana escritora en la actualidad, revela qué partes de lo anteriormente narrado corresponden a la realidad y cuáles a su fabulación.

Como es bien sabido, la misma premisa que pone en marcha la novela (el falso testimonio de una niña que lleva a la cárcel a un hombre inocente y a la infelicidad a su propia hermana mayor) es un embuste, una fabulación de la niña escritora. La “expiación” a la que alude el título es el proceso por el cual la niña trata de purgar su culpa y expiar su pecado o “crimen” como lo llaman en el libro. Incapaz de cambiar lo que pasó, la niña –convertida en escritora- lo reescribe, pero claro, esto lo estamos leyendo nosotros en un libro también, lo que completa un bonito y preciso juego de muñecas rusas de ficción-realidad-invención-historia muy del gusto postmoderno.

Exceptuando la coda final (que está en primera persona), el resto del libro alterna el estilo indirecto libre (3ª persona que incorpora los pensamientos de los personajes) y la tercera persona de toda la vida, con un narrador de omnisciencia selectiva (o sea, que no lo sabe todo, solo lo que sabrían ciertos personajes, con lo cual puede dejar perplejo al lector). Lo bonito es que al final se aclara que todo lo anterior lo ha escrito uno de los personajes, lo que hace que se enriquezca la estructura narratológica del libro.


Expiación no carece de humor, casi siempre en forma de distancia irónica: una señora muy culta cuenta lo que pensaba ella misma cuando era una niñata, y aunque le tiene cariño al personaje deja entrever la sonrisa que le provoca aquello. El problema es que en su momento, la niñatada le costó la cárcel a un buen hombre y un disgusto a su hermana. Cuando hablé de la peli detecté un gran contenido de sexualidad reprimida, lo que venía muy bien al tema del crimen/pecado frente a la expiación. Pienso que en el libro este aspecto no está tan presente, y es un añadido bastante acertado por parte de los que hicieron la película, aquí se echa en falta.

La primera mitad de la novela (la parte que corresponde a 1935) es un prodigio de sensibilidad y sutileza como pocos he leído. La parte de Dunquerque es un poco rollo, y os lo dice un emocionado de la 2ª Guerra Mundial. Creo que el libro tiene unas 80 o así páginas menos finas, pero luego vuelve a resurgir con una fuerza dramática y un lenguaje que te dejan absolutamente sobrecogido. Este libro, con ser una obra de nuestro tiempo, puede disfrutarse a varios niveles, ya digo: historia romántica, fábula moral, estudio narratológico, novela histórica de costumbres…

Volviendo un poco al Planeta Tierra, la verdad es que Expiación es una auténtica maravilla, Literatura con mayúsculas. En una época en que los libros son, ante todo, objetos de consumo, hasta los grandes deben bajarse los pantalones y escribir novela histórica tardomoderna -por usar la jerga de Vicente Luis Mora en La luz nueva (2007). Mirad cómo empezaron jóvenes experimentalistas como José Ángel Mañas o Juan Manuel De Prada: fijaos en lo que escribían hace quince años y lo que escriben ahora. Puede que a Ian McEwan le haya pasado lo mismo, pero el tipo no ha renunciado a, con sus materiales, fabricar una novela de amor e intriga que es a la vez una historia sólida, con bastante tela teórica que cortar.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Por favor,
la próxima vez te ruego pongas SPOILER clarito al principio del post. Yo he parado prontito pero ya me he enterado de que la niña hace nosque y nosecuantos y que no todo es verdad...

La verdad es que ahora mismo mi índice de amistad está bajo mínimos.

Pásalo bien este finde en Extremadura

Rukia dijo...

el libro no lo he leido pero, honestamente, a mi la película me decepcionó. Más que nada porque me costó saber de que iba.

Anónimo dijo...

SIGO DÁNDOLE VUELTAS A ESA VIÑETA CON EL TIOVIVO Y LOS TANQUES PASANDO JUNTO A EL....

supersalvajuan dijo...

Teniendo una hermana como esa para que quieres enemigos. La descripción de un asunto desde distintos puntos de vista es magistral.

Seño Ana dijo...

Si la peli le hace justicia al libro no dudo que será un peaso de libro, porque la peli es lo mejorcito que he visto en mucho tiempo.

SNQEV

Anónimo dijo...

A mi la pelicula no me gustó, me quedé con la fabulosa recreación de paisajes,mobiliario y moda inglesa de época. La música también es memorable, pero la trama mal contada, sin un hilo conductor significativo y la protagonista sigue generando esa antipatia que la caracteriza.

 
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