Vivencias polimórficas de un treintañero perplejo.

miércoles, 16 de julio de 2008

Televisión: mondo bizarro



A menudo me pregunta la gente: “Porerror, ¿cómo puedes ver tanta tele?” Yo indefectiblemente les contesto: “¿Cómo podría NO verla?”

Y es que la tele, amigos, además de un entretenimiento de primer orden (lo siento, yo soy así, me divierte ver la tele, no soy como esa gente que te dicen que no tienen en su casa aparato de televisión y te miran raro de arriba a abajo) para mí supone una fuente inagotable de información cultural. Y de gratis. Ya se ha discutido aquí sobre la importancia actual de la cultura “baja” o “popular”, y se me antoja que en la tele hallamos su expresión más refinada. Nada ha educado (y democratizado, digámoslo) tanto a las masas como un buen anuncio de TV que te enseña a lo mejor a lavarte los dientes, a ponerte condón o a comprarte determinada marca de detergente.

Y ya del efecto “nivelador” (a la baja si queréis) de espacios como Gran Hermano ni hablamos: ¿cómo olvidar a esa Mercedes Milá en la primera edición del concurso asegurando que nos encontrábamos ante un experimento sociológico? Amigos, he ido a primeras comuniones donde la Sagrada Forma (vulgo hostia) tenía el tamaño aproximado de una rueda de molino, pero nunca he llegado a ver nada como lo que ese día la Milá soltó por esa boca. Luego resultó que la buena mujer tenía razón: aquello era de verdad un evento de mérito social digno de estudio; lo que nadie nos advirtió en aquel momento era que las cobayas del experimento éramos nosotros y no los “habitantes de la casa”.

Hoy me pasa el buen Grillo Solitario un link de mucho mérito sobre la televisión ¿antigua? No tan antigua. Pinchad el enlace, veréis que son barbaridades, la mayoría graciosas y musicales, que basan su comicidad en cosas que hoy nos parecerían horrendas. Y nos hacían gracia, y no pasaba nada. ¿O sí pasaba? Según el actual gobierno sí pasaba y por eso nos adentramos de lleno cada vez más en la corrección política. Esto no es solo cosa del gobierno, ¿eh? Hay muchísima gente que en la actualidad piensa así. Mi propósito no es otro que el de ofenderlos a todos: el resto, seguid leyendo.


La bizarría en grado sumo nos acecha agazapada desde cualquier canal de televisión, sea en abierto, la TDT, por cable o vía satélite. Nadie se salva de este atroz y fascinante gazpacho de imagen y sonido que, a falta de otra etiqueta, designamos mediante el aparato por el que nos es dado: televisión. ¿Os imagináis que a una pizza la llamásemos “jovenzuelo en moto”? Televisión puede ser una final de Wimbledon o de la Eurocopa, un concierto de Shakira, una misa, un reality de cantar, una peli de Ingmar Bergman, la vida de las gacelas o una operación a corazón abierto. Anteanoche y hoy, para mí, “televisión” han sido cosas muy grandes.

El lunes por la noche Antena 3 anunció a bombo y platillo el regreso de uno de sus concursetes, ¿Sabes más que un niño de primaria? Hasta ahí, todo normal. Zapeando compruebo que también echan Identity, bizarrísimo concurso que ejerce sobre mí el atractivo de la sugestión, lo confieso. Para evitar caer en su maléfico influjo opto por Niño de primaria, algo más neutro, y tras unos minutos no puedo por menos que fijarme en las gracejadas continuas de un concursante-caricato que al parecer tenía el firme propósito de quitarle el puesto a Ramón García al frente del espacio. Rara vez se contempló concursante más echao p’alante (cuando suelen ser tímidos y apocados, y en la tele el más lanzado trócase en cortadito).

Rara vez tal panoplia de chistazos, chascarrillos, histrionadas, frases ocurrentes… de la mano del concursante. Mi novia es testigo de que anonadado exploté: “El nota ese, ¿no será un actor? Es imposible que alguien se las dé tan de listo”. La traca final vino cuando, impelido por su esposa (otra Katherine Hepburn nata) suplicante a que se plantara, el pavo nos espetó al respetable una soflama sobre la necesaria (según él) rebelión de los maridos españoles frente a sus bravas mujeres. Y siguió concursando, con dos cojones españoles.

Aburrido del previsible espectáculo, me disponía a ver otro(s diez) capítulo(s) de Perdidos cuando la mano se posa en el mando, sale la TVE1 y a quién no veo en Identity concursando sino al mismo pavo de las gracejadas, haciendo exactamente los mismos chistes y con la mismita actitud tronchante… con el agravante de que en Identity no hay pupitre que ponga freno a su expresión corporal. Citando a Héroes del Silencio, “siempre es la misma función, el mismo espectador”. La comedia estaba servida al completo: ¡hasta la esposa prudente se hallaba en el plató dotando al maromo de apoyo psicológico (y de chistes cuando a este se le acababan, atended, ¡que hicieron el número cómico de hablar todo con la “p”, hapablarpa topodopo conpo lapa pepe!).


¿Cómo no voy a ver la tele? Si hoy, por ejemplo, he visto un documental –por lo demás, bastante interesante- sobre el underground sevillano (Underground: La ciudad del arco iris, 2003) en el que me he enterado de que Julio Matito, el carismático líder de Smash, llegó a grabar en 1974 un LP titulado PSOE, con dinero del partido (entonces clandestino), en el que cantaba entre otras cosas que había que matar a los burgueses con pistola. Y no, amigos, no era un programa de humor (lo sé porque también salía hablando gente respetable como Alfonso Guerra o radiotreseros como Diego Manrique –gurú de este blog- o Jesús Ordovás). La radio mola, pero a mí, qué queréis que os diga, dadme una buena tele y veréis cómo me entretengo yo solito.

8 comentarios:

GRILLO SOLITARIO dijo...

LO MEJOR DE IDENTITY (ESTO LO DIGO A LA VEZ CON Y SIN IRONÍA) ES QUE SIEMPRE SALE AL MENOS UNA BUENORRA EN BIKINI...

Y DEL REPORTAJE DE SMASH VI POCO, PERO LO MEJOR SEGURO FUE LO DE LOS HOMBRES DE LA PRADERA Y DE LAS CAVERNAS. AY, QUÉ BONITO PODRÍA SER EL MUNDO...

Kike dijo...

Lo que me estoy perdiendo, dios mio!
(y tu sabes que esto lo digo sin una pizquita de ironia, sino mas bien con añoranza)

Anónimo dijo...

Lo dijo Bart: tengo ocho años; la televisión es mi vida. Por cierto que nos han colado antes de César Millán a una chati inglesa con pinta de guarrona. Yo prefiero no mezclar teorías y seguir siendo el líder de la manada. Migue.

Riggy dijo...

La verdad es que no alcanzo tu nivel de consumidor televisivo, a mí los concursos que citas me aburren bastante (además el presentador de Identity me repele); mi equivalente en fascinación lo supone Internet, donde paso horas de gran entretenimiento mientras me tachan de adicto o enfermo. No es que me importe, yo sigo gozándolo cosa bárbara.

Me interesa mucho, eso sí, la gente que se ofende porque se hacen gracias sobre temas inapropiados. La cuestión es que a mí, si me hace gracia o me gusta, ni se me ocurre pensar que sea inapropiado.

La canción esa de Académica Palanca que pones en el link la llevamos cantando mis amigos y yo desde hace siglos (me encanta) y sólo ahora se me ha ocurrido que a muchos les parecerá mal que haga gracia lo de que mató a la mujer y a los niños a navajazos.

Igual que lo flipé cuando Loquillo anunció que no cantaría más en directo ese temazo que es "La mataré" por el tema de la violencia de género.

Fran G. Matute dijo...

Yo también ví ayer el documental "Underground"... no te pareció un poco... malo?

Karmen dijo...

Yo soy de los que, por la noche, cuando llegamos a casa, no tenemos cuerpo nada más que para sentarnos en el sofá a ver la tele.

Claro que, siendo como soy, luego voy y me siento culpable por no haber dedicado esas dos horitas a leer, escribir o hacer algo productivo. ;-)

Seño Ana dijo...

Me alegro un montón que hayas hecho este post. Hemos hablado muchas veces de que decir que te gusta ver (cierta) tele suele provocar cierta cara de grima en según qué interlocutores. Te miran como diciendo "pobrecito, no sabe/tiene otra cosa"... Hay que saber diversificar los ratos de ocio, hombre!!

P.D.: Quepe fupuerpetepe lopo depe ipidenpetipitypi;P

SNQEV

Seño Ana dijo...

Ah! Hablando de tele: que interesante estuvieron ayer las noticias de canal sur, nooo???

SNQEV

 
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