Vivencias polimórficas de un treintañero perplejo.

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jueves, 7 de agosto de 2008

Paellas a un euro


La noticia, amigos, parece ser que no hay noticias. Hoy lo escuchábamos más solemnizado en boca de Pilar Rubio, durante el Sé lo que hicisteis… “¡Entonces, Ángel, la falta de temas también puede ser un tema!” Un tema fabuloso, Pili.

Llevaba unos días pensando escribir un post en contra de la playa, munición no me falta (las típicas citas de canciones, de cómics…) e implicación emocional en el tema tampoco. Pero como parece ser que el raro soy yo y que la playa (ese sitio donde va la gente a apretujarse y a pasar calor... vale, ya paro) a la mayoría de la gente le parece maravillosa, pues eso, que me voy a privar. Pero las noticias del verano… hasta los que van a la orillita del mar se zambullen en ellas.

Para mí la noticia del día ha sido la aparición, en Avilés, de una cierta moneda de 1€ en cuya “cara” la efigie del Rey ha sido desfigurada para asemejarse al careto de Homer Simpson. Sabéis de lo que os estoy hablando, ¿no? La noticia en sí podría no haber pasado de un burdo fotomontaje de las páginas de El Jueves, pero al estar en agosto y ser auténtica la moneda (auténtica-falsa, se entiende), el hecho ha excitado la imaginación de los periodistas hasta límites insospechados. ¿Conspiración republicana?... La moneda todavía no es de curso legal en ningún país… y sandeces así.

El pavo al que se la han colado –un tendero de una tienda de chuches- aún se alegra de que haya caído en sus manos, que si no le pesa haber perdido un euro, que si su sobrino la colgó en Internet y a las pocas horas ya tenía 15.000 ofertas por ella… La moneda empieza así a tomar proporciones cuasimíticas, casi casi como las treinta de plata que dicen que Judas cobró por entregar a Cristo, o aquellas monedas anglosajonas de los poemas de Geoffrey Hill. El eurohomer y la falsa monea, aunque en este caso no va de mano en mano y sí hay alguno que se la quea.


Las noticias de este agosto están siendo riquísimas, de verdad, me ha costado seleccionar. Tomarse una copa en una terraza exclusiva a noventa metros de altura con vistas a la Giralda de Sevilla o al Barrio de las Letras de Madrid… unos padres de nosédónde se desayunan ahora con que tienen dos mellizos uno negro y otro blanco (cuatro años tienen ya las criaturas… ¿antes no eran noticia?)… con la crisis desciende la cuantía de las propinas… aumenta el número de gente que acude a empeñar sus joyas… en una playa de Fuengirola el ayuntamiento reparte cucuruchitos de cartón para que la gente no tire las cáscaras de pipas a la arena… Reírse, reírse, pero todas estas han sido noticias de “Titulares” en Antena 3, Cuatro o TVE1.

Pero la que más me ha tocado hoy el alma es la de la reaparición de “el paellero de Verano Azul [sic]”. Un tal Ayo, añejo paellero de la playa de Burriana, que al parecer se interpretaba a sí mismo en el capítulo de aquella gran serie titulado “Sancho Panza”. Verano Azul, no lo olvidemos, es una serie de 1981, que todos los años los medios nos hacen creer que se emite todos los años, en lo que constituye la mayor falacia desde lo de los esquimales y sus 100 palabras para la “nieve” (¿o eran 100.000?)

Realmente no sé cuántas veces la han repuesto (no he podido encontrar el dato: si alguien me lo proporciona se lo agradeceré) pero seguro que no son tantas como nos han hecho creer. Lo que sí que reponen todos los veranos son los clips con los chavales en bicicleta, la sintonía de los silbiditos (¡tiembla, Coronel Bogey!), el barco de Chanquete… y el comentarista de turno diciendo “¡Hay que ver: la ponen todos los veranos!”



Pero si de verdad os preocupa la acuciante falta de noticias, Estatuas Verdes os dice: non temades. Mañana comienza la noticia por antonomasia, la noticia de todas las noticias, la que genera información a raudales de donde no la hay. Me estoy refiriendo a las Olimpiadas, que llevan siendo noticia desde hace meses, lo serán cuando lleguen a celebrarse y también mucho después, ya veréis. Algunos dicen que mañana me voy de viaje: no es cierto. Lo que ocurre es que voy a estar tan concentradísimo siguiendo el desarrollo de Pekín 2008 que –como comprenderéis- no me va a dar lugar a escribir ningún post casi en un par de semanas. Pero tranquilos, que volveré antes de la ceremonia de clausura…

jueves, 24 de abril de 2008

Sé las narices (que tocasteis)


-"¿Has leído El corazón de las tinieblas, chata?"

-"¡Jarl!"

Constato un fenómeno. Tendencia, llamadlo como queráis. Sabido es que hace aproximadamente un año las parrillas televisivas españolas tocaron techo de saturación en lo que a programas rosa se refiere. Ahí andaba el Tomate, liderando la franja de la siesta, y un sinnúmero de otros espacios a todas horas cuyos nombres no recuerdo pero vosotros sí. Entre todo esto resistía, ahora y siempre al invasor el programa de Boris (Channel nº4), autoerigido en fanzine del glamour de andar por casa.

Para dar caña no al famoseo, ni siquiera al mundo rosa sino a los periodistas del corazón, creó La Sexta el inteligente espacio de humor Sé lo que hicisteis la última semana, presentado por Patricia Conde y Ángel Martín, más Miqui Nadal y otros. En este espacio se burlaban con muchísima gracia de todo aquello que de risible hay (o de miserable) en el periodismo del colorín, sacaban vídeos y citas –a veces fuera de contexto pero nunca tergiversadas- que hacían parecer a sus protagonistas como auténticos imbéciles. Eso, con suerte, cuando no los hacían parecer directamente malos o mezquinos (caso sobre todo de Jorge Javier & co).

Se podrá decir que Sé lo que hicisteis... es un espacio parásito, que se nutre del trabajo de los demás. Sí señor, exactamente igual que todos los programas de zapping que en el mundo han sido (incluyendo Homo Zapping) y el 99% de los magazines, talk shows o como se les llame actuales (léase Boris, Ana Rosa, García-Campoy, etc). Sin embargo Sé lo que hicisteis... logró un gran éxito (extrapolado a la modesta repercusión de La Sexta) y se apuntó un tanto no solo regurgitando material ajeno sino realizando verdaderas creaciones de humor al más alto nivel. Tanto es así que les han llovido trillones de premios, y que el espacio, de semanal, pasó a diario (cambiando su nombre simplemente a Sé lo que hicisteis…) y luego de sesenta minutos se alargó a noventa, fichando a nuevos colaboradores.

Mi tesis es que, igual que en la Baja Edad Media el Verlag o mercader independiente se cargó el tradicional sistema de gremios, el programa Sé lo que hicisteis… es en gran medida responsable de la desaceleración por la que están atravesando últimamente este tipo de programas del corazón, y muy especialmente el Tomate. No tanto por robarles la audiencia (el Tomate se canceló como invicto líder, aunque con menos espectadores) sino por aportar una nueva mirada a este mundo, de modo tal que una vez expuestas las miserias y la ridiculez de los periodistas rosas, nadie en su sano juicio puede volver a tomárselos en serio.

El problema, a mi entender, de Aquí hay tomate es que lo que empezó siendo un programa ligero, con una mirada nueva, cargado de humor y mala leche (¿os suena?) se convirtió en una temida institución inquisitorial que lo mismo te sacaba a Franco pescando atunes que al monaguillo de la Comunión de Lola Flores. Hizo daño y se hizo odiar. Sé lo que hicisteis... lo supo denunciar, y le hizo perder prestigio (entre comillas). El problema es que cuando se va de cruzados por la dignidad o de vengadores es muy difícil que a uno no se le vaya la cabeza y no se convierta en un émulo de lo que precisamente buscaba denunciar. El humor de Sé lo que hicisteis… es muy inteligente pero se basa en burlarse de los demás, ponerles motes, y un poquito en insultar, y eso es muy divertido, sí, pero a la larga siempre pasa factura. O te sabes reír de ti mismo -cosa dificilísima- o la has cagado, amigo.

Conste que para mí Sé lo que hicisteis… sigue siendo un gran programa (menos desde que dura hora y media y desde que colocaron en él a Dani Mateo, muy gracioso en casi todo lo demás que ha hecho pero insípido aquí). Le debo grandes horas de consuelo cuando estuve con lo mío del esguince, pero últimamente estoy detectando que se están convirtiendo en unos chicos un poco malos, y los demás programas están reaccionando ante ellos de dos maneras: 1) haciéndoles la pelota para caerles en gracia, cosa que no consiguen (aquello de “mientras más te agachas…”) o 2) enfadándose con ellos, cosa que los del Sé lo que hicisteis... solo saben encajar desde la burla personal, exactamente igual que hacía el Tomate con los famosos que no atendían a sus reporteros.


Esta semana en varios actos de promoción, su reportera Pilar Rubio ha sido amonestada o directamente increpada por otros periodistas del cuore, lo que solo ha servido para que en plató se cachondearan de los susodichos. Esta semana El Programa de Ana Rosa ha repasado el ranking de petonas de la revista masculina FHM, y ha sacado que si a Angelina Jolie, que si a la Pataky, que si a Amaia Salamanca… pero ha omitido las menciones a Patricia Conde, que estaba entre las 10 más cañoneras y a Pilar Rubio, que estaba nada menos que ¡la primera! ¿Casualidad? Más bien venganza, pues como dijo Ángel Martín, “es muy llamativo que comentes un ranking y no digas quién ha quedado en el primer puesto”.

Pienso que Sé lo que hicisteis… debería tener cuidado porque se está repitiendo y lo que es peor, se está haciendo antipático. El mundo gira, ahí está Fama en Cuatro captando la atención de la juventud, ahí está el culebrón de La Primera Amar en tiempos revueltos, hasta los espacios del corazón se están trocando en magazines tipo el difunto Channel nº4, que supo retirarse a tiempo. Pero claro, no todos los programas tienen la suerte de que los presenten literatos de la talla de Boris Izaguirre.

martes, 25 de diciembre de 2007

"¡Atiende, qué disfraz!"


“¡Gallianorrrrrrr!” -gritaba Joaquín Reyes transmutado en celebrity en Muchachada Nui. “¡John Galliano es un referente de la moda actual!” –amonestaba Cristina de Supermodelo a una aspirante a supermodelo incapaz de reconocer la foto del personaje. “¿No sabes quién es John Galliano? Es una mezcla de Farruquito, Dalí y Piratas del Caribe -explicaba Pilar Rubio a Miqui Nadal en Sé lo que hicisteis…

Yo confieso que hasta hace un par de meses no tenía ni la más remota idea de quién era este gran modisto, creador para la firma Dior (o “¡Díorrrrrrr!”, como graznaba Joaquín Reyes). Viendo sus diseños, uno se da cuenta de que el mundo de la moda está loco, algo que ya intuí leyendo Glamorama de Bret Easton Ellis o viendo El diablo viste de Prada. Pero líbreme Dios de criticar en mi ignorancia a este artista, y lo digo sin ironía. A mí sus creaciones me parecen “espantajerías y mamarracheces”, pero ya lo advierte el refrán: “Algo tendrá el agua cuando la bendicen”.

Cuidaico con el tipo. Los vestidos de John Galliano los han llevado las más de las más: Diana de Gales, Charlize Theron, Kate Moss, Cate Blanchett, Nicole Kidman, Penélope Cruz… sus perfumes se anuncian y se compran por todo el mundo, del modo más glamuroso. Nada que objetar a sus colecciones, donde mezcla el look bohemio con el mundo del teatro, y lo mismo se inspira en los sin techo que en el concepto de feminidad. Galliano saca al año seis colecciones de alta costura y prêt-à-porter, entre su propia marca y Dior. De hecho, su estreno hace diez años como estandarte de la casa francesa tuvo lugar nada menos que en el desfile del cincuentenario de esta firma, maison fondée en 1947.

Ahora bien… como personaje, ¡menudo personajazo! Es Mugatu, el de Zoolander. El verdadero nombre de John Galliano es Juan Carlos Antonio Galliano Guillén, natural de Gibraltar. Siendo británico, les ha colado un golazo a los franceses al ponerse al frente de la maison Dior. De hecho, Galliano es Comandante de la Muy Excelente Orden del Imperio Británico, igual que los Beatles. Su imagen es fascinante, eso es innegable, aunque solo sea por el desafío al sentido común que supone el hecho de que un personaje tan estrafalario sea considerado máximo árbitro de la moda actual. Tres cuartos de lo mismo pasa con Anna Piaggi, esa fashionista italiana que se viste de mamarracho y se pone unos sombrericos absurdos, una vez llegó a llevar un zapato en lo alto de la cabeza. ¡Una autoridad en el estilo y el buen gusto, oiga!

Siento que Galliano la ha superado (nos ha superado a todos) al aparecer recientemente con traje de luces (véase foto). Cuerpo tiene, desde luego, el tío se levanta diariamente a las seis de la mañana para hacer deporte, pero me da a mí la impresión de que lo que trae más duro no son los abdominales sino la jeta. Mientras nos siga deleitando con este tipo de disfraces, seguiré siendo fan suyo a ultranza. Y me consta que no soy el único. A mí me llaman friki, pero tengo un amigo que fue a Paris y no descansó hasta llegar a la rue François 1er, donde está el cuartel general de Dior, para hacerse una foto gritando “¡¡¡Gallianorrrrrrrr!!!”
 
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